martes, 2 de mayo de 2017

Constituyente: sigue dependiendo de nosotros

Por Luis Manuel Aguana

Les pido disculpas a mis muchos amigos y seguidores por no haber podido atender ayer a sus llamadas y mensajes buscando respuestas ante la convocatoria previsible de una Constituyente por parte del régimen de Nicolás Maduro. Trataré de responder sus inquietudes a través de esta nota en relación a qué hacer ahora, ya que muchas de las llamadas y mensajes que si pude contestar me lo requirieron a modo de interpelación, tal y como los medios suelen hacer con mi estimada amiga la Dra. Blanca Rosa Mármol de León. Debo indicar previamente que esta es mi apreciación personal de la situación, no de la Alianza Nacional Constituyente.

Cuando Maduro asomó por primera vez que iba a convocar el proceso Constituyente, el pasado 20 de abril, muchos venezolanos pensaron que el gobierno estaría ganando tiempo, que la cosa no iba en serio. Escribí el 22 de abril, “Vamos a medirnos, pero en la calle” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2017/04/vamos-medirnos-pero-en-la-calle.html) insistiéndole a la oposición oficial que se empoderara del proceso constituyente, procediendo de inmediato a una masiva recolección de firmas por encima de los Poderes Constituidos. Esa siempre fue la posición de la Alianza Nacional Constituyente.

Volví a insistir el 25 de abril, y me disculpan los dirigentes de la oposición oficial si mal interpretaron el titulo de mi nota “¡Es el Poder Originario, estúpido!” (http://ticsddhh.blogspot.com/2017/04/es-el-poder-originario-estupido.html), si pensaron que los llamé estúpidos, donde remarqué que no era ignorando olímpicamente al Poder Originario, que estaba allí de anteojos para el que lo quisiera ver, que se resolvería la huida hacia adelante del régimen. Indicaba que si Maduro nos estaba anunciando que convocará a una Constituyente, es porque lo haría al estar constitucionalmente facultado para ello. ¡Cuántas veces nos han dicho lo que van a hacer! Pues lo hicieron de nuevo. Lo dijeron y lo hicieron.

Por último, decía en mi nota reciente del 27 de abril, que ahora quedaba en manos nuestras si esa Constituyente la hacían ellos con todo su Poder para quedarse, o la hacíamos nosotros con la gente en la calle para que se fueran (Sacarlos “como sea” http://ticsddhh.blogspot.com/2017/04/sacarlos-como-sea.html). Pues no la hicimos con nuestra gente, como lo habíamos venido planteando y trabajando nosotros mismos desde la Alianza Nacional Constituyente desde hacía muchos meses y años, con los escasos recursos que pudimos aplicar, pero no a la velocidad que se requería, ni tampoco pudimos aún advirtiéndole a la oposición que lo haría el régimen.

Ante la inminencia de ese llamado del gobierno, dirigentes de la Alianza habían estado en estos últimos días argumentando en múltiples reuniones con diferentes personalidades y dirigencia opositora, que el régimen procedería a convocarla y debíamos hacerlo nosotros antes que ellos, en los términos del Poder Originario y no en los términos del régimen (oír la intervención de Luis Granados, de la Dirección Nacional de la ANC en https://youtu.be/vJHuyHGY0GY).

Pues pasó lo que iba a pasar si nadie hace caso. La oposición en un acto de soberbia infinita desoyó nuestros llamados a convocar el Poder Originario de las manos del soberano pueblo de Venezuela, en un proceso de recolección de firmas, sin la intervención de los Poderes Constituidos, esto es sin la intervención de Maduro y su CNE-TSJ. Querían elecciones generales de Gobernadores, y de Presidente con el CNE-TSJ de Maduro, ¿qué tal?

Ahora ante el llamado del régimen a una Constituyente por decreto de Maduro (que lo podía hacer porque está en el Articulo 348), la oposición se niega a aceptarla aduciendo que el régimen y su CNE dictarán las reglas y harán trampas para imponer su comunismo. Y yo me pregunto: ¿Y eso no es lo que siempre han hecho? Las elecciones generales solicitadas antes por la oposición al régimen ¿no iban a ir con esas mismas condiciones? Suponemos entonces que la oposición exigiría elecciones con la observación internacional con la debida autenticidad y transparencia.

Al no ser convocada esa Constituyente por el propio pueblo Depositario de la Soberanía sino por el Presidente de la Republica, las Bases Comiciales del proceso deberán ser sometidas a la consideración del Poder Originario en Referendo Consultivo, de la misma manera como lo hizo Hugo Chávez en 1999, quien tuvo que preguntarle al Soberano el 25 de abril de 1999 si se le daba a él la potestad  para establecer las reglas del proceso. Otra forma distinta de imponer las Bases del proceso Constituyente convocado ayer es nula.

¿Cuál era la diferencia de convocar el pueblo a esa Constituyente? Que la nuestra la convocaría el Poder Originario, que en la calle y con firmas establecería su supremacía frente a un régimen que haría uso de todo su poder para imponer su Estado Comunal. Eso fue lo que gritamos y no nos escucharon. Pues bien, ahora nos encontramos frente a una grave disyuntiva: a) medirnos con el régimen cívicamente en un proceso Constituyente convocado con las reglas impuestas por Maduro, pero que deben ser aprobadas por el pueblo en Referendo Consultivo; b) que la convoque realmente el Poder Originario estableciendo éste las Bases Constituyentes del proceso; o c) desconocer definitivamente al régimen aduciendo el Artículo 350 constitucional, en franca puerta abierta a la confrontación civil.

Si la oposición decide no concurrir al proceso Constituyente de Maduro, le dará vía libre al Estado Comunal. De hecho eso es lo que el régimen espera. Saben que no tienen ni tendrán nunca la mayoría, y se están jugando Rosalinda con la última carta de la desesperanza generada a una población opositora deprimida y peor conducida, que aún en mayoría podría abstenerse al ver que Maduro “ganó” la partida con esta jugada maestra de corte cubano. Ya vimos que la primera reacción de los principales líderes de la oposición fue un llamado a trancar las calles y hacer guarimbas, al parecer dándole la razón a Maduro cuando dice que “en realidad los opositores no quieren elecciones sino tumbarlo”. Afirmaba Albert Einstein: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”

Ahora bien, si el régimen definitivamente no tiene: a) un Proyecto que presentarle al país más que este bodrio del Plan de la Patria comunista; b) una gestión que lo sostenga; c) una mayoría contundente, que independientemente de cómo sea el llamado electoral de Constituyentes, las candidaturas opositoras -cualesquiera que estas sean- resultarían vencedoras, mucho más aún que el 6D-2015, ¿por qué razón entonces no se miden? ¿Es que se iban a medir de manera diferente en unas elecciones generales? Es obvio que las condiciones electorales habrá que pelearlas, porque al igual que las pedían para las elecciones generales, deberán exigirlas ahora de la misma forma para la elección de constituyentes.

Si Maduro comenzó ayer en su cadena por anunciar como reformarían la Constitución, dándole rango constitucional a las Misiones, ¿porque la oposición igualmente no le dice al país como sería una nueva Republica Federal y Descentralizada como la tenemos  planteada en el Proyecto País Venezuela, si votan por los constituyentes de la oposición? Tenemos mucho que ofrecerle a ese electorado en todo el país, no un simple quítate tú para ponerme yo, que no competiría por caras sino por Proyectos.

No lo estoy poniendo fácil. La oposición tendría que deponer las actitudes que ya se han manifestado como primera reacción sin análisis al llamado de Maduro y reagrupar a la gente alrededor de un verdadero planteamiento de país en un entorno Constituyente, con candidatos salidores en todas las regiones, y que verdaderamente representen el sentir de los Estados. Una sugerencia a la oposición oficial: acepten el reto y participen, no vuelvan a equivocarse. No convocamos a esa Constituyente nosotros, pero todavía en cualquier momento podemos hacerlo como Poder Originario con la gente en la calle, como no quisieron hacerlo desde un principio. Sigue dependiendo de nosotros…

Caracas, 2 de Mayo de 2017

Twitter:@laguana

jueves, 27 de abril de 2017

Sacarlos “como sea”

Por Luis Manuel Aguana

No ha sido suficiente con indicar que el proceso constituyente es la vía más expedita para resolver la situación de un gobierno que le está haciendo un grave daño a la población. Por una u otra razón, y por más que expliquemos que no es verdad aquello que los enemigos del proceso constituyente han sembrado en la mente de todo el mundo, “que la constituyente es un camino largo y engorroso”, “que eso dura muchísimo”, olvidando que en 1999 ese proceso duró, con Referendo Consultivo incluido hasta la instalación, 3 meses y algunos días (del 25 de abril de 1999 al 3 de agosto de 1999) y ahora no necesitamos Referendo Consultivo porque eso ahora está en la Constitución. ¿Cómo se puede entender eso? Sin embargo la población desesperada parece decir: ¡Quítenmelos de encima ahora!

La situación se ha hecho tan insostenible para la gente que un proceso de recolección de firmas, que puede realizarse en días si se tiene la disposición política de todas las fuerzas opositoras, y luego de eso de 90 a 120 días para elegir e instalar una Asamblea Nacional Constituyente que decida el destino de los Poderes Públicos, (lo que incluye al Ilegitimo y todos sus delincuentes) ahora luce cuesta arriba por lo incontenible de la presión social.

Y que este proceso sea el que justifique constitucionalmente el cambio de gobierno y a la vez le de piso político a una necesaria transición, eliminando las pasiones que desata el poder, pareciera no ser el procedimiento más deseado por los protagonistas políticos. De hecho ni siquiera la mencionan en su menú de opciones, prefiriendo el caos y la anarquía, condimentada por la inflación y el hambre. La desesperación de la población no ayuda, al punto que en este momento pide a gritos un cambio inmediato de gobierno y “como sea”. Y es en ese sacarlos “como sea” donde reside el motivo de esta nota.

No existe manera procedimental formal que obligue sin discusión a Maduro a dejar el gobierno. La Asamblea Nacional comenzó un procedimiento que extrañamente no continuó su curso como correspondía, al destituir a Maduro de sus funciones y no llamar al Vicepresidente para completarlo. Dejaron eso así tal vez porque el remedio terminaría resultando peor que la enfermedad debido a que el VP, también tiene doble nacionalidad y habría que destituirlo también, con todo el camino de tierra que eso implicaría, con una Sala Constitucional del TSJ cuadrada con el gobierno. El régimen continuaría en funciones “as usual” pero con un cachimbo diferente a la cabeza, seguramente mucho peor.

Entonces al pueblo no le quedo otro curso de acción diferente que la calle, en protesta masiva, consistente y continuada, haciendo caso omiso a cualquier intento de enfriarla por parte de algunos dirigentes opositores que la desean vender negociando con el gobierno.

Y en el medio del camino, la única exigencia que pide la oposición oficial que implica un cambio de gobierno -fuera de las otras que son de carácter humanitario y de respeto a la institución de la Asamblea Nacional- son unas elecciones que incluyan las presidenciales, cosa que el régimen no está en la obligación de conceder más allá de cumplir con las elecciones regionales, que las debe desde diciembre, y que todo apunta a que serán negociadas por abandonar las calles.

El régimen esgrime que las elecciones presidenciales son constitucionalmente en Diciembre de 2018, y le importará un rábano seguir matando en las calles quedándose en el poder.

Eso es lo concreto que los venezolanos tenemos hasta ahora, y podemos insistir por la vía de seguir perdiendo la vida de jóvenes venezolanos en las calles para que el régimen ceda por unas elecciones presidenciales que se pudieron defender con mucho mejor probabilidad de éxito cuando el candidato opositor nos mando a bailar salsa y tocar cacerolas, o intentar un camino diferente establecido en la Constitución.

Ese camino diferente no es otro que la vía constituyente, que no pasa por abandonar la protesta en las calles sino reorientar su propósito. Es esgrimir el desconocimiento establecido en el Artículo 350, asumiendo la vía de la convocatoria por iniciativa popular, sin la intervención de los Poderes Constituidos, a una Asamblea Nacional Constituyente, respaldándola con un movimiento masivo de gente en las calles. Es el pueblo en las calles convocando al Constituyente, el mismo “¡A Cabildo!” de 1810, para decidir no solo el destino del gobierno sino el destino del país.

De esto no se podrían escapar Maduro ni su régimen, a diferencia de lo que hacen en la actualidad agarrándose del argumento que tienen legitimidad para llegar hasta el 2018 aunque el pueblo ya no los quiera. Al Constituyente lo convoca el pueblo en cualquier momento porque es el Poder Originario y dueño de la Soberanía. Nadie, ni siquiera ellos, ni las Fuerzas Armadas que los respaldan, pueden negarse al llamado Constituyente. De hecho, ya lo anunciaron, en un intento de huir hacia adelante con ese llamado tramposo a una “Constituyente Popular” de Maduro el domingo 23 de abril.

La oposición venezolana debe sentarse a reflexionar seriamente, no para abandonar las calles, sino en las razones por las que estamos en ellas. Si la razón se fundamenta en pedir elecciones, al régimen le bastará con convocar las elecciones regionales que no resolverán la grave situación política y económica de los venezolanos, pero que si le darán oxigeno a unos asesinos para llegar hasta el 2019. Que se olviden de unas elecciones presidenciales.

De nuevo, los procedimientos ya están elaborados y escritos en la Alianza Nacional Constituyente para quienes los quieran estudiar. Queda en manos nuestras si esa Constituyente la hacen ellos con todo su Poder para quedarse o la hacemos nosotros con la gente en la calle para que se vayan. De ese modo no los sacamos “como sea” sino como es…

Caracas, 27 de Abril de 2017

Twitter:@laguana