Por Luis Manuel Aguana
Todos los que de alguna
manera hemos empujado el tema de la convocatoria a una Asamblea Nacional
Constituyente hemos dejado claro que uno de los objetivos principales del
llamado a una ANC es la Reconciliación Nacional, haciendo énfasis que no se
trata de una bandera política sino de una realidad que se debe demostrar con
hechos.
La reconciliación en
nuestro caso no significa impunidad. De darse el proceso que estamos
proponiendo, aquellos que estén incursos en delitos en contra de la nación,
manifestados en corrupción y robo al erario público, así como delitos en contra
de los Derechos Humanos, deberán ser objeto de denuncias y juicios dentro del
ordenamiento jurídico. Aquí no puede haber venganza sino justicia.
Traté de describir ese
proceso de reconciliación en una nota previa (ver Reconciliación Constituyente
en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/07/reconciliacion-constituyente.html)
pero hay algo que quedó por fuera y que llega a ser tan importante que puede
dar al traste con todo el trabajo de convencimiento que podamos dar e incluso
cambiar la perspectiva misma del proceso Constituyente.
Voces calificadas dentro
de la oposición han indicado que nunca se ha llevado a cabo un proceso
Constituyente desde la oposición. Y su principal argumento tiene que ver con la
reconciliación. La única manera en que se entienda ese razonamiento es que, o
te reconcilias con el régimen y se logra la Constituyente bajo acuerdo mutuo, o
simplemente no se logra. Lo que te lleva, de acuerdo a esa simple lógica, a que
la Constituyente solo se puede hacer cuando ya estás en el poder y decidas
desde allí las reglas (Chávez dixit).
De allí que escribiera en
una pasada nota (ver Constituyente desde el gobierno en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/08/constituyente-desde-el-gobierno.html)
un alegato pidiéndole a los juristas que nos dieran una solución a este dilema,
dándoles el mismo argumento que usó Chávez en 1998 y que le sirvió la antigua
Corte Suprema de Justicia: El Poder Originario.
Sin embargo, allí no planteé
de forma alguna la reconciliación con el régimen, entre otras razones porque
este jamás ha reconocido la otra parte de este país, ya que lo que hasta ahora
hemos visto de aquel lado es la negación y el odio estructural. Ellos han
negado insistentemente la existencia de la oposición y serían felices si
nosotros ya tuviéramos las cabezas fritas en aceite de acuerdo a la amenaza de
Chávez a los adecos en 1998 o tenernos a todos de rodillas ante el régimen de
los Hermanos Castro.
El régimen ha tenido éxito
en insuflar suficiente odio hacia quienes no lo acepten, al punto que personas
que no tienen nada ver con la administración del gobierno nos odian gratis,
generando esa famosa polarización del país que tanto daño nos ha causado. Con
lo cual el tema se centra en separar a quienes instigan ese odio desde el
gobierno del resto de la población, aislando ese virus maligno, y tratar de
encontrarnos con quienes de verdad han sido tan victimas como nosotros de esta
tragedia.
Entonces, de acuerdo a
eso, al encarar una perspectiva de reconciliación, el problema se plantearía
así: O nos reconciliamos y hacemos luego de eso una Constituyente para poner en
blanco y negro un nuevo Pacto para el país, lo que implicaría abrir los canales
de comunicación con factores del chavismo-distintos del régimen gobernante-, interesados
en reconciliarse o intentamos hacerla sin esos factores corriendo el riesgo de
que el mensaje reconciliatorio no sea comprable por el resto de la población,
aumentando la posibilidad de fracasar en el intento.
Esto cambiaría enteramente
la perspectiva de una Constituyente para reconciliarnos. De acuerdo a esto,
haríamos una Constituyente como el resultado de una reconciliación, que es una
cosa muy diferente. ¿Podrá el orden de los factores alterar el producto?
La alternativa
reconciliatoria con el régimen no la veo posible en las actuales circunstancias
políticas. Podría considerarse que todos los canales están cerrados. Incluso, algunos
consideramos que estamos en un estado de guerra de baja intensidad que nos ha
declarado el régimen con el fin de desaparecernos-incluso usando a la
delincuencia como política de Estado-, ya bien sea para que nos vayamos del
país como los cubanos en su momento, o bien por la vía de un proceso de
reducción de la clase media a la pobreza por la destrucción sistemática de
nuestra forma de vida basada en el capitalismo privado y el emprendimiento personal.
Visto en estos términos,
nuestra Constituyente sería un espejismo si no logramos convocar a TODOS LOS
VENEZOLANOS, chavistas o no, a un proceso de Reconciliación Nacional por encima
de lo que el régimen pueda hacer. Pero, ¿es eso posible? ¿Podríamos dar
muestras de reconciliación lo suficientemente convincentes para que esa
convocatoria no suene a venganza?
Desde la sociedad civil
opositora hemos emprendido el camino Constituyente porque creemos que es una
salida civil a la crisis del país y porque la Constitución nos da la vía para
hacerlo. Sin embargo, ¿podríamos emprender la vía Constituyente y que no
parezca que nos estamos embarcando en una cruzada para “destruir al enemigo
chavista”, convirtiéndonos en lo que la dirigencia oficialista dice que
supuestamente somos? Muy difícil si no damos muestras claras de que esa no es
la intención.
Todos los documentos que
he leído en relación al tema de la Constituyente la colocan como el arma
“solo-mata-chavistas” y así este proceso NO VA A FUNCIONAR. Deben darse
muestras muy claras de reconciliación en un nivel diferente del régimen
gobernante. De hecho estamos coincidiendo en la práctica con el chavismo
popular al ver que casi todas las manifestaciones en contra del gobierno
provienen de gente de sus propias filas. ¿Nos estamos acercando a esa gente?
¿Hemos hecho algún esfuerzo de comunicación con esas protestas de la gente del
chavismo? Por ese lado al menos coincidimos.
Entonces, ¿con quien
debemos empezar ese proceso de reconciliación? ¿Con los delincuentes que están
destruyendo el país y se están enriqueciendo desde el gobierno, o con quien
está sufriendo por esa destrucción? Tenemos mucho más que ganar acercándonos a
ese “chavismo” en desgracia previo a una convocatoria Constituyente, allanando
el camino a una reconciliación real, que no haciéndolo, tratando de convencerlos
que las cosas si pueden cambiar para ellos porque serían partícipes de eso.
El paradigma de una
Constituyente desde la oposición se podría cambiar a una Constituyente desde el
País Nacional si se logra comenzar una reconciliación real que nos incluya a
todos. Y tal vez suene ingenuo de nuestra parte desde el punto de vista
político, pero eso si sería un cambio real. Tal vez la oposición no pueda hacer
una Constituyente como lo afirman algunas voces pero quién sabe si un país
unido si la haga sobreponiéndose a una polarización impuesta desde el gobierno
y-peor aún-, desde la oposición.
Caracas, 28 de Agosto de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana