jueves, 16 de diciembre de 2021

La Ruta Constituyente para el Cambio

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Intervención el el Foro “La Ruta Constituyente para el Cambio”,

auspiciado por Caracas Ciudad Plural

16 de Diciembre de 2021

Buenas tardes,

Mi agradecimiento a los amigos de Caracas Ciudad Plural, por su gentil invitación para hablar de un tema que considero trascendental para Venezuela, en especial después de muchos años de crisis de la Venezuela de hoy.

Desde hace muchos años cuando comencé a tener presencia en las redes acerca de un nuevo Proyecto de País para Venezuela a través de la vía Constituyente, la mayoría del tiempo no me lo planteé como un mecanismo para “salir del régimen” sino para evitar que cualquier otro mesías pudiera ponerle las manos al poder en Venezuela. Es muy baja la probabilidad de que alguien se enferme si tiene un cuerpo sano y con las defensas muy altas. El cuerpo social, político y económico del país tenía las defensas muy bajas cuando la enfermedad militarista de Hugo Chávez Frías le cayó al país, precisamente utilizando el expediente de cambio constitucional a través de un proceso constituyente. Ahora la gente piensa que hablamos de Constituyente para salir del régimen cuando la verdad es que lo hacemos para cambiar la estructura política y relaciones de poder en Venezuela. La salida del régimen, como veremos adelante, no es más que una consecuencia de ese proceso depurador.

Nadie sabía en Venezuela que era una Constituyente, ni siquiera el mismo Chávez que nunca pudo explicar en su campaña que era eso mas allá de decir que significaría un cambio profundo en el país. Solo en el desarrollo y la implementación del modelo autoritario ellos se dieron cuenta de lo profundo y transformador que podía llegar a ser, y efectivamente cambiaron el país pero para empeorarlo, y posteriormente abandonando la misma Constitución para erigirse en un régimen autoritario de corte constitucional. Nadie pensó que ese cambio sería para destrozar a Venezuela. Sin embargo, como por la boca muere el pez, se vieron en la obligación por su discurso populista de incluir –y vale decir aquí que sin necesidad de eso- los artículos en la nueva Constitución según los cuales el pueblo y los Poderes Constituidos podían convocar al Constituyente en cualquier momento de la vida de la Nación.

Pero retomando a lo anterior, las notas que publique en todos estos años en su mayor parte se referían a explicar las razones por las que debíamos cambiar el sistema, así como la actual distribución político-territorial, y más allá, la estructura de poder en Venezuela, a través de un cambio profundo que explicamos en detalle en nuestro Proyecto de ANCO titulado El Gran Cambio. Estos cortos minutos que dispongo para esta presentación me impiden explicar en detalle esos cambios, que establecidos en la forma que describe nuestro proyecto, definitivamente evitarán no solo que llegue otro Chávez al poder, sino que sentarán las bases para un desarrollo sostenido y sustentable de Venezuela para las nuevas generaciones, precisamente porque nuestra propuesta fundamental es que el poder no se encuentre constitucionalmente en las manos de los gobernantes sino de los ciudadanos. Les invito a todos a leerlo de nuestro sitio en la red  y enterarse de la profundidad de nuestro planteamiento al país.

Dedicaré estos cortos minutos aquí, no a explicar lo que ya explicamos públicamente acerca del proyecto, que ya de por sí es complejo, sino adentrarme en cómo podríamos llegar a su materialización, examinando el contexto político nacional e internacional en donde nos encontramos.

Cuando comencé a escribir de este tema apasionante pensé ingenuamente que el proyecto de cambio era suficiente para convencer a los tomadores de decisiones políticas de recorrer ese camino. ¿Qué político, pensaba yo, se iba a negar a ese país ideal en el que nos podríamos convertir, si cambiábamos la manera de hacer las cosas y establecíamos un camino para que fueran los mismos ciudadanos los artífices de su propia existencia, haciendo realidad una mejor calidad de vida para todos?

Muy pronto descubrí que quienes eran los peores enemigos de un cambio eran los que habían disfrutado hasta este momento del poder, y aquellos que lo buscaban afanosamente por la vía fácil, estando en el gobierno o en su oposición política. En esos niveles no se habla de bienestar ciudadano más allá que para buscar votos y hablar de cambio para que nada cambie. La estructura constitucional del país está diseñada desde el siglo antepasado para quienes detentan el poder y tengan el control de lo que es de todos, no de los ciudadanos. El sistema está diseñado para que los partidos políticos se maten por llegar al gobierno y controlar la Hacienda Pública, que constitucionalmente les asigna ese poder sobre todos nosotros. Y eso como dije, no es de ahora con este régimen. ¿Cómo hacer para romper ese círculo vicioso?

Entonces no iba a ser con los partidos políticos, ni mucho menos aquellos que ya habían estado en el poder -y otros que sin haber estado ansiaban muchísimo ponerse en él utilizando el mismo mecanismo del pasado- con los que íbamos a contar para este proceso Constituyente reformador, razón por la cual decidimos constituirnos y organizarnos para educar y comunicar nuestro proyecto a nivel nacional, a fin de convencer directamente a los venezolanos. Ha sido muy difícil hacerlo sin dinero pero seguimos trabajando en eso, tratando de reunir la masa crítica necesaria que voltee el balance de esos resultados. Para ello hemos recorrido hitos intermedios como la Consulta Popular de 2017 y  2020, que nos permitieron catapultarnos hacia ese objetivo superior de lograr discutir un país nuevo a través de un Proceso Constituyente de carácter Originario.

En ANCO pensamos, mucho antes de nuestra fundación como ONG en el 2016, que era el pueblo el que debía decidir el destino del país a través de un proceso Constituyente. ¡Que el pueblo decida! es la consigna. El problema era COMO llegábamos allí. Inicialmente lo planteamos a través de la previsión del Artículo 348 Constitucional, recogiendo el 15% de las voluntades del Registro Electoral, fundamentando jurídicamente nuestro derecho de recoger y contar, sin la intermediación de ningún poder público, en especial el CNE, esa aspiración.

No explicaré aquí los detalles específicos de ese proceso de recolección, que se materializó en organizaciones pequeñas regadas en todo el país, denominadas Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario (JAPCO) de ANCO, de las que juramentamos muchísimas en todo el país…hasta el 1ro de Mayo de 2017, cuando el régimen se apropió de nuestra iniciativa y lanzó su propio proyecto Constituyente, pasándole por encima a la voluntad popular al no consultarle al pueblo si quería o no una Constituyente, como lo indicaba la tradición constitucional iniciada con la Constituyente de 1999.

De haber llegado a recoger antes de esa fecha el 15% del padrón electoral de esos años, ANCO tenía prevista en sus Bases Constituyentes –nuestro fundamento jurídico- invocar a la Comunidad Internacional y al pueblo venezolano a constatar la validez de nuestra proposición al país y al mundo, retando a las Fuerzas Armadas a respaldar al pueblo venezolano en su mandato de convocar a un proceso constituyente originario. La idea en esencia de esos años era una propuesta que se materializaría con gente en las calles solicitando que se cumpliera el mandato protagónico del pueblo establecido en la Constitución. Se tienen escritas y previstas las Bases Comiciales del proceso constituyente, las cuales garantizan la proporcionalidad, equidad y la representación de todas las fuerzas sociales del país, a diferencia de lo que ocurrió en 1999.

A partir del 1ro de Mayo de 2017 todo cambió. El régimen uso su Constituyente para afianzarse en el poder y la oposición oficial golpeada por la suspensión del proceso revocatorio del año anterior se plegó a cohabitar con él. Seguir recogiendo firmas para un proceso que sabíamos era la salvación del país se hizo imposible al ver la población que “la constituyente del régimen” había hundido la posibilidad de recuperar la libertad.

ANCO entonces se volteo a insistir que el pueblo se pronunciara. Y eso lo logramos como venezolanos en dos consultas populares exitosas cuyo mandato sigue todavía pendiente de ejecutar.

Ahora bien, ¿de aquí adonde? Ya ANCO se pronunció el 12 de Diciembre pasado, aniversario de la Consulta Popular, reafirmando la Asamblea Constituyente como, y cito, “…El espacio para la Refundación y la Autodeterminación protagónica del pueblo venezolano”, explicando con detalle que existen las suficientes bases legales en nuestro ordenamiento jurídico y constitucional para que el pueblo se pronuncie legítimamente y convoque a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario sin la intervención de ninguno de los Poderes Públicos del régimen (ver Comunicado ANCO La Asamblea Constituyente, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html). Pero de nuevo, muchos de ustedes siguen preguntándose, aunque como pueblo podamos convocar a una Constituyente sin intervención de los Poderes Públicos, ¿el régimen nos permitiría hacer eso, aceptando lo que decida el pueblo? Obviamente no. Ni tampoco podríamos convocarla en el mejor de los casos en los términos establecidos en el Artículo 348 Constitucional so pena de caer en las trampas electorales y ventajismos violentos ampliamente conocidos.

Y es allí donde debemos decir claramente que aun sabiendo cual es la solución, no podemos implementarla sin ayuda de la fuerza externa que representa la Comunidad Internacional. ¿Y cuál es entonces el planteamiento? ANCO anunció al país y a la Comunidad Internacional el 8 de Agosto de 2021 una Ruta para Refundar la Nación que establece claramente nuestra posición, que coincide plenamente con la de los EEUU, la Unión Europea y Canadá en el sentido que, y cito: “La solución pacífica a ésta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos, en las que participen todos los actores interesados”. Fin de la cita. Y no hay mayor actor interesado que los dolientes de esta tragedia de 22 años que el pueblo de Venezuela (ver Comunicado ANCO reafirma y propone al País y a la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).

Nuestra propuesta para esa convocatoria Constituyente se resume en una verdadera negociación a favor de los venezolanos, no de los intereses políticos de los negociadores, y entre todos los involucrados en el problema venezolano. Esto es, de una negociación donde se sienten una representación de la Comunidad Internacional integrada en lo mínimo por EEUU, UE, Colombia y Brasil, estos dos últimos países protagonistas directos de nuestro problema migratorio; una representación con participación de ANCO y otros de la Sociedad Civil venezolana, doliente de primer orden de la crisis política, social y económica de Venezuela; una representación de los partidos políticos de la Asamblea Nacional de 2015, y una representación de quienes usurpan el poder en Venezuela.

La discusión y único tema a tratar en esa nueva negociación sería la convocatoria y ejecución de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, con intermediación o arbitraje electoral de la Comunidad Internacional. Nótese que aquí no digo “observación internacional”. Y no lo digo porque no puede existir otro proceso electoral en Venezuela administrado por el régimen antes que este abandone el poder y se reconstruya el Poder Electoral, así como el resto de los Poderes Públicos. De allí que la administración electoral de ese proceso Constituyente debe salir de esa mesa de negociación con auxilio de la Comunidad Internacional, así como las Bases Comiciales que regularan la participación de los venezolanos, candidatos a Constituyentes y electores, en ese proceso Constituyente.

Y ustedes dirán, ¿y porque el régimen debe estar allí? Por la misma razón por la cual la Comunidad Internacional nos convoca a todos para negociar una salida pacífica y electoral: evitar un derramamiento de sangre en Venezuela. Pero hay otra razón fundamental que ha formado parte de nuestro discurso constituyente desde el comienzo hace muchos años: una constituyente no puede ser posible sin la participación de todas las tendencias políticas, incluidas aquellas que hemos rechazado. De otra manera, no se podría llamar un proceso Constituyente. Chávez ignoró ese concepto fundamental dejando fuera con sus Bases Comiciales de la Constituyente de 1999, alrededor de la mitad de los venezolanos, violando el principio de representación proporcional, donde el 46% de quienes le adversábamos fuimos representados solo por 6 Constituyentes de 131 electos. En otras palabras con el 54% de los votos, el chavismo se alzó con el 96% de los curules de la Constituyente de 1999. Y eso a mi juicio fue el principio de toda esta tragedia que nos consume en Venezuela. No puede haber un nuevo Pacto Social en ninguna parte del mundo con paz y estabilidad política sin la participación equilibrada de absolutamente todos sus nacionales.

Nuestra tarea a partir de ahora, y esperamos que con la ayuda de todos ustedes, será convencer a los gobiernos de los países que tienen la fuerza suficiente para sentar en esa mesa de negociación a todos los involucrados, de que una elección dudosa de cargos en el marco de una tiranía no es la solución de la crisis venezolana sino la elección legitima de la verdadera representación del pueblo venezolano establecida en la Constitución en los Artículos 347, 348 y 349, y lograr que nos ayuden a hacer cumplir la voluntad de lo que salga de esa elección Constituyente. Una vez electo ese cuerpo de asambleístas constituyentes, la primera decisión obvia sería decidir el desmontaje del régimen y designar un Gobierno de Transición, estableciendo un periodo para la depuración y elección de los Poderes Públicos, y para la deliberación de un nuevo Pacto Social y una nueva Constitución para Venezuela, basada en una nueva arquitectura del poder, que esperamos sea lo más parecida a la que planteamos en nuestro Proyecto El Gran Cambio. Eso es lo que nosotros interpretamos como la Refundación que requiere el país.

¿Es muy larga esta Ruta? Definitivamente no. En 1999 el proceso Constituyente duró mucho menos de un año, entre la Consulta Popular Constituyente con la aprobación de las Bases Comiciales, la elección (con campaña incluida) de los candidatos a Constituyentes, la designación de los Constituyentes electos y la promulgación de una nueva Constitución, con la elección y designación correspondiente de los Poderes Públicos con base al nuevo texto Constitucional. Menores lapsos dependerán de la voluntad política de los involucrados.

En esa Asamblea Constituyente estarían los nuevos representantes políticos electos por el pueblo de todas las regiones del país, que por cierto es una aspiración muy sentida de todos los venezolanos. Definitivamente la solución Constituyente supera en representatividad, calidad y poder a cualquier otra solución Constitucional resolviendo no solo la sucesión en el Poder Ejecutivo, sino la restauración del orden Constitucional profundamente afectado por la crisis política del país, dándole una base sólida a la Comunidad Internacional para identificar quienes serán los nuevos representantes legítimos de Venezuela.

Para finalizar deseo recordar las palabras que solía decir nuestro desaparecido compañero, amigo y cofundador de ANCO, representante para Estado Guárico, Hinderburgo Becerra, expresándoles a todos los venezolanos que “no sigan buscado a Dios por los rincones cuando lo tienen justo delante de sus ojos”. Está en juego, no nuestro futuro que ya se consumió tras 22 años de lucha en contra de este régimen, sino el de las próximas generaciones, nuestros hijos y nietos. Les invitamos a tomar esta bandera para el cambio que ANCO les ofrece sin más interés que el rescate de una libertad duradera y la creación de un país con oportunidades. Si aceptan esta invitación invocando la ayuda y el favor de Dios Todopoderoso y los poderes creadores del pueblo venezolano, estoy más que seguro que lo conseguiremos…

Muchísimas gracias…

Caracas, 16 de Diciembre de 2021

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martes, 14 de diciembre de 2021

Estatuto reencauchado

Por Luis Manuel Aguana

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En este momento se está cocinando en fuego rápido lo que sucederá el 5 de enero de 2022 con la Presidencia Encargada de Juan Guaidó Márquez. En opinión de destacados juristas, Juan Guaidó debería permanecer en su puesto como Presidente Encargado a tenor del Artículo 233 que le entregó la Presidencia interina en Enero de 2019 hasta la celebración de elecciones libres, justas y verificables.

Y así como existen opiniones de juristas a favor, también las hay de juristas en contra de esas opiniones que se preguntan de dónde sale la calificación de “Presidencia indefinida” solo establecida en los hechos por la Comunidad Internacional, por lo que difícilmente exista una solución a este problema inédito que se base en el texto constitucional que le daba al Presidente Encargado solo 30 días para convocar una nueva elección, lo que se configura en una cuestión de interpretación jurídica de unos y de otros. Y como no existe un Tribunal Supremo de Justicia reconocido al cual llevar esa situación, porque hay que recordar que la oposición política de la Asamblea Nacional de 2015 nunca ha reconocido al TSJ legitimo instalado en la sede de la OEA, queda a gusto de cada cual creer, de acuerdo a la interpretación que más le interese, si Guaidó debe permanecer o no en su puesto después del 5 de enero de 2022.

Para el resto de los mortales desconocedores de si Guaidó debe permanecer o no como Presidente Encargado, solo nos queda analizar la realidad política, porque éste NO ES definitivamente un problema jurídico sino político, con el mayor respeto a los ciudadanos juristas. En mi nota anterior (ver Los mitos del Gobierno Encargado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/los-mitos-del-gobierno-encargado.html) establecía el criterio que debía prevalecer para cualquier decisión en ese sentido era el bienestar de los venezolanos, no el de cualquier grupo político que se disputara la Presidencia Encargada como borracho en una pelea por una botella vacía.

Y creo que precisamente eso es lo que está pasando aquí. El fundamento para la operación de esa Presidencia Encargada fue “reglamentado” por algo que los Diputados en Febrero de 2019 llamaron “Ley del Estatuto que rige la Transición a la Democracia y el Restablecimiento de la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. El Estatuto aprobado en ese momento (ver documento completo del Estatuto que rige la Transición aprobado en 2019 en https://tinyurl.com/y9nsa8jw) ataba de pies y manos al Presidente Encargado para ejercer su presidencia conforme a la Constitución, ejerciendo de manera inconstitucional al mismo tiempo la Presidencia de la República y la Presidencia de la Asamblea Nacional. De eso escribí varias veces cuando comenzó ese tutelaje aberrante (ver La trampa de la Ley del Estatuto que rige la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/01/la-trampa-de-la-ley-del-estatuto-que.html y La duración de la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/02/la-duracion-de-la-transicion.html).

Lo anterior derivó en estos tres años en una suerte de gobierno encargado de la Asamblea Nacional donde el Presidente designado no fue de ningún modo un Presidente del Ejecutivo sino del Legislativo. Y las decisiones fueron tomadas por los partidos dominantes en la Asamblea Nacional. Esta manera peculiar de interpretar cómo cesar la usurpación de Maduro dio al traste con la posibilidad de efectivamente hacerlo, siendo la cabeza visible, Juan Guaidó, quien cargó con la responsabilidad frente a los venezolanos de no haberla podido realizar.

El 26 de Diciembre de Diciembre de 2020, tras haber pasado dos años de una Presidencia Encargada sin resultados, la Asamblea de 2015 actualizó el Estatuto para la Transición por una simple razón: era el último año de la legislatura de la Asamblea Nacional de 2015, y al no ser reconocida la elección parlamentaria del 6 Diciembre 2020, los Diputados de 2015 modificaron el Estatuto de la Transición para seguir “representando” a los venezolanos, pero sin el pronunciamiento de los mismos venezolanos, esto es, sin el consentimiento de quienes los eligieron, estirando de manera inconstitucional la representación que se dio en la elección parlamentaria de 2015. Pudieron al menos consultarle al pueblo ese pequeñísimo detalle a través de los mecanismos utilizados en el 2017 y 2020 (ver la versión del Estatuto de la Transición del 26 de Diciembre 2020, en https://tinyurl.com/2p8rtzxp).

Como deben recordar, en esta nueva versión, los Diputados desaparecieron la trilogía de Guaidó “cese de la usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres” del antiguo Artículo 2, por cierto razón fundamental por la cual nos vendieron el Estatuto de la Transición, dando ahora prioridad a “elecciones libres, justas y verificables” pero con el régimen de Nicolás Maduro, porque si no ¿de qué otra manera podrían haberlas sin cesar la usurpación? Asimismo corrigieron y aumentaron las competencias de la Asamblea Nacional por encima de la Constitución, que se atreve a establecer (Articulo 16) las competencias del Presidente Encargado, por encima de la Constitución, y modificándola al darle atribuciones no prescritas en ella a la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional (Artículo 14). Hasta donde conozco el Artículo 333 Constitucional no dice por ningún lado que tengamos que modificar la Constitución con la excusa de defenderla. Hasta allá no llega la estupidez que nos atribuyen a los venezolanos quienes nos dicen representar.

Entonces, luego de este breve recuento de inconstitucionalidad tras inconstitucionalidad del viejo y nuevo Estatuto de la Transición, leo con sorpresa que corre por las redes un “Mensaje a los venezolanos y a la Comunidad Internacional sobre la continuidad del Gobierno Interino de Venezuela”, buscando apoyos para una proposición de continuidad del Gobierno Encargado, basado en ese Estatuto dos veces inconstitucional, ante los venezolanos y la Comunidad Internacional, pero haciendo especial énfasis en el acompañamiento de un “Consejo Político” que debe nombrarse, por supuesto por los Diputados de la Comisión Delegada, para hacer “seguimiento y evaluación de la acción de la Presidencia encargada de la República Bolivariana de Venezuela” (Artículo 18). Tamaña pretensión de control sobre el Presidente solo cabe en la mente de quienes nunca entendieron la separación de poderes, y que llamaban por teléfono a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para influenciar sobre las decisiones que debían tomar sobre la vida de los ciudadanos.

Si Juan Guaidó ha de ser Presidente Encargado hasta que hayan elecciones libres por mandato del Articulo 233 Constitucional, no puede tener más responsabilidades y obligaciones con los venezolanos sino las establecidas la Constitución, no un Estatuto hecho y modificado para convivir con Nicolás Maduro Moros en el poder, y menos aun manejado como muñeco de ventrílocuo por unos diputados que ya no representan al pueblo venezolano. Si eso no lo entienden los venezolanos y la Comunidad Internacional, entonces bajemos la santamaría y el último que apague la luz. Ya basta de seguir engañando a los venezolanos y a los países que de buena fe nos han acompañado –a nosotros como pueblo, no a los “representantes” vencidos- durante toda esta tragedia humanitaria que viven los venezolanos, con otro Estatuto reencauchado el próximo 5 de Enero de 2022, cuyo hedor inconstitucional no soportará ni el papel electrónico en donde se publicará.

Ante la falta de representación política que ya existe, no la que surgirá el 5 de Enero de 2022 porque esa dejo de existir el 5 de Enero de 2021, debe contraponerse la convocatoria a la brevedad posible al Soberano Pueblo de Venezuela a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, establecida en nuestro ordenamiento Constitucional para restablecer el Estado de Derecho y Refundar este país. El cómo llegaremos allí debemos construirlo entre todos, pero ese es sin duda el camino que tenemos que recorrer sin más engaños ni extensiones leguleyas de quienes han prevaricado con el régimen para seguir disfrutando de beneficios a costillas y extensión del sufrimiento de los venezolanos. No tengo que decirlo yo, ya el pueblo venezolano lo sabe…

Caracas, 14 de Diciembre de 2021

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