jueves, 13 de abril de 2023

El crimen de Tibisay

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

A meses de declararse pública la enfermedad terminal de Hugo Chávez Frías, escribí, a finales de octubre del año 2011, una nota que ciertamente consideré de despedida al Presidente (ver Presidente, muera en paz, en https://ticsddhh.blogspot.com/2011/10/presidente-muera-en-paz.html) y de la cual rescato las siguientes palabras para Tibisay Lucena, quien ahora en su muerte recordamos tristemente en su cargo como Presidente del Poder Electoral en las horas más oscuras de los venezolanos:

La Fé cristiana nos enseña que una persona antes de morir, si se arrepiente de verdad, será perdonada. Creo que al final se arrepentirá. No viajó desde La Habana directo hasta el Cristo de La Grita por nada. Sabe lo que pasará y lo espera. Y es en este punto en donde el Presidente debe reconciliarse con la sociedad venezolana. ¿Y qué significa esto? Abrirse y decirse a sí mismo la verdad. Que no quiso que la familia venezolana se enfrentara, que la división de clases que propuso no fue más que un artilugio electoral para ganar votos, que en realidad no deseaba que los venezolanos se dividieran y se odiaran entre sí. Que no era su intención promover y no detener una violencia criminal que se llevo a miles de venezolanos a la tumba y que se arrepiente genuinamente de ello. Que de verdad intentó que las promesas de 1998 se hicieran realidad pero el poder, como una suerte de droga, fue un espejismo tan atrayente que se olvidó de eso. Todo esto debe provenir desde adentro, del alma misma de la persona, de un arrepentimiento genuino. Nadie puede decirle a nadie como descargar ni expiar culpas y mucho menos en una situación de trance final. Eso solo será de la intimidad del Presidente.

¿Se arrepintió Tibisay Lucena al final de su vida, en su lecho de muerte por cáncer terminal, de haber impedido abierta y descaradamente la voluntad del pueblo venezolano de corregir el error de elegir a Hugo Chávez Frías como Presidente de la República en 1998? No lo creo. Difícilmente ese abrirse y decirse a sí misma la verdad, como se lo escribí a Hugo Chávez en esa nota, en un último arrepentimiento antes de rendir cuentas al Creador, lo hiciera Tibisay Lucena, porque a diferencia de Chávez, esta lamentable funcionaria no fue un error que cometimos los venezolanos. Los venezolanos, en un monumental error histórico, elegimos por la calle del medio a un golpista como Presidente de la República, que tenía intenciones ocultas de acabar con la institucionalidad conocida. El contrario, esta funcionaria en pleno conocimiento de los delincuentes que habían llegado al poder engañando a los venezolanos, utilizó y vendió criminalmente y de una manera aviesa su posición para que estos delincuentes ya declarados permanecieran en el poder. Los que hacen eso pocas veces piden perdón.

El caso de Chávez no aplica a ningún funcionario cuyo cargo no lo decidan los venezolanos con su voto. La responsabilidad de un funcionario del nivel que tenía Tibisay Lucena es infinitamente superior, como parte y cabeza de un Poder Público que constitucionalmente debe ser independiente para poder garantizar a los venezolanos que su voluntad realmente decida sobre el destino del país. Ese es el crimen que Tibisay Lucena cometió y sigue cometiendo después de muerta en contra de los venezolanos. Que su nombre y actos no se nos olviden, en especial aquellos que ocupen en el futuro su responsabilidad al recuperar la libertad.

En efecto, Lucena tuvo en su poder la facultad de garantizar que el pueblo venezolano enmendara el error histórico de Hugo Chávez y resolver el problema de su nefasto sucesor y decidió no hacerlo. ¿Fue por dinero? ¿Fue por poder? Por lo que haya sido, podemos considerar en este contexto que los pecados cometidos por la llamada “irreversible” Tibisay Lucena, y por los que deberá que responder en donde esté, son de largo muchísimo más graves que los cometidos por Hugo Chávez Frías y luego por Nicolás Maduro Moros, eso sin contar con los de su predecesor en el cargo de Presidente del CNE.

¿Y por qué? Porque ella pudo elegir ser honesta y empática ante el sufrimiento de millones de venezolanos, que ya se manifestaba evidentísimo en el año 2006 cuando fue designada por primera vez como Presidente del Poder Electoral, y actuar en consecuencia para que Venezuela retomara su rumbo. Pero vendió su posición al poder en detrimento del país. Eso resulta infinitamente peor que un corrupto que solo quiere dinero con su posición.

Tibisay Lucena fue la mejor garantía de permanencia en el poder del régimen de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros desde el 30 de abril de 2006 hasta el 12 de junio de 2020. Esta delincuente tuvo la responsabilidad de conducir la primera oportunidad en el año 2006 para que Venezuela recuperara el sistema de libertades en las elecciones presidenciales de diciembre de ese año, luego la siguiente en octubre de 2012 y otra adicional en abril de 2013 por la muerte de Hugo Chávez Frías, en las que conscientemente el organismo bajo su conducción realizo fraude para que el régimen permaneciera en el poder. Este último fraude fue tan burdo como la  auditoría que montó Tibisay Lucena, hoy hace casi 10 años, para robarle la siguiente esperanza a los venezolanos (ver Las 12 mil cajas de Tiby, en https://ticsddhh.blogspot.com/2013/04/las-12-mil-cajas-de-tiby.html).

Siempre me he preguntado quien es más criminal, un ladrón que al menos tiene claro para él y la sociedad cual es su condición, y corre el riesgo de ser atrapado en una fechoría, o un funcionario público que tiene una obligación con el país al que sirve, y que encubriéndose en su posición, hace lo mismo que el ladrón que actúa bajo su propio riesgo. El ladrón sería en ese caso más honesto. Pero robarle la oportunidad a un país para recuperar su libertad es un crimen imposible de cuantificar, y por ende la pena de ese crimen. Imagino que Dios en su infinita sabiduría sabrá qué pena darle a este crimen cometido por Tibisay Lucena.

La sarta de criminales que asaltaron Venezuela bajo la protección de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros, se llevaron el dinero de los venezolanos. El crimen cometido por Tibisay Lucena se llevó en éxodo masivo a nuestras familias al exterior, se llevó las esperanzas de reconstrucción al impedir que los venezolanos se expresaran a través de un voto libre, transparente y auténtico. El crimen de Tibisay Lucena impidió que los venezolanos removiéramos por la vía de los Referendos Revocatorios a los funcionarios que le están haciendo daño a la Nación. Hubiera preferido que Tibisay Lucena fuera un funcionario corrupto más de este régimen. Lo que hizo fue más grave que llevarse el dinero, porque la plata a la larga podremos recuperarla, pero no las esperanzas de reconstruir un país. Eso no tiene precio.

Pero Dios es justo. Tibisay Lucena pasa ahora a engrosar la larga lista de delincuentes del régimen, dados de baja por el Creador encabezada por su jefe Hugo Chávez Frías, que le han hecho un daño incalculable a Venezuela. Dificulto que se haya arrepentido de su incalculable crimen al morir, porque se siguió aprovechando del Estado venezolano hasta el último momento como Ministro del régimen. ¿Qué pudo esgrimir en su defensa en su juicio final? Nada. Al menos Hugo Chávez pudo haber argumentado que al principio tenía buenas intenciones, como lo señalé al comienzo. Que se vean en el espejo de Tibisay Lucena los funcionarios que como ella, le han dado continuidad a este régimen, manteniendo a los venezolanos en un infierno, porque será allí donde con seguridad terminarán parando en uno mil veces peor porque, Dios mediante, no tendrán tiempo para gastar lo que nos han quitado, en especial si no es dinero…Y como ella, nunca descansarán en paz. Amén…

Caracas, 13 de Abril de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

martes, 11 de abril de 2023

Mala praxis jurídica en el Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

English versión

A todos los venezolanos que dieron su vida el 11 de abril de 2002 buscando la libertad

A cualquier venezolano de mi generación, educado en los 40 años de democracia, le era imposible dibujar un mapa de Venezuela sin incluir la llamada Zona en Reclamación, destacada con rayas en el referido mapa. Se nos decía en las aulas de clase que a Venezuela le había sido robada por los ingleses, como quien le quita un dulce a un niño, una franja inmensa de su territorio en un Laudo Arbitral irrito el año 1899, y que los gobiernos trabajaban activamente en su recuperación en el ámbito de la negociación internacional. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, al reconocer el 26 de mayo de 1966 la independencia a los nativos de ese territorio conocido hasta entonces como Guyana Británica, y parte de su Mancomunidad de Naciones, comenzó a denominarse República Cooperativa de Guyana, y el problema del territorio en disputa lo heredó esta nueva República.

Y hasta allí. De vez en cuando veíamos en los noticieros y artículos en la prensa que esa negociación no avanzaba porque existía una dura posición de no aceptar la validez de ese Laudo Arbitral de 1899, ni ningún otro mecanismo que lo reconociera, en estricto apego a los documentos que históricamente demostraban nuestra soberanía sobre esos territorios desde que éramos Capitanía General de Venezuela, posición asumida en especial por parte de nuestras Fuerzas Armadas. Esa conducta de nuestros militares siempre fue elogiada por la población, y ningún gobierno o político alguno se atrevió nunca a ceder en ella…hasta que llegó Hugo Chávez Frías.

Muchos años han pasado de eso, y lejos de haber avanzado a favor de la recuperación de esa Zona en Reclamación, los venezolanos que en su mayoría no han tenido mayor conocimiento de esa materia miran desde afuera que parece que perdemos esa pelea, al ver que abiertamente nuestra contraparte, la República Cooperativa de Guyana, ocupa ese territorio y entrega concesiones a compañías petroleras internacionales sobre la Zona en Reclamación.

Pocos meses antes de reconocer la independencia a la Guyana Británica, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, firman un Acuerdo en Ginebra con Venezuela el 17 de febrero de 1966, que históricamente se ha dado en llamar Acuerdo de Ginebra, donde se reconoce en su Artículo I que “…el Laudo arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guyana Británica es nulo e irrito”, y se articulan los mecanismos para llegar a un acuerdo mutuamente aceptado entre las partes (ver Acuerdo de Ginebra para resolver la controversia entre Venezuela y Guyana – 17-02-1966, en  http://www.consulvenevigo.es/subido/ACUERDO%20GINEBRA%20ONU%201966.pdf).

Es importante precisar toda esta historia, porque aquí no estamos discutiendo si tenemos o no tenemos soberanía sobre el Esequibo, porque para Venezuela, desde el Acuerdo de Ginebra de 1966, el Laudo Arbitral de 1899 es reconocido como nulo e irrito entre las partes, sino qué es lo que vamos a hacer con esa realidad, y cómo vamos a resolver el problema con el vecino, que aún cree que tiene derecho sobre ese territorio.

Aun a sabiendas de la posición histórica de las Fuerzas Armadas y del país entero, el entonces Presidente Hugo Chávez Frías, cambió de un momento a otro la posición de Venezuela con Guyana: “En 2004 Chávez hizo una gira dónde visitó Georgetown, en la capital de Guyana, dónde el 19 de febrero de ese año, en una rueda de prensa con el presidente de Guyana, Bharrat Jagdeo, marcó un cambio en la postura que Venezuela había mantenido hasta la fecha: «Yo me he comprometido con el presidente Jagdeo y con Guyana. Primero que el gobierno venezolano no va a oponerse a ningún proyecto en esta región que vaya en beneficio de sus habitantes; beneficio directo como me decía el presidente, como es un proyecto de agua, vías de comunicación, energía, proyectos agrícolas. Y segundo durante el surgimiento de cualquier proyecto más sensible, inmediatamente nos activamos ambos para conversarlo en la Comisión Binacional de Alto Nivel y buscarle viabilidad»” (ver Momento en que Chávez entregó el Esequibo, en https://maduradas.com/momento-chavez-abandono-la-defensa-historica-del-esequibo-ganarse-apoyo-geopolitico-guyana-video/) (resaltado nuestro).

Lo anterior indica que si existe un responsable de lo que está sucediendo ahora con el territorio Esequibo y la presencia de compañías petroleras en la Zona en Reclamación, ese es Hugo Chávez Frías. Hasta ese momento ningún gobierno venezolano se había atrevido a utilizar la reclamación de nuestro territorio y el problema limítrofe con la República Cooperativa de Guyana con fines políticos. De esas aguas sucias vienen los lodos que estamos presenciando ahora.

El 29 de marzo de 2018 el gobierno de la República Cooperativa de Guyana demandó a Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia “con respecto a una controversia relativa a “la validez jurídica y el efecto vinculante del Laudo relativo a la frontera entre la colonia de la Guayana Británica y los Estados Unidos de Venezuela, de 3 de octubre de 1899”, y la Corte Internacional de Justicia en su interpretación del Acuerdo de Ginebra, sentenció el 18 de diciembre de 2020 que era competente para decidir acerca del asunto presentado por Guyana (ver Sentencia de la CIJ – 18-12-2020, en https://revistas.urosario.edu.co/xml/4295/429566597007/index.html).

El régimen de Maduro reaccionó en un comunicado el mismo día indicando que “…niega la vía judicial, incapaz de alcanzar el arreglo práctico y satisfactorio que este Tratado impone a ambas partes”, repudiando el fallo emitido por la Corte Internacional de Justicia (ver Venezuela rechaza decisión de la CIJ – 18-12-2020, en  https://mppre.gob.ve/comunicado/venezuela-rechaza-decision-cpi-contraria-acuerdo-ginebra-guayana-esequiba/)

Sin embargo, esa sentencia no hizo tanto ruido en Venezuela como la decisión de este mes, el 6 de abril de 2023, de la Corte Internacional de Justicia en respuesta a las objeciones presentadas por el régimen de Nicolás Maduro Moros el 7 de junio de 2022 (ver Venezuela presenta objeciones preliminares a la admisibilidad de la demanda unilateral de Guyana – 07-06-2022, en https://mppre.gob.ve/comunicado/venezuela-objeciones-preliminares-admisibilidad-demanda-unilateral-guyana/), cuyo fallo indicó que “La objeción por Venezuela debe ser rechazada (…) por 14 votos a 1 rechaza la objeción preliminar presentada por la República Bolivariana de Venezuela”, dijo la jueza y presidenta de la CIJ, Joan Donoghue, al leer la sentencia en La Haya. “Por 14 votos a 1 determina que puede decidir sobre el fondo de la República cooperativa de Guyana”, continuó” (ver CIJ falla contra Venezuela e irá a juicio para definir reclamo de Guyana por el Esequibo, en https://www.vozdeamerica.com/a/cij-falla-contra-venezuela-e-ira-a-juicio-para-definir-reclamo-de-guyana-por-el-esequibo/7039108.html).

En cristiano eso fue una completa torta, por no decir la grosería correcta. La pregunta del millón de lochas es porque si Venezuela negaba históricamente la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, como indicaban en su comunicado del 18 de diciembre de 2020, se presentó una objeción -por cualquier causa que fuera- ante esa instancia judicial internacional.

El Dr. Héctor Faúndez, abogado experto en Derecho Internacional y profundo conocedor del tema Esequibo, publica en reciente artículo que con esa acción Venezuela aceptó la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia: “Cabe recordar que, el 7 de junio pasado, al interponer una excepción preliminar, Venezuela terminó por aceptar la competencia de la Corte, y decidió comparecer en el procedimiento ante ella. Ya hemos designado un juez ad-hoc, ya hemos nombrado al agente y a los agentes alternos del Estado, y ya nos hemos incorporado al procedimiento ante la Corte, lo que hace absurdo que, a estas alturas, volvamos a insistir en que la Corte carece de competencia” (ver Héctor Faúndez, Venezuela ante la CIJ en el caso del Esequibo: ¡Segundo aviso!, en https://www.lapatilla.com/2023/04/08/venezuela-ante-la-cij-en-el-caso-del-esequibo-segundo-aviso-por-hector-faundez/).

¿Y entonces? El régimen, en su infinita torpeza y actuando en nombre de los venezolanos, nos ha puesto en una situación de ser activos en el juicio que quería Guyana con nosotros, en su intención de que fuera la Corte Internacional de Justicia la que decidiera sobre el fondo de la controversia, que no es otra cosa que hacer válido el Laudo Arbitral de 1899 en contra de la reclamación de Venezuela.

Pero, -y aquí voy a un asunto de mucho mayor fondo-, ¿es el régimen de Nicolás Maduro Moros el legítimo representante de los venezolanos para actuar a nuestro nombre en un juicio de semejante trascendencia y envergadura? La respuesta es un rotundo NO. Se ha establecido internacionalmente el NO RECONOCIMIENTO del actual régimen que gobierna al país como el legítimo representante de los venezolanos, razón por la cual se designó un Gobierno Encargado de manera Constitucional en el año 2019, y que en sentencia de fecha reciente, ha sido reafirmado por el Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio.

Los venezolanos no podemos perder ese juicio por incompetencia y lo que bien podríamos llamar un caso de “mala praxis jurídica” en el Esequibo, por parte de un régimen criminal que en todos estos años –Chávez incluido-, ha representado a los venezolanos ante una instancia tan importante como la Corte Internacional de Justicia, sin tener la legitimidad para hacerlo. Podría señalar sin equivocarme que se ha gastado más dinero en tratar de recuperar CITGO que el territorio Esequibo, un activo nacional exponencialmente más valioso para las futuras generaciones, y en el que deberían estar trabajando para Venezuela los mejores profesionales del Derecho del mundo en el ejercicio del Derecho Internacional.

Los venezolanos debemos movilizarnos a la brevedad posible para evitar que ese juicio continúe sin una representación legítima de Venezuela. Esta situación va más allá de ser solamente un problema jurídico. Si los venezolanos perdemos el Esequibo en ese juicio por no comparecer ante la Corte Internacional de Justicia, como amenaza con hacerlo el régimen, no nos quedará más que desconocer ese posible fallo cuando se recuperen las libertades en nuestro país, advirtiendo al mismo tiempo al gobierno de la República Cooperativa de Guyana que cualquier decisión que se tome en esa controversia no sería reconocida por la inexistencia de un gobierno legítimo en Venezuela. Y así debería decidirlo la única instancia judicial legítima que nos queda en el exilio, informando apropiadamente de esa situación a los jueces de la Corte Internacional de Justicia. No queda mucho tiempo…

Caracas, 11 de Abril de 2023

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