martes, 9 de junio de 2020

¿Quo vadis Venezuela?

Por Luis Manuel Aguana

Un gran venezolano, Antonio Sánchez García, publicó en septiembre del año pasado un artículo preguntándose, “¿Dónde están los Gonzalo Barrios, los Pérez Díaz, los Moisés Moleiro, los Pompeyo Márquez del Gran Encuentro Nacional que los venezolanos reclaman a gritos?” (Antonio Sánchez García, La defunción de lo político, tl.gd/n_1sr0qdq). Le contesté que ese era un  buen grito de angustia para buscar lo que hace tanta falta en Venezuela, que no es otra cosa que un liderazgo a la altura de la circunstancia. Y precisamente en este momento crucial donde hacen falta los mejores conductores, pareciera que no se encuentran en ningún lado, dejando a Venezuela perdida en el camino.

Para poder responder la pregunta que titula esta nota se requiere preguntárselo a quien sepa dónde conducir a este país lleno de dificultades. Decía Seneca «Si no sabes hacia donde se dirige tu barco, ningún viento te será favorable».

La expresión latina que titula esta nota proviene de una historia cristiana que deberíamos recordar siempre todos los que de alguna manera intervenimos en política: Quo vadis es una frase latina que significa «¿A dónde vas?». La frase está vinculada a una tradición cristiana que gira en torno a San Pedro. De acuerdo con los Hechos de Pedro, el Emperador Nerón en el año 64 comenzó una persecución contra los cristianos. Temeroso de que algo malo le pudiera suceder, Pedro escapa de Roma por la Vía Apia, pero en el camino se encuentra con Jesucristo que iba cargando una cruz. Pedro, al verlo, le pregunta: «Quo vadis Domine» (¿A dónde vas, Señor?) a lo que Cristo contesta: «Romam vado iterum crucifigi» («Voy hacia Roma para ser crucificado de nuevo»). Pedro, avergonzado de su actitud, vuelve a Roma a continuar su ministerio, siendo posteriormente martirizado y crucificado cabeza abajo.” (ver Quo vadis? https://es.wikipedia.org/wiki/Quo_vadis%3F).

Jesucristo sabía a lo que vino al mundo y lo que debía hacer. De allí su firmeza al contestarle al discípulo que había perdido no solo el camino sino la fe, haciéndole avergonzar, colocándolo de nuevo en la ruta correcta. Y esa ruta, si se tiene clara, no debería ni siquiera causar temor porque se tiene la convicción de lo correcto, a pesar de los riegos involucrados. Eso lo tuvo clarísimo Alberto Carnevalli cuando escribe el documento “A la Rebelión Civil llama Acción Democrática”, fechado el 24 de Diciembre de 1952 después del fraude de Pérez Jiménez (ver http://pararescatarelporvenir.blogspot.com/2013/11/a-la-rebelion-civil-llama-accion.html) siendo Secretario General de AD en la clandestinidad.

Escribía en una nota en el 2013 (Rebelión Civil, https://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/rebelion-civil.html) que Carnevali tenía moral suficiente para hacer ese llamado. Decía que no solo estaba arriesgando su vida, sino que había trazado una raya entre lo que era y no era aceptable para un país. Después de más de 6 años reitero que no me imagino a Alberto Carnevali llamando a participar en otro juego electoral de la dictadura luego de ese fraude en descampado de un régimen perfectamente caracterizado. Por eso es que hay que aprender de la historia y de la moral política de los verdaderos liderazgos. Razón tiene Sánchez García de preguntarse donde están esos conductores de país.

La búsqueda del liderazgo adecuado es un tema que me ha preocupado (por no decir apasionado) durante todos estos años. Las razones del porque nace y cuales condiciones se deben dar en el país para que se manifieste. No creo que no existan hombres y mujeres dispuestos a asumir esa tarea, pero ¿qué les hace no dar ese paso fundamental?

En una nota del 2012 escribía que esos liderazgos estaban allí (La búsqueda del liderazgo perdido, en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/11/la-busqueda-del-liderazgo-perdido.html) pero que se manifestarían en su momento en la medida que la crisis arreciara, como en efecto está pasando. ¡Pero a estas alturas de la destrucción todavía no salen! ¿Por qué? Si existieran bancas de inversión de riesgo en el campo político, estuvieran interesadas en algunos proyectos (sin ruborizarme diría que el nuestro en ANCO es uno de ellos, particularmente en el interior). Pero estos proyectos no saldrán nunca en el actual estado de postración económica y política, pero sobre todo moral en que se encuentra el país. Hacer política en Venezuela se ha convertido en un negocio.

En la Venezuela actual nadie apuesta sino al caballo ganador que puede tener el poder mañana. Los financistas apuestan a Leopoldo, María Corina, Henry Ramos (aunque este último parece que se financia solo). Nadie invierte en proyectos con nuevas caras y nuevas propuestas porque se perdió la razón misma por la cual se hace política que es el bienestar de todos. En el pasado era más sencillo, los partidos salían de los ideales –y bolsillos- de sus militantes. Ahora salen de los bolsillos de los inversionistas. Eso debería resultar intolerable para cualquiera que pretenda hacer política con “P” grande en Venezuela.

No pierdo la esperanza de que eso cambie. Me consta la existencia, porque los he conocido, de personajes como esos que menciona Sánchez García en su artículo, en el interior de Venezuela y fuera de ella, a pesar de las dificultades. Uno de ellos, Hinderburgo Becerra, del hijo querido del Guárico se nos murió esperando ese cambio. Gente honorable y con vocación política y que no tienen la visibilidad que le da el dinero a la muestra inservible que se ve todos los días en la superficie a través de las redes sociales. Pero los partidos se cansan de venderle a la gente que eso es lo que hay. Y lo lamentable es que esas personas no resolverán la crisis de Venezuela y terminaran por la fuerza de los hechos en el basurero de la historia de este país.

Mi última nota del año 2018 la dedique al liderazgo de esos muchachos que ahora manejan el poder y la titulé “Por un liderazgo efectivo en el 2019” (http://ticsddhh.blogspot.com/2018/12/por-un-liderazgo-efectivo-en-el-2019.html). Allí me atreví a dar algunos consejos basados en un extraordinario trabajo de la revista Forbes. Mas de año y medio ha pasado y no se han cumplido en el accionar ninguna de esas recomendaciones, por lo que dudo que resulte exitoso nada de lo que salga de allí. El cuerpo de valores indispensables para llevar a Venezuela a algún lugar es absolutamente necesario en aquellos que se encuentren al frente de esta lucha. Si no los impulsamos o buscamos maneras que quienes los tengan salgan al ruedo, esta crisis será un mal sueño comparada con la que nos vendrá encima en un futuro previsible. Los que creemos estar conscientes de este problema debemos seguir insistiendo para poder tener una respuesta tan clara como la que le dio Jesucristo a Pedro en la Vía Apia, así sea que todos salgamos martirizados y crucificados como él, con la cabeza para abajo…

Caracas, 9 de Junio de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

martes, 2 de junio de 2020

Desplazamiento opositor

Por Luis Manuel Aguana

Como ya intenté explicar en mi nota anterior, el problema de Venezuela es sumamente complejo (ver El gran rompecabezas de Venezuela, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/05/el-gran-rompecabezas-de-venezuela.html) y como tal resulta muy difícil de abarcar en un solo intento, la explicación exhaustiva de todas sus piezas. Incluso, intente explicarlo, al parecer sin buen éxito, en el prestigioso programa Políticamente Hablando que se transmite desde los Estados Unidos, conducido por la Dra. Carmen Cecilia Pérez por YouTube (ver Políticamente Hablando, Derrocar es Constitucional, en https://youtu.be/RE52QdHvO9k) donde expresé una posibilidad entre otras para el desplazamiento opositor por parte de gente decente de la sociedad civil. Pero dependerá fundamentalmente de cómo enfoquemos el problema macro del desplazamiento opositor, entendiendo sus diferentes facetas.

Una de las piezas, quizás la más importante, de todo el rompecabezas es efectivamente la oposición oficial, para derivar de allí cual debe ser el desenlace final de la tragedia de los venezolanos. La oposición oficial merecerá un capitulo completo de la Historia de Venezuela del próximo siglo, el siglo XXII, como la responsable de años de muerte y permanencia del régimen más oprobioso que ha pasado por la República desde su fundación.

Efectivamente, a esa conclusión he arribado después de muchos años denunciando el comportamiento de la oposición oficial. Al principio lo consideraba erróneo, si por ese término consideramos el de alguien que no tiene correspondencia entre lo que hace y lo que dice. Pero mi primera reacción dura y de indignación fue en relación al comportamiento de los precanditatos opositores frente al Censo del 2011 y su abierta sumisión al régimen de Hugo Chávez. Y desde ese mismo momento comencé a llamarlos colaboracionistas (ver Los opositores de Vichy, en https://ticsddhh.blogspot.com/2011/09/los-opositores-de-vichy.html).

En el transcurso de los años mis notas estuvieron dirigidas –y en particular aquellas relacionadas con el tema electoral- a advertir situaciones técnicamente irregulares que por alguna razón en la oposición, y a los ojos de los ciudadanos, no estaban siendo atendidas. Al principio, y como suelo siempre hacer, creí en la buena fe (la buena se presume, la mala hay que probarla) de todos los técnicos y políticos involucrados en el proceso, y cada vez me fue siendo más difícil. Era imposible que no estuvieran al tanto de esas advertencias que indicaban a todas luces que siempre íbamos a un matadero electoral, repitiéndolo una vez más en cada nueva elección.

El 11 de Octubre de 2011, un año completo previo a la elección Capriles-Chavez, decía en una nota “Son necesarias pero no suficientes las denuncias realizadas por las ONGs técnicas como SUMATE o ESDATA. Hace falta que las organizaciones políticas se empoderen del problema que se está planteando. Las elecciones las vamos a perder en el CNE si los partidos acreditados no toman cartas en este asunto seriamente. Si lo hacen e informan a los electores cuales son las acciones, más allá de lo que diga el CNE, que nos garanticen que nuestros votos se contarán, que habrá secreto en nuestro voto, que se contarán los votos de los electores del exterior y que no habrán más votos de los que el REP indica, luego de una auditoría respetable, entonces podremos ir confiados en que ganaremos este proceso. De lo contrario nos estarán llevando a un matadero del cual se lavarán las manos diciendo que el gobierno hizo trampa, sin tener manera de probarlo. Es ahora que tienen que meter las manos en esa candela, no después de sacado el ojo de Santa Lucia. Todavía no entendemos porque los representantes técnicos de los partidos acreditados ante el CNE no han dicho nada a la opinión pública acerca de las licitaciones necesarias para la adquisición de ese nuevo sistema electoral y que implicaciones habrían en la seguridad del secreto del voto y sus mecanismos de auditoría.” (ver Silencio Cómplice, en https://ticsddhh.blogspot.com/2011/10/silencio-complice.html). Esto fue UN AÑO antes del fracaso del 2012 y que se agravó en el 2013 con la muerte de Chávez y el fraude de Maduro en abril de ese año y la inacción lamentable e histórica de nuestro pusilánime candidato.

Y así como esa nota pueden revisar mi blog entero en esos años haciendo permanentemente ese tipo de denuncias que fueron siempre desestimadas por los partidos opositores, cuya estrategia nunca fue salir del régimen sino de convivir permanentemente con él. Para mí no es una situación nueva. Los partidos de la oposición oficial han actuado siempre para coexistir, no para expulsar al régimen del poder (ver Simbiosis, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/simbiosis.html), Cualquiera podría discutirlo pero los resultados están más que a la vista.

Cualquier venezolano racional podría decirme ¿pero porque eso? ¿Por qué la oposición podría aceptar convivir con el régimen pudiendo ser poder? Antes de la profundización del arrase de Venezuela que hemos presenciado en estos últimos 3 años, donde los niveles de destrucción han llegado a niveles inimaginables, era muy fácil convencer a un opositor desprevenido que la oposición estaba “trabajando” para salir del régimen. Basta ver las campañas electorales para la Asamblea Nacional en el 2015 donde un diputado por el Zulia prometió que de tener el control de la Asamblea Nacional hasta dolarizarían la economía. Y los venezolanos les creyeron.

Ha tenido que pasar lo que horriblemente está pasando, donde la población se encuentra encerrada por una pandemia, pasando hambre y sin servicios, sin gasolina porque acabaron hasta los cimientos con PDVSA, con una moneda que no vale nada, que hasta las verduras las venden los informales en dólares (en eso si se cumplió indirectamente la promesa del candidato zuliano) y con la negativa de la oposición oficial con Juan Guaidó a la cabeza, de enfrentar al régimen de inmediato, porque detentan el Gobierno Legítimo del país, reconocido así por todo el mundo, solicitando el uso institucional de la fuerza a la Comunidad Internacional, que solo ellos pueden pedir, para que los venezolanos comiencen a entender que con esa representación opositora legítima el régimen se quedará para siempre.

El golpe resulta brutal pero es así. Las razones, miles. Pero pueden comenzar por el cáncer de la corrupción política de antes de 1998 y de la cual el régimen no es más que su metástasis. La oposición oficial y el régimen son lo mismo con diferentes matices desde mucho antes de 2004. Vean esa asociación referida a profundidad por nuestro desaparecido amigo Eric Ekvall en el 2012 (ver Eric Ekvall – Elecciones Presidenciales 2012 http://www.youtube.com/watch?v=nSa0kgHgcjs). A consecuencia de esta verdad como un templo, arribé desde hace años a una primera conclusión, inicialmente por el lado técnico electoral: hasta que no salgamos de la oposición oficial no saldremos del régimen.

Y en base a esa primera y fundamental conclusión que ya comienzan a entender los venezolanos en su debida crudeza y profundidad debemos actuar. No se podían realizar estrategias dirigidas al desplazamiento del régimen sin tomar antes en cuenta que el enemigo está dentro. Si los venezolanos insisten en seguir eligiendo a los mismos que aun nos tienen metidos en el problema como nuestros representantes políticos ante el mundo, nunca saldremos de él. Y allí es donde se centra fundamentalmente este tema, en la representación legítima de la oposición. Hasta ahora es de los votos de donde les nace la legitimidad reconocida por el mundo a todos aquellos que una y otra vez han traicionado la voluntad de los venezolanos. Los diputados de la Asamblea Nacional, comenzando por Guaidó, sacaron su legitimidad de las elecciones del 6D-2015.

Ante la cercanía de una nueva elección parlamentaria, ¿Qué vamos a hacer? Después del reconocimiento que le diera el gobierno norteamericano a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional legítima en el comunicado del Departamento de Estado del 29 de Mayo (ver En defensa de la democracia en Venezuela, en https://translations.state.gov/2020/05/29/en-defensa-de-la-democracia-en-venezuela-2/) e instar “a todas las partes a considerar el Marco para la Transición Democrática de Venezuela como una vía hacía una Venezuela pacífica, estable y próspera...”,  no me queda la menor duda que los norteamericanos reconocerán el resultado de las próximas elecciones parlamentarias si esa oposición acuerda ir a ese proceso electoral con Nicolás Maduro Moros en el poder.

Ahora bien, visto que Juan Guaidó, sería el obstáculo para eso porque el régimen se está aprestando para proscribir a Voluntad Popular (VP) y comenzar la cacería de sus dirigentes, el paso siguiente de esta pseudo oposición constituida después de eso en G3 (AD, PJ y UNT) sería negociar con el régimen para ir a esas elecciones. Ya Henry Ramos Allup estableció desde marzo esa política opositora (ver Ramos Allup: Debemos prepararnos para elecciones parlamentarias y presidenciales, en  https://www.elnacional.com/venezuela/ramos-allup-debemos-seguir-presionando-para-que-haya-elecciones/). Con lo cual los venezolanos no nos debemos extrañar que ante semejante coincidencia de la oposición con el régimen, los norteamericanos digan amén porque eso es lo que ellos mismos plantearon de esa unión gobierno-oposición en su Marco para la Transición Democrática para Venezuela.

Ante eso los electores venezolanos solo podemos hacer dos cosas para impedir que esta oposición vendida vuelva a representarnos: a) Deslegitimar completamente esa elección al no acudir, como el 20 de Mayo de 2018 (repitiendo lo que hicimos el año 2005), con la diferencia de que los principales partidos si irían a esa elección; o b) intentar competir en esa elección con ciudadanos honorables de la sociedad civil para disputarle a los partidos esos puestos de representación política. Ambas cosas tienen sus ventajas y desventajas.

Si no vamos a votar en masa, igualmente pasará como en el 2005, el parlamento quedará en manos las manos del régimen con algunos opositores de los partidos que concurrieron, agravando la situación de todos. La sociedad civil intentaría deslegitimar a ese parlamento pero sería igualmente reconocido por la Comunidad Internacional, alargando aun más el sufrimiento de los venezolanos. Si intentamos como sociedad civil competir con los partidos políticos, existiría una posibilidad lejana de que el voto opositor se desplace hacia esos candidatos habida cuenta de la desastrosa experiencia opositora de los últimos 5 años en el parlamento, pero este movimiento dividiría el voto opositor frente a los candidatos del régimen, habida cuenta que todavía hay muchos venezolanos que aun creen en los partidos políticos opositores a pesar de este desastre (aunque el calificativo mas apropiado no es ese). Ninguna de las dos opciones es fácil.

Lo ideal sería que la oposición oficial se alineara realmente con los objetivos de sacar al régimen de Miraflores y esto no es lo que ha pasado en 5 años, por más mayoría que se le diera el 6D-2015. Y estamos a punto de repetir la experiencia, sin decir todavía lo peor: las próximas elecciones parlamentarias se celebrarán con el régimen aún en Miraflores y un CNE tramposo negociado en la Asamblea Nacional por el régimen con los opositores disidentes, con Luis Parra a la cabeza. Todo esto lo tenemos a la vuelta de la esquina. Mi pregunta final para ustedes sería ¿y qué es lo menos malo? No soy yo quien debe responder a eso sino cada uno de ustedes, yo solo expongo el problema.

El problema central entonces es que los venezolanos logremos una representación opositora legítima que sea reconocida internacionalmente, y que pueda decidir con nuestros aliados cual es la naturaleza de la solución –violenta o pacífica- que se le debe aplicar al narco régimen terrorista de Nicolás Maduro Moros y los delincuentes que le acompañan. Hasta ahora no tenemos eso. Y al no tenerlo, seguir hablando de 187#11, R2P, y TIAR es una verdadera pérdida de tiempo porque estas son las rutas alternativas de un gobierno interino que de verdad se encuentre en funciones. Y Juan Guaidó ni siquiera se ha propuesto conformar un gobierno para decidir ni eso ni nada, más allá de conformarse con ser Presidente del G4, por lo que nos encontramos en pañales para siquiera atisbar usa solución de las manos de este liderazgo opositor mediocre. Es por eso que la primera estrategia de quienes nos duele Venezuela, debe ser desplazar esa oposición oficial y relevarlos de su legitimidad internacional a como de lugar, para entonces poder comenzar a dar los verdaderos pasos para enfrentar al régimen de la manera más apropiada, violenta o no, por lo que cualquier estrategia en esa dirección será completamente bienvenida…

Caracas, 2 de Junio de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
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