domingo, 31 de diciembre de 2023

Certidumbre para el 2024

Por Luis Manuel Aguana

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No hay nada peor que vivir en la incertidumbre. Los seres humanos necesitan un mínimo de conocimiento de su entorno para poder organizar sus vidas día a día, sin mencionar que ese entorno debería ser estable para que puedan crecer y desarrollarse. De allí que al terminar un año, el tiempo mínimo razonable que nos damos para tomar decisiones acerca de nuestras vidas, nos estemos preguntando si lo que viene será peor o mejor de lo que ya hemos vivido, en el mismo período del tiempo anterior, para tomar las mejores decisiones.

Este principio opera no solo para las personas, sino de igual manera para las familias, las empresas, y los gobiernos. Se hace al finalizar el año la evaluación para tomar decisiones, pero el factor clave que opera aquí es la certidumbre. ¿Y por qué lo digo? Tal vez con un ejemplo lo puedan apreciar mejor.

Una persona que en diciembre no sabe si tendrá trabajo en enero, porque al finalizar el año la empresa le comunicó que no sabrían si cerrarían por razones de la crisis económica, se comportará de manera muy diferente que aquel que razonablemente sabe, o tiene la certidumbre, que regresará a trabajar el mes siguiente para poder seguir manteniendo a su familia. Aquel que tiene certidumbre de su trabajo organizará su vida con base en esa realidad, pudiendo planificar su vida porque tiene la certeza –al menos inmediata- de que tendrá un empleo.

Y así podemos extrapolar el principio a otros terrenos de la vida. Una empresa que no tiene la certidumbre que tendrá sus insumos a un precio determinado, tomara decisiones completamente diferentes en torno al precio de sus productos que aquellas que saben de cierto que las materias primas de sus productos no se moverán. Un gobierno que deja que la incertidumbre le domine nunca podrá darle certeza de estabilidad política a sus gobernados.

La certidumbre es entonces un factor clave y fundamental en la ecuación del bienestar de un pueblo, por lo que es deber de todo gobernante, o de quien pretenda llegar a serlo, tratar de garantizarlo en la mayor cantidad de órdenes posible. Y me atreveré a decir más: aquel que no irradie certidumbre en su conducta difícilmente generará la suficiente confianza.

¿Por qué creen ustedes que las empresas buscan personal “con experiencia”? Porque de esa manera tienen la certidumbre de que ese trabajador hará el trabajo exigido y no vendrá a aprender, generando problemas y retrasos. Eso no significa que el no tener experiencia sea malo, sino que lo que buscan quienes necesitan emplear a alguien es productividad y eficiencia en el trabajo para corto plazo, sin el costo de una curva de aprendizaje.

Y ustedes me preguntarán, ¿y a qué viene todo este discurso de la certidumbre este último día del año 2023? Los venezolanos hemos visto degradar de múltiples maneras lo que el DRAE llama certidumbre, en su primera acepción: “1. f. certeza. Sin.: certeza, certitud, evidencia, verdad, seguridad, convencimiento, convicción” (ver DRAE, Certidumbre, en https://dle.rae.es/certidumbre?m=form).

Esto es, la certeza, la verdad, la seguridad, la convicción. En la Venezuela de hoy no hay certeza de nada para el año entrante, comenzando por la arena política, definidora de todo lo demás. Ejemplos: No hay certeza de que la candidata electa de la oposición se mida con el régimen en unas elecciones libres, justas y verificables; no hay certeza de si habrá o no elecciones; no hay certeza acerca de las acciones de la nueva oposición frente a un régimen que cada vez demuestra con hechos que va adelante en las “negociaciones” que está haciendo con la supuesta “oposición”; no hay certeza de si alguna vez se materializará el mandato del pueblo opositor el 22 de octubre, de desplazar de una vez a la oposición colaboracionista que perdió frente al pueblo, responsable de un interinato fracasado. Y eso solo para comenzar. Existe en todos nosotros al cierre de 2023 una completa incertidumbre hacia el 2024.

Permítanme ampliar un poco más la importancia del concepto de certidumbre aplicada a los grupos humanos organizados, y tal vez así este último día del año quizás –solo quizás- pueda llegar a ser de utilidad a alguien con el poder para tomar decisiones en la oposición.

A medida que se asciende desde el nivel del común de las personas hacia los tomadores de decisiones en cualquier grupo, vamos presenciando una continua degradación de la certidumbre en la cual operan los individuos. El común de las personas requiere de certidumbre para lograr ser productivos y lograr cosas en la vida, como lo mencionamos antes.

Estas personas comunes necesitan de lineamientos previamente establecidos por alguien que sabe lo que quiere y hacia dónde va (generalmente un jefe, un líder, un político en posiciones de gobierno). Debo hacer un aparte aquí: ese jefe o líder TIENE LA OBLIGACIÓN de saber adónde se dirige. Pero no hacia un objetivo genérico, como en el caso opositor, “salir del régimen”, sino que ese objetivo debe ser estratificado y cuantificado para lograr resultados tangibles, estableciendo metas claras que puedan seguir, entender y ejecutar quienes le siguen del común de las personas.

El común de las personas requiere, necesita, tener certidumbre, conocer con claridad y detalle que es lo que de ellos se pide, no una vaina etérea de “vamos a salir del régimen de Maduro”. NO. Necesitan a su nivel conocer cuáles son las acciones concretas que deben realizar, y es responsabilidad del líder establecer un mecanismo de seguimiento y control para saber si se cumplieron esas acciones. Desde el punto de vista sistémico, el común de las personas es cerrado al entorno, y debiera ser para ellos completamente transparente las variaciones que ocurran en un ambiente político cambiante.

Los líderes, quienes conducen al grupo, los niveles decisores de la acción política, deben, al contrario de la gente que se encuentra en la base de la pirámide, funcionar acorde con el ambiente, y respondiendo ante sus cambios permanentes para derivar de allí las decisiones que incidan sobre el comportamiento natural de la gente que los sigue. Los líderes Y NO LA GENTE son los que deben trabajar y convivir en la constante incertidumbre, atentos a lo que pueda suceder para tomar las acciones correspondientes, transformando incertidumbre en certidumbre para su gente. ¿Es eso fácil? ¡Por supuesto que no! Por eso tienen que ganarse el puesto de líderes.

A medida que la incertidumbre cambie a certidumbre a través de las acciones que tomen los liderazgos, las decisiones pasarán a ser del dominio cerrado de quienes manejan, en la base de la pirámide, la certidumbre como factor principal. Ese es el flujo continuo donde se convierte incertidumbre en certidumbre en los grupos humanos organizados.

Estos conceptos no son de ninguna manera nuevos, ni los inventé yo. Fueron desarrollados en las mejores escuelas de negocio y universidades del mundo en el siglo pasado y aplicados con éxito en organizaciones y situaciones complejas. Y aunque los entornos a donde se apliquen hayan cambiado, las personas siguen reaccionando de la misma manera. La diferencia radica en la velocidad de los cambios y la montaña de información que se maneja ahora, cosas que se pueden abordar en estos tiempos con herramientas que antes no existían.

¿Qué deberíamos esperar en el año que comienza? Sería bueno para comenzar que el nuevo liderazgo surgido el 22 de octubre comience por bajarnos la incertidumbre, asumiéndola y poniéndose al frente de ella, protegiéndonos de las distorsiones que produce, a los fines de llevar un colectivo a un triunfo que necesitamos desesperadamente.

Sin conocer toda la teoría anterior, Sir Winston Churchill le bajó la incertidumbre a los ingleses, hablándoles claro y con la verdad a la población, obteniendo la necesaria colaboración y actitud unificada de la gente para salir adelante, al definir con claridad qué era lo que podía ofrecer. Ese fue un caso único de conducción política intuitiva en el mundo. Esto lo logró con su famosa frase ante el Parlamento británico, No tengo nada que ofrecer, sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, haciendo que cualquier cosa que le pidiera ese líder fortaleciera toda acción de resistencia frente al enemigo.

Otro ejemplo más reciente de generación de certidumbre aplicado por una dirigencia política es el demostrado por el Presidente Javier Milei en Argentina, al establecer claramente a su pueblo el problema que tiene el país, los responsables de la desgracia que viven desde hace mas de 100 años y las soluciones a aplicar desde que prácticamente comenzó la campaña presidencial, indicando claramente el nuevo rol que espera de su pueblo. Milei se hizo cargo e irradió certeza a los argentinos. Eso generó confianza y lo eligieron presidente. Al margen de todos los problemas que seguramente enfrentará su gobierno, el peso de la incertidumbre ya no se encuentra en el pueblo argentino sino en su liderazgo. Espero que estos ejemplos aclaren bien el concepto.

Me encantaría esa actitud de parte del liderazgo político venezolano, aunque lamentablemente estén acostumbrados al tipo de política que históricamente se ha utilizado en Venezuela, donde actuar contradictoriamente frente al pueblo, creyendo que no somos capaces de digerir la verdad, lo que logran realmente es crear altas dosis de incertidumbre Eso tiene que cambiar si queremos salir de esta tragedia. El 2024 podría ser un buen momento para comenzar.

El 31 de diciembre de 2018, tuve el atrevimiento de dar consejos de liderazgo a una incipiente “nueva generación de líderes políticos” que se haría cargo de la oposición de la Asamblea Nacional legítima a partir de enero de 2019. Jóvenes sin experiencia laboral alguna se hacían cargo de nuestro destino político. Todos sabemos cómo terminó eso (ver Por un liderazgo efectivo en el 2019, en https://ticsddhh.blogspot.com/2018/12/por-un-liderazgo-efectivo-en-el-2019.html).

Espero no estar cometiendo el mismo error sugiriendo hoy a esta nueva oposición un manejo acertado de la certidumbre. Decía en ese entonces que al liderazgo que le correspondería llevar la lucha opositora -o de resistencia- en el 2019 tendría la altísima responsabilidad de ser efectivo, dando algunos consejos para eso. Que años de fracasos no se podían seguir tolerando. Pero me equivoqué. Ni fueron efectivos y todavía estamos tolerando los fracasos de esos aprendices de brujo opositores. Sin embargo, como mencione el 24 de diciembre, los venezolanos seguimos aquí aguantando la pela porque somos resilientes, y creo que el consejo de fin de año de un viejo opositor, dado con la mejor buena intención y respeto, no le hace mal a nadie.

De nuevo, mis queridos amigos, seguidores y lectores de TICs & Derechos Humanos, mi más sincero agradecimiento por acompañar estas notas durante todo el año 2023, deseándoles lo mejor para el año 2024, y esperando –como siempre- que este si sea verdaderamente el año de la Libertad… ¡Feliz Año 2024!

Caracas, 31 de Diciembre de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos,

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

domingo, 24 de diciembre de 2023

Navidad 2023, desesperanza o resiliencia

Por Luis Manuel Aguana

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Sería imposible describir un cuadro de mayor desesperanza en el ánimo de los venezolanos honestos en esta Navidad, al ver al régimen solazarse resplandeciente luego de ver ganada su disputa con los EEUU por el delincuente Alex Saab. Muy pronto lo veremos como negociador del régimen en la mesa de México y Barbados, junto con la oposición oficial, como ya lo han anunciado –“oposición” que por cierto no quiere soltar esa responsabilidad frente a la verdadera representación opositora electa el 22 de octubre-  y luego seguramente lo exhibirán como Ministro o Embajador en algún país, o bien Gobernador, impuesto en cualquiera de los Estados de Venezuela, a pesar de no ser venezolano (lo cual no sería extraño si Maduro tampoco lo es).

Esta demostración histriónica de fortaleza delincuencial, donde unos criminales se ufanan pública y abiertamente de lo bien que les salió la jugada de secuestrar inocentes para intercambiarlos por sus secuaces caídos en manos de la justicia, podría resultar de verdad desmoralizante para quienes han luchado desde hace muchos años por el regreso del imperio de la ley y el Estado de Derecho en Venezuela, y especialmente durante esta época decembrina donde la gente honesta hace sus mejores votos por un mejor futuro para sí mismos y su familia, poniendo solamente por delante su trabajo, y la fe y esperanza en el Hijo de Dios que nace hoy, que dio su vida para lavar los pecados del mundo. Es por eso que se siente flotar en el aire un ambiente desagradable y contradictorio generalizado en esta particular Navidad de 2023 en Venezuela. Deberíamos estar alegres pero la realidad nos tumba la alegría.

Pero no quiero ahora escribir acerca de las contradicciones opositoras, ni tampoco especular si este régimen durará mil años, como dijeron que duraría el III Reich alemán, o hasta el año que viene, por el milagro de unas elecciones. Deseo más bien reflexionar en esta época navideña acerca de si tenemos o no las fortalezas necesarias para resistir y salir de esta desesperanza de hoy, causada por mil razones, la mayoría de ellas producto del cinismo del régimen, y también por culpa de quienes confiamos la dirección opositora. Esa es la verdadera clave que define si estaremos viviendo un cuadro mejor o peor del que tenemos hoy en la próxima Navidad. En el fondo, de eso es lo que se trata todo esto.

El término que define esta capacidad de resistir la adversidad es la resiliencia: de acuerdo al DRAE, resiliencia se define como; “1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” (ver DRAE, Resiliencia, en https://dle.rae.es/resiliencia?m=form). Falta indagar si el venezolano es o no resiliente. Para ello eché mano de la ayuda de la Inteligencia Artificial (IA), muy de moda en estos tiempos, e hice un experimento al preguntar directamente a la IA de Google, Bard, lo siguiente: “¿Es resiliente el venezolano?” Y lo que sigue abajo es a mi juicio la mejor de las tres respuestas que me dio:

“La resiliencia es la capacidad de adaptarse positivamente a las adversidades. Los venezolanos han demostrado ser un pueblo resiliente, capaz de superar las dificultades que han enfrentado en su historia.

En los últimos años, Venezuela ha experimentado una crisis económica, política y social sin precedentes. La hiperinflación, la escasez de alimentos y medicamentos, y la violencia han hecho que la vida de los venezolanos sea muy difícil. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, los venezolanos han demostrado una gran capacidad de adaptación y superación.

Hay muchos ejemplos de la resiliencia de los venezolanos. Por ejemplo, muchas familias han tenido que emigrar para buscar mejores oportunidades. Estas personas han tenido que aprender a adaptarse a una nueva cultura y a un nuevo idioma. También han tenido que enfrentar el racismo y la discriminación. Sin embargo, la mayoría de los venezolanos que han emigrado han logrado adaptarse a su nueva vida y prosperar.

Otro ejemplo de la resiliencia de los venezolanos es la forma en que han organizado protestas y manifestaciones para exigir cambios en su país. Estas protestas han sido reprimidas violentamente por el gobierno, pero los venezolanos han seguido manifestándose, demostrando su determinación de luchar por un futuro mejor.

La resiliencia de los venezolanos es un ejemplo inspirador para el mundo. Es un testimonio de la fuerza del espíritu humano y de la capacidad de superar cualquier dificultad.

Algunos de los factores que contribuyen a la resiliencia de los venezolanos son:

La cultura venezolana: La cultura venezolana está marcada por la solidaridad, la cooperación y la familia. Estos valores ayudan a los venezolanos a apoyarse mutuamente en tiempos difíciles.

La historia venezolana: Los venezolanos tienen una larga historia de lucha y resistencia. Esta historia les ha dado una fortaleza y una determinación que les ayuda a superar las adversidades.

La juventud venezolana: La juventud venezolana es un grupo dinámico y comprometido. Los jóvenes venezolanos están motivados a cambiar su país y a construir un futuro mejor.

La resiliencia de los venezolanos es una fuerza poderosa que puede ayudar al país a superar la crisis actual.”

(ver Bard, consulta: ¿Es resiliente el venezolano?, en https://bard.google.com/chat) (resaltado nuestro).

La Inteligencia Artificial –y en especial la de Google- hace uso del acervo casi infinito de información acumulada en la red que hemos generado nosotros mismos con nuestras interacciones diarias, produciendo una respuesta acorde con la solicitud realizada, en la mayoría de los casos, ajustada a la realidad. Examinando ese texto podrán ustedes notar que nada de lo que allí se expresa es un invento de los programas de Google acerca de algo que no sepamos ya en Venezuela.

Efectivamente, hemos experimentado las 7 plagas de Egipto, y sus consecuencias, tanto  con los delincuentes del régimen, como de su oposición, y a pesar de ello, hemos “demostrado una gran capacidad de adaptación y superación”. Las personas que se han ido del país “han tenido que enfrentar el racismo y la discriminación” y a pesar de todo eso, “han logrado adaptarse a su nueva vida y prosperar”.

Los que nos hemos quedado hemos sido reprimidos “violentamente por el gobierno, pero los venezolanos han seguido manifestándose, demostrando su determinación de luchar por un futuro mejor”.

¿Y por qué ha sido todo esto? De acuerdo a la IA Bard, por nuestra cultura, nuestra historia y nuestra juventud. Pero yo añadiría otra mucho, más poderosa, nuestra determinación, como venezolanos, de recuperar nuestro país, por encima de cualquier liderazgo –bueno, malo, regular o pésimo que se haya decantado en el tiempo-, y a pesar de las amenazas de quienes creen que la dignidad se compra con una bolsa de comida.

Es triste y a la vez increíble que una IA sea capaz de decirnos todo eso de nosotros mismos y los venezolanos todavía dudemos de nuestra capacidad real –no generada por una IA- de vencer a estos delincuentes porque el régimen luzca orgulloso en un desfile público a un criminal que soltaron en los EEUU a cambio de rehenes inocentes. Ni decir tiene una IA que nuestra resiliencia “es una fuerza poderosa que puede ayudar al país a superar la crisis actual”.

Nuestra verdadera fuerza proviene de un ADN muy especial, comprobado históricamente desde que decidimos la libertad del imperio español y pusiéramos en pago la vida de más de la mitad de nuestra población. Y eso sigue allí, así esta lucha lleve lo que nos reste de existencia, porque como sabiamente dijera un famoso manager de las grandes ligas, “el juego termina cuando se termina”, y este no se terminara hasta la salida del régimen de Maduro y sus delincuentes del poder para comenzar uno nuevo en democracia. Falta mucho camino por recorrer todavía en contra del régimen, independientemente del liderazgo opositor que se encuentre al frente en este momento, porque eso no es lo trascendente. Y si el liderazgo  que tenemos no resulta como pensábamos –como ocurrió con el anterior-  entonces, con el favor de Dios, nos tocará conseguir uno mejor en el futuro. De eso se trata la resiliencia.

Así es de seria la determinación que muchos hemos asumido dentro y fuera del país, de no traicionar a quienes sacrificaron noblemente sus vidas en más de 20 años de lucha, en las calles y en las cárceles, y los que continúan como perseguidos y  presos políticos civiles y militares, y exiliados por el régimen, y que continuará hasta alcanzar la libertad de Venezuela. A ellos siempre, les deberemos nuestra eterna gratitud y lealtad.

Dicho lo anterior, solo me resta desearles a todos ustedes, mis seguidores y lectores consecuentes, una Feliz Navidad 2023, con mis mayores deseos, para que esta Nochebuena de Navidad, el Niño Jesús les reafirme y consolide la fuerza de la resiliencia que vive en sus corazones y que nada pueda doblar el optimismo por un mejor mañana, dejando atrás toda desesperanza, resistiendo con mucha fe y determinación hasta vencer, y ganar el momento supremo en que toda la familia venezolana se encuentre reunida en el país, respirando el aire de la libertad. Amén y que Dios me los bendiga a todos…

Caracas, 24 de Diciembre de 2023

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