sábado, 18 de mayo de 2013
Maduro sabe que La Guaira es lejos
lunes, 5 de noviembre de 2012
Política, Tecnología y Transporte
jueves, 28 de junio de 2012
Una Reflexión en el camino
Por Luis Manuel Aguana
Pasó desapercibido para quienes opinan en los medios y en la red, un extraordinario artículo de Carlos Goedder publicado en El Universal del lunes pasado titulado “La Responsabilidad Personal en una Dictadura” (ver en http://www.eluniversal.com/opinion/120625/la-responsabilidad-personal-en-una-dictadura). Y digo desapercibido porque ciertamente toca la esencia del hecho totalitario en Venezuela y los estudios de quienes, como Hannah Arendt (1906-1975), han investigado profundamente el fenómeno en el pasado y que de acuerdo con esa experiencia se pueden detectar características y similitudes con lo que está sucediendo con la conducta del venezolano de hoy y su posible respuesta en los venideros comicios del 7 de Octubre.
El fondo del tema estriba en que no es posible asumir una culpa general de la conducta permisiva que colectivamente le hemos delegado al chavismo, o en general, a esta pesadilla socialista del Siglo XXI. De acuerdo a Goedder, decir que "la sociedad venezolana" es la responsable por lo que ocurrió bajo Chávez, es un pretexto inválido y que todos debemos dar cuenta individualmente de lo que hicimos para evitar o bien coadyuvar a que este desastre sucediera. Es bien interesante este concepto, en especial si está fundamentado en una teoría que expusiera Hannah Arendt en su obra fundamental “Los Orígenes del Totalitarismo” en 1951. Hablando en claro venezolano, todos debemos responder a la pregunta ¿Qué hiciste tú en la época oscurantista de Chávez? ¿Te refugiaste en la burocracia diciendo que te ordenaban hacer las cosas que sabías que estaban mal hechas? ¿Tuviste una posición proactiva y determinada en contra del régimen, corriendo riesgos de cárcel, desempleo y apartheid político? ¿Qué hiciste?
La respuesta a estas preguntas es fundamental. No es que te vayan a pedir a que rindas cuentas. Es como si te hicieran un examen con un detector de mentiras y preguntes por el resultado. Solo tú sabes si mentiste o no. Solo tú sabes qué hiciste o no.
Quiero hacer un alto en el camino y pararme en esta reflexión, e invito a todos los venezolanos a hacerlo. ¡Cuánto empleado público, no solo de la administración central sino de los municipios y gobernaciones debe hacerse esta reflexión! ¡Y más aun considerando el hecho que hacia ellos va dirigida la persistente campaña amenazante del CNE!
Hace más de un año escribí un artículo que circuló por las redes en su momento y que titulé “El Ejemplo de Simon Wiesenthal” (lo reproduzco a seguidas en el blog porque no lo publiqué aquí y creo que ahora es un buen momento para hacerlo. Verlo en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/06/el-ejemplo-de-simon-weisenthal.html) y que tenía que ver con esa misma responsabilidad que no solo tiene Chávez como cabeza de esta locura de 13 años, sino con todos aquellos funcionarios de baja jerarquía que son tan o más responsables que él de la persecución atroz a la que han sido sometidas personas inocentes, que hemos presenciado y de cuyas acciones deberán dar cuenta algún día.
Pero ante el razonamiento de que absolutamente todos nosotros, no solo los que tomaron decisiones relevantes durante el régimen, tenemos nuestra cuota de responsabilidad en la perpetuación de un Estado antidemocrático, la cosa se pone espeluznante.
Un funcionario que deja de ultima una solicitud de vivienda de un prójimo que la necesita porque sabe que no es chavista y lo hace por quedar bien; un individuo que pudiendo ver hacia otro lado cuando le piden saber si alguien está en la Lista de Tascón y no lo hace; muchísimos casos en los cuales alguien puede, aunque en una muy pequeña proporción, trabar o no dejar pasar alguna injusticia “socialista” porque sabe de verdad que está mal hacerlo, y de igual manera lo hace, son parte de todas estas cosas a las que nos referimos. Y todas sintetizan un hacer inhumano producto de una maquinaria totalitaria que destruye poco a poco el tejido democrático del país.
Formo parte, como muchos, de un grupo que tuvimos que salir públicamente denunciando los atropellos y malos manejos del gobierno en el Metro de Caracas, asumiendo desde el principio una posición que nos ha traído desempleo y exclusión. Siempre pongo el ejemplo de mis compañeros de AC Familiametro, quienes siguen en pié de lucha por el regreso de sus derechos políticos y laborales atropellados desde aquella gesta del Paro Cívico y aún así no se han cansado o han claudicado, yendo ya para 10 años denunciando públicamente, exponiendo su bienestar privado por un mejor Metro de Caracas. No buscan premios ni reconocimientos más allá de la restitución de sus derechos violados, y el mejoramiento de una empresa que fue estandarte de servicio público.
Como ellos hay muchos que no tuvieron mucha oportunidad de pasar desapercibidos porque fueron excluidos y aún continúan luchando porque el gobierno no cesa la persecución señalándonos como saboteadores. Después que este desgobierno termine, nadie podrá echarles en cara que se quedaron tranquilos ante los desafueros cometidos, aun a costa de su bienestar. Sin embargo también quiero decir que Familiametro ha recibido mucha colaboración de compañeros que aun estando en la empresa saben lo que se hace mal y colaboran con información valiosa para la denuncia eficaz arriesgando sus empleos. Ellos están haciendo algo, no se quedaron tranquilamente cómplices. Pero…¿y los demás? A ellos es que va dirigida esta reflexión en el camino.
Lo primero aquí es que si usted desde su más humilde responsabilidad puede evitar que se cometa un atropello antidemocrático en contra de alguien, lo haga. Si puede realizar cualquier cosa que por su conocimiento evite alguna injusticia, ¡hágalo! Eso no se lo reconocerá nadie. Como en el ejemplo del detector de mentiras, solo usted lo sabrá. Pero si muchos lo hacen, automáticamente habrá una desaceleración del totalitarismo por aquello que indicó Hannah Arendt, si te niegas a participar caerá, así sea que te niegues solo un poco.
Ni hablar del venidero proceso electoral. ¿Cuánta gente dentro del CNE, y no hablo de los decisores políticos, sino de los técnicos honestos y demás funcionarios que estuvieron en el antiguo CSE que saben de cierto y de primera mano si hay algo podrido en el proceso, podrían colaborar silenciosamente a que no se produzca un fraude de proporciones el 7 de Octubre? ¿Cuántos venezolanos y sus familias desean una vuelta a una Venezuela noble, sin exclusiones? ¡Muchos!
A cada venezolano le invito: dense la oportunidad de salir de esta pesadilla diciéndose a sí mismos: yo si hice algo porque esto se acabara, por más pequeño que sea. De esa manera, a la pregunta de ¿qué hiciste? nadie se mirará al espejo y se irá a dormir sin una respuesta positiva…
Caracas, 28 de Junio de 2012
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
domingo, 18 de marzo de 2012
Familiametro: Un Legado
Por Luis Manuel Aguana
Hoy se cumplen 9 años de cuando escribí por primera vez acerca de Familiametro (ver http://acfamiliametro.blogspot.com/2011/07/ac-familiametro.html) en ocasión de su fundación. Es difícil para mí hacerlo de una manera objetiva. Largos años han pasado desde que comenzamos esta cruzada por el rescate institucional del Metro de Caracas. Mucho ha ocurrido desde entonces. Escribía hace nueve años que en el tiempo cuando conocí profesionalmente por primera vez al personal de Metro, sentí la urgencia de muchos de sus trabajadores de una conducción honesta y consustanciada con los valores originarios de la empresa, recordando la visión y el desinterés de su fundador en hacer una empresa grande y digna para sus trabajadores y sus usuarios. Y eso esencialmente sigue siendo así, aun cuando el gobierno se haya dedicado a politizar una empresa esencialmente técnica. Un puñado de trabajadores valientes inoculados con el valor que da la nobleza de un hacer honesto de largos años en una compañía de excelencia, se aprestaron para enfrentar las perversiones del gobierno en el 2002, y no tuvieron miedo en aparecer públicamente para defender una institucionalidad que conocían muy bien. Solo tuve el honor de acompañarles. Así nació Familiametro.
En aquellos días de turbulencia política, muchas organizaciones movidas por diferentes intereses se acercaron a Familiametro. Era fácil caer en tentaciones políticas. Creían que la Asociación se prestaría para sabotear la operación del Metro de Caracas, por su conocimiento técnico de la empresa. ¡Qué equivocados estaban! Familiametro no se fundó como una organización de resentidos. Nació para realizar su mejor esfuerzo para rescatar lo que una vez conoció el país como la mejor empresa de servicio público de Venezuela. ¡Imagínense tamaño reto para unos trabajadores despedidos sin medio en el bolsillo porque la empresa ignoró sus derechos laborales! Lo único de lo que disponían era sus ganas de luchar por una mejor empresa y un mejor país.
Al escribir esta nota tengo que hacer un ejercicio de separación natural y ver a mis compañeros de lucha desde afuera. Todos ellos, ninguno con menos de 18 y 20 años de experiencia técnica en la empresa, han permanecido fieles a la misión original. No ha sido fácil para ninguno de ellos en estos años de estrechez laboral y moral, mantenerse fieles a ese compromiso. En el camino hemos ganado experiencia. No somos aquellos técnicos ingenuos del comienzo. Los golpes enseñan. Y lo que se ha ganado en el camino ha sido grandioso: el respeto de la comunidad a la cual hemos dedicado nuestros esfuerzos de contraloría social en defensa de un servicio que debe revestir la seguridad mínima para que nuestras familias se transporten con seguridad hasta sus hogares y trabajos.
Y si hace nueve años escribí de la empresa que conocí cuando trabajé allí y la cual creo que vale la pena rescatar por los valores morales y técnicos que la hicieron grande, hoy deseo escribir acerca de la gente que formó parte de ella y aun continúa, desde afuera, intentando recuperarla para sus trabajadores y principalmente sus usuarios. Y precisamente la razón por la cual aun continúan estos ex trabajadores, que bien pudieron haberse dedicado a cualquier otra cosa y no exponerse a las retaliaciones políticas de los factores violentos del gobierno, tiene que ver con la valiosa escuela que recibieron al iniciarse en el Metro de Caracas en su fundación. La vocación de servicio público y la responsabilidad con el usuario realmente marcan la diferencia.
Siempre digo que analizo a Familiametro desde un ángulo distinto, porque de todos sus integrantes soy el único que no nació con la empresa. De hecho, todos solo tuvieron ese único empleo. Y espero que me dispensen la expresión en primera persona, pero de nuestra Asociación nadie puede comparar, como me ha tocado hacerlo, lo que ha pasado en el Metro de Caracas en estos años, y escribir con cierto grado de objetividad lo que realmente ha hecho el gobierno con una empresa formada por grupo de profesionales bien capacitados para no dar otra cosa que un servicio de calidad de primer mundo, y convertirlo en una cosa maltrecha y en uno de los peores servicios públicos de la ciudad. Es por esa razón que la gente de Familiametro no ha decaído en su firme propósito de regresarle al Metro de Caracas el valor y el orgullo de sus primeros años y lo que sus fundadores le dieron al país.
Sin desmeritar otras empresas públicas de mucha importancia en su sector que han sufrido mutilaciones importantes de sus cuadros técnicos durante todos estos años, creemos no es lo mismo haber sido entrenado para prestar un servicio eficiente y seguro a personas reales todos los días, manteniendo el mismo nivel de servicio. No es lo mismo ser responsable de miles de vidas todos los días y no dolerte lo que les podría suceder por una administración ineficiente y corrupta. En alguno de esos trenes podrían viajar tus hijos, tu familia. Tiene necesariamente que haber personas tanto de adentro como de afuera que les duela la administración y la eficiencia de un servicio tan vital como ese. Es por eso que si no existiera Familiametro habría que inventarla, como lo hemos expresado más de una vez a los medios de comunicación.
Siempre indicamos y hacemos prevalecer nuestra condición de ONG técnica y no politica. Esto significa que aunque muchos de nuestros integrantes pertenezcan en lo personal a partidos y otras corrientes políticas, Familiametro siempre se encontrará del lado de la prestación de un servicio eficiente y seguro. Y si el gobierno nos ha encontrado de frente en la denuncia es porque ese sentimiento existe todavía en los trabajadores activos de la compañía que aun se encuentran vigilantes, y que en muchos casos nos han hecho saber de las corruptelas e ineficiencias a las que el gobierno ha sometido la administración del Metro de Caracas y que pueden poner en peligro las vidas de los usuarios.
En estos tiempos de cambio Familiametro es una referencia para el futuro. La componen todos los trabajadores en cualquier situación, jubilados y activos, y en especial aquellos despedidos por razones políticas del Metro de Caracas. Solo unos pocos somos sus voceros en resguardo de aquellos que no pueden hablar directamente. La única condición que realmente los une es su gran vocación de servicio, tan solida, que les ha hecho sobrevivir todos estos años a esta tragedia destructiva de su empresa, no tomando una posición cómoda sino proactiva en la defensa de los intereses de los usuarios. Tal vez no me corresponda a mí decirlo ya que soy parte integrante de esta Asociación de la que me siento muy orgulloso de pertenecer: Familiametro, a través de una denuncia persistente y constante, ha contribuido a evitar que el Metro de Caracas se deteriore más aceleradamente.
El solo hecho de la existencia de técnicos conocedores de la operación del Metro, conscientes de su responsabilidad, y permanentes vigilantes de la condición del servicio, ha permitido que no haya habido tragedias que lamentar en el sistema de transporte masivo. Se le ha obligado al gobierno a tomar medidas y dedicar recursos al sistema, a través de una incesante y persistente contraloría de sus actividades. Eso ha sido porque los trabajadores que aún siendo despedidos del Metro, aun sienten a esa empresa como suya, conscientes de su responsabilidad para con los usuarios. Y volviendo a esa mirada desde afuera, nunca había visto semejante actitud en ningún trabajador despedido de una empresa pública. Una vocación de servicio así, llevada más allá de los límites de su organización, es la herencia palpable de José Gonzalez Lander. Y aunque el Metro de Caracas sea la obra que lo distingue como fundador, no son las edificaciones, ni los túneles ni los trenes del subterráneo lo que hacen grande a esa empresa. Es su gente y los valores de lucha que han demostrado tener para rescatarla de la peor crisis institucional de toda su historia. Familiametro es realmente su mejor legado.
Caracas, 18 de Marzo de 2012
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