sábado, 3 de diciembre de 2016

Firmas, actos y democracia de Monopolio

Por Luis Manuel Aguana

Hace algunos años comentaba que el régimen y la oposición oficial representada por Henry Ramos Allup intercambiaban “propiedades” como en el juego de Monopolio, al comentar la nota de La Razón del 6 de Abril de 2014, según la cual José Vicente Rangel y Ramos Allup negociaban Rectores del CNE por Magistrados del TSJ. En efecto, escribía en ese entonces que de acuerdo a la nota de Luis Felipe Colina en su columna Carrousel, de “fuentes absolutamente confiables nos confirmaron que el Secretario General de AD, Henry Ramos Allup, en las negociaciones que adelanta con el gobierno nacional, con la intermediación del ex Vicepresidente José Vicente Rangel, se aseguró la designación de un miembro principal al CNE y dos del TSJ a cambio de los votos de su fracción para que el oficialismo designe al resto y conserve su mayoría.” (ver MUDopoly, en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/04/mudopoly.html). Lo que pasa es que este camino es largo y la gente olvida rápido lo que hacen quienes están frente a los destinos opositores. No nos extrañe entonces porque ese “diálogo” sea un fracaso.

Ahora, la oposición oficial se debate entre recoger firmas, que ya no servirían para hacerlas efectivas ante el CNE, sino para “demostrar que los venezolanos aspiran a una solución electoral” (solución PJ, ver http://sumarium.com/pj-no-inicio-ayer-la-recoleccion-de-firmas-que-habia-anunciado/), en una suerte de firmas con el valor virtual del famoso juego de Monopolio; o retomar el camino del abandono del cargo vía Referendo popular (solución VP, ver http://elpitazo.com/ultimas-noticias/vp-propone-declarar-abandono-del-cargo-a-maduro-y-hacer-referendo-popular/) convocado por la Asamblea Nacional, en un acto que pudiera bien compararse a una estrategia de Monopolio: sin ninguna consecuencia real.

¿Se dan cuenta porque aún Nicolás Maduro sigue siendo Presidente? Y no es porque estos partidos no se pongan de acuerdo en cual puede ser el camino a seguir para enfrentar al régimen. Es porque aun continúan buscando, cual ratas encerradas en un laberinto de laboratorio, una salida “oficial-legal” que el régimen no pueda trancar como hasta ahora lo ha hecho a su real antojo. Y no acaban de interiorizar que esa salida no existe –como tampoco la salida del laberinto de las ratas-, precisamente por la naturaleza del animal que estamos enfrentando.

Entonces, nosotros nos preguntamos ¿y porque todavía lo hacen? No puede ser que tanta gente considerada inteligente le siga dando vueltas a eso. ¿Por qué la AN simplemente no destituye a Maduro por todas las razones –que las hay de hecho- y convocan a elecciones? Simplemente porque acto seguido el régimen cerraría la Asamblea Nacional, desaparecería a los Diputados y el “status quo” opositor con todo y partidos, tal y como los conocemos. Dejarían de cobrar los Diputados y lo que queda de esta democracia de Monopolio desaparecería de una buena vez. Y ese es el gran temor de nuestra ilustre oposición oficial.

Mientras tanto esta dictadura en funciones, continúa y continúa en su molienda institucional porque nadie en esa oposición oficial le quiere poner el cascabel al gato y lo más triste es que el régimen sabe que en la MUD –por múltiples intereses con ellos- no existe nadie que quiera hacerlo. Por eso es que están muertos de la risa con el “diálogo” que quieren extender hasta el dos mil siempre.

¿A qué es lo que en realidad le teme el régimen? A las manifestaciones organizadas del de la sociedad civil, no a los partidos. Le temen a la gente. Es por eso que enfatizan las medidas populistas, dándole pan -que ahora se llama “bolsas del CLAP”- y circo, que ahora son espectáculos pagados con dólares que no tienen las medicinas, como el “Suena Caracas”. Prefieren gastarse los millones que le faltan a los hospitales para evitar que la gente se desate molesta en las calles. Y a las calles no se puede llegar sin un propósito, y ya los partidos de la MUD-G3, en esa lucha encarnizada que tienen por quien queda después de Maduro, quemaron el primero enfriando la calle, y dándole oxigeno al régimen indefinidamente.

La oposición oficial puede darle largas todo lo que quiera al régimen para que cumpla lo que por esencia una dictadura no cumple, la Constitución y las leyes. Lo que sucede es que mientras eso pasa la situación en Venezuela se deteriora de manera acelerada y el régimen sigue actuando en su indetenible destrucción del país. ¿Cómo paramos eso? A mi juicio hay solo dos maneras: a) Que la Asamblea Nacional finalmente asuma sus atribuciones Constitucionales destituyendo al gobierno a riesgo de que la cierren; o b) Convocando una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Analicemos cada caso.

En el primer caso el problema no es jurídico, es político. No existe el interés de los principales partidos opositores de la MUD en la Asamblea Nacional para destituir a Maduro. Si existiera ya lo hubieran hecho. La Dra. Blanca Rosa Mármol de León, les ha indicado muchas veces las formulas legales en relación a esa posibilidad y la han ignorado. Otros distinguidos especialistas del Derecho ya lo han hecho. La misma Asamblea designó una Comisión para investigar la doble nacionalidad de Nicolás Maduro y no le han permitido a su Presidente discutir sus hallazgos (ver José Luis Semprum, El extraño caso de la diputada Melva Paredes, en http://www.lapatilla.com/site/2016/09/16/luis-jose-semprum-el-extrano-caso-de-la-diputada-melva-paredes/). Entonces, no hay lo que llaman, “voluntad política”. Los venezolanos ya deberíamos saberlo.

La nueva fórmula propuesta por el partido Voluntad Popular de llevar a Referendo “para que el electorado decida si se debe declarar el abandono del cargo de Nicolás Maduro” dejando en manos de la gente algo que es de la completa competencia y responsabilidad de la Asamblea Nacional, no solo sometería a los venezolanos a una nueva decepción con el ministerio de elecciones del régimen, alargando su agonía como lo hizo el Referendo Revocatorio, sino que ese es un asunto que no está sujeto a votación sino a razonamientos legales que solo le corresponden a la Asamblea Nacional para decretar el abandono del cargo (Art. 233. “…el abandono del cargo, declarado como tal por la Asamblea Nacional…”).

Entonces la única manera que tiene el actual estamento político opositor oficial de provocar un terremoto político que conlleve al colapso del régimen, es enfrentándose directamente a él, generando de hecho una crisis institucional que lleve definitivamente a que el régimen de Maduro o termine de desnudarse como una tiranía ante el mundo, o salga de una vez del poder. Es algo así como tomarse un purgante: vas a sanar pero en el ínterin lo vas a pasar muy mal.  Y eso pasa por asumir de una vez y sin dilación el mandato que el pueblo les dio el 6D-2015. Esa actitud desataría los resortes institucionales que solo estarían esperando esa respuesta de la oposición para actuar, llevando las cosas a un nuevo estado.

Cualquier fórmula que concluya inmediata y constitucionalmente con la gestión Maduro frente a la Presidencia de la República tomada desde la Asamblea Nacional es completamente válida, pero conllevaría a una definición precisa de la oposición frente a la dictadura. O estás en democracia o no lo estas. Y si lo estas sin estarlo es una democracia de Monopolio. Es preferible caer a seguir guindando, dice un dicho popular. Ese debería ser el camino de una dirigencia política correcta y seria que dice defender la democracia. Pero difícilmente la dirigencia de la MUD en la AN tomará ese camino. Preferirán esperar al 2019 en arreglos y “diálogos” con el régimen de Nicolás Maduro.

¿Qué nos queda entonces al resto de los venezolanos frente esa perspectiva? ¿Inmolarnos sin ningún propósito en las calles, siguiendo a una dirigencia política que le duelen más sus propios intereses que el sufrimiento de la población? ¿Firmando por otro Referendo con el ministerio electoral del régimen? ¿Insistir indefinidamente a que la Asamblea Nacional cumpla el mandato que le dieron los venezolanos 6D-2015 otro año más? ¿Quedarnos sin hacer nada? De verdad les deseamos mucha suerte a quienes quieran esperar pasivamente por ellos, la necesitamos. Pero en el fondo saben –como nosotros ahora- que en el medio habrá mucho sufrimiento y muerte.

Por otro lado, un grupo de ciudadanos agrupados en la Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/) tomamos hace algunos meses la decisión de  organizarnos y ejercer activamente nuestra soberanía para convocar una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Aquellos que prefieran ignorar esta opción constitucional aduciendo que es “el camino más largo” porque eso les resta protagonismo político, pueden seguir esperando 18 años más a que la oposición oficial siga negociando con una dictadura. Si lo hubieran asumido desde que están diciendo eso, hace ya rato que hubiéramos convocado al Constituyente. Lo demás es seguir el juego de firmas y actos para continuar en una democracia de Monopolio.

Caracas, 3 de Diciembre de 2016

Twitter:@laguana

martes, 29 de noviembre de 2016

Cambio Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

“Bienaventurados los que tienen el valor de cambiar
 porque de ellos será el reino de la libertad”
Carlos Alberto Montaner

Qué difícil es hablar de cambio en Venezuela. Pareciera que somos un pueblo conservador cuando hemos históricamente demostrado haber sido agentes de cambio para otras naciones. La gente te dice: “mejor deja las cosas como están, ya resolveremos”. Y así nos pasamos años y años en lo mismo, y por supuesto con los mismos resultados. Esto tiene especial importancia cuando se trata de introducir cambios políticos. La gente se acostumbra a una manera de ser en la política, lo que hace que difícilmente al plantearse cambios fundamentales esta los tienda a rechazar, por más que les expliques que no puedes continuar haciendo lo mismo.

Tenía que pasar un intento de golpe de Estado en 1992 para que la gente entendiera que el camino que llevaba Venezuela no era el correcto y que era necesario cambiar. Chávez tuvo ese efecto “renovador” en esa Venezuela acostumbrada en el facilismo de una renta a darle el voto a uno de los dos partidos que se repartían el poder, alternándolo cada 5 años. Eso cambió en 1993 cuando la gente se cansó de esos dos partidos que a juicio de las mayorías no resolvían sus problemas, y le dio su voto a un disidente de esos partidos, que reunió unas “chiripas” (nombre dado a las minorías que se consideraban excluidas), y luego en 1998 tampoco confió en esos dos partidos y caímos en las manos del golpista de 1992, con las consecuencias que estamos sufriendo 18 años después.

 Es bueno hacer esos recordatorios, en especial para las nuevas generaciones que ahora solo leen cosas en las redes sociales. No son particularmente meticulosos en escarbar nuestra historia contemporánea. Mi sobrino treintañero me decía en estos días: “tío para que guardar libros si todo está en Internet”, sentencia que me aterrorizó particularmente porque esta lucha por el cambio no es para nosotros los viejos sino para ellos.

¿Y que se nos ofrece como solución a estos 18 años de tragedia? Ni más ni menos que volver al mismo sistema que teníamos cuando la gente obstinada voto por Rafael Caldera y sus “chiripas” en 1993 y por Chávez en 1998. No es cuento, es la realidad. Eso es lo que nos están proponiendo. ¿Y quienes lo proponen? Pues aquellos que no conocen otro sistema. El liderazgo rancio de la mayoría de partidos que ustedes ya conocen de la MUD. Si volvemos a lo mismo de antes de 1998, y peor aún, con los mismos actores, tendremos a otro Chávez en nuestro futuro próximo, como el día sigue a la noche, así cambiemos mil veces a Nicolás Maduro. Y eso es lo que hay que entender, y entenderlo bien.

Un sistema que en 1998 boqueaba por corrupción, instituciones débiles, amiguismos, nepotismo, negociaciones, pobreza, excluidos, etc., etc., etc., todo aquello por lo que se le dio a Chávez el poder en 1998 y que el Galáctico ofreció resolver con una Constituyente, se agravó exponencialmente porque un resentido social llegó prometiendo venganza. Con razón a nosotros que ofrecemos una medicina similar –una Constituyente-, pero con una aproximación completamente diferente, no nos quieren ni oír. Y tienen razón, no solo por aquello del dicho “quien es picado de culebra le tiene miedo al bejuco”, sino porque luego de esa picada los venezolanos deben exigir las explicaciones que no le exigieron antes a Chávez, acerca de una Constituyente como instrumento de cambio. Lo importante es que nosotros si podemos explicarlo, a diferencia del Galáctico que engaño a todo el mundo manipulando las aspiraciones de cambio de la sociedad venezolana.

Cuando Chávez ofrece la salida constituyente en 1998, en el fondo lo que estaba proponiendo era cambio. Cambiar toda la basura de lo que posteriormente él mismo  llamó 4ta República, e instaurar un nuevo sistema. Y la gente lo compró sin más porque eso era lo que estaba clamando. Y lo compró sin un papelito que dijera que significaba eso de “Constituyente”. Las explicaciones vinieron después con una nueva Constitución llena de errores, que desmontó la representación federal de los Estados, más centralista que la anterior y dándole todo el Poder al Presidente de la República, más aun del que ya se tenía en el texto de 1961. Una banda de piratas rompió lo que estaba bien hecho y lo sustituyó por algo contrahecho. El resultado, casi 20 años después, lo pueden ver en la mesa de comer de todos los venezolanos. La solución no puede ser volver al pasado. Hay que volverlo a hacer todo…

Partiendo de la premisa anterior, surgen entonces muchas interrogantes. ¿Cómo empezamos?  ¿Qué se hará? ¿Cómo se hará? ¿Quiénes lo harán? ¿A partir de qué momento se hará? Comenzando por la última pregunta, el momento es ahora. Si los venezolanos se dejan convencer que lo que había antes de 1998 era mejor que esto, volverán a sufrirlo. No era mejor, era de menor intensidad que es muy diferente. Había menos corrupción, pero la había; había menos militarismo, pero lo había; había menos pobreza, pero la había; había menos corrupción judicial, pero la había (incluso esto puede ser discutible); había menos delincuencia y asesinatos, pero los había; la salud pública funcionaba mejor que ahora pero igualmente no funcionaba; y así sucesivamente. Y quienes detentaban el poder se aprovechaban menos de él, pero se aprovechaban. Lo que hay ahora no es más que lo que había antes de 1998, pero aumentado en un factor inimaginable.

Y aunque antes de 1998 había más comida y producción, no era porque el sistema lo permitiera, al contrario. Los empresarios se quejaron amargamente de la suspensión de las garantías económicas secuestradas por todos los gobiernos democráticos, lo que permitía que cada grupo político hiciera su propio negocio estando en el gobierno. Lo que hizo Chávez fue “un quítate tú para ponerme yo”, creando su propio circulo de riqueza –boliburguesía como la llaman-, y excluyendo a quienes lo hacían tradicionalmente para los partidos del anterior estatus. Yo no quiero volver a eso. Quiero algo muchísimo mejor que eso.

El hecho que Chávez indicara en 1998, en su ignorancia del tema, que una Constituyente era una salida a esos graves problemas que presentaba el país en ese entonces, no significa que estuviera equivocado. Lo que significa es que interpretó correctamente el sentimiento cambio expresado por la gran masa de ese entonces, fabricando su propio sistema hasta que se murió. Solo que el sistema que fabricó basado en una peor versión –si es que eso es posible- del castrocomunismo cubano, es inviable en nuestro país.

Nos resta a nosotros, los venezolanos que sobrevivimos a esta versión del infierno en la tierra, cambiarlo a una completamente opuesta, entendiendo que lo que funcionaba antes no es la respuesta, sino una cosa completamente nueva, con nuevos actores y una nueva propuesta al país. De allí que debamos utilizar nuestra máxima creatividad y disposición de cambio.

¿Cómo empezamos? Recogiendo un mínimo de 15% de manifestaciones de voluntad establecido en el Artículo 348 constitucional para convocar al Poder Constituyente Originario; ¿Qué se hará? Una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario que deberá discutir un nuevo Pacto Social entre todos los venezolanos y producir un nuevo texto constitucional basado en una Propuesta de País que proponga a los venezolanos una estructura política e institucional completamente diferente a la que tenemos ahora y la que teníamos antes de 1998 para reconstruir al país. Nosotros tenemos una y se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada vía Constituyente (verla en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDR29KUFBDQ0JPa2c/edit?usp=gmail). Esperamos ver que los factores políticos presenten la suya y la discutamos; ¿Cómo se hará? Mediante la participación de todos los venezolanos de buena voluntad que suscriban el documento “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html); ¿Quiénes lo harán? Los venezolanos. Nadie vendrá a hacerlo por nosotros...

Caracas, 29 de Noviembre de 2016

Twitter:@laguana