Por Luis Manuel Aguana
viernes, 28 de marzo de 2014
La Formula Arria o cuando en la casa del herrero los cuchillos son de palo
Por Luis Manuel Aguana
jueves, 28 de junio de 2012
Una Reflexión en el camino
Por Luis Manuel Aguana
Pasó desapercibido para quienes opinan en los medios y en la red, un extraordinario artículo de Carlos Goedder publicado en El Universal del lunes pasado titulado “La Responsabilidad Personal en una Dictadura” (ver en http://www.eluniversal.com/opinion/120625/la-responsabilidad-personal-en-una-dictadura). Y digo desapercibido porque ciertamente toca la esencia del hecho totalitario en Venezuela y los estudios de quienes, como Hannah Arendt (1906-1975), han investigado profundamente el fenómeno en el pasado y que de acuerdo con esa experiencia se pueden detectar características y similitudes con lo que está sucediendo con la conducta del venezolano de hoy y su posible respuesta en los venideros comicios del 7 de Octubre.
El fondo del tema estriba en que no es posible asumir una culpa general de la conducta permisiva que colectivamente le hemos delegado al chavismo, o en general, a esta pesadilla socialista del Siglo XXI. De acuerdo a Goedder, decir que "la sociedad venezolana" es la responsable por lo que ocurrió bajo Chávez, es un pretexto inválido y que todos debemos dar cuenta individualmente de lo que hicimos para evitar o bien coadyuvar a que este desastre sucediera. Es bien interesante este concepto, en especial si está fundamentado en una teoría que expusiera Hannah Arendt en su obra fundamental “Los Orígenes del Totalitarismo” en 1951. Hablando en claro venezolano, todos debemos responder a la pregunta ¿Qué hiciste tú en la época oscurantista de Chávez? ¿Te refugiaste en la burocracia diciendo que te ordenaban hacer las cosas que sabías que estaban mal hechas? ¿Tuviste una posición proactiva y determinada en contra del régimen, corriendo riesgos de cárcel, desempleo y apartheid político? ¿Qué hiciste?
La respuesta a estas preguntas es fundamental. No es que te vayan a pedir a que rindas cuentas. Es como si te hicieran un examen con un detector de mentiras y preguntes por el resultado. Solo tú sabes si mentiste o no. Solo tú sabes qué hiciste o no.
Quiero hacer un alto en el camino y pararme en esta reflexión, e invito a todos los venezolanos a hacerlo. ¡Cuánto empleado público, no solo de la administración central sino de los municipios y gobernaciones debe hacerse esta reflexión! ¡Y más aun considerando el hecho que hacia ellos va dirigida la persistente campaña amenazante del CNE!
Hace más de un año escribí un artículo que circuló por las redes en su momento y que titulé “El Ejemplo de Simon Wiesenthal” (lo reproduzco a seguidas en el blog porque no lo publiqué aquí y creo que ahora es un buen momento para hacerlo. Verlo en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/06/el-ejemplo-de-simon-weisenthal.html) y que tenía que ver con esa misma responsabilidad que no solo tiene Chávez como cabeza de esta locura de 13 años, sino con todos aquellos funcionarios de baja jerarquía que son tan o más responsables que él de la persecución atroz a la que han sido sometidas personas inocentes, que hemos presenciado y de cuyas acciones deberán dar cuenta algún día.
Pero ante el razonamiento de que absolutamente todos nosotros, no solo los que tomaron decisiones relevantes durante el régimen, tenemos nuestra cuota de responsabilidad en la perpetuación de un Estado antidemocrático, la cosa se pone espeluznante.
Un funcionario que deja de ultima una solicitud de vivienda de un prójimo que la necesita porque sabe que no es chavista y lo hace por quedar bien; un individuo que pudiendo ver hacia otro lado cuando le piden saber si alguien está en la Lista de Tascón y no lo hace; muchísimos casos en los cuales alguien puede, aunque en una muy pequeña proporción, trabar o no dejar pasar alguna injusticia “socialista” porque sabe de verdad que está mal hacerlo, y de igual manera lo hace, son parte de todas estas cosas a las que nos referimos. Y todas sintetizan un hacer inhumano producto de una maquinaria totalitaria que destruye poco a poco el tejido democrático del país.
Formo parte, como muchos, de un grupo que tuvimos que salir públicamente denunciando los atropellos y malos manejos del gobierno en el Metro de Caracas, asumiendo desde el principio una posición que nos ha traído desempleo y exclusión. Siempre pongo el ejemplo de mis compañeros de AC Familiametro, quienes siguen en pié de lucha por el regreso de sus derechos políticos y laborales atropellados desde aquella gesta del Paro Cívico y aún así no se han cansado o han claudicado, yendo ya para 10 años denunciando públicamente, exponiendo su bienestar privado por un mejor Metro de Caracas. No buscan premios ni reconocimientos más allá de la restitución de sus derechos violados, y el mejoramiento de una empresa que fue estandarte de servicio público.
Como ellos hay muchos que no tuvieron mucha oportunidad de pasar desapercibidos porque fueron excluidos y aún continúan luchando porque el gobierno no cesa la persecución señalándonos como saboteadores. Después que este desgobierno termine, nadie podrá echarles en cara que se quedaron tranquilos ante los desafueros cometidos, aun a costa de su bienestar. Sin embargo también quiero decir que Familiametro ha recibido mucha colaboración de compañeros que aun estando en la empresa saben lo que se hace mal y colaboran con información valiosa para la denuncia eficaz arriesgando sus empleos. Ellos están haciendo algo, no se quedaron tranquilamente cómplices. Pero…¿y los demás? A ellos es que va dirigida esta reflexión en el camino.
Lo primero aquí es que si usted desde su más humilde responsabilidad puede evitar que se cometa un atropello antidemocrático en contra de alguien, lo haga. Si puede realizar cualquier cosa que por su conocimiento evite alguna injusticia, ¡hágalo! Eso no se lo reconocerá nadie. Como en el ejemplo del detector de mentiras, solo usted lo sabrá. Pero si muchos lo hacen, automáticamente habrá una desaceleración del totalitarismo por aquello que indicó Hannah Arendt, si te niegas a participar caerá, así sea que te niegues solo un poco.
Ni hablar del venidero proceso electoral. ¿Cuánta gente dentro del CNE, y no hablo de los decisores políticos, sino de los técnicos honestos y demás funcionarios que estuvieron en el antiguo CSE que saben de cierto y de primera mano si hay algo podrido en el proceso, podrían colaborar silenciosamente a que no se produzca un fraude de proporciones el 7 de Octubre? ¿Cuántos venezolanos y sus familias desean una vuelta a una Venezuela noble, sin exclusiones? ¡Muchos!
A cada venezolano le invito: dense la oportunidad de salir de esta pesadilla diciéndose a sí mismos: yo si hice algo porque esto se acabara, por más pequeño que sea. De esa manera, a la pregunta de ¿qué hiciste? nadie se mirará al espejo y se irá a dormir sin una respuesta positiva…
Caracas, 28 de Junio de 2012
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
El ejemplo de Simon Wiesenthal
Por Luis Manuel Aguana
(Dedicado a mi hermano Raúl Luis Aguana, abogado y autor de la idea, dispuesto a seguir los pasos de Simon Wiesenthal)
Esto terminará. Tarde o temprano el régimen de Hugo Chávez caerá. Su herencia será una nación dividida, un país arruinado y endeudado hasta los tuétanos, un parque industrial destruido, la mayoría de nuestra sangre vital ausente porque consiguieron otros horizontes donde desarrollarse como personas y profesionales. Por más de una década los venezolanos hemos contemplado un gobierno desmantelar una a una nuestras instituciones más preciadas. Y lo peor es que ese desmantelamiento ha contado con la ayuda y complicidad abierta de personajes con nombre y apellido que han atropellado los derechos humanos de las personas a los ojos impávidos de todos nosotros. Un juez pone en la cárcel por 30 años a los Comisarios sin una sola prueba, un Contralor persigue sin ningún rubor a cualquier dirigente que ponga en problemas la elección de algún candidato del gobierno, los Ministros del régimen y los familiares directos de la familia del Presidente se enriquecen a los ojos de todos sin que opere el más mínimo resquicio de justicia. Se han perdido alimentos en contenedores por valor de muchísimos millones de dólares y los Diputados, con nombre y apellido, de la Asamblea Nacional del gobierno se niegan a investigar, encubriendo flagrantemente un delito, que mas allá del delito de corrupción, es un delito en contra de la humanidad de miles de compatriotas que escarban la basura para buscar alimento. Un agricultor llamado Franklin Brito muere de mengua porque un funcionario con nombre y apellido decidió no entregarle lo que era suyo y una Juez llamada María Afiuni es atropellada en su condición humana por dar un fallo a derecho por una funcionaria, con nombre y apellido, a cargo de un penal de mujeres.
Pero esto terminará, tarde o temprano terminará. Y volveremos a reconstruir. Pero será imposible hacerlo sin que se haga justicia a una época de oscurantismo y persecución. Sin creer ingenuamente que volveremos a ser los venezolanos de antes, tendremos que volver a convivir. Y para eso necesitaremos que se haga justicia. Cuando el régimen termine, Hugo Chávez será el principal pero solo uno de los muchísimos responsables de esta tragedia que se llamó la Revolución Bolivariana. Y huirán, huirán los Magistrados cómplices, los Fiscales, los Ministros, los Narco-Generales, huirán como en su momento huyeron muchísimos oficiales de la SS alemanas culpables de delitos contra la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial, con sus bolsillos rellenos de dinero de la corrupción de muchos años. Se esconderán en muchos países del mundo con otros nombres huyendo del brazo de la justicia que necesariamente prevalecerá en Venezuela.
Y como lo hizo en su oportunidad Simon Wiesenthal al no olvidar la tragedia del pueblo judío en Europa, habrá venezolanos que no olvidarán la tragedia de Venezuela en estos años de ignominia. Wiesenthal, tras haber estado prisionero en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, dedicó gran parte de su vida, a no olvidar y a localizar e identificar criminales de guerra nazis que se encontraban fugitivos y llevarlos a la justicia. Me puedo imaginar al Simon Wiesenthal venezolano encontrando e identificando a Luisa Estela Morales en una peluquería en Buenos Aires con el supuesto nombre de Beatriz Algonzaga, o como lo hizo con Aldolf Eichman, secuestrando a Diosdado Cabello de un taller mecánico en Brasil en donde laboraba como perito automotriz. Solo imagínense a Nicolás Maduro en su trabajo de chofer de autobús en Montevideo y de pronto un comando lo baja del autobús y lo mete en el baúl de un carro para traerlo a la justicia venezolana. O a Juan Barreto localizado luego de mucha investigación, trabajando en un bar de travestis en Lima. Tendría un trabajo interesante e intenso esta versión venezolana del cazador judío y tendría mucha colaboración al ser bastante la gente que ha sido afectada por los desmanes de este régimen. No se sonrían, pero esa puede ser perfectamente una versión de nuestro futuro cercano.
No puede ser posible que tanto funcionario público, afecto a este régimen, se olvide que están delinquiendo por temor a perder un puesto de trabajo. Deben entender que esto no es más que un gobierno que pasará, muy malo pero que pasará como tantos otros. La actitud de la Juez Afiuni al actuar de conciencia en el caso que la condujo a prisión nos da la medida de que si existe gente decente y con coraje que hace su trabajo, independientemente del temor. Si todos no tuvieran temor otro gallo le cantara al gobierno. ¿Que locura colectiva esta pasando aquí? ¿Pensará de verdad la Directora del penal donde se encontraba la Juez Afiuni, que no pagará por los delitos de persecución y maltrato a un ser humano y en especial a una mujer enferma? ¿Pensarán los funcionarios que condenaron a los Comisarios a 30 años que eso pasará debajo de la mesa y no pagarán por eso? ¿Pensará de verdad la funcionario que ha perseguido a Biaggio Pilieri que quedará tan campante en el país después de haber pisoteado la justicia como lo hecho? Todos ellos se irán corriendo del país al caer el régimen y serán perseguidos y encontrados por nuestro Simon Wiesenthal.
Creo que no habrá un solo cazador sino muchos. Y eso les debería atemorizar a esta pléyade de aúlicos del régimen que, tratando de ganar indulgencias, han pisoteado nuestra venezolanidad, nuestra forma de ser como pueblo, nuestra historia. Nunca como ahora había habido tanta iniquidad y tanta maldad persecutoria, ni siquiera cuando Gómez, respetando las distancias. Hasta en el castillo de Puerto Cabello que era donde encerraban a los opositores del régimen de Juan Vicente Gómez y botaban la llave, los esbirros tenían la decencia de dejar pasar para el preso la guitarra del compadre Venancio Laya. Es por eso que así como Hugo Chávez quedará preso en La Haya, el resto de los responsables de esta tragedia no dormirán por el temor a ser encontrados. Y ojala que nuestro Simon Wiesenthal tampoco duerma hasta encontrarlos a todos…
Caracas 21 de Febrero de 2011
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
Nota: Este artículo fue escrito y publicado en las redes el 21 de febrero de 2011 y por error de omisión no fue insertado en este blog hasta el día de hoy.