miércoles, 9 de abril de 2025

La página cambió de facto

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Frente al mar de incertidumbre que vive el mundo por las recientes decisiones económicas tomadas por el gobierno de los EEUU, que incluyen a todos los países, y que prometen una profunda crisis económica planetaria en el corto plazo, en Venezuela se congeló el tiempo. Pareciera que ese desastre que todo el mundo ve para su propio país a causa de esas medidas, ya nosotros lo vivimos desde hace años: inflación, disminución progresiva de la calidad de vida y servicios, evaporación del salario y pensiones, sin contar con la represión y persecución política, con descabezamiento de las libertades.

¿Qué podría ser peor para nosotros por las decisiones de los EEUU? Además de las arancelarias, Trump nos dedicó un capítulo especial debido a la exportación del régimen de la delincuencia del Tren de Aragua, y la deportación masiva de venezolanos de los EEUU, lo que ha traído como consecuencia la mancha de nuestro gentilicio en el exterior, con lo cual dudo que peor no pudiéramos estar, aunque una mala situación siempre puede empeorar.

A pesar de todo esto, nuestra dirigencia política opositora “espera” que el gobierno de los EEUU “nos eche una mano” para salir de nuestros problemas políticos. Si esto fuera cierto, primero resolverán sus problemas antes de abordar los nuestros. Y en el mejor de los casos, nuestra prioridad frente a los problemas que ya están comenzando a enfrentar, y no solo por esas decisiones económicas, hará que nuestra espera sea muy larga. ¿Qué tanto entonces deberemos esperar los venezolanos antes de gritar como Bolívar en la Sociedad Patriótica, “¿es que 300 años no bastan?”?

Algunos de ustedes pensarán que soy muy mezquino y que solo han pasado 3 meses del 10 de enero de la promesa de juramentación del Presidente Electo Edmundo González Urrutia (EGU) en Venezuela. Correré ese riesgo. Ahora resulta que en opinión de la Dra. Blanca Rosa Mármol de León, Magistrada Emérita del TSJ, el Presidente Electo ha incurrido en la polémica figura de “abandono del cargo” al no haberse juramentado como establece la Constitución, el día correspondiente, siendo, según su criterio, que esa decisión no es potestativa de él porque hay unas reglas que cumplir:

“… Resulta que sonó muy duro cuando yo dije devuélvanme mi voto, y también es más duro, creo yo, cuando hablo del abandono del cargo, pero es una realidad que no se está enfrentando. Porque yo no sé bajo cuál razonamiento se decidió que se podía quedar el asunto en presidente electo. Y como presidente electo seguir actuando como si fuera presidente en ejercicio. Eso no es verdad, eso no es así. Hay unas reglas que seguir. La Constitución establece claramente que después de 30 días, si no se ha encargado, si hay falta absoluta del presidente, como es el caso porque no se ha juramentado, hay que hacer unas nuevas elecciones. Además, no puede ser infinito el tiempo después de que se vota por un presidente y la ocasión en que pasa al ejercicio del cargo. Entonces esa es la realidad que nosotros estamos viviendo. ¿Cuál es la consecuencia, me preguntan? Bueno, la consecuencia es que hay que hacer nuevas elecciones, esa es la consecuencia…” (ver Blanca Rosa Mármol de León, en Arrímate al Mingo, Doble moral, doble discurso, 07-04-2025, en https://youtu.be/7oDSCDG10a0?t=3253).

Pero se empeñan en no enfrentar esa realidad, como indica la Dra. Mármol de León. Estamos en el famoso mundo al revés, donde a nadie le importan las reglas, ni al régimen, ni a la oposición. Pero ocurre que la situación misma lleva a querer a juro congelar el tiempo porque no se desea “pasar la página” del 28 de julio de 2024, cuando la página cambió de facto, aun cuando nosotros no queramos reconocerlo. La situación del 10 de enero no es la situación de hoy, aunque en Venezuela tengamos el tiempo congelado.

Si se desea seguir sosteniendo a EGU dando vueltas por el mundo como un embajador sin cartera y a una líder opositora en clandestinidad de manera indefinida, creo que ya es hora de cambiar la estrategia porque el mundo siguió girando, lamentablemente en contra de nuestros intereses. A los EEUU ya no les interesa lo que pase en Venezuela, si alguna vez les interesó. Incluso, si a Trump parece no interesarle lo que le pase a clase  más desfavorecida norteamericana después de dinamitar todos los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales de su país, ¿qué creen ustedes que quedará para nosotros?

Se impone entonces un enfoque independiente que tome en cuenta lo que pasará en la región después de las medidas comerciales norteamericanas al resto del mundo. En ese sentido, ya empiezan a colarse opiniones económicas autorizadas conocedoras de nuestra realidad en el continente latinoamericano, como la del Dr. Ricardo Hausmann, investigador de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, de la Universidad de Harvard:

“Bueno, hay que ver en todas las cosas donde América Latina compite con EEUU en terceros mercados, en la producción de soya, en la producción de maíz, en la producción de minerales, en todo en lo que EEUU compite con América Latina en terceros mercados, bueno ahora resulta que el mercado chino nos lo abrieron completamente porque a nosotros China no nos pone aranceles, pero EEUU le puso un arancel del 35% y si mañana Trump le sube los aranceles al 50% más, pues vamos a tener todas las cosas que China le compra a EEUU, van a tener que comprársela ahora a América Latina. Eso creo que nos abre mercados, igualmente vamos a poder hacer negocios con otras regiones que van a tener que buscar alternativas a EEUU, y creo que hay que ver cómo nosotros compensamos el mercado americano, que para el caso de Suramérica, un  mercado es tan importante, como compensamos el mercado americano con el resto del mercado mundial  que ahora va a estar más cerrado a EEUU, porque EEUU también va a tener dificultades en vender en esos mercados” (ver CNN, Ricardo Hausmann, “Estados Unidos se está aislando económicamente del mundo”, en https://youtu.be/VUmDrzkewP4?t=465).

Si todo apunta a que Latinoamérica deberá girar en una órbita diferente a la de los EEUU, la oposición debería estar pensando en un vuelco en la política sostenida hasta ahora, abandonando posiciones históricamente asumidas en otra realidad, operando sobre la base una situación actual y futura muy diferente.

Si en este momento no podemos seguir esperando que ocurra algo que materialice el resultado del 28 de julio porque nadie nos va a ayudar, debemos al menos comenzar por materializar, como primera aproximación a ese objetivo, que EGU sea a lo inmediato reconocido oficialmente como Presidente en ejercicio en el exterior, a pesar de estar en la condición de abandono del cargo, alegando en su descargo la situación actual de Venezuela. No hacerlo, luego de que la página cambió de facto, implicará unas nuevas elecciones, que ya el Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, está proponiendo, con todas las consecuencias que eso supone. Aquellos que no aceptan los cambios, siempre terminan aceptándolos, pero en las peores condiciones…

Caracas, 9 de Abril de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 2 de abril de 2025

EEUU y Venezuela, ¿destinos atados?

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Hace ya casi 40 años (julio 1986) tuve el privilegio de asistir, por invitación de mi muy estimado profesor de entonces, el Dr. Guillermo Márquez, a un seminario auspiciado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Junta del Acuerdo de Cartagena, titulado “Los servicios y el desarrollo de Venezuela”.

El Dr. Márquez, hoy lamentablemente desaparecido, era una de las figuras más prominentes de ese tema en Latinoamérica, y figuraba como uno de los importantes ponentes del evento, junto con destacadas figuras de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo), la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) y el SELA (Sistema Económico Latinoamericano). Les acompañaban igualmente personalidades  relevantes como Constantino Vaitsos, para ese entonces expresidente del Banco Central de Grecia.

¿Por qué se le dio tanta importancia a este tema? Porque los Estados Unidos habían dado un paso inusitado en el marco del GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio, sustituida posteriormente por la Organización Mundial del Comercio, OMC) en diciembre de 1983 para que se incluyera a los servicios, en las negociaciones de comercio de bienes, cosa que nunca había sido estudiada en profundidad en las economías de los países en desarrollo. El seminario en cuestión era el primer paso serio del gobierno venezolano de entonces para comenzar los estudios nacionales acerca de la incidencia de los servicios en nuestra economía.

¿Y por qué los EEUU dieron ese paso importante? Porque el mundo desarrollado, comenzando por los EEUU estaba moviéndose a pasos agigantados hacia una economía basada en la producción de servicios, soportada cada vez más en la aplicación de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones (TICs), dejándole a los países de más bajo índice de desarrollo, la producción de bienes en un futuro previsible.

Y esto no era más que el producto natural de las tendencias del momento y el aprovechamiento político y práctico de lo que dictaba la teoría: “La teoría clásica respecto a la función de los servicios en la economía ha tendido a sugerir que el crecimiento del sector de los servicios ha sido consecuencia del proceso de desarrollo. Según esta opinión, en los países industrializados el proceso de desarrollo ha supuesto tres etapas principales; a) la etapa “preindustrial”, en la que la economía es fundamentalmente extractiva; b) la atapa “industrial”, en la que las manufacturas tienen una función dominante; y c) la etapa “postindustrial” en la que la economía se convierte fundamentalmente en una economía de servicios” (3, Pág. viii). Y es en esta última etapa donde hoy se encuentran precisamente los EEUU.

“En efecto, el sector servicios, representó en 1979 el 60,4% del producto global mundial y en el caso de los países desarrollados de economía de mercado este indicador fue superior al 75%. Para los países en desarrollo, la participación de los servicios en el producto fue del 51% en ese año y en el caso de los países de América Latina dicha contribución alcanzó un 60%” (1, Pág.3). Los EEUU lograron lo que se propusieron y en la siguiente ronda de negociaciones del GATT en Punta del Este,  Uruguay, este Acuerdo da paso a la creación Organización Mundial del Comercio, el 1ro de enero de 1995. Nace allí el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS).

“Antes de que las negociaciones comenzaran en 1986, servicios públicos tales como la sanidad, correos, educación, etc. no estaban incluidos en los acuerdos de comercio internacional. La mayoría de estos servicios estaban restringidos a empresas locales o administraciones públicas, con dificultades y restricciones para extenderse más allá de las fronteras nacionales. Sin embargo, en muchos países existía participación extranjera en el ámbito de los servicios antes de la aprobación de AGCS. Parte de los sectores de servicios —en particular, las finanzas internacionales y el transporte marítimo— habían estado abiertos durante siglos, como elementos necesarios para el comercio de mercancías. Otros amplios sectores habían experimentado grandes cambios en las décadas previas, en los ámbitos técnicos y regulatorios, favoreciendo la participación privada y reduciendo las barreras al libre comercio. Con la aparición de las tecnologías de la información se amplió el rango de servicios susceptibles de comercio internacional, como la enseñanza a distancia, los servicios de ingeniería, arquitectura o la publicidad” (ver Wikipedia, Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios, en https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdo_General_sobre_el_Comercio_de_Servicios).

Después de casi 40 años, se demostró que los EEUU no estaban equivocados. Sacaron el mayor provecho y ventajas derivadas de la acción de la política económica llevada a cabo por la administración del entonces Presidente Ronald Reagan, después de firmar la Ley sobre Tarifas y Comercio de 1984 que le daba al Presidente de los EEUU amplios poderes para “…estimular la expansión de: i) el comercio internacional de servicios a través de la negociación de acuerdos (tanto bilaterales como multilaterales) que reduzcan o eliminen las barreras al comercio internacional de servicios; y ii) las empresas internacionales de servicios en el comercio externo” (2, Pág. 4).

Debido a lo anterior, los EEUU son hoy por hoy la mayor potencia del mundo en el sector terciario de la economía: “La economía estadounidense se basa esencialmente en los servicios: el sector terciario representa más de tres cuartas partes del PIB (76,4%) y emplea al 79% de la mano de obra del país (Banco Mundial). Estados Unidos alberga los mercados financieros más grandes y líquidos del mundo. En 2023, el sector de las finanzas y los seguros representaba el 7,3% del PIB (U.S. Trade Dept.). Al final del mismo periodo, el sistema bancario estadounidense contaba con 23,7 billones de dólares en activos y unos ingresos netos trimestrales de 38.400 millones de dólares” (ver Santander Trade Markets, Estados Unidos: Política y economía, en https://santandertrade.com/es/portal/analizar-mercados/estados-unidos/politica-y-economia#:~:text=UU.).,grandes%20y%20l%C3%ADquidos%20del%20mundo).

Y ustedes se preguntarán el porqué saco a relucir esta parte de la historia del comercio internacional. Al mismo tiempo que los EEUU sacaron provecho de una política muy bien dirigida en el comercio internacional de servicios, y pusieron a descansar su economía en ese sector, el sector industrial se relocalizó en consecuencia, precisamente por esas mismas ventajas, fuera de los EEUU, dando como resultado bajas las cifras que se muestran hoy en ese sector dentro del país: “el sector industrial contribuye al 17,6% del PIB y emplea al 19% de la población activa (Banco Mundial)” (ver arriba  igualmente Santander Trade Markets).

“El PIB de los Servicios en los Estados Unidos aumentó a 17,050.50 mil millones de USD en el cuarto trimestre de 2024 desde los 16,949.30 mil millones de USD en el tercer trimestre de 2024. El PIB de Servicios en los Estados Unidos promedió 12448.44 mil millones de USD desde 2005 hasta 2024, alcanzando un máximo histórico de 16949.30 mil millones de USD en el tercer trimestre de 2024 y un mínimo histórico de 9721.70 mil millones de USD en el primer trimestre de 2005” (ver TradingEconomics, Estados Unidos PIB de Servicios, en EEUU: PIB de Servicios 2015-2024, en https://es.tradingeconomics.com/united-states/gdp-from-services).

Simplemente, no hay comparación posible. Desde el año 2004, la participación de la industria en el PIB norteamericano ha ido disminuyendo consistentemente, desde un 20,95% en ese año a 17,88% en el año 2021, mientras que el PIB de servicios tuvo la tendencia opuesta al crecer de 74,16% en el 2004 al 77,6% en 2021.

Como lo indicamos en la nota anterior, EEUU importa más de lo que exporta, teniendo una balanza comercial estructuralmente negativa (ver EEUU entre genialidad y locura, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/03/eeuu-entre-genialidad-y-locura.html). Sin embargo, “A pesar de ser un importador neto de bienes, Estados Unidos es un exportador neto de servicios: en 2023, las exportaciones de servicios ascendieron a 999.100 millones de USD (+7,6% interanual) frente a 719.300 millones de USD de importaciones (+3,2% interanual - OMC). Según cifras preliminares de la BEA, el déficit de bienes y servicios alcanzó los 918.400 millones de USD en 2024, lo que supone un aumento de 133.500 millones de USD frente a los 784.900 millones de USD del año anterior. Las exportaciones totalizaron 3.191.600 millones de dólares, con un aumento interanual de 119.800 millones, mientras que las importaciones ascendieron a 4.110.000 millones, con un incremento de 253.300 millones” (ver Santander Trade Markets, Cifras del comercio exterior de los EEUU, en https://santandertrade.com/es/portal/analizar-mercados/estados-unidos/cifras-comercio-exterior).

En otras palabras, en lugar de incentivar el crecimiento del sector servicios, sector en el que EEUU tiene una ventaja comparativa histórica indiscutiblemente superior, y con tendencia de ser aun mas fuerte con inversiones astronómicas en tecnología, y en especial en Inteligencia Artificial, IA, la política comercial de la administración del Presidente Trump es la de revertir más de 50 años de política comercial en servicios, intentando que el sector industrial, cuya participación en el PIB es ínfima en comparación con el sector terciario de la economía, se recupere regresando a los EEUU, con una política arancelaria dirigida a echar para atrás años de tendencias y cuyos  resultados, de ser exitosos, solo se verán mucho más allá de los 4 años de su mandato. Todos los indicadores apuntan que ese camino los conducirá al barranco de la recesión y a un periodo muy duro para los norteamericanos.

Pero mi interés en este análisis va más bien centrado en cómo quedamos los venezolanos en toda esta tragedia norteamericana. Las diferentes oposiciones que hemos tenido, desde el interinato manejado por la MUD-PU y la Asamblea Nacional de 2015, hasta la oposición conducida por María Corina Machado (MCM) y Edmundo González Urrutia (EGU), han enganchado la lancha sin fuerza que representa nuestro poder para hacer algo en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros, al buque insignia conducido por los EEUU.

Si algunos vemos que ese buque insignia va directo a una terrible tormenta, ¿qué pasará con la frágil lancha venezolana que va enganchada? Esa lancha será la primera en naufragar. Los EEUU tienen cómo sobrevivir a lo que muy probablemente se les venga encima por esa tormenta, por sus buenas o malas decisiones en materia económica y política, nosotros no. Y Venezuela nunca será prioridad frente a los problemas que enfrentarán. En las presentes circunstancias, la decisión de hacer depender nuestro futuro a lo que decida el interés de los EEUU, debe ser al menos revisada. Nuestro destino no tiene que estar atado a la presente coyuntura de los EEUU, por más simpatía que les tengamos. Así como ellos, los venezolanos debemos velar por nuestros intereses.

Se deben reconsiderar decisiones como la de no juramentar a EGU en el exterior, para que de una manera independiente, la representación legítima de los venezolanos que votamos por un cambio el 28 de julio de 2024, decida cuál camino seguir, independientemente del curso de los acontecimientos políticos y económicos en los EEUU y el mundo. Que ese gobierno legítimo decida cuál curso de acción tomar en el medio de la tormenta, buscando los apoyos necesarios –incluyendo el de los EEUU si nos lo quiere dar- dirigidos a resolver nuestro problema –porque es nuestro, no de los EEUU- en un mundo que está convulsionando, para recuperar la libertad del país. Si fracasan, al menos será nuestro fracaso, porque se equivocó la dirigencia que elegimos en Venezuela, no quienes fueron elegidos en otro país…

Caracas, 2 de Abril de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

(1) Acuerdo de Cartagena, JUN/di 990, 16 de mayo de 1986, “El sector servicios en el desarrollo económico de los países andinos, en el contexto de la cooperación subregional y en el de las negociaciones internacionales”.

(2) Acuerdo de Cartagena, JUN/SEM.SERV/VE/di 107 de julio de 1986, “La internacionalización del sector servicios: Opciones y riesgos para América Latina y el Caribe.

(3) UNCTAD, TD/B/1008/Rev.1, Los servicios y el proceso de desarrollo, Naciones Unidas