viernes, 24 de septiembre de 2021

El factor Colombia

Por Luis Manuel Aguana

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El retorno de la democracia a Venezuela es fundamental y cualquier acuerdo que consolide la dictadura será una tragedia continental que solo fomentará el éxodo y la miseria”. Así se expresó el Presidente de Colombia Iván Duque en relación al dialogo que se realiza en México entre la usurpación y la oposición oficial (ver Twit de Iván Duque, en https://twitter.com/IvanDuque/status/1435205148461129729).

¿Y quién es el receptor mayoritario de ese éxodo y miseria? Adivinaron bien: Colombia. Ese mensaje del Presidente Duque hace solo dos semanas puso de relieve la importancia que reviste el problema venezolano para los colombianos, y que a mi juicio adelanto la intención de comprar un ticket para participar como actor interesado en cualquier iniciativa en la dirección que resuelva el problema de los venezolanos.

Y no es que Colombia haya estado políticamente ausente de nuestro problema – todo lo contrario- sino que en la medida que el problema venezolano se ha ido agravando, como apuntan los primeros resultados de esa negociación que reveló que no fue más que una oportunidad que no desperdició el régimen de Maduro para arrodillar a la oposición oficial a reconocer su gobierno ilegítimo, se hace más evidente que actores internacionales directamente afectados por la crisis venezolana deberán tener una presencia cada vez más activa en su solución. La declaración mencionada del Presidente Duque apunta en esa dirección.

Pero si con la declaración mencionada el Presidente Duque dejó claro el interés de los colombianos en una pronta solución del problema venezolano, su discurso en la Asamblea General de la ONU, lo puso en evidencia: “Los diálogos entre el gobierno interino de Venezuela que encarna la resistencia democrática y la narco dictadura, si bien dan algunas esperanzas, no nos permite ser ingenuos pues el único desenlace efectivo de ese encuentro es la convocatoria cuanto antes de una elección Presidencial, libre, transparente y con una minuciosa observación internacional. Cualquier salida que perpetúe el oprobio dictatorial y le permita al régimen ganar tiempo agudizará el mayor desastre humanitario que conozca nuestro continente. El fin de la dictadura es el único camino viable para el bienestar del pueblo venezolano. Debe ser sobre todo el propósito de la acción internacional” (ver Noticiero Digital,  intervención del Presidente Iván Duque en la Asamblea General de la ONU, en https://www.instagram.com/reel/CUFuP_6h6fS/?utm_medium=copy_link).

Bien podría decirse que el Presidente Duque habló en representación del sentimiento general del pueblo venezolano en la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, el Presidente de Colombia repitió lo que infinidad de veces han dicho en la Comunidad Internacional y se ha repetido como una verdad goebbeliana, una mentira repetida mil veces: que una elección Presidencial libre, transparente y verificable internacionalmente, es una solución al problema venezolano. Desde aquí deseo sacar de su error, no solo al Presidente Duque, sino a todos aquellos factores que nacional e internacionalmente creen que solo sacando a Maduro del poder a través de ese método pacifico, electoral y constitucional resolveremos la gravísima situación política de Venezuela.

Y esto lo hemos repetido mucho desde esta tribuna en la red y desde el seno de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO: la institucionalidad venezolana está completamente destruida, y la cosa deforme y distorsionada que existe en la actualidad debe ser sustituida antes de intentar una nueva elección Presidencial. Todos y cada uno de los Poderes Públicos venezolanos, no solo el Poder Ejecutivo, que se encuentra usurpado por Maduro, y respaldado por un Alto Mando Militar felón, deben ser removidos para iniciar el restablecimiento constitucional de la República.

No se puede hacer una elección presidencial libre, transparente y con una minuciosa observación internacional como lo indicó el Presidente Duque, si no contamos con un Tribunal Supremo de Justicia libre de jueces comprados con dinero del narcotráfico que maneja a su discreción el régimen de Nicolás Maduro Moros, así como no se puede hacer una elección libre, justa y verificable sin antes contar con un Poder Electoral previamente depurado, robusto, transparente y libre de fraude. La Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia legítimo del 13 de junio de 2018 declaró “NULO E INAPLICABLE el uso del sistema automatizado de votación y escrutinio que actualmente existe en Venezuela para la elección de los cargos de representación popular de los poderes públicos, así como para la celebración de los referendos…”; y asimismo ordenó “…la DEPURACION Y ACTUALIZACION del Registro Nacional Electoral, debiéndose efectuar las debidas correcciones sobre la identidad de cada ciudadano venezolano o extranjero habilitado para ejercer el voto, así como el diseño e implementación de un sistema de votación y escrutinio fundamentalmente manual…” (ver Sentencia en TSJ Legítimo declara Nulo el Uso del Voto Automatizado para Elecciones en Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html). Estas previsiones no se han hecho realidad y ni siquiera se han discutido en el seno de la oposición venezolana que negocia en México, ni es del conocimiento pleno de la Comunidad Internacional. Es hora de cambiar esa ecuación.

De manera que para salir del grave problema que tenemos en Venezuela debemos convocar a la fuente de todos los poderes y la legalidad, que no es otro que el pueblo soberano. Esto está previsto plenamente en nuestro ordenamiento constitucional y se llama Asamblea Nacional Constituyente Originaria. Son los delegados del pueblo de los 4 rincones del país quienes deben ser convocados y electos a través de un proceso libre y transparente con auxilio de la Comunidad Internacional, para disponer de los poderes Públicos y ordenar la realización de unas elecciones Presidenciales y Parlamentarias a los fines de restablecer el orden constitucional del país. Ese sería el cuerpo llamado a destituir a quienes usurpan los Poderes Públicos de manera ilegitima y designar un Gobierno de Transición que organice esas elecciones y se haga cargo del Poder Ejecutivo hasta que esas elecciones se produzcan. Cualquier proceso de negociación planteado desde el exterior debería apuntar a una elección Constituyente, NO a una elección Presidencial

Esa sería la verdadera ruta para regresar a Venezuela a su cauce legítimo, restableciéndose el orden constitucional. Elegir a medias a un Presidente de la República sin resolver antes el grave problema institucional que padece la República, sería la receta perfecta para un estrepitoso fracaso, porque no solo se constituiría en un suicidio político frente al régimen, sino que agravaría aun más la situación de los venezolanos porque el resto de los poderes corruptos del régimen se encargarían de hacer fracasar cualquier iniciativa de restauración de la República.

Una consecuencia inmediata de un paso tan trascendental como ese, al rehacer el entramado institucional del país, sería examinar a fondo la relación con nuestro principal vecino, Colombia, y todo lo que ello implica en el camino de recobrar nuestra seguridad económica y política. Será necesario abordar una discusión seria y detallada en una Asamblea Nacional Constituyente Originaria nuestra relación política, económica, social y comercial con Colombia, el relanzamiento del comercio binacional destruido por Hugo Chávez Frías al arruinar en el año 2006 la Comunidad Andina de Naciones (CAN) (ver La salida venezolana de la CAN y sus repercusiones sobre la integración regional http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/dt28-2006), donde Colombia y Venezuela se llevaban la mayor parte, así como la normalización de la situación de nuestras fronteras frente a los grupos irregulares que protegen el narcotráfico. Todo eso y mucho más hacen que el retraso en resolver la usurpación del régimen de Maduro se haya convertido ahora en un problema de nuestros dos países.

La estrecha relación de hermandad y cercanía de nuestros Estados fronterizos con los Departamentos correspondientes en Colombia, es un activo fundamental que debemos aprovechar quienes hacemos lucha activa frente a la tiranía para el bienestar de ambas naciones. Tenemos demasiadas cosas en común que estamos perdiendo ambos países al no resolverse el problema político de Venezuela, lo que hace a la Colombia democrática nuestro principal aliado en la lucha en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros.

Y así como hemos solicitado la presencia de una representación calificada de la sociedad civil venezolana en cualquier proceso de negociación arbitrado por la Comunidad Internacional, creemos que igualmente Colombia tiene un puesto merecido tanto como nosotros, como dolientes de la tiranía de Nicolás Maduro Moros. Las declaraciones del Presidente Duque al abogar por una solución en Venezuela es solo el comienzo para que el factor que significa Colombia pueda cambiar la ecuación política en Venezuela.

Caracas, 24 de Septiembre de 2021

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martes, 21 de septiembre de 2021

La hora 25 de Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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Siempre he pensado que las cosas importantes se pueden decir en pocas palabras, en especial cuando no se puede perder tiempo porque los problemas son más que agobiantes y sobre todo muy complejos. Hay que leer y escuchar mucho e intercambiar ideas para buscar soluciones. Aprender de experiencias de quienes las tienen porque si hay algo que se ha demostrado es que nadie es poseedor de la verdad, y reconocer que no se tienen todas las piezas del rompecabezas, y para completarlas requerimos del concurso de otros. En la Venezuela opositora nadie tiene todas las piezas del rompecabezas titulado “salir del régimen”.

Igualmente siempre he considerado que para iniciar un camino para medianamente intentar resolver cualquier problema, su formulación inicial debe ser lo más exacta posible porque si no se hacen las preguntas correctas, definitivamente las respuestas serán irremediablemente equivocadas. Y esto hay que hacerlo cada vez que se inicie un camino.

Inicio esta nota con esas reflexiones despertadas por la intervención del ex Presidente Jamil Mahuad en un reciente seminario al que fui invitado, titulado “Gobernanza Global y Crecimiento en Libertad”, extraordinaria iniciativa de Miami Dade College, el Instituto Atlántico de Gobierno, la Escuela de Gobierno Benjamín Franklin, la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), American Museum of the Cuban Diáspora, con la participación estelar del ex Presidente del Gobierno español, José María Aznar, el ex Presidente de Ecuador, Jamil Mahuad y el ex Presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle.

Aunque todos los temas tocados en los tres días del seminario fueron de una importancia fundamental, me centro en el que más representa una estaca clavada en el corazón del venezolano común, que no es otro que el de la violación de sus Derechos Humanos desde la perspectiva de un ex presidente de gobierno, y cuya perspectiva precisamente ha dado pie a un juicio en la Corte Penal Internacional al usurpador Nicolás Maduro y su corte delincuencial.

A mi juicio la reflexión en pocas palabras del ex Presidente Jamil Mahuad justamente da en el centro del problema de Derechos Humanos venezolano: “…Registramos una trayectoria de mengua constante, pues hemos pasado de una época en que los gobiernos se empeñaban en combatir el narcotráfico y el terrorismo, a otra en que algunos gobiernos decidieron ignorar esos problemas. Hacerse de la vista gorda y mirar hacia otro lado desenfocando su atención de los Derechos Humanos. Peor aún, luego aparecieron gobiernos que se convirtieron en socios y patrocinadores del crimen organizado, hasta llegar a los varios narco Estados de hoy en que los gobiernos de países se han convertido en narcotraficantes, en el que los narcotraficantes se han convertido en gobiernos de ciertos países, que utilizan los códigos, las estructuras y los modus operandi de las mafias para ejercer el poder político de gobierno. Y ya sabemos cuál es el valor que ese tipo de comportamientos asignan a los valores y a los Derechos Humanos”.

Y ustedes me dirán “¡Pero eso ya lo sabíamos! ¡Son unos delincuentes!”. Sin embargo algo que ya nosotros sabemos desde hace rato porque somos víctimas directas de ese proceso degenerativo, ya es un tema abordado seriamente en el mundo político global: “Menos del 20% de los países del mundo actual son gobernados por democracias plenas. ¿Cómo jugar con las reglas del juego democrático limpio en países controlados por gobiernos autoritarios y totalitarios que no creen en esas reglas y que no respetan los Derechos Humanos? Y se ríen en la cara de sus opositores que si lo hacen, a los que apresan, torturan y hasta los matan”. Porque esto daría respuesta a quienes todavía insisten en ir a procesos electorales con los delincuentes a cargo del país; y porque todo aquel que siga ese juego macabro tiene necesariamente que ser cómplice de eso.

En su exposición, el ex Presidente Mahuad refiere a “La hora 25” novela de 1949 y llevada al cine en los años 60s, del autor rumano Constantin Virgil Gheorghiu, Muchos han dado distintas interpretaciones a “la hora 25” pero utilizaremos la del mismo autor: “La hora 25 es la hora que sigue al momento final, cuando ya no es posible la esperanza, es “el momento en que toda tentativa de salvación se hace inútil”, en palabras de Traian, uno de los personajes de la obra. Al final, las ideologías totalitarias –sean del color que sean, de derechas o de izquierdas- terminan siendo opresoras y deshumanizando al hombre hasta extremos insospechados” (ver La hora 25, en https://unpocodehistoria.es.tl/La-hora-25.htm). Nada podría ser más parecido a Venezuela. ¿Estamos en la hora 25, cuando ya no es posible ninguna esperanza y toda tentativa de salvación es inútil? O como se pregunta ex presidente Mahuad: “¿Debemos de actuar con urgencia porque estamos en la hora 24 y ya es muy tarde, y solo los queda contemplar la destrucción irreversible que se nos viene porque entramos ya en la hora 25?”.  Mi respuesta no puede ser otra: depende de nosotros, los venezolanos.

Esas preguntas son duras pero son las preguntas correctas. No puedo decir si lo de Venezuela ha tocado fondo porque cualquier situación dramática siempre puede ser peor, pero solo nosotros podemos decir si llegamos a la hora 25. Si insistimos en engañarnos que no hemos llegado a la hora 24 porque nos meten un soporífero electoral seremos nosotros los responsables de llegar a esa hora 25 donde ya no se pueda hacer nada.

Si los venezolanos reconocemos estar en la hora 25 porque ya todo se perdió, con una situación “electoral normal” como nos lo pretenden hacer ver los vendedores de espejitos de la oposición pagados por el régimen, eso significará que todos los muertos y las infinitas penurias de nuestra población desde hace mas de 20 años no habrán valido nada. No es una cuestión tan simple como dejar pasar que son unos delincuentes y negociar con ellos unas elecciones. NO. Es que la delincuencia se convirtió en gobierno en Venezuela y nunca pensamos que eso pasaría. Aterricemos que ese es el verdadero problema y actuemos en consecuencia. Finalizo citando el cierre del ex presidente Mahuad: “…las personas que ejercen liderazgo democrático no les alcanza con tener la razón. Han de conseguir también que las mayorías les den la razón y que les den la razón a tiempo”. Y yo le agregaría: cuando recuperemos la libertad, la razón de esas mayorías se podrá expresar libremente. Mientras tanto la lucha seguirá siendo para que precisamente la puedan expresar y no lleguemos a esa hora 25…

Caracas, 21 de Septiembre de 2021

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