lunes, 19 de junio de 2017

Nicolás versus Maquiavelo

Por Luis Manuel Aguana

No existe mejor obra acerca de cómo ejercer y conservar el poder que aquella escrita en 1513 por Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, dedicada al Magnifico Lorenzo de Médeci (ver la obra completa utilizada en esta nota en https://tinyurl.com/y55y5d3c). Políticos de todos los tiempos la han referenciado como su manual de cabecera porque “presenta como característica sobresaliente el método de dejar de lado sistemáticamente, con respecto a las estrategias políticas, las cuestiones relativas a la moral y a la religión. Solo interesa conservar el poder” (ver El Príncipe, en  https://es.wikipedia.org/wiki/El_príncipe).

Es por esa razón que sobresale que el régimen pretenda conservar el poder haciendo precisamente todo lo contrario a lo que recomendó desde hace mas de 500 años el tocayo de Maduro en su obra, que es algo así como pretender ir en contra de las leyes de la gravedad política.

Pero también resalta que desde un comienzo la oposición oficial no haya hecho uso de ese manual para identificar el mal que nos aquejaba. De allí que se encuentren también en la obra de Maquiavelo líneas que le corresponden a ella. Los males de Venezuela comenzaron hace mucho tiempo. El gobierno de Chávez intentó constitucionalizar el comunismo en el año 2007. Pero ese comunismo comenzó antes, cuando el pueblo se echó a las calles en el año 2002 oponiéndose a una Ley Habilitante que pretendía imponer 48 leyes inconstitucionales. Para esa época ya era una dictadura comunista en gestación -y algunos lo identificamos así-, aunque la dirigencia política de la oposición lo llamaba mal gobierno:

“Sucede lo que los médicos le dicen al tísico: que al principio su mal es difícil de conocer, pero fácil de curar, mientras que, con el transcurso del tiempo, al no haber sido ni conocido ni atajado, se vuelve fácil de conocer, pero difícil de curar. Así pasa en las cosas del Estado: los males que nacen en él, cuando se los descubre a tiempo, lo que solo es dado al hombre sagaz, se los cura pronto; pero ya no tienen remedio cuando, por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto de que todo el mundo los ve. Pero como los romanos vieron con tiempo los inconvenientes, los remediaron siempre, y jamás les dejaron seguir su curso por evitar una guerra, porque sabían que una guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno…” (El Príncipe, Cap. III, Sobre los Principados Mixtos).

Pero los venezolanos no hicimos como los romanos y ya está a la vista de todo el mundo que estamos muy enfermos. En el 2002 no era tan evidente. El mal siguió su curso y la oposición oficial evitó llamar al pan, pan y al vino, vino “por evitar una guerra”. Pero “una guerra no se evita sino que se difiere para provecho ajeno” como escribió Maquiavelo. Y vaya que el régimen la ha aprovechado en su beneficio…

Sin embargo, la “guerra” comenzó y el régimen pensó que el pueblo venezolano se quedaría con la imposición pura y simple de una ideología que rechaza el 85% de la población. Y ahora es el gobierno el que necesita garantizarse su gobernabilidad y poner orden en las calles. La regla de Maquiavelo está operando ahora en sentido opuesto a sus intereses porque son ellos los que ahora necesitan paz: “…para evitar una guerra nunca se debe dejar que un desorden siga su curso, porque no se la evita, sino se la posterga en perjuicio propio” (El Príncipe, Cap. III, Sobre los Principados Mixtos). Es por eso que el régimen a finales de mayo ordenó a toda costa acabar con las protestas en la calle en 8 días (http://soncriticos.com/2017/05/31/maduro-quiere-acabar-las-protestas-en-8-dias-con-las-fuerzas-del-estado-video/). Vano intento porque se la postergado en perjuicio propio.

Claramente en este momento el perjudicado en las calles es el régimen, al punto que se ha erosionado su estabilidad. Al parecer entonces han decidido seguir el manual de Maquiavelo, intentando destruir a toda costa lo que encuentran en su camino. Lo estamos viendo con las atrocidades en contra de los Derechos Humanos cometidas en invasiones salvajes de la GNB a edificios y casas en Caracas y en el interior: “Porque, en verdad, el único medio seguro de dominar una ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla. Quien se haga dueño de una ciudad así y no la aplaste, espere a ser aplastado por ella. Sus rebeliones siempre tendrán por baluarte el nombre de libertad y sus antiguos estatutos, cuyo hábito nunca podrá hacerle perder el tiempo ni los beneficios…” (El Príncipe, Cap. V, De qué modo deben gobernarse las ciudades o principados que, antes de ser ocupados, se gobernaban con leyes propias). De acuerdo a esto, tendrán que aplastar la rebelión con mucha gente muerta o esperar “ser aplastado por ella”, porque nuestra rebelión tiene, como bien indicaba Maquiavelo, “el nombre de libertad”.

Pero si en algo no siguió Maduro las enseñanzas de El Príncipe fue esforzarse en conservar el afecto de la gente. Tal vez con Chávez eso hubiera resultado mucho más fácil, dada su condición de liderazgo natural. Pero en el caso del Ilegitimo, al acabarse los reales se acabó el afecto y comenzó la represión: “El que llegue a príncipe mediante el favor del pueblo debe esforzarse en conservar su afecto, cosa fácil, pues el pueblo sólo pide no ser oprimido.” (El Príncipe, Cap. IX, Del Principado Civil). De acuerdo a Maquiavelo, conservar el afecto es cosa fácil pues el “pueblo solo pide no ser oprimido”. Sin embargo observando lo que pasa en las calles, ni Maduro, ni Padrino, ni Benavides ni Reverol están de acuerdo con eso.

Al esfumarse el afecto comienza el abandono de los más cercanos en el poder, que en su obra Maquiavelo los llama “nobles”. Ese es el caso de la Fiscal Luisa Ortega Díaz y el resto del chavismo original, y que además se vuelven sus enemigos: “Lo peor que un príncipe puede esperar de un pueblo que no lo ame es el ser abandonado por él; de los nobles, si los tiene por enemigos, no sólo debe temer que lo abandonen, sino que se rebelen contra él; pues, más astutos y clarividentes, siempre están a tiempo para ponerse en salvo, a la vez que no dejan nunca de congratularse con el que esperan resultará vencedor.” (El Príncipe, Cap. IX, Del Principado Civil).

¡Qué interesante! ¿Con quién se estarán congraciando aquellos que se bajan del barco que se hunde? Ya se están rebelando contra el régimen. Entonces, en esta regla rota de Nicolás esta su perdición: “…en definitiva, no hay mejor fortaleza que el no ser odiado por el pueblo, porque si el pueblo aborrece al príncipe, no lo salvarán todas las fortalezas que posea, pues nunca faltan al pueblo, una vez que ha empuñado las armas, extranjeros que lo socorran.” (El Príncipe, Cap. XX, Si las fortalezas, y muchas otras cosas que los Príncipes hacen con frecuencia son útiles o no). ¡Lean bien eso! ¿Será que Maquiavelo ya predijo lo que pasará en Venezuela?

La poca ilustración de Nicolás tampoco le favorece en este momento: “Porque ésta es una regla general que no falla nunca: un príncipe que no es sabio no puede ser bien aconsejado y, por ende, no puede gobernar, a menos que se ponga bajo la tutela de un hombre muy prudente que lo guíe en todo. Y aun en este caso, duraría poco en el poder, pues el ministro no tardaría en despojarlo del Estado.” (El Príncipe, Cap. XXIII, Cómo huir de los aduladores). Muchos “ministros” podrían andar detrás de despojar del Estado a Maduro y tal vez esa sea la reciente advertencia de Henry Ramos Allup (ver http://epmundo.com/2017/ramos-allup-advierte-golpe-de-estado-contra-maduro/). Ramos sin duda prefiere que Maduro se quede en el poder hasta el 2019 –o más si el fraude constituyente se lleva a cabo- porque de ser despojado perjudicaría su futuro electoral personal, a que alguien detenga ahora mismo de alguna manera la debacle de este “Príncipe” que está matando venezolanos en las calles. Es cuestión de perspectivas…

No hay que haber leído a Maquiavelo para advertir que el régimen ha ido en contra de su propia permanencia en el poder, al punto que Nicolás contradice lo que Maquiavelo dejo para la historia como las reglas básicas para su conservación. En consecuencia no es de esperar que lo conserve por mucho tiempo.

La obra El Príncipe dejó también algo para aquellos que desesperadamente buscan el poder: identificar cuando las circunstancias de un Estado están dadas para que surja un liderazgo nuevo que sea capaz de asumir el control. Maquiavelo lo identificó para la Italia de 1513 en palabras que pueden ser perfectamente aplicadas a la Venezuela de 2017, en especial cuando los bárbaros están de salida. Cambiando solo el nombre de Italia por Venezuela, lo escrito por Maquiavelo en el último capítulo de su obra es increíblemente aplicable:

“Después de meditar en todo lo expuesto, me preguntaba si en Italia (Venezuela), en la actualidad, las circunstancias son propicias para que un nuevo príncipe pueda adquirir gloría, esto es necesario a un hombre prudente y virtuoso para instaurar una nueva forma de gobierno, por la cual, honrándose a sí mismo, hiciera la felicidad de los italianos (venezolanos). Y no puede menos que responderme que eran tantas las circunstancias que concurrían en favor de un príncipe nuevo, que difícilmente podría hallarse momento más adecuado. Y si, como he dicho, fue preciso para que Moisés pusiera de manifiesto sus virtudes que el pueblo de Israel estuviese esclavizado en Egipto, y para conocer la grandeza de Ciro que los persas fuesen oprimidos por los medas, y la excelencia de Teseo que los atenienses se dispersaran, del mismo modo, para conocer la virtud de un espíritu italiano (venezolano), era necesario que Italia (Venezuela)  se viese llevada al extremo en que yace hoy, y que estuviese más esclavizada que los hebreos, más oprimida que los persas y más desorganizada que los atenienses; que careciera de jefe y de leyes, que se viera castigada, despojada, escarnecida e invadida, y que soportara toda clase de vejaciones. Y aunque hasta ahora se haya notado en este o en aquel hombre algún destello de genio como para creer que había sido enviado por Dios para redimir estas tierras, no tardó en advertirse que la fortuna lo abandonaba en lo más alto de su carrera. De modo que, casi sin un soplo de vida, espera Italia (Venezuela) al que debe curarla de sus heridas, poner fin a los saqueos de Lombardia (Cuba) y a las contribuciones del Reame y de Toscana (a las contribuciones de todos los chulos de Venezuela) y cauterizar sus llagas desde tanto tiempo gangrenadas…” (El Príncipe, Cap. XXVI, Exhortación a liberar a Italia de los bárbaros). (Resaltado y subrayado nuestro) Imposible algo más cercano a nuestra realidad…

Les dejo para el final el cierre de El Príncipe que igualmente nos aplica como si fuera escrito para nosotros, en una frase de Petrarca: “La virtud tomará armas contra el atropello; el combate será breve, pues el antiguo valor en los corazones italianos (venezolanos) aun no ha muerto…”. Amén…

Caracas, 19 de Junio de 2017

Twitter:@laguana

jueves, 15 de junio de 2017

La batea de la Asamblea Nacional

Por Luis Manuel Aguana

Pareciera ser que la disyuntiva de Venezuela está entre dejar escapar a los delincuentes, ladrones, narcotraficantes, asesinos y violadores de Derechos Humanos, o terminar de una vez por todas con esta pesadilla. Esa al parecer es la negociación que se le está planteando al país (ver Así se cocina el salvoconducto para la salida de Maduro, en http://enpaiszeta.com/reporte-asi-se-cocina-salvoconducto-la-salida-maduro/) y que están empujando Presidentes y diplomáticos en todo el mundo. Difícilmente habrá una respuesta de consenso entre nosotros para eso.

El 11 de abril de 2002 se planteó algo similar con Hugo Chávez Frías. Luego de su renuncia “la cual aceptó”, Chávez exigió para hacerla efectiva un salvoconducto para el, su familia y allegados, con la entrega de una maleta llena de dólares. ¡Como el propio secuestrador con rehenes exigiendo un rescate! Por diferencias de criterio entre aquellos que condujeron ese desorden –y que después algunos llamaron golpe-, se perdió un tiempo precioso que permitió el regreso al poder del Galáctico. Por supuesto que esa no fue la única razón de su retorno, pero las horas perdidas en esa discusión dieron paso a nuevas alternativas que condujeron a un nuevo estado de cosas que demostró ser desfavorable para todos.

Esta nueva teoría puesta en boga por algunos analistas políticos de que hay que bajarle los costos de salida al régimen”, ha dado lugar a esta nueva estrategia según la cual los venezolanos cambiaríamos impunidad por que se vayan y nos dejen el país. Y creo que hay que detenerse a analizar eso porque aquí no estamos hablando de un supermercado donde se metieron unos atracadores y tienen de rehenes a unas personas, con la policía afuera. Estamos hablando de un país entero que ha sido desmantelado, con un saldo de muertos, torturados y heridos.

Efectivamente, si con los asesinatos del 11 de abril de 2002 se le hubieran dado inmediatamente a Chávez esas concesiones para irse, nos hubiéramos ahorrado 15 años de destrucción y muerte. Inclusive algunos dijeron -no sin cierta razón- que posteriormente se hubiera solicitado su extradición para que fuera juzgado en el país, como efectivamente sucedió con Marcos Pérez Jiménez. Pero la historia terminó de la peor manera posible: no se le dio lo que solicitó para irse, pero tampoco salimos de él, profundizándose la crisis con un Chávez resentido buscando venganza y retaliación.

¿Cómo se resuelve entonces el problema? Pienso que para entrarle a ese análisis debemos sopesar que tan grave está el régimen para evaluar si lo que eventualmente estaríamos dando a cambio, en términos de impunidad, se corresponde con la realidad de algo que de todas maneras conseguiríamos, porque el tiempo juega a nuestro favor. Y digo a nuestro favor porque cada día que pasa y se profundiza la crisis, va sumándose todo el país nacional a esta exigencia por la libertad y la democracia: que Maduro salga inmediatamente y se realice una transición política en Venezuela.

Entonces, ¿por qué se van a ir con “la cabuya en la pata” si de todas formas ellos van a caer, más temprano que tarde, con las consecuencias que todos conocemos? El país está “vomitando” esta indigestión rojo-rojita, que es lo que precisamente está haciendo que cada vez más se estén pronunciando altos funcionarios y ex funcionarios de la “nomenklatura” chavista –que no madurista- alineándose a favor de la Constitución de 1999.

Entonces luce contradictorio buscarles comodidades para que se vayan, o como se dice ahora, “bajarles los costos de salida”, a unos muertos técnicamente caídos. ¿No será más bien que hay gente retrasando su caída para acomodarse mejor para lo que viene?

Maduro sigue en el poder y nadie sabe porque aun continúa en Miraflores. Algo lo sostiene y no son precisamente los factores que se ven a simple vista. Uno de ellos puede ser efectivamente el Alto Mando Militar cómplice de las fechorías del régimen pero este, como el resto, no es ciertamente monolítico como lo acabamos de constatar con el General del Consejo de Defensa de la Nación (CODENA).

Si partimos del hecho demostrado que el régimen no quiere contarse en elecciones libres, abiertas y auténticas, hemos planteado desde la Alianza Nacional Constituyente que el mecanismo práctico e idóneo para hacer efectiva esa cuenta es convocar con la mayoría simple de la Asamblea Nacional un Referendo Consultivo, establecido en el Artículo 71 constitucional para materias de especial trascendencia nacional, con la finalidad de preguntarle al pueblo si desea convocar a una Asamblea Nacional Constituyente en los términos planteados por Nicolás Maduro. Este Referendo sería aprobado y organizado por la AN de manera inmediata.

Claramente una mayoría de venezolanos votaríamos en ese Referendo en una jornada cívica, acompañando a la AN en su decisión, dándole así el piso político que requiere la oposición para destituir al Ilegitimo y establecer un gobierno de transición que conduzca al país hasta su reinstitucionalización.

Pero muchos de ustedes dirán, ¿pero que más pruebas? !El 85% los rechaza, de acuerdo a las encuestas! ¡El pueblo está en la calle! Pero esa es una afirmación genérica que es indicio fundado mas no obliga políticamente a nadie. Lo que verdaderamente obliga es un pronunciamiento cívico de TODA la población electoralmente activa. Eso efectivamente doblaría al régimen a retroceder en su pretensión comunista de cambio constitucional, con la consecuente caída estrepitosa de lo que queda de el. Pero hay algo que esta trabando esto. Y eso nos lleva de nuevo al inicio de esta nota.

Si existen, como ya hemos visto, movimientos internacionales para recibir a estos delincuentes antes que la población pronuncie su veredicto mediante una consulta vía Referendo, es porque efectivamente hay negociaciones gobierno-oposición para salvaguardar quien sabe qué cosa, porque aquí hay mucha gente partícipe de este desastre y que no está precisamente en el gobierno, interesada como el madurismo en una transición gatopardiana para que todo cambie sin cambiar nada. ¿Estoy exagerando?

Si no es así, ¿por qué entonces Maduro sigue gobernando teniendo la Asamblea Nacional todas las facultades para, no solo hacer efectiva su destitución del 9 de enero, sino para asumir el gobierno en toda su extensión? Si los militares de verdad apoyan a estos criminales, entonces que lo manifiesten oponiéndose a que la representación popular establecida en la Asamblea Nacional tome las decisiones que tiene que tomar.

Si la AN no lava, al menos que le preste la batea al pueblo de Venezuela, procediendo a organizar un Referendo Consultivo para que sea el Soberano el que decida el futuro de este país. Ni Maduro, ni la Asamblea Nacional tienen esa prerrogativa, solo el Poder Originario en manos de los venezolanos.

Nota importante:
El hecho que consideremos indispensable la realización de un Referendo Consultivo para preguntarle al pueblo si desea o no un fraude disfrazado de Constituyente, de ningún modo implica que hayamos desistido de la necesidad de la convocatoria a un verdadero proceso Constituyente de carácter Originario, para debatir los fundamentos de un nuevo Proyecto de País. El grado de satanización opositora que al que se ha llegado alrededor del mecanismo Constituyente para el cambio del sistema político del país, hace imposible discutir este tema con la sindéresis necesaria en los momentos donde precisamente mas hace mas falta. Deberemos abordar el tema Constituyente una vez el país haya conjurado la amenaza comunista, que bien nos pudimos ahorrar desde hace mucho tiempo si los factores políticos hubieran entendido a cabalidad el significado de realizar un proceso constituyente originario que partiera de la iniciativa popular. Seguiremos en nuestro empeño por formar e informar acerca de este tema a los venezolanos, así la oposición oficial haya prostituido su profundo sentido de cambio a favor de los venezolanos.

Caracas, 15 de Junio de 2017

Twitter:@laguana