Por Luis Manuel Aguana
La ventaja de escribir en un blog es que lo haces cuando quieras y
donde quieras. No hay editores que pongan fechas de entrega ni temas
"imprudentes". Esta, como las ultimas, la escribo en mi celular
sentado esperando en una clínica. Oigo de las personas que están a mí alrededor
mucha incertidumbre por la suerte del país y eso indigna.
No hay derecho que un país se halle en una circunstancia tal que toda su
energía sea para encausar el ahora y no el después. Y eso es a lo que nos
tienen sometidos. Nos encontramos en un limbo según el cual no trabajamos el
presente porque estamos pendientes de que nos pasara el futuro. Y nada pasa en
una espera interminable. ¡Menuda vaina!
Suponemos, de acuerdo a todos los rumores en las redes sociales, que a
Maduro le quedan horas en el poder, no semanas ni días. Eso ha elevado el nivel
de ansiedad de los venezolanos a extremos exorbitantes. Pero las horas pasan y
no se ido.
De acuerdo al Presidente de la Asamblea Nacional (ver Ramos Allup
aseguró que grupos militares y del PSUV conspiran contra Maduro, en http://www.el-nacional.com/politica/Ramos-Allup-PSUV-conspiran-Maduro_0_794920721.html)
existen grupos militares y en el partido del gobierno empujando por la renuncia
de Maduro, pero al parecer no lo están haciendo muy bien porque aun seguimos en
esta espera interminable.
Pero lo que realmente motiva esta nota no es tanto la desesperación
que no haya nada en los mercados, ni en los puertos, ni siquiera en las órdenes de compra internacionales que no
se suplen si no se paga por adelantado. No. Es que no habrá nada de eso hasta
que Maduro se vaya. Y no se quiere ir... ¿Y entonces? El juego esta trancado.
Ningún proveedor internacional dará a nadie de este país una línea de crédito
(salvo que sea bolichico, o narcogeneral, o cualquier cosa de esas relacionada
con el régimen), ni ningún país ayudara a Venezuela hasta que esta situación política
termine, o ningún organismo internacional acudirá en nuestro auxilio económico
hasta que algún responsable cuerdo del Ministerio de Finanzas explique cómo es
posible que este país quebró después de haber recibido la mayor bonanza
petrolera en todos nuestros años de historia.
Al no existir un gobierno vertebrado que entienda que significa eso,
simplemente no habrá ayuda de ningún tipo. Y los venezolanos moriremos de mengua
porque Nicolás Maduro y su gobierno no saben que es un Estado ni cómo
conducirlo. Si nunca supo conducir un autobús siendo más joven, porque siempre
se hallaba todo el tiempo de reposo en el Metro, mal podría después de viejo
conducir los destinos de Venezuela.
¡Y lo más triste de todo eso es que nuestra oposición oficial todavía se
conduce como si ellos supieran de qué se trata! Henry Ramos Allup les daba
clases de Derecho Penal al explicarles a los castro-chavistas-maduristas la Ley
de Amnistía en la Asamblea Nacional. ¡Pero es que no es solo eso! Hay que
darles clases de demasiadas cosas, comenzando por la principal lección: no te
puedes robar los reales de la gente si pretendes gobernar un país. Pues ellos
lo hicieron a manos tan llenas que lo quebraron.
Me estremeció la definición de Venezuela que hace Rafael Vegas luego
de la muerte de Juan Vicente Gómez, desde la perspectiva de un psiquiatra: “Tenemos pues que Venezuela es un país histérico
sometido a una repetición infernal. Nuestra mayor pobreza es carecer de una
verdadera historia de nuestro empobrecimiento…. ¿Qué hacer entonces? No se
imagina cuanto sufro con esta pregunta. Creo que he llegado a desarrollar una
paranoia contra la política, por reconocer en ella nuestra faceta más
histérica. He visto a mis compañeros totalmente acaparados por la política,
hasta el punto de olvidar que se encontraban en Europa y que debían aprovechar
su permanencia para tratar de prepararse técnicamente en cualquier cosa. Los
oigo hablar de lo que hace falta, de lo que hay que hacer, de lo que hay que
llevar a Venezuela, pero ninguno trata de adquirir el mínimo de conocimientos
para intentar suplir las deficiencias que reconoce. Observo como las nulidades,
los incapaces de adquirir por un trabajo serio y prolongado la más simple
herramienta de trabajo, se convierten de la noche a la mañana en personajes
importantes que lo saben todo, que tienen soluciones para todo, que todo lo
pronostican. La mayor parte de mis compatriotas carece de la preparación
intelectual para hacer el más insignificante trabajo de asimilación, de
digestión de adaptación. Y todo esto lo he percibido porque lo he vivido…”
(1)
Y yo me pregunto, ¿ha cambiado en algo esa perspectiva desde ese
entonces? Desde el punto de vista de los incapaces, eso no ha cambiado en nada.
¿Cómo dejamos que las nulidades, los más incapaces condujeran nuestro país? La
repetición infernal de la que habla Rafael Vegas al parecer nos sigue
demoliendo, pero en esta oportunidad en proporciones catastróficas.
Desde 1935 a esta parte Venezuela ha cambiado mucho por fuera pero no
por dentro. Pudimos tener más escuelas, universidades y más recursos pero seguimos
siendo en el fondo el mismo pueblo. Un tiempo con mucho dinero y ahora sin
ninguno. La esencia cultural sigue siendo la misma. Seguimos comportándonos de
las mismas maneras, como si siguiéramos un patrón que no podemos cambiar. Mucho
de lo dicho por un individuo estudiado de su tiempo como Rafael Vegas gravita todavía
sobre nosotros, aunque el número de venezolanos con formación haya crecido. Esa
pregunta sobre qué hacer sigue sin responderse…
Tenemos una teoría sin comprobar todavía que pone la solución en la construcción
de ciudadanía responsable. Pero eso pasa por entregarles responsabilidades a
las personas. Bajar el poder al ciudadano común. Y digo sin comprobar porque si
no inventamos y erramos no aprenderemos. Razón tenía el Maestro Simón
Rodríguez. El sistema actual se basa en un Estado todopoderoso que decide por
el ciudadano. Un Presidente con unos pocos personajes a su alrededor que decide
por todos nosotros que es lo bueno y que es lo malo, y que elegimos cada cierto
tiempo.
Tiene la chequera del país y sus designios son irrebatibles. Desde el
comienzo de los tiempos republicanos ha sido así y no hemos querido cambiarlo.
Por supuesto, hay intereses que fuerzan a que esa manera de administrarnos
continúe siendo así. Muchos se han hecho ricos con eso, pero también muchísimos
más se han empobrecido con eso en el transcurso de nuestra historia.
El Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
es un intento por hacer las cosas diferentes para comenzar el duro tránsito de
construir ciudadanía. Para ello se plantea cambiar. Sí, cambiar lo que hemos
hecho hasta ahora por otra manera de hacer las cosas. Usar eficiente e inteligentemente
los recursos que tenemos como pueblo, minimizando nuestra tendencia natural de
querer a un jefe que nos resuelva.
Para ello planteamos un nuevo Pacto, una nueva estructura constitucional
que baje el Poder a los ciudadanos y los haga responsables. ¿Qué es difícil? ¡Muchísimo!
Pero cualquier Constitución que hagamos en esa dirección será beneficiosa. No
tendremos una perfecta pero si encaminada a que lo sea. Y tal vez, solo tal
vez, las nuevas generaciones nos agradecerán que las encaminemos hacia un mejor
futuro, solamente rompiendo la histérica repetición infernal que nos ha traído
hasta aquí…
Caracas,
23 de Febrero de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
(1) FALKE, de Federico Vegas,
ISBN 978-980-293-621-2, 4ta. Edición, 2010, Págs. 449-450, Caracas-Venezuela