martes, 23 de febrero de 2016

La repetición infernal

Por Luis Manuel Aguana

La ventaja de escribir en un blog es que lo haces cuando quieras y donde quieras. No hay editores que pongan fechas de entrega ni temas "imprudentes". Esta, como las ultimas, la escribo en mi celular sentado esperando en una clínica. Oigo de las personas que están a mí alrededor mucha incertidumbre por la suerte del país y eso indigna.

No hay derecho que un país se halle en una circunstancia tal que toda su energía sea para encausar el ahora y no el después. Y eso es a lo que nos tienen sometidos. Nos encontramos en un limbo según el cual no trabajamos el presente porque estamos pendientes de que nos pasara el futuro. Y nada pasa en una espera interminable. ¡Menuda vaina!

Suponemos, de acuerdo a todos los rumores en las redes sociales, que a Maduro le quedan horas en el poder, no semanas ni días. Eso ha elevado el nivel de ansiedad de los venezolanos a extremos exorbitantes. Pero las horas pasan y no se ido.

De acuerdo al Presidente de la Asamblea Nacional (ver Ramos Allup aseguró que grupos militares y del PSUV conspiran contra Maduro, en http://www.el-nacional.com/politica/Ramos-Allup-PSUV-conspiran-Maduro_0_794920721.html) existen grupos militares y en el partido del gobierno empujando por la renuncia de Maduro, pero al parecer no lo están haciendo muy bien porque aun seguimos en esta espera interminable.

Pero lo que realmente motiva esta nota no es tanto la desesperación que no haya nada en los mercados, ni en los puertos, ni siquiera en  las órdenes de compra internacionales que no se suplen si no se paga por adelantado. No. Es que no habrá nada de eso hasta que Maduro se vaya. Y no se quiere ir... ¿Y entonces? El juego esta trancado.

Ningún proveedor internacional dará a nadie de este país una línea de crédito (salvo que sea bolichico, o narcogeneral, o cualquier cosa de esas relacionada con el régimen), ni ningún país ayudara a Venezuela hasta que esta situación política termine, o ningún organismo internacional acudirá en nuestro auxilio económico hasta que algún responsable cuerdo del Ministerio de Finanzas explique cómo es posible que este país quebró después de haber recibido la mayor bonanza petrolera en todos nuestros años de historia.

Al no existir un gobierno vertebrado que entienda que significa eso, simplemente no habrá ayuda de ningún tipo. Y los venezolanos moriremos de mengua porque Nicolás Maduro y su gobierno no saben que es un Estado ni cómo conducirlo. Si nunca supo conducir un autobús siendo más joven, porque siempre se hallaba todo el tiempo de reposo en el Metro, mal podría después de viejo conducir los destinos de Venezuela.

¡Y lo más triste de todo eso es que nuestra oposición oficial todavía se conduce como si ellos supieran de qué se trata! Henry Ramos Allup les daba clases de Derecho Penal al explicarles a los castro-chavistas-maduristas la Ley de Amnistía en la Asamblea Nacional. ¡Pero es que no es solo eso! Hay que darles clases de demasiadas cosas, comenzando por la principal lección: no te puedes robar los reales de la gente si pretendes gobernar un país. Pues ellos lo hicieron a manos tan llenas que lo quebraron.

Me estremeció la definición de Venezuela que hace Rafael Vegas luego de la muerte de Juan Vicente Gómez, desde la perspectiva de un psiquiatra: “Tenemos pues que Venezuela es un país histérico sometido a una repetición infernal. Nuestra mayor pobreza es carecer de una verdadera historia de nuestro empobrecimiento…. ¿Qué hacer entonces? No se imagina cuanto sufro con esta pregunta. Creo que he llegado a desarrollar una paranoia contra la política, por reconocer en ella nuestra faceta más histérica. He visto a mis compañeros totalmente acaparados por la política, hasta el punto de olvidar que se encontraban en Europa y que debían aprovechar su permanencia para tratar de prepararse técnicamente en cualquier cosa. Los oigo hablar de lo que hace falta, de lo que hay que hacer, de lo que hay que llevar a Venezuela, pero ninguno trata de adquirir el mínimo de conocimientos para intentar suplir las deficiencias que reconoce. Observo como las nulidades, los incapaces de adquirir por un trabajo serio y prolongado la más simple herramienta de trabajo, se convierten de la noche a la mañana en personajes importantes que lo saben todo, que tienen soluciones para todo, que todo lo pronostican. La mayor parte de mis compatriotas carece de la preparación intelectual para hacer el más insignificante trabajo de asimilación, de digestión de adaptación. Y todo esto lo he percibido porque lo he vivido…” (1)

Y yo me pregunto, ¿ha cambiado en algo esa perspectiva desde ese entonces? Desde el punto de vista de los incapaces, eso no ha cambiado en nada. ¿Cómo dejamos que las nulidades, los más incapaces condujeran nuestro país? La repetición infernal de la que habla Rafael Vegas al parecer nos sigue demoliendo, pero en esta oportunidad en proporciones catastróficas.

Desde 1935 a esta parte Venezuela ha cambiado mucho por fuera pero no por dentro. Pudimos tener más escuelas, universidades y más recursos pero seguimos siendo en el fondo el mismo pueblo. Un tiempo con mucho dinero y ahora sin ninguno. La esencia cultural sigue siendo la misma. Seguimos comportándonos de las mismas maneras, como si siguiéramos un patrón que no podemos cambiar. Mucho de lo dicho por un individuo estudiado de su tiempo como Rafael Vegas gravita todavía sobre nosotros, aunque el número de venezolanos con formación haya crecido. Esa pregunta sobre qué hacer sigue sin responderse…

Tenemos una teoría sin comprobar todavía que pone la solución en la construcción de ciudadanía responsable. Pero eso pasa por entregarles responsabilidades a las personas. Bajar el poder al ciudadano común. Y digo sin comprobar porque si no inventamos y erramos no aprenderemos. Razón tenía el Maestro Simón Rodríguez. El sistema actual se basa en un Estado todopoderoso que decide por el ciudadano. Un Presidente con unos pocos personajes a su alrededor que decide por todos nosotros que es lo bueno y que es lo malo, y que elegimos cada cierto tiempo.

Tiene la chequera del país y sus designios son irrebatibles. Desde el comienzo de los tiempos republicanos ha sido así y no hemos querido cambiarlo. Por supuesto, hay intereses que fuerzan a que esa manera de administrarnos continúe siendo así. Muchos se han hecho ricos con eso, pero también muchísimos más se han empobrecido con eso en el transcurso de nuestra historia.

El Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) es un intento por hacer las cosas diferentes para comenzar el duro tránsito de construir ciudadanía. Para ello se plantea cambiar. Sí, cambiar lo que hemos hecho hasta ahora por otra manera de hacer las cosas. Usar eficiente e inteligentemente los recursos que tenemos como pueblo, minimizando nuestra tendencia natural de querer a un jefe que nos resuelva.

Para ello planteamos un nuevo Pacto, una nueva estructura constitucional que baje el Poder a los ciudadanos y los haga responsables. ¿Qué es difícil? ¡Muchísimo! Pero cualquier Constitución que hagamos en esa dirección será beneficiosa. No tendremos una perfecta pero si encaminada a que lo sea. Y tal vez, solo tal vez, las nuevas generaciones nos agradecerán que las encaminemos hacia un mejor futuro, solamente rompiendo la histérica repetición infernal que nos ha traído hasta aquí…

Caracas, 23 de Febrero de 2016

Twitter:@laguana

(1)     FALKE, de Federico Vegas, ISBN 978-980-293-621-2, 4ta. Edición, 2010, Págs. 449-450, Caracas-Venezuela

martes, 16 de febrero de 2016

Entre dos populismos y una Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

Interesante análisis realiza la periodista Thais Peñalver en su nota titulada “Escenarios sobre la salida de Maduro” (ver http://www.notiminuto.com/noticia/escenarios-sobre-la-salida-de-maduro/) que apuntan no solo a la salida del Ilegitimo sino al sistema mismo que lo sostiene, y que alude algo sobre lo cual he venido haciendo referencia desde hace muchísimo tiempo y que ella llama “el modelo populista anterior”.

El verdadero centro de nuestra discusión constituyente se basa en que no es de ninguna manera suficiente la salida de Maduro, para dejarle la puerta abierta a quienes han sido los verdaderos responsables de la tragedia castro-chavista-madurista, porque como ya hemos mencionado en una nota anterior (ver Renuncia y Constituyente en http://ticsddhh.blogspot.com/2016/01/renuncia-y-constituyente.html), una vez fuera el Ilegítimo de Miraflores, los mismos factores que ahora gobiernan regresarán al poder mas adelante con el argumento que ellos tenían razón porque “la democracia” no arregló el desastre que ellos mismos provocaron.

Así regresó Daniel Ortega al poder en Nicaragua después de un gobierno corrupto de “la democracia” en su país. Y así sucederá en Venezuela como sucedió en Nicaragua, repitiendo el caso en una grotesca copia, en virtud que las estructuras del Estado permanecerán intactas para la corrupción y la mala administración de los recursos de los venezolanos, que estarán en manos del “modelo populista anterior”, luego de la salida del Ilegitimo.

El problema no es cambiar al gobierno sino a toda una estructura de Estado completamente carcomida e inviable de la Venezuela actual y que ningún gobierno futuro de la MUD que se le ponga al frente podrá hacer funcionar. Esa estructura ya fallaba en 1998 y ahora es prácticamente imposible que nadie la haga funcionar si no se realizan los ajustes necesarios al sistema, que lleven al país a otra forma de Estado, con un modo de hacer democracia diferente.

Lo grave de todo este asunto es que la periodista Peñalver nos pone en la disyuntiva de dos escenarios con la salida de Maduro. Primero, aquel que mataría al virus comunista del cuerpo social de Venezuela pero también al paciente en el proceso, al dejar correr este pésimo gobierno hasta el último momento (de acuerdo al FMI más de 700% de inflación para el 2016) donde los venezolanos “caeríamos en cuenta” que el populismo comunista es inviable.

El segundo escenario es menos aterrador por cuanto nos da la opción de salir del régimen mas rápido pero quedaríamos en las manos del “modelo populista anterior” que fue el que sufrimos hasta 1998 con todas las consecuencias que conocemos, y del cual los partidos que luchan por regresar son sus principales exponentes. Esta opción trae aparejada la posibilidad cierta de repetir la experiencia comunista más adelante. Ese es el caso de Nicaragua y Daniel Ortega.

Véase que aquí no hay muchas opciones. O nos coge el “chingo” o nos coge el “sin nariz”. Es claro que la salida del Ilegitimo en ambas es condición necesaria pero la primera es mucho más drástica ya que de acuerdo a la periodista, en teoría, no cabría la posibilidad que regrese el comunismo a nuestro país porque “el pueblo y su enojo, sería el encargado de patear definitivamente de la faz de Venezuela el maquiavélico modelo marxista populista”.

Pero esa teoría es poco sustentable.  Los comunistas acabaron con la economía de España en 1936 cuando el gobierno “socialista” de la II Republica, presidido por Francisco Largo Caballero y su Ministro de Hacienda Juan Negrín López trasladaron  510 toneladas de oro, correspondientes al 72,6% de las reservas internacionales de oro del Banco de España a las bóvedas del Depósito de Metales Preciosos de la Unión Soviética, quebrando así al país y haciendo sumamente difícil el retorno a una normalidad después de la Guerra Civil; y como ustedes ven todavía los españoles consideran a los “socialistas” una opción de poder ¡qué barbaridad! (ver el cuento completo que referí en 2011 con El Oro del Comandante en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/08/el-oro-del-comandante.html).

Sin embargo, existe una tercera opción que lamentablemente nadie analiza (¿por qué será?) y que pasa por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para reconstruir las bases estructurales del país e impedir el regreso de los delincuentes de uno y otro bando populista, generando las garantías institucionales necesarias para no caer de nuevo en ambos tipos de populismos, uno menos comunista que el otro pero ambos igualmente con vetas rojas (en algún momento abordaremos este tema con profundidad).

En este escenario también sería necesaria la salida del régimen del Ilegitimo pero con una diferencia: sin detrimento a como sea su término constitucional, se convocaría luego inmediatamente al Soberano a una Asamblea Nacional Constituyente con la participación de todos los sectores del país y de todas las tendencias políticas.

No, no es utópico ni el cuento de un iluso comeflor. Si realmente los sectores políticos reunidos en la Asamblea Nacional atienden al mandato plebiscitario que les dio el pueblo de Venezuela el 6D para resolver el problema, y convocan con su mayoría calificada de 2/3 de sus integrantes al Depositario de la Soberanía para discutir un nuevo país basado en un Proyecto de País diferente, entonces el trauma que viviremos los venezolanos será mucho menor duración, porque sentaríamos las bases de un país reconciliado y en paz, cuando se reúnan a deliberar el país los genuinos representantes del pueblo.

Una sola voz alzada entre una multitud es difícilmente oída, y mucho menos cuando ya los factores políticos importantes gritan ensordecedoramente una decisión, y nadie oye otra cosa. Pero eso no significa que esa voz no tenga la razón. Sin embargo nunca es tarde para corregir el rumbo, solo que el costo siempre suele ser muchísimo mayor.

Que la decisión sea dejar a Venezuela entre dos populismos ya es suficientemente grave, no solo por los costos que pagaremos en el futuro, sino porque significa que no aprendimos nada de 17 años de destrucción ininterrumpida de nuestro país. Y eso no solo sería grave sino verdaderamente aterrador…

Caracas, 16 de Febrero de 2016

Twitter:@laguana