martes, 3 de junio de 2025

Cambio constitucional, desafío y oportunidad

Por Luis Manuel Aguana

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En su más reciente comunicado la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, le sale al paso a la intención de algunos grupos interesados en preservar la constitución vigente bajo la consigna “no la reformes, cúmplela”. La pretensión de oponerse a la Reforma Constitucional del régimen, retrasada hasta la instalación de la nueva Asamblea Nacional en enero de 2026, manteniendo la actual constitución, es a juicio de ANCO, indefendible (ver Comunicado ANCO, LA CONSTITUCIÓN DE 1999 ES INDEFENDIBLE. HAY QUE CONVOCAR AL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO - 01-06-2025, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/06/comunicado-anco-la-constitucion-de-1999.html).

En este nuevo comunicado, ANCO reafirma la necesidad de contraponer a esa constituyente disfrazada de reforma la prerrogativa constitucional de convocar una Asamblea Nacional Constituyente Originaria mediante los mecanismos establecidos en la Constitución de 1999, dado que el régimen pretende transferir a las comunas lo que es un derecho inalienable del pueblo venezolano: el ejercicio de su soberanía a través del voto directo y secreto. Esto ya es conocido en todo el mundo, hasta el punto de que es noticia en los portales de los principales centros de análisis político. Crisis Group, una organización internacional independiente especializada en el análisis de conflictos a escala mundial, informa de lo siguiente sobre Venezuela y la propuesta de reforma de Maduro:

“Con el  objetivo explícito de desmantelar la democracia burguesa, la reforma transferiría el poder de los gobiernos estatales y municipales a asambleas populares dependientes del ejecutivo, creando una estructura paralela que desfinanciaría los ayuntamientos y reduciría drásticamente sus funciones. Aunque los detalles aún no son públicos, analistas consultados por Crisis Group afirmaron que es probable que el gobierno esté dando un paso hacia la sustitución de la democracia representativa por un modelo de gobernanza basado en la participación ciudadana directa, eliminando así el sufragio universal y el voto secreto. Los venezolanos rechazaron por un estrecho margen una propuesta de reforma constitucional similar en el auge de la popularidad de Chávez en 2007, y Maduro podría enfrentarse a críticas incluso dentro de sus propias filas” (ver Crisis Group, Venezuela: ¿Últimas exequias para una salida electoral al conflicto? 02-06-2025, en https://www.crisisgroup.org/latin-america-caribbean/andes/venezuela/venezuela-last-rites-electoral-route-out-conflict) (resaltado nuestro).

Tal y como lo menciona Crisis Group, tanto Maria Corina Machado (MCM) como el régimen se atribuyeron la victoria en los resultados de las elecciones regionales del 25 de mayo. Pero lo cierto fue que nadie ganó. No ganamos quienes hemos dicho en un sinfín de oportunidades que el sistema electoral del régimen es una estafa, como se demostró el 28 de julio de 2024, ni tampoco gano el régimen, a pesar de haber pintado el mapa de Venezuela en rojo, aunque los resultados que presentaron representan una participación electoral del 13,59%, lo que da lugar a decir con propiedad que esos Gobernadores, Alcaldes y Diputados de la Asamblea Nacional y Consejos Legislativos, no representan a nadie, esto es, a la mayoría de la población venezolana restante, estimada en la diferencia del 86,41% (ver Meganalisis, Boletín Final, Participación del 25 de mayo, en https://x.com/Meganalisis/status/1926778960790122863).

En otras palabras, aunque el resultado señale al régimen como un gigante con los pies de barro después del 25 de mayo, el juego sigue siendo suma cero. Ni la oposición ha tenido la fuerza suficiente para desplazar al régimen, ni el régimen tiene un respaldo suficiente para desplazar a la oposición, demostrado con las cifras del 25 de mayo, dejando por lo pronto el resultado en “tablas”, pero en conteo descendiente para la oposición, si a esto le sumamos que mucha de la estrategia opositora se basa en el apoyo que finalmente termine saliendo de los EEUU.

Siendo lo más objetivo posible, “el apoyo de los EEUU” desde la óptica de MCM refiere al apoyo demostrado Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio y la fracción latina del Estado de la Florida de los EEUU. Sin embargo son publicas, notorias y comunicacionales las diferencias en la política exterior hacia Venezuela entre Ricard Grenell, muy cercano al Presidente de los EEUU, y Marco Rubio. Crisis Group las señala de la siguiente manera:

“Con la oposición de línea dura y moderada aparentemente desprovista de una estrategia viable, la ruta hacia el cambio político en Venezuela parece haberse vuelto más dependiente del apoyo externo. Pero allí también, las divisiones son marcadas. La "máxima presión", como propugnan Machado y Rubio, equivale a una repetición de la política que fracasó hace cinco años, aunque aún cuenta con un ferviente apoyo a la estrategia en algunos sectores republicanos. Si la facción de Grenell prevalece en Washington, es probable que el resultado sea la consolidación del gobierno de Maduro, liberado de las condiciones externas en materia de democracia y derechos humanos. Grenell, quien actuó inmediatamente después de la investidura de Trump en enero para alcanzar un acuerdo con Maduro,  indicó al mes siguiente que el presidente estadounidense "no quiere un cambio de régimen”” (ver Crisis Group, en la nota anteriormente señalada) (resaltado nuestro).

Difícilmente podría decirse que funcionarios como Rubio o Grenell sean lo que se pueda llamar estables en un gobierno como el de Donald Trump, dada la volátil situación en que se encuentra esa administración hacia lo interno y externo, por lo que colocar “todos los huevos” en esa sola canasta no luce en absoluto seguro. Si la postura de Grenell prevalece y resulta cierto que Trump “no quiere un cambio de régimen” como lo afirmó, esto es, si prevalece la postura de las compañías petroleras que lograron no irse del todo de Venezuela, la de los tenedores de bonos venezolanos, y la posibilidad real de una reactivación de la industria petrolera venezolana a manos de la República Popular China, será necesaria una estrategia opositora completamente diferente frente a Maduro, alejada de los EEUU y enfocada hacia lo interno.

La propuesta constituyente es una solución política realista, constitucional y enfocada a lo interno, que debería estudiarse en detalle, no solo la oposición sino también por Marco Rubio y Richard Grenell, por extraño que parezca; porque aun estando enfrentados por la salida final de Venezuela, no creo que ambos en el fondo deseen, ni que se quede el régimen, ni que las cosas terminen en una salida que pueda perjudicar a Trump en estos momentos delicados de la política exterior norteamericana.

Pero lo más importante del análisis mencionado, es que concluye en que la propuesta de Reforma Constitucional del régimen “representa tanto un desafío como una oportunidad” para los opositores venezolanos, indicando al final que “Con su descarada captura del recuento de votos en 2024, el gobierno de Maduro, en la práctica, cerró la vía electoral hacia el cambio político. Desde entonces, la oposición ha quedado atrapada en un debate, en gran medida estéril, sobre si seguir buscando votos o depositar sus esperanzas en la intervención extranjera o un golpe militar. Cuando todas las decisiones estratégicas las toman los políticos, las elecciones adquieren una importancia descomunal. Sin embargo, no toda la política es electoral, y el desafío que enfrentan los venezolanos hoy es abordar el clamor público por una vida mejor y forjar un nuevo vehículo para lograrla. (ver Crisis Group, en la nota anteriormente señalada) (resaltado nuestro).

Pero el verdadero desafío que presenta la Reforma Constitucional, es en realidad la oportunidad de poner en el escenario de la opinión pública nacional e internacional, la necesidad urgente del cambio constitucional que requiere el país y que es descrita con detalle en el comunicado de ANCO, que señala que no es dejando intacta la Constitución de 1999 la manera en que resolveremos la crisis política estructural que padecemos en Venezuela.

Fue en el medio de ese debate estéril señalado por Crisis Group, que el régimen aprovechó para renovarse el 25 de mayo y amenazarnos con una Reforma Constitucional. Ciertamente como dicen, no toda política es electoral ni proviene tampoco de los partidos; también existen propuestas de la sociedad civil. Queda todavía hasta fin de año para aprovechar la oportunidad de forjar ese nuevo vehículo que logre abordar el clamor popular para una vida mejor. Y yo no me podría imaginar mejor vehículo a considerar que un proceso Constituyente...

Caracas, 3 de Junio de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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sábado, 24 de mayo de 2025

Volviendo sobre la negociación Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Como los viejos maestros decían, no existe nada mejor que repetir incansablemente un concepto para que termine de interiorizarse en la mente de una persona. Solo se pasa a la acción cuando hay algo que se comprende claramente. Y creo que todavía falta mucho que debatir en relación con algo tan audaz como una propuesta de volver a negociar con el régimen, pero en términos muy diferentes.

Del interesante intercambio realizado en atención a la “Tesis del 1%” sostenida por el Dr. José María Rodríguez (ver La tesis del 1% y Constituyente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/05/la-tesis-del-1-y-constituyente.html), se han suscitado preguntas que ameritaron un segundo encuentro y ampliación de los conceptos emitidos en esa oportunidad (ver La tesis del 1%: Nuevo encuentro de José María Rodríguez, Luis Manuel Aguana y Jesús Domingo Ortiz, en https://youtu.be/R4J_4WalSqY). 

Y esas preguntas giraron, en el caso Constituyente, en torno a qué sentido tendría una negociación con aquellos que se han burlado de la oposición y de los venezolanos en múltiples oportunidades, en especial si ya lograron quedarse en el poder a espaldas de la soberanía popular expresada en el voto el 28 de julio de 2024.

Lo primero a responder sería, qué llevaría al régimen a sentarse de nuevo a negociar. ¿Qué negociarían? ¿Nuevas sanciones? ¿Más bloqueos? ¿Más ahorcamiento comercial o financiero? ¿La fuerza de factores externos? Si el propósito de una nueva negociación es su salida del poder, ni siquiera lo intentemos. Nadie se sienta a negociar el color de la braga que le pondrán en el penal donde los recluirán. Se negocia sobre intereses comunes o si alguna de las partes es forzada a ello.

¿Por qué se negocia en una guerra, como en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania? Podríamos responder que lo harían para detener las muertes de parte y parte. Pero si el agresor va ganando, no sería de su interés una negociación, sino más bien los términos de la rendición del contrario. Rusia ha ganado terreno en Ucrania, pero hay otros factores que inciden en su decisión de negociar, como por ejemplo la intervención de los países europeos en esa guerra, o el reciente acuerdo de explotación de tierras raras entre EEUU y Ucrania, que metería a esa potencia en el conflicto por un nuevo interés en el tablero.

¿Por qué se pudo negociar la última vez con el régimen? Ellos deseaban un reconocimiento opositor y un relajamiento de sanciones, y lo obtuvieron. A cambio de eso, cedieron a proceder con unas elecciones presidenciales a través de unas negociaciones que ocurrieron en Barbados, a pesar de que luego, a días de su firma, protestaron su violación por parte de la oposición, ignorándolo en la práctica completamente.

El Acuerdo de Barbados se firma el 17 de octubre y al día siguiente, “el 18 de octubre, luego de la firma del tratado, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos emite cuatro licencias generales en las que aliviará durante seis meses hasta el 18 de abril de 2024 a un grupo de sanciones contra la industria de hidrocarburos, gas natural y aurífera del país, así como removiendo las prohibiciones contra la comercialización secundaria. El ente advirtió que la decisión sería revocada si el Gobierno venezolano no honra sus compromisos en el acuerdo del día anterior” (ver Acuerdo de Barbados, en https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdo_de_Barbados).

El régimen, como ha sido su costumbre, ganó tiempo de nuevo y firmaron porque sabían que podía ganar con un sistema electoral amañado ante una oposición blandengue que solo ha querido cargos. Sabían que podía salirse con la suya y aun así fuimos a ese proceso sin condiciones básicas porque el régimen ignoró lo negociado en Barbados, cuando María Corina Machado (MCM) arrasara en las primarias opositoras el 22 de octubre de 2023. Por lo que impidieron su inscripción en el CNE, en violación abierta al primer artículo del acuerdo que indicaba que “Las Partes reconocen y respetan el derecho de cada actor político de seleccionar su candidato para las elecciones presidenciales de manera libre y conforme a sus mecanismos internos, atendiendo a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la ley” (ver Acuerdo parcial sobre la promoción de derechos políticos y garantías electorales para todos, firmado en Barbados, en https://www.regjeringen.no/contentassets/ac03d5655a8448e0a9653cd95d5c7978/garantias-electorales.pdf).

Pero a nuestro juicio, el problema de fondo es que si queremos negociar la solución de la crisis política venezolana, no es suficiente una negociación por unas elecciones presidenciales, que es lo que siempre han hecho los partidos opositores al régimen, ya que eso no solo logra que se mantenga el tinglado político construido para sostener al régimen tras 25 años, sino que la estructura viciada del Estado permanece a su favor, aun ganándole las elecciones presidenciales. Ya en el momento de Barbados era necesario negociar los términos de una convocatoria a un proceso Constituyente.

El resto es historia conocida. El régimen indica que hubo intervención del sistema electoral por parte de la oposición el día de las elecciones, declarándose ganador de los comicios, proscribiendo a su principal líder MCM y encarcelando cientos de personas que defendieron el voto opositor en todo el país.

Meses después de este atraco a las elecciones en Venezuela, los EEUU, en una declaración controvertida en Fox News de marzo de 2025, de su principal vocero internacional, el Secretario de Estado, Marco Rubio, indicaba que el problema venezolano solo se resuelve con elecciones limpias: "El futuro de Venezuela le corresponde al pueblo venezolano. La solución es una elección legítima, observada, democrática, lo que no ha ocurrido” (ver Marco Rubio apuesta por unas nuevas elecciones en Venezuela, 14 de marzo de 2025, en https://www.elmundo.es/internacional/2025/03/14/67d4a429fdddff16968b45cb.html).

Sin embargo, los EEUU siempre han repetido lo mismo: que el problema lo debemos resolver los venezolanos, y la única forma de hacerlo, según su criterio, es a través de elecciones, por ser esa la única manera que conocen para que el pueblo se exprese. De allí que sea necesario explicarle a los EEUU y al mundo que en Venezuela existe otra salida distinta a la elección de cargos públicos.

¿De qué otra manera se puede lograr que “el futuro de Venezuela le corresponda al pueblo venezolano” si no convocamos a la base misma de la soberanía popular, cuya máxima expresión se encuentra en el Poder Originario establecido en la Constitución? Eso es lo que hay que explicarle detalladamente a Marco Rubio y a cualquier otro máximo exponente político internacional. Y esa convocatoria electoral no puede ser para una elección de cargos, así sea de Presidente de la República. De nuevo, la repetición fastidiosa una vez más: la expresión electoral debe ser para convocar y elegir a los legítimos representantes del pueblo venezolano en una elección Constituyente, a través de las iniciativas establecidas en la Constitución de 1999.

Pero, ¿cómo podemos poner en la mesa al régimen de nuevo para discutir eso? Subiéndole la apuesta. Creo que se podrían sentar si se le ofrece reconocimiento internacional al Gobierno de Transición que surja de la decisión de la legítima representación del pueblo venezolano en una Constituyente donde participarían todas las fuerzas, incluidas las oficialistas. Y que esa Constituyente sea arbitrada por una representación equitativa de todos los factores en pugna bajo la administración electoral de organismos internacionales.

¿En qué términos? A discutir y materializar en un texto de Bases Comiciales que defina quien y como operará un nuevo el árbitro electoral “ad-hoc”, distinto al CNE y supervisado por organismos internacionales, los tiempos de esa Constituyente hasta la promulgación de una nueva Constitución, los alcances de esa convocatoria y la participación de todos los sectores de la vida nacional, no solo los políticos. Solo así podría ser viable la propuesta de Marco Rubio de una salida electoral.

Claramente, habría que salir a proponer esta solución al mundo, pero lamentablemente la política exterior de la oposición no existe, porque no existe un gobierno en ejercicio opositor al no ser juramentado oficialmente Edmundo González Urrutia (EGU). Y al no existir eso, los gobiernos solo han reconocido a Nicolás Maduro Moros como Presidente en Venezuela, a pesar de los resultados reales del 28 de julio. La persecución desatada después de ese día ha disminuido el activismo de los partidos y ha impedido la manifestación y reagrupamiento orgánico de la oposición en el país.

MCM intenta, sin tener un partido vertebrado, aglutinar una fuerza que solo es efectiva alrededor de la cuestión electoral. Sin esa fuerza no es posible llegar a una solución de la crisis, porque se han radicalizado las posiciones. Y de allí que se requiera de la misma fuerza que logró que el régimen se sentara en Barbados, pero con una nueva propuesta que a nuestro juicio no puede ser otra que negociar los términos para una convocatoria Constituyente del pueblo, con nuevos negociadores de parte y parte.

A la pregunta, ¿se puede rehacer a Venezuela a través de una Constituyente? Sí, lo creo. Venezuela vive un Momento Constituyente que no puede escondido ni encubierto por la dirigencia política, y que solo ocurre cuando surge la necesidad inobjetable de rehacer el tejido político después de una catástrofe como la que ha sufrido Venezuela (ver Allan R. Brewer-Carías, Ruina de la Democracia, Elección Presidencial y Momento Constituyente 2024, en  https://tinyurl.com/365h2jb8).

Pero eso pasa por restablecer el orden constitucional con una solución política clara en las manos. Sin eso, no es posible el rescate de la economía porque no hay norte para donde conducir al país. Séneca decía que no hay viento favorable para un barco que no sabe para dónde va. Y solo los verdaderos políticos pueden volver a marcar el rumbo que se ha perdido. Ojalá que todavía quede alguno…

Caracas, 24 de Mayo de 2025

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