sábado, 31 de diciembre de 2022

Por un amanecer en el 2023

Por Luis Manuel Aguana

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La famosa frase de una novela de Stephen King, "La noche es más oscura justo antes del amanecer" quizás pueda ser una promesa para el año 2023. Sea quien sea su autor, esta frase es en esencia optimista, especialmente para aquellos quienes hemos estado metidos en una noche que lleva más de 20 años, y cuya oscuridad más negra la constatamos ayer cuando la oposición termino de demostrar  ante los venezolanos su verdadera esencia.

No voy a someterlos en este último día del año 2022, a un análisis del porqué la Asamblea Nacional decidió lo que decidió. Creo modestamente que eso ya lo he hecho en las notas publicadas desde este rincón de la red durante todo el año. Un alacrán es un alacrán, y por más promesas que nos haga de no picarnos en el medio del río, acabará haciéndolo sobre nuestra espalda porque es su naturaleza. Y cuando me refiero a ese animal, no me estoy refiriendo al apodo endilgado a la micro oposición que se pasó al régimen, sino a todos los que pidieron en diciembre de 2015 la confianza del pueblo opositor para solucionar el problema de Maduro si les daban la mayoría de la Asamblea Nacional. Se les dio, y ayer demostraron su naturaleza.

Entonces la pregunta no es si es posible pasar un río con un alacrán a cuestas, porque esa respuesta ya la conocemos, sino si seguiremos creyendo en las promesas del alacrán. De allí que me refiera a la famosa frase de King. Tengo la profunda sensación -que no es convicción- de que por fin dejaremos de hacerlo, lo cual abre la enorme posibilidad de pasar este río solos, sin el alacrán.

Pero, ¿es posible hacer eso? A mi juicio, siempre fue posible, como fueron posibles todas las victorias de la humanidad, cuando por fin un pueblo se convence de sus propias capacidades. ¿Quiénes son estas personas que nos dicen que "derrotaremos" al régimen en un encuentro electoral en 2024 -o 2023- con ellos montados en nuestra espalda? Ayer confirmaron lo que algunos insistíamos que eran: Alacranes que pican porque esa es su naturaleza...

La decepción generalizada de ayer –que para mí es prueba fundamental de la entrega opositora al régimen- es solo el comienzo, y prerrequisito fundamental e indispensable para dar los pasos necesarios que nos lleven a una verdadera derrota de la tiranía, en algún momento a partir de este último día del año del Señor 2022. Si será en el corto, mediano o largo plazo, dependerá de que tan generalizada fue esa decepción, y de la credibilidad que le den los venezolanos a las excusas que ha dado la oposición oficial para constituir de hecho un gobierno parlamentario en Venezuela pasando por encima de la Constitución.

Y no vale la excusa de que todo el mundo ignora o viola la Constitución sin consecuencias. Eso es como quitarle la luz roja que indica que hay falla del alternador al tablero de tu carro porque te molesta. Tarde o temprano te quedarás accidentado. El hecho de que la ignores no significa que siga allí como recordatorio de algo descompuesto que debe ser reparado y que está pudriendo el cuerpo social del país. Tampoco vale la excusa de que los políticos de esa mayoría de partidos “no son pendejos” y saben lo que hacen. Yo creo que si lo saben, pero no es precisamente para el beneficio de todos. ¡Y esa es la verdadera situación aquí!

Esa justificación de la viveza de unos delincuentes con poder político es lo que nos ha traído a este nuevo límite de la catástrofe de magnitudes continentales que seguimos viviendo. De allí que debamos darles la espalda y dejarlos solos para cualquier iniciativa a la que nos convoquen. Se dice fácil porque esa pléyade de alacranes -en el más amplio sentido de la palabra- constituye hasta el día de hoy el liderazgo reconocido de la oposición oficial del país. Y partir de hoy ya no se puede contar con eso.

Y ustedes dirán. ¿Y entonces? ¿La nada? ¿El vacío político? Siempre existen alternativas y de allí que haya que comenzar a escuchar y someter a la consideración de todos otras propuestas. Debemos abrir nuevos cauces para que el río mayoritario que desea salir de este régimen se manifieste con el poder que ya tiene y le pase como un tsunami tanto al régimen como a su oposición.

Al finalizar el año 2022, la circunstancia política pareciera presentarse con una sola manera de enfrentar ta tragedia que vivimos: ir a unas “primarias opositoras” para luego concurrir a unas elecciones con el régimen, esperando un resultado irreal. Los hechos de ayer demostraron que hacerlo es un error que pagarán las próximas generaciones de venezolanos, y cada uno de nosotros correrá con parte de esa grave responsabilidad, no solo los alacranes que ayer picaron a Guaidó y lo hundieron junto a su Presidencia Encargado al fondo del río. Los partidos políticos no podrían hacer nada sin el apoyo popular. Y esa es la respuesta de esta coyuntura: el apoyo de la gente.

No concurrir a esas primarias y a elecciones presidenciales subsecuentes, sería una respuesta más que proporcional a la eliminación inconstitucional de la Presidencia Encargada, y a la forma de gobierno parlamentario por la vía de comisiones repartidas entre los mismos partidos, haciendo caso omiso a las recomendaciones de los abogados constitucionalistas más renombrados del país. Falta entonces que sientan el rechazo político del pueblo venezolano.

Desde ANCO hemos insistido, desde antes y durante todo el 2022, en una idea fuerza que no tiene discusión alguna: ¡Que el pueblo decida! ¿Quién puede objetar eso? Ese es el principio fundamental de la democracia, la voluntad popular; y dadas las condiciones políticas del país, sin la intermediación de ninguna fuerza interesada en la continuación del régimen imperante. Pero hacer que eso ocurra pasa por la creación de las condiciones necesarias y suficientes para una convocatoria, con arbitraje internacional, a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria.

Esta posibilidad se nos pondría mucho más cerca en la medida en que la gente se convenza de que definitivamente no existe otra manera de restablecer el imperio de la Constitución y rescatar las instituciones que hemos perdido a causa de un arreglo de intereses, externos e internos, de oposición y régimen, que dejan afuera al pueblo venezolano. Si tomamos conciencia de eso en su correcta magnitud, no estaríamos buscando otra cosa que la manera de hacer que esa voluntad popular constituyente sea posible y se exprese, decidiendo qué hacer con el régimen, dando el primer paso para el restablecimiento del orden constitucional y la Refundación de la Nación.

Estas no son meras palabras para finalizar un año lleno de conflictos políticos con pobreza extrema y éxodo, bajo la represión de una tiranía, ni el deseo de un loco desesperado porque las cosas cambien. Es la convicción de quien al llegar este día final de otro año nefasto, se siente esperanzado de la posibilidad de un amanecer pleno porque ve con dificultad que exista una noche más oscura que la de esta última semana de diciembre de 2022.

Si por esa máxima oscuridad llegamos a tener esa conciencia colectiva de pueblo que nos ponga en la vía de convocarnos para decidir nuestro destino a través del ÚNICO instrumento constitucional que apunta hacia la Refundación de la Nación, no importaría que el amanecer no fuera el 2023, porque habríamos dado el primer paso de darnos cuenta de nuestra condición, pero estamos dispuestos a cambiar para mejorar. Si esto es así, habrá valido la pena pasar por este año desastroso con una oposición política que no merecemos como pueblo. Con la ayuda de Dios encontraremos el camino para hacer posible una nueva solución política para este Nuevo Año del Señor 2023. De nuevo, y como todos los años, agradezco profundamente a todos mis seguidores otro año más por su acompañamiento solidario, y solo me resta desearles un Feliz Año 2023, pleno de salud, éxitos y oportunidades para todos ustedes…

Caracas, 31 de Diciembre de 2022

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

martes, 27 de diciembre de 2022

La oposición que necesitamos

Por Luis Manuel Aguana

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En estos días me respondía un lector, a la pregunta que me hacía en una pasada nota (ver Ese Estatuto no es de Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/12/ese-estatuto-no-es-de-transicion.html), ¿Es esa la oposición que necesitamos?, que si no era esa, entonces ¿cuál debía ser? Y a estas alturas, con todo lo que ha pasado en Venezuela, me atrevería a responder que ninguna, por aquello de más vale andar solo que mal acompañado. Pero esa pregunta si debería tener una respuesta, más aún cuando la ya rayada oposición oficial que tenemos, está enfrentada por la Presidencia Encargada, peleando como borrachos por una botella vacía.

¿Cuál es el rol de un opositor en una democracia que funcione? Intuitivamente, podríamos decir que el rol opositor es fundamentalmente contralor. Estar pendiente del accionar de quienes detentan el poder y fungir de contrapeso a las decisiones que tomen que afectan a las mayorías. Debatir públicamente en un parlamento democrático lo que hace el gobierno y bloquear cualquier iniciativa que crea que perjudica al país. De allí se deriva la alternancia en el poder que de cara al pueblo al que sirven, luego de elecciones democráticas. Ese es el panorama ideal, el deber ser.

La oposición debe cambiar su rol cuando quien detenta el poder dejó por alguna razón de ser democrático en el gobierno –aunque haga “elecciones”, y en el mejor de los casos debe desaparecer para convertirse en resistencia. Así ocurrió en Venezuela en la dictadura de Juan Vicente Gómez, y durante los 10 años de la Junta Militar de Marcos Pérez Jiménez. Tanto en uno como en otro caso, la oposición que imperaba se centró en el derrocamiento de los tiranos por la vía de la fuerza. Ningún partido existente durante los casi primeros 60 años del siglo XX se plantearon maneras de convivir con los tiranos de sus respectivas épocas.

Podría asegurar, sin llegar a equivocarme, que la principal dirigencia política opositora de los primeros 60 años del siglo XX, forjada en la lucha en contra de esas dos tiranías predominantes, tenían muy claro la tesitura de los tiranos que enfrentaron, y sabían que no había lugar posible a ninguna convivencia. O eran ellos o los tiranos, sin grises. Los muertos, perseguidos, exiliados y torturados en prisión lo dejaban muy en claro y sin lugar a dudas. Lamentablemente, durante los siguientes 40 años del siglo pasado fueron muriendo uno a uno sin dejar un relevo político que lo comprendiera a cabalidad, pero que vivió, sin mayores problemas ni tiranías, los mejores 40 años de Venezuela, con ingresos y alternabilidad democrática.

El siglo XXI nos encuentra a los venezolanos sin anticuerpos para combatir la peste de una nueva tiranía, muertos en su casi totalidad quienes la habían vivido y combatido. Lo que quedaba de allí eran las sobras de unos partidos que una vez fueron los estandartes de las luchas democráticas, casi todos convertidos en cascarones vacíos, sin credibilidad. Hugo Chávez les paso por encima como un ferrocarril, con la ayuda de los poderosos medios de entonces y el dinero de quienes siempre se anotan a ganador.

¿Y qué hicieron esos partidos? Ante la perspectiva de desaparecer, convivieron. También el régimen los necesitaba para dar la apariencia democrática hacia afuera. El año 2012, después de las elecciones del 7-O, días antes de morirse realmente Chávez en Cuba, profundicé en este análisis de la relación simbiótica entre el régimen y la oposición oficial, que en aquel entonces llamaba “formal”. Nada de lo que escribí allí hace 10 años no ha cambiado ni un ápice: “Esa es la razón por la cual prefieren que Chávez continúe en el poder porque así sobrevivirían en una relación simbiótica mutualista y asqueante, ya que por un lado dicen defender los valores de la democracia y por el otro la traicionan en conciliábulos y negociaciones. Y por ninguna causa permitirán que el estado de cosas cambie, ni que el CNE cambie, aunque las cárceles revienten de presos políticos atropellados y vejados. Por esa razón pienso que son peores que el régimen que combatimos y por eso Chávez se defeca en ellos porque, así como el resto de sus sigüises, están en su nómina” (ver Simbiosis, en https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/simbiosis.html).

Sistemáticamente, he seguido día a día este juego opositor desde hace muchos años, como aquel que mantiene una estadística cerrada que con el tiempo puede predecir con un error muy pequeño lo que podría ocurrir. Esto lo he hecho a beneficio de la sociedad civil, a los fines que tome sus mejores decisiones a la hora de acompañar o no a quienes dicen que representan los intereses de los venezolanos, llegando a la conclusión lamentable que el régimen continuará en el poder mientras sigamos apoyando a esta oposición miserable. De hecho, aunque la simbiosis sigue siendo mutualista, el régimen parece depender más de esa oposición que en aquellos años, antes de la existencia de Maduro en el poder.

¿Qué quiero decir con esto? Que todo esto que ha pasado con la primera votación de la Asamblea Nacional para la eliminación del Gobierno Encargado y su muy probable aprobación definitiva, no es más que la prueba demostrativa de la necesidad de un cambio en la conducción política opositora. Pero eso se dice fácil. Los venezolanos nos debemos quedar sin oposición oficial para que de una vez se entienda el cambio que forzosamente se tiene que dar para salir del régimen. Esto es, el surgimiento espontáneo de nuevas formas opositoras radicales que terminen por dar al traste con la tiranía.

Cuando la oposición oficial, los dos toletes, los que están a favor y en contra de la existencia del Gobierno Encargado, dejen de alimentarse de los activos de los venezolanos en el exterior, se desaparecerán aquellos que han trabajado activamente en contra de que exista una solución al problema de la tiranía. Esos son los verdaderos parásitos de esta historia. De allí que responsablemente prefiera que el régimen mate la relación simbiótica con esta pseudo oposición, al quedarse con el control de los activos en el exterior, porque de lo que se trata esa pelea de perros por la existencia de un Gobierno Encargado, es de la supervivencia de ese engendro llamado G4.

A los que se escandalicen por la afirmación anterior, desde ya les digo que aquí la lucha no es por CITGO o el oro de Londres o los haberes mal habidos del régimen, NO. Es por LA LIBERTAD DE ESTE PAÍS. Una vez recuperado el supremo bien de la libertad, como lo llamaba el Libertador, recuperaremos lo que tengamos que recuperar. Aquellos que entiendan eso son la oposición que necesitamos…

Caracas, 27 de Diciembre de 2022

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana