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miércoles, 7 de febrero de 2018

La Consulta Popular, la solución política latinoamericana por excelencia

Por Luis Manuel Aguana

No se hizo esperar la reacción en contra por la propuesta de la Alianza Nacional Constituyente de convocar a una Consulta Popular o Plebiscito para solucionar el grave problema político que enfrentamos los venezolanos, en contraposición al llamado electoral en el que está enfrascada la oposición oficial con el régimen de Nicolás Maduro. Siempre es difícil nadar en contra de la corriente cuando la clase política impone una matriz de opinión electorera en un país que cree en el voto.

Sin embargo el Plebiscito o Consulta popular ha sido un instrumento que se ha utilizado en Latinoamérica para resolver asuntos trascendentales en la historia de nuestros pueblos, siendo el último el realizado en Ecuador que puso fin a las intenciones continuistas de Rafael Correa por un mandato claro del pueblo ecuatoriano. Ese Plebiscito contó con 7 preguntas y sus anexos (ver ¿Cuales son las siete preguntas de la consulta popular y el referéndum en Ecuador?, en https://www.eluniverso.com/noticias/2017/10/03/nota/6413752/cuales-son-siete-preguntas-consulta-popular-referendum-ecuador).

Sin embargo es importante comenzar por la pregunta obligada que hacen a nuestro planteamiento que no es otra que el porqué es necesaria otra Consulta Popular cuando ya se hizo una el 16 de julio de 2017 y no se hizo efectiva, esto es, no la cobramos. Asimismo, porqué embarcarnos en una Consulta Popular cuando la urgencia es resolver primero la situación de hambre, comida, medicinas, violencia, y todos los etcéteras en la Venezuela destruida que tenemos ahora. Son naturales estas preguntas en el común de las personas que no ven una conexión entre lo institucional y político con los problemas inmediatos de la población. No explicaré esta conexión aquí, pero para aquellos interesados les sugiero leer mi primera nota del año 2012 “La institucionalidad: ¿Cómo se come eso?”
(http://ticsddhh.blogspot.com/2012/01/la-institucionalidad-como-se-come-eso.html) que les puede dar una respuesta clara a esa interrogante.

Lo primero que hay que decir responsablemente es que ningún problema que hay ahora en Venezuela se resolverá al instante de irse estos delincuentes que nos desgobiernan. Claramente la ayuda internacional será imprescindible para apaciguar en el primer momento las grandes necesidades de nuestra población. Pero esa ayuda solo servirá para que se comiencen a implementar las políticas que pongan de nuevo en movimiento todo lo que se ha destruido en casi 20 años. Y eso no será inmediato aunque Venezuela es un país con todas las condiciones.  

Por lo tanto decir que cualquier cosa que se emprenda debe resolver el hambre de entrada no es más nada que populismo disfrazado, dirigido a decepcionar de nuevo a este pueblo cansado de decepciones. Lo político e institucionalmente correcto es ofrecer un procedimiento de restablecimiento constitucional, con pasos definidos que si se siguen adecuadamente, conduzcan a la recuperación de la democracia y la libertad y por lo tanto a la normalidad en todas las áreas comenzando por las necesidades básicas.

¿Por qué es necesaria otra Consulta Popular? En primer lugar la consulta realizada el 16J fue principalmente dirigida a evitar que el régimen convocara una Constituyente sin  tener el mandato popular tal y como lo establece la Constitución: “¿Rechaza y desconoce la realización de una constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano?”. Maduro hizo caso omiso al resultado de esa pregunta, que era la primera de la conocida trilogía y procedió con la elección constituyente trampeada del 30J, instalando de facto una Asamblea Nacional Constituyente inconstitucional que hay que desmontar. Y el único que lo puede hacer políticamente es el Soberano Pueblo de Venezuela, nadie más.

¿Y porque decimos políticamente? Porque ya legalmente el Tribunal Supremo de Justicia Legítimo con sede en Washington DC, declaró en su primera sentencia la nulidad de esa Asamblea Nacional Constituyente de Maduro, dando lugar a un rechazo unánime de la Comunidad Internacional a todos los actos emanados de ese ente. Sin embargo esa sentencia no se ha hecho efectiva en el ámbito formal de toda la administración del Estado en Venezuela.

Esa sentencia debe ser ratificada políticamente por el pueblo de Venezuela en un plebiscito para que se pueda continuar con la institucionalidad debida en el país. Acto seguido se le debe consultar al pueblo si desea efectivamente un proceso constituyente originario legítimo que rescate la institucionalidad del país, con el nombramiento, autorizado por ese mismo pueblo, de un Gobierno de Transición y Unidad Nacional, y la sustitución del resto de los Poderes Públicos, hasta una nueva elección general luego de la aprobación de una nueva Constitución.

Pero lo anterior no responde a la pregunta de cómo hacemos efectiva esa consulta que estamos planteando. Y eso es lo más importante de toda esta narrativa. ¿Ustedes creen que el régimen se dejará hacer una Consulta Popular como lo hizo el 16J? Obviamente que no. El 16J el régimen deliberadamente dejó a la oposición oficial hacer esa consulta SIN EL CNE. Pero ¿por qué lo hizo a sabiendas que sin su CNE trampeado la perdería? Esa es una de las jugadas estratégicas más importantes del régimen en su tarea de destrucción de la oposición. Al dejarnos hacer esa consulta el régimen sabía que los venezolanos saldríamos de las calles porque nosotros si creemos en el voto como instrumento no violento de dirimir nuestra diferencias. Pero no el régimen.

Al ganar esa Consulta Popular la Asamblea Nacional estaba en la obligación de cumplir el mandato del pueblo de nombrar un Gobierno de Unión Nacional. Pero el gobierno sabía que no lo harían. ¿Por qué lo sabían? Eso hay que preguntárselo a Julio Borges y el resto de aquellos que el 4 de julio nos dijeron en el Teatro Chacao que cumplirían el mandato de la sociedad civil. Tengo la teoría no comprobada de que negociaron antes eso con el régimen. Pero a la final quienes salieron muy desprestigiados fueron ellos y a favor del régimen, ya que eso provocó una de las decepciones mas grandes vistas en Venezuela después del 15 de agosto de 2004 cuando “perdimos” el Referendo Revocatorio de Chávez.

En esta oportunidad el planteamiento es diferente. Esta Consulta Popular no sería administrada por los factores partidistas sino de la sociedad civil con la participación de los partidos que lo deseen, y encabezados por las Universidades, con el apoyo de todas las Iglesias y los sectores más importantes del país. ¿Cuál es el planteamiento? Que se construya una “Gran Alianza por la Consulta Popular, la Unidad y Reconciliación” que presione dentro y fuera del país a través de todas las manifestaciones no violentas posibles, concentrando todos los esfuerzos para que se realice esa Consulta, con la observación internacional adecuada y las garantías electorales correspondientes, y utilizando la ayuda de toda la Comunidad Internacional, encabezada por quienes nos han manifestado que continuarían aumentando las sanciones al gobierno si no accede a una salida democrática, pacifica, electoral y constitucional, y que esperan que les demos una solución por la cual presionar desde afuera.

Pues bien, la solución que podríamos ofrecer desde la sociedad civil es esta. Ya la dimos el 16J y nos apoyaron. Si ahora todos presionamos pacíficamente desde adentro y la comunidad internacional desde afuera sobre un solo punto, el gobierno cederá porque la alternativa es el caos. Y en el momento que el régimen esté dispuesto a hablar, los términos de la negociación serán muy diferentes a los que está concediendo la oposición oficial en República Dominicana. Allí estaría negociando con sociedad civil en su conjunto, en su representación más genuina, los términos de su salida y a la vez la realización de esa Consulta con resultados exigibles, hecha por el conjunto social y no por los figurines que dicen representarnos y que consistentemente han vendido las posiciones opositoras de los venezolanos.

Los referendos han sido fuente de solución política y pacífica en Latinoamérica. En cada caso de la historia los plebiscitos han dado las soluciones en los momentos más oscuros de nuestros países. Nadie en Chile se paseo con medirse en elecciones con Pinochet en 1988. Plantearon un plebiscito acerca de la continuidad de su gestión en el gobierno.  “El llamado plebiscito constitucional de Uruguay de 1980 tuvo lugar el 30 de noviembre de ese año, en pleno régimen cívico-militar, y es considerado por Welp como un ejemplo típico de los referendos convocados por gobiernos autoritarios para tratar de legitimarse en el poder. La mayoría de los uruguayos -un 57,20% de los votantes- le dijo sin embargo No al proyecto de reforma constitucional sometido a refrendación por el gobierno de facto. Y, según historiadores y analistas, ese voto desencadenó el proceso de apertura democrática que llevó a la celebración de elecciones libres en 1984 y culminó con la llegada a la presidencia, en marzo de 1985, de Julio María Sanguinetti” (ver  Cinco referendos que han hecho historia en América Latina http://www.semana.com/mundo/articulo/cinco-referendos-que-han-hecho-historia-en-america-latina/496350)

¿Cuál será la razón por la que esta solución política por excelencia, que es la que se ha aplicado en toda la historia latinoamericana, no se esté debatiendo en este momento en Venezuela, observando asombrados a los sectores políticos decantarse por soluciones electorales a todas luces destinadas al fracaso y a la perpetuación del régimen? Eso debemos preguntárnoslo muy seriamente. Y lamento decir que la razón puede estar en los intereses de los grupos políticos más interesados, no en la solución de los  problemas de Venezuela, sino en la solución de los suyos. Ya es hora que nos impongamos como legítimos dolientes y asumamos la solución correcta.

Caracas, 7 de Febrero de 2018

Twitter:@laguana

miércoles, 10 de enero de 2018

De Consulta a Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

Realmente no ha sido un tema fácil. Ni antes, ni ahora,  y seguramente no lo será en el futuro. Incluso nos atribuyeron la responsabilidad teórica por la convocatoria Constituyente inconstitucional de Maduro. Los perros de Sancho ladrando... Y seguimos andando.

Pero si de tanto explicar, los únicos que escucharon fueron los del gobierno, que como malos estudiantes no lo entendieron y de paso se copiaron mal, si el tema lo hubiera asumido la oposición, otro gallo le hubiera cantado al país, en especial en estos últimos dos años que han sido cruciales en el devenir político venezolano. Si solamente se hubiera dispuesto de un par de buenos dedos de frente y sentido común opositor, las cosas serian diferentes ahora.

Pero no podemos llorar por leche derramada ni por los ojos sacados para rogar a Santa Lucía. Ya lo pasado pasó y nos corresponde ahora corregir el rumbo para llegar al puerto porque la ruta se hizo más larga. Tenemos, gracias a Dios, la resistencia y la determinación para continuarla, a pesar de las torpezas de quienes conducen -hasta ahora- la oposición oficial. ¡De aquí no se va nadie!

Continuar con la ruta de la recolección constitucional de firmas para la iniciativa de convocatoria del Soberano (Art. 348), se hizo contradictorio al haber convocado ya el régimen una Constituyente, haciendo de suyo aun más cuesta arriba explicar el porqué era necesario hacerlo como expresión de la voluntad soberana del pueblo. ¿Qué hacer entonces?

Lo primero que hicimos fue suspender el proceso que iniciamos en todo el país de recolección de firmas. Eso fue muy duro por el despliegue realizado con muchísimo esfuerzo por muchos hombres y mujeres creyentes en nuestra palabra de cambio político a través de un proceso constituyente originario en muchas regiones, explicándoles una retirada temporal hasta rehacer una estrategia que fuera respuesta a este nuevo zarpazo del régimen. ¿Cuál fue el primer paso? Intentar detener a como diera lugar, de manera pacífica y constitucional, el llamado irrito e inconstitucional a una Constituyente el 1ro de Mayo del 2017 y sus elecciones el 30 de Julio. ¿Cómo hacerlo? Convocando un Referendo Consultivo al Pueblo por materia de trascendencia Nacional que consultara al pueblo si quería esa Constituyente.

He explicado en este blog numerosas veces los pasos y comunicaciones formales que hicimos desde la Alianza Nacional Constituyente para que la AN convocara ese Referendo (ver Mensaje de la ANC a la Nación, ¡El Pueblo debe ser consultado ya!, en http://ancoficial.blogspot.com/2017/05/mensaje-de-la-alianza-nacional.html), que se tradujeron finalmente en la Consulta Popular del 16 de Julio de 2017, a pesar de toda la resistencia y rechazo que hizo el sector político porque eso no estaba entre sus planes. Y todavía hay personajes y grupos que aun tienen los escrúpulos indecentes de atribuirse públicamente ese paso fundamental, que fue documentado, ideado e iniciado desde la Alianza Nacional Constituyente y cristalizado por toda la sociedad civil venezolana, buscando de manera mezquina réditos y favores políticos, como aquellos que buscan indulgencias con escapulario ajeno. Eso forma también parte del camino recorrido en el que aúllan los perros de Sancho.

Pero lo que jamás pensamos fue que las elites políticas ignoraran el mandato del pueblo del 16J-2017. Esa traición fue demasiado. Eso nos dio la medida de hasta donde puede llegar nuestra tragedia. Aunque se haya ignorado el mandato del pueblo en ese momento, eso no implica que no este pendiente y no sea todavía una obligación de la Asamblea Nacional.

En todo caso, ese hito definió políticamente una Ruta constitucional, pacifica y electoral de la crisis venezolana. La totalidad de la comunidad internacional respaldó la respuesta y la gigantesca estatura democrática del pueblo venezolano el 16J-2017, a pesar de la torpeza y subdesarrollo de su liderazgo político. Ese escollo de un liderazgo que no está a la altura de su pueblo, necesariamente debe ser superado, aunque la solución del grave problema del país tengamos que conseguirla a pesar de eso.

Y una lección que sin lugar a dudas nos dejó el 16J-2017 es que la solución esta en preguntarle a pueblo venezolano. Sin un liderazgo político opositor del nivel necesario para afrontar la crisis y un régimen actuando al margen de la Constitución, comprando las voluntades de la oposición –y no necesariamente con dinero-, se hace imperativo buscarle una salida y un cauce a la fuerza que solamente reside en el pueblo soberano.

En mi última nota del año 2017explicaba que la Consulta Popular del 16J-2017 solo se pudo realizar con la anuencia del régimen porque ya había sido traicionado por la oposición antes de realizarse (ver 2018 Hechos y Efectos, en  http://ticsddhh.blogspot.com/2017/12/2018-hechos-y-efectos.html). Sería impensable una próxima oportunidad para la realización de otra consulta semejante a la del 16J salvo que el gobierno sea obligado a realizarla. En nota posterior analizaremos las vías para lograr eso, pero por lo pronto surgen algunas interrogantes más urgentes: ¿Porqué otra consulta? ¿Ya el pueblo no decidió lo que había que decidir el 16J-2017?

Efectivamente lo hizo. Pero no contábamos con una traición que conduciría a un dialogo continuista y lo más importante: EL REGIMEN HIZO SU CONSTITUYENTE ignorando la decisión popular expresada en la Pregunta No. 1 de la Consulta Popular. Eso puso el problema en una perspectiva diferente. Ya hay DE FACTO un Poder Constituyente ilegal, pero en ejercicio.

Esa Constituyente irrita e  inconstitucional comenzó convocando elecciones de Gobernadores, Alcaldes y cuerpos legislativos regionales POR ENCIMA DE LA CONSTITUCION VIGENTE, pretendiendo ahora convocar elecciones Presidenciales SIN NINGUN SUSTENTO. Y la oposición oficial DE NUEVO le esta haciendo el juego legitimador. Eso es inaceptable.

Incluso serian capaces de ir a una elección presidencial con el régimen con tal de que les perdone la vida a sus partidos SIN ANTES DESMONTAR el parapeto constituyente del régimen A SABIENDAS que ese sería el verdadero poder en Venezuela, tal y como ocurre en Cuba con una Constituyente que decide de manera permanente. Esa es una barbaridad que los venezolanos no debemos tolerar.

Los venezolanos EXIGIMOS entonces pronunciarnos en relación a la existencia o no de una Constituyente en Venezuela y ESO SOLO LO PUEDE HACER CONSTITUCIONALMENTE EL PUEBLO SOBERANO EN CONSULTA POPULAR.

Algunos hemos luchado para que se convoque al constituyente para discutir y deliberar el país que queremos luego de esta pesadilla. Otros no desean hacerlo y lo respetamos porque están en su derecho de no querer cambiar la Constitución de 1999, pero ESO HAY QUE PREGUNTARSELO al único que puede decidir, que solo es el Soberano Pueblo de Venezuela. Nadie más.

Aquí entonces nuestro discurso cambió. Ahora no digo "quiero una constituyente" y me pongo a recoger firmas para eso. Ahora mi discurso es: "quiero que el pueblo decida si quiere una Constituyente", que es algo muy diferente, y la forma correcta de proceder en esta situación en donde ya existe una Constituyente convocada inconstitucionalmente. Y si el pueblo LA QUIERE entonces que de allí salga ese gobierno de transición y unidad nacional de la Pregunta No. 3 de la Consulta del 16J-2017, que sería legitimo de nacimiento porque saldría de un mandato del pueblo en Consulta Popular. Pero SI EL PUEBLO NO LA QUIERE entonces que se siga el procedimiento constitucional derivado de la destitución del Presidente el 9 de Enero de 2017 en la Asamblea Nacional.

En lo personal me encontraré trabajando junto con mis compañeros de la Alianza Nacional Constituyente en toda Venezuela para convencer a la gente para que vote en esa Consulta, que con el favor de Dios conseguiremos, por la aprobación de un nuevo llamado, esta vez legitimo, a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, con la idea fundamental de que en ella se discuta un nuevo país descentralizado, donde en su texto fundamental se corrijan las taras estructurales de la Constitución de 1999, que le permita a los habitantes de este país decidir sus asuntos en cada municipio, auto sustentarse y vivir de su trabajo y no de una renta castrante, lo que a la larga los convertirá en ciudadanos...

Caracas, 10 de Enero de 2018

Twitter:@laguana


miércoles, 3 de enero de 2018

Una solución sin la oposición

Por Luis Manuel Aguana

Del reciente artículo de Ricardo Hausmann (ver El día D para Venezuela, por Ricardo Hausmann https://www.project-syndicate.org/commentary/venezuela-catastrophe-military-intervention-by-ricardo-hausmann-2018-01/spanish) extraemos este importante párrafo que amerita un necesario comentario en Venezuela:

“Si se trata de soluciones, por qué no considerar la siguiente: la Asamblea Nacional podría destituir a Maduro y al narcotraficante de su vicepresidente, Tareck El Aissami, sancionado por la OFAC y a quien el gobierno estadounidense le ha embargado más de US$ 500 millones. Dado este vacío de poder, la Asamblea, nombraría de forma constitucional a un nuevo gobierno, el que a su vez podría solicitar asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Esta fuerza liberaría a Venezuela de la misma forma en que canadienses, australianos, británicos y estadounidenses liberaron a Europa en 1944-1945. Más cerca de casa, esto sería semejante a la liberación de Panamá de la opresión de Manuel Noriega por parte de Estados Unidos, la que marcó el inicio de su democracia y del crecimiento económico más rápido de América Latina.” (subrayado nuestro)

Ese fue precisamente el mandato del 16J y el respaldo que le dio la comunidad internacional a los venezolanos y al convocante de esa Consulta Popular, la Asamblea Nacional, el 5 de julio de 2017. Lo que dice Hausmann allí no es de ninguna manera escandaloso, en especial por lo de la frase “podría solicitar asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos”, ya que lo coloca como una  posibilidad –entre muchas- de acción de un eventual gobierno que claramente sería inmediatamente perseguido por el régimen una vez fuera designado.

Esa era la solución “de librito”. La manera constitucional de hacer efectivo el mandato del 16J era continuar con el procedimiento de sucesión establecido en la Constitución luego del Acuerdo del 9 de enero de 2017 pero la Asamblea “le tuvo miedo al cuero” como lo indiqué en mi nota a los tres días de esa fecha (ver El tigre y el cuero de la Asamblea Nacional, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/01/el-tigre-y-el-cuero-de-la-asamblea.html). ¿Qué le hará pensar al profesor Hausmann que las cosas han cambiado? 

Efectivamente esa pudo ser una solución desde el año 2016 cuando se instalo la Asamblea Nacional con mayoría opositora, lo seguía siendo el 2017 y todavía lo es en el 2018. Pero por diversas causas el liderazgo político de la Asamblea Nacional ignoró la posibilidad todos esos años. El 2016 porque se enfrascaron en la solución del Referendo Revocatorio y el 2017 porque la evidencia sugiere que negociaron con el régimen para un estado de cohabitación, y ahora el 2018 porque desean “competir” en una carrera presidencial suicida con el régimen, sin cambiar las condiciones electorales y con una Asamblea Nacional Constituyente que seguiría mandando, aun cuando en el supuesto negado llegaran a ganar esas elecciones.

La pregunta correcta no es como salir del régimen constitucionalmente. Efectivamente esa sería una vía si existiera una real voluntad política en la coalición opositora oficial, que se entrompara realmente con el régimen y diera los pasos correctos obedeciendo el mandato que el pueblo les dio el 6D-2015 y el 16J-2017. Pero no lo harán, y ese es el problema que tenemos aquí. La pregunta correcta es cual sería una propuesta para salir del régimen sin la oposición, manteniendo la solución igualmente constitucional.

Pero supongamos que se atreven a hacerlo. Dados esos pasos que explica el profesor Hausmann, Julio Borges como Presidente de la Asamblea Nacional y en la línea de sucesión, debería ser investido como Presidente Constitucional República con el mandato de llamar a elecciones en 30 días. Sin embargo, ese supuesto de “podría solicitar asistencia militar…” no podría cumplirse porque el régimen no le dejaría el tiempo suficiente para tomar tal decisión ya que lo pondría preso y cerraría la Asamblea Nacional. Estaría clarísimo que ese hipotético gobierno debería escaparse y exiliarse para constituirse como gobierno venezolano legítimo y constitucional en el exilio inmediatamente de tomada esa decisión y desde allí hacer efectiva esa sugerencia del profesor Hausmann.

Pero el liderazgo político de la MUD no tiene la más mínima intención de hacer eso, así tenga todo el respaldo internacional que nadie haya tenido. Entonces nuestra hipótesis para una solución tiene como premisa fundamental que no podemos contar con ese liderazgo político tal y cual está constituido, como representante de los intereses opositores venezolanos. La solución teórica del profesor Hausmann se cae porque quienes tendrían la obligación de llevarla a cabo habrían puesto sus propios intereses por encima de los intereses del país, como ya lo han demostrado estos últimos dos años. Y ese es en realidad el problema serio que enfrentamos.

Entonces, ¿qué hacemos? Ustedes me dirán “usted lo que quiere es que nos coma el tigre” como decía aquella vieja canción. Y yo les diría, que cualquier solución que implique a cualquiera de esos factores políticos que están negociando en República Dominicana está destinada al fracaso para salir del régimen de esa manera. Tenemos que proponer una solución diferente que no los implique.

El 28 de Octubre de 2017 desde la Alianza Nacional Constituyente hicimos una propuesta que sugería que esos factores políticos tomaran una decisión a favor de una solución constitucional de consulta al pueblo venezolano (ver La solución reside en el pueblo soberano, en http://ancoficial.blogspot.com/2017/10/la-solucion-reside-en-el-pueblo-soberano.html). Fue inútil pero necesario. Pero debíamos primero solicitarles formalmente a ellos que se procediera como está establecido constitucionalmente. Esto nos convenció que la solución no pasa por esta oposición entregada, y que debemos accionar desde los factores de la Sociedad Civil.

Desde ese momento la Alianza Nacional Constituyente ha venido proponiendo que sea el pueblo en Consulta Popular quien decida el curso de solución esta crisis política, sugiriendo unas preguntas muy concretas a hacerle al pueblo venezolano, y que el pueblo decida, logrando que régimen permita la consulta (sin CNE como ocurrió el 16J) con todas las garantías internacionales, y acate la voz del pueblo en paz. ¿Cómo logramos eso? Fortaleciendo y convenciendo a todos los sectores de esa solución a lo largo y ancho del país, pero especialmente a la comunidad internacional fuera del país.

Esa sería la verdadera solución negociada que se lograría al presionar lo suficiente desde afuera al régimen para que sea el pueblo de Venezuela quien decida el curso de su propia historia. Sería una solución sin la oposición oficial, que evitaría que esta negocie espacios de participación ni de convivencia parea sobrevivir. Eso que lo decida el pueblo en Consulta Popular.

Si de República Dominicana salen “acuerdos” para correr la arruga de la crisis con unas elecciones presidenciales, lo que pasará es que esto se alargará más, ya que el régimen se consolidará sin resolver los principales problemas, y el desastre irremediablemente terminará estallando posteriormente en la cara de todos, llevándose por el medio a todo el mundo, al gobierno y a su oposición oficial. Todavía están a tiempo para rectificar…

Caracas, 3 de Enero de 2018

Twitter:@laguana