Por Luis Manuel Aguana
A estas alturas del problema del país, los
venezolanos comienzan a pedirles a los políticos una solución ya a sus graves
problemas. No importa que Guaidó se haya pasado más de año y medio sin resolver
el mantra, todo el mundo en su desesperación pide a la oposición una solución inmediata
a la grave crisis política y económica. Y en la medida en que pasan los días
para una elección parlamentaria a todas luces fraudulenta, los políticos de la
oposición oficial quieren hacer la tarea que ya tenían que haber hecho en año y
medio, en tres meses. De allí que pidan ayuda a quienes nunca convocaron para
ayudar, para que les brinden el apoyo en una tarea sumamente compleja en un
tiempo muy corto. Y las reacciones no se hicieron esperar: se le echaron encima
al Presidente Encargado.
Sin contar que el aparato “unitario” que se
fabricaron en febrero de 2019 con el Acuerdo para la Transición, suerte de
camisa de fuerza que difícilmente le permite a Guaidó moverse como un verdadero
Presidente de la República en funciones con sus atribuciones completas,
reemplazándolo con una melcocha colegiada de 4 partidos, el Presidente
Encargado se encuentra que ahora faltan los apoyos políticos necesarios para
que su “nueva ruta” arranque, precisamente porque lo que se inventaron en
febrero no funcionó.
Por un lado requiere de los apoyos de una
oposición radical a la que nunca escucharon en la Asamblea Nacional (Fracción
16J) así como de más de medio país que no cree ahora en nada de lo que diga
porque parte de la dirigencia principal de esa “unidad” del Gobierno Encargado
tiene vínculos demostrados con el régimen (AD y UNT). ¿Cómo hace el Presidente
Encargado para rescatar la credibilidad necesaria para su “nueva ruta”?
Por un lado está un grupo que grita que
Venezuela necesita ya una intervención militar internacional (no entraremos a
discutir si eso es posible o no), y por otro lado una Comunidad Internacional
que no está convencida de hacer eso, insistiendo en una salida constitucional,
pacífica y electoral. Ambas soluciones parecieran no ser inmediatas ya que
ambas rutas pasan por el único que tiene el respaldo internacional suficiente
para promover una solución: Juan Guaidó Márquez.
Aunque les pueda doler a todos los que
presionan una solución, cualquiera que esta sea, para que pueda ser posible,
tienen que pasar por convencer –hasta ahora- al Gobierno Encargado que preside
Juan Guaidó Márquez. Punto. Dicho de otra manera: los que quieren una
intervención militar multinacional tienen que convencer al Gobierno Encargado
de eso PRIMERO antes de salir a convencer a ningún país afuera. Ningún
dirigente político nacional que proponga eso será escuchado afuera si no lo
propone primero el Presidente Encargado y su Gobierno legítimamente reconocido.
¿Es tan difícil de entender?
Hay algunos que no se tragan esa verdad y
están desesperadamente buscando recovecos y salidas diferentes de
representación internacional con miras a hacer un “bypass” a esa realidad que
la Comunidad Internacional ya resolvió reconociendo a Juan Guaidó Márquez como
Presidente Encargado. Buena suerte con eso, pero eso no nos resolverá el
problema inmediatamente a los venezolanos. Pareciera que si queremos salir de
Maduro a la brevedad posible, tendremos que ponernos de acuerdo con el Gobierno
Encargado, por más desagradable que eso parezca para que pueda existir una
solución que se pueda aplicar y todos la apoyen para que sea una realidad. De
resto, jugar al divisionismo por el “quítate tu para ponerme yo” para dirigir la
oposición, es a estas alturas un crimen de lesa humanidad.
Sin embargo existe una oposición que prefiere
reventar a Guaidó antes que salir de Maduro. Supongo que pensarán que es
imposible una solución final opositora que incluya a los 4 partidos por los que
votaron la mayoría de los venezolanos el 6D-2015. Difícilmente puedo calificar
eso porque ese remedio es peor que la enfermedad, además de ser criminal. A
ellos les pediría que esperen por unas elecciones libres y que convenzan a los
venezolanos a que voten por ellos.
La suma de todo eso le está impidiendo al
Gobierno Encargado llegar a un acuerdo con el resto de la oposición. ¿Será
posible pedirles a todos un ejercicio de tolerancia, aunque sea por unos meses?
La solución que está asomando el Presidente
Encargado en su “nueva ruta” presume la convocatoria al pueblo a una gran
Consulta Popular. Como saben los venezolanos, ANCO lleva muchos años
solicitándole a la oposición oficial la convocatoria de la Soberanía Popular
para que los venezolanos decidamos el destino de Venezuela. Que no sean los
políticos sino nosotros quienes resolvamos esta crisis. No es retorica
populista. Lo hemos explicado en reiterados comunicados desde que Maduro
convocó ilegalmente a una Constituyente el 1ro de Mayo de 2017. Sin embargo,
aparentemente el Gobierno Encargado se hizo eco de esta solución.
Sin embargo, no me llamo a engaño de las
razones que pudieron tener para llegar a esa conclusión, y que apuntan a
renovar el mandato de la Asamblea Nacional legitima de Juan Guaidó con el voto
de los venezolanos. Lamento que hayan llegado a decidir la Consulta Popular por
esa razón politiquera, pero igualmente la acepto si con ello se puede expresar
el pueblo venezolano en los términos de definir el cese de la usurpación de
Nicolás Maduro Moros, un Gobierno de Transición y el aseguramiento del
cumplimiento del mandato del pueblo.
En ANCO creemos que la Consulta Popular es la
solución política más inmediata a la crisis, ajustada a las condiciones
internacionales actuales, y que podría contar con el apoyo de toda la Comunidad
Internacional si se les explica claramente que tienen que participar
activamente para que funcione y se cumpla. No creemos que haya obstáculos para
que lo hagan. Va en el sentido de lo que han pedido todos los países, y es de
implementación inmediata. Podemos defender esa solución política, jurídica y
técnicamente en cualquier escenario, con la gran ventaja de que implica una
movilización dentro y fuera del país. No estamos hablando de una Consulta por
Internet como lo han sugerido los enemigos de la Consulta Popular.
Pero lamentablemente la Consulta Popular se
ha asociado con el fracaso del Gobierno Encargado de convocar a una oposición
que ya no cree en Juan Guaidó ni tampoco en la Consulta Popular, con la excusa
pueril de que “ya se hizo el 16 de julio de 2017”. Ya me encargue de explicar
eso en mi nota anterior (ver Cartucho quemado o bala de plata, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/08/cartucho-quemado-o-bala-de-plata.html).
Los invito a separar ambas cosas. Una cosa es
que la oposición oficial haya comprado una solución por el interés de
sobrevivir, y otra muy diferente que la solución sea válida y pertinente desde
el primer momento en que fue formulada hace un montón de años,
independientemente que la hayan asumido a pocos meses de unas elecciones
fraudulentas. De hecho ni siquiera necesitan extender el período constitucional
de la Asamblea Nacional con el voto de los venezolanos, si decidimos en una
Consulta Popular darle todas las atribuciones ejecutivas a una Junta de
Gobierno de Emergencia que presida Juan Guaidó por un periodo definido de
tiempo hasta el llamado a unas elecciones libres y auténticas. Invito también a
la oposición a tener un poco mas de creatividad y amor por Venezuela, tal vez
así se pueda llegar a un acuerdo con una solución ya que nos pueda salvar a
todos…
Caracas, 26 de Agosto de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana