Por Luis Manuel Aguana
Todos los que presenciamos el acto y teníamos edad para entender eso, recordamos con asombro aquel momento del juramento de Ley: “Juro, ante esta moribunda Constitución….”, ante un atónito Presidente saliente. En ese momento estelar, el actual Presidente, con un pasado comprobado de golpista, se hacía con el Poder máximo de la Republica y decretaba al mismo tiempo la muerte de la Constitución de 1961. Su promesa electoral se basó en convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, que al juzgar por los resultados electorales, la mayoría de los venezolanos de ese entonces le compró. Que yo recuerde, ningún dirigente político de los que adversaban al actual Presidente rebatió que esa oferta electoral era engañosa ya que, de acuerdo a la Constitución de 1961, ese dispositivo no se encontraba en el texto constitucional de ese entonces y que de acuerdo a eso, no era posible convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. La Constitución de 1961 vigente tenía sus propias reglas para ser modificada.
El golpista de 1992 se salió con la suya y dio otro golpe pero menos sangriento. Y aduciendo que el Poder Originario se encontraba en el pueblo que votó por una Constituyente, una Presidente de la antigua Corte Suprema de Justicia terminó dictaminando que si era posible pasarle por encima al texto que había jurado defender y cuya existencia también había sido establecida por ese mismo Poder Originario en su oportunidad. ¿Era menos legítimo el Poder Originario del Pueblo que aprobó la Constitución de 1961 que el que eligió a Chávez en 1998? Eso hay que preguntárselo a la Presidente de la CSJ de ese entonces. No hace falta ser constitucionalista para dirimir la lógica de lo que vino después de eso, pero en respeto de todos aquellos que si lo son, diré que me tomaré una licencia de legitimidad, endosada por las clases de las materias de Derecho recibidas de mis profesores en los respectivos postgrados que realicé en la UCV y el IESA; y como aprendiz de brujo me atreveré a cocinar esa hierba.
La famosa “moribunda” de 1961 en su Artículo 250, rezaba:
“Art. 250. Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad, todo ciudadano, investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia. Serán juzgados según esta misma Constitución y las leyes expedidas en conformidad con ella, los que aparecieren responsables de los hechos señalados en la primera parte del inciso anterior y asimismo los principales funcionarios de los gobiernos que se organicen subsecuentemente, si no han contribuido a restablecer el imperio de esta Constitución. El Congreso podrá decretar, mediante acuerdo aprobado por la mayoría absoluta de sus miembros, la incautación de todo o parte de los bienes de esas mismas personas y de quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo de la usurpación, para resarcir a la República de los perjuicios que se le hayan causado.” (subrayado nuestro)
Ups…! Parece que estamos en un problema aquí. La Constitución de 1961 FUE efectivamente derogada por un medio distinto del que ella misma disponía. De eso a nadie le cabe la menor duda. Un CSJ, a instancias del Poder Ejecutivo, decidió que ya la Constitución no tendría vigencia porque se llamaría a una Asamblea Nacional Constituyente, principal promesa electoral de Chávez. Parece que las denuncias del señor que estuvo en el TSJ y que ahora está en Washington cantando como loco a la DEA y al FBI, vienen desde hace mucho tiempo.
Ahora bien, ese Artículo 250 de la “moribunda”, también dice otra cosa. De acuerdo a éste artículo la “moribunda” no se acabó de morir en 1999 con la aprobación de una nueva Constitución. ¿Y por qué? Porque el constituyente de 1961 cerró la posibilidad de que muriera a través de un dispositivo de Inviolabilidad establecido en Titulo XI – De la Inviolabilidad de la Constitución, impidiendo que, aunque alguien le pasara por arriba, como en efecto pasó, esta no se muriera sino por sus propios medios. Brillante, verdad? Y la cosa va más allá! Ordena que sean juzgados todos los responsables de haberla atropellado y todos los funcionarios de los gobiernos subsecuentes que se hayan organizado, si no habían contribuido a restablecer el imperio de esa Constitución. Menudo lío constitucional en el que estamos!!! Y el único gobierno subsecuente hasta ahora adivinen de quien es!
El Pecado Original de haber atropellado a la Constitución de 1961 aun está impune. Y lo más interesante de todo, de acuerdo a este breve análisis de un lego como yo, esa Constitución aún sigue vigente! La pregunta que sale después de esto no soy yo quien la puede contestar: ¿Y qué hacemos con la Constitución de 1999 y todas las leyes que emanaron de ella? Lo que sí puedo decir es que estamos montados encima de una bomba cuyo detonador no se ha desactivado. Cualquier persona, investida o no de autoridad puede reclamar la vigencia plena de la Constitución de 1961 y actuar en consecuencia. ¿Y esto sería malo? No lo sé, a mi modo de ver la Constitución de 1999 tiene sus grandes avances en relación a los Derechos Humanos pero para el gobierno eso es letra muerta. En dado caso de que se activara su vigencia plena no creo que las mejoras introducidas en 1999 no sean aceptadas por los canales previstos de reforma de la Constitución de 1961.
Al margen de que se piense o no que la Constitución de 1999 es mejor que la de 1961, lo cierto es que su violación y derogación fue el Pecado Original de Chávez. Creo que a estas alturas no debe quedar en la población ninguna duda de que la oferta electoral del golpista en 1998 fue tan engañosa, al punto que hicimos otra Constitución y comprobamos a la final que los males del país no provenían de la "moribunda", como se le hizo creer al país en ese entonces y que estamos en muy buena medida en peores condiciones de cuando estaba en vigencia.
La Constitución de 1961 le sirvió al país por casi 40 años, independientemente de los errores. Se usó para construir una nación en democracia y destituir a un Presidente. Todo lo que podemos decir que existe en la Venezuela moderna del Siglo XX y que perdura en lo que va del XXI se hizo bajo el mandato de esa Constitución. No debe haber sido tan mala entonces. La de Estados Unidos con pocas enmiendas ha durado más de 200 años. Entonces no es un problema de Constituciones.
No quiero terminar esta nota sin dejarle esta reflexión a quienes conocen bien del tema legal y constitucional: desde que conocemos al golpista que tenemos como Presidente de la Republica, este no ha hecho más que violar y violentar el Estado de Derecho y las dos Constituciones que se le han puesto al frente. Cualquier gobierno que venga posteriormente, con el favor de Dios, necesitará revisar todos los actos de este gobierno, desde el primero de ellos, que implicó la derogatoria de la Constitución de 1961 y acomodar este grave entuerto legal y constitucional. Tal vez así ni le haga falta al nuevo Presidente de la Alternativa Democrática después del 7 de Octubre, convivir con unos poderes venidos de ese Pecado Original y se resolverían bastantes problemas que este golpista ha realizado con la Constitución de 1999. Quizá con solo restituir el Estado de Derecho y la vigencia de la “moribunda” le baste. Miren ustedes como son las vueltas del destino y cuidado si la “moribunda” le sobrevive al final a aquel que la bautizó de esa manera infame, endosándole de vuelta a su autor esa terrible condición…
Caracas, 23 de Abril de 2012
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