viernes, 7 de marzo de 2025

Convención Constituyente versus Reforma in-Constitucional

Por Luis Manuel Aguana

English versión

A diferencia del tema electoral, no hay manera de abordar el tema constituyente sin generar algún tipo de polémica. Las elecciones son un tema que todos pueden entender fácilmente. Pero, al contrario, una propuesta Constituyente, como ya he insistido en muchas oportunidades, depende del contexto y el momento político porque su llamado está supeditado altamente a esos factores. Y en una Venezuela inestable el cambio es lo único permanente.

ANCO ha planteado, desde mucho antes de ser fundada, y a través de sus principales promotores, la necesidad de refundar la República como concepto principista, frente a la destrucción institucional que inició el régimen con la Constituyente de 1999. No entraré aquí de nuevo a explicar qué entendemos por “destrucción institucional”, pero creo que cada venezolano tiene una idea bastante clara, así sea lejana, de lo que eso significa.

Hemos tenido diferencias con muchos factores políticos, no ya en la necesidad de realizar los cambios institucionales necesarios para el país, porque creo que al menos en eso están convencidos, luego de años de martillar sobre ese tema. Sin embargo, en lo que nunca hemos coincidido es en qué momento preciso deben ser aplicados.

En otras palabras, no es que estén en desacuerdo con realizar una Convención Constituyente, como estamos llamando a partir de ahora a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, sino en que creen de buena fe en que esta debe ser realizada LUEGO de haberse resuelto el principal problema político del país, que no es otro que sacarnos de encima la tiranía que nos ha azotado desde hace poco más de 25 años. Y encima de eso, todavía discutimos “que tan luego” debe realizarse porque, como ya hemos notado, algunos factores insisten en llevar esa vital decisión a mucho tiempo después de salir del régimen, cosa en la que estamos muy en desacuerdo.

Existe mucha dirigencia política, incluso calificada, que aún desconoce el alcance de un proceso como ese, comprendiendo de una manera limitada lo que sucedió en 1999 con “la constituyente de Chávez”, pensando que de realizar este proceso otra vez se repetirían los mismos errores. Chávez usó premeditadamente de la manera más abyecta el poder originario del pueblo para sus fines de perpetuarse el poder. Eso es como concluir que la energía nuclear es dañina porque ocurrió el desastre de Chernobyl. Y es claro que hay que usar bien la herramienta para beneficio de la gente y asegurarse de que no habrá otro desastre en el futuro cuando se vuelva a utilizar. En ANCO hemos dedicado años a conocerla muy a fondo, comenzando por definir cómo y cuándo debe convocarse, aunque eso dependa del contexto y momento político.

Luego del llamado de ANCO en su Comunicado-Proclama del 24 de febrero, a contraponer una Rebeldía Ciudadana a la propuesta de Reforma in-Constitucional del régimen de Nicolás Maduro Moros, para imponernos una Constitución Comunal (ver Comunicado-Proclama ANCO, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/02/comunicado-proclama-anco-hagamos-una.html), han surgido –de nuevo- interrogantes válidas que deben ser respondidas claramente, relativas a ese nuevo llamado Constituyente que hacemos porque claramente el contexto político ha cambiado nuevamente.

¿Y qué es lo que ha cambiado? Nada menos que ahora contamos con un Presidente electo con la mayoría de los votos de los venezolanos, al que se le desconoció su triunfo al darse un golpe de Estado a la voluntad popular. Y, por otro lado, ahora existe una dirigencia política legítima en clandestinidad y persecución. Al margen de que el Presidente Electo no se haya juramentado para el pleno ejercicio de sus funciones establecidas en la Constitución, como lo hemos argumentado varias veces en este rincón de la red, y que el proceso electoral del 28 de julio de 2024 aún siga abierto y luchando por él, ESO NO SIGNIFICA QUE ESA SEA LA ÚNICA LUCHA QUE SE PUEDA DAR EN VENEZUELA para la recuperación de la libertad y la democracia.

Y ese es fundamentalmente el planteamiento. En agosto de 2023, antes de las primarias de octubre de ese año, en entrevista con el periodista Rafael Galicia, María Corina Machado (MCM) se pronunció en contra de convocar al proceso Constituyente más allá de ese momento político (ver La propuesta constituyente de María Corina Machado, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2023/08/la-propuesta-constituyente-de-maria.html).

En esa oportunidad, MCM pensaba –en nuestra opinión de manera errónea- que con una Constituyente se impondría una parte del país sobre la otra, como ocurrió en 1999, y creía que era posible gobernar al país “un tiempo” con la Constitución de 1999, con el resto de los poderes públicos en contra. La tesis de una Venezuela polarizada se disolvió el 28 de julio de 2024, donde una mayoría aplastante decidió a favor de la democracia y la libertad. De nuevo, es importante remarcar que el contexto político de Venezuela ha cambiado desde ese entonces, por lo que MCM debería haber cambiado su parecer respecto al tema.

¿Cómo se plantearía la Rebelión Ciudadana con la lucha del 28 de julio? Mi respuesta sería COMPLEMENTANDO la lucha por hacer efectiva la voluntad del pueblo del 28 de julio, con una CONVOCATORIA por INICIATIVA POPULAR a una Convención Constituyente para lograr: 1) Que el pueblo venezolano dentro y fuera de Venezuela exprese su rechazo a una Reforma in-Constitucional llevada a cabo por el régimen, dando en ese mismo acto su aprobación para la convocatoria al dueño de la soberanía, a una Asamblea Nacional Constituyente (Artículo 348); y 2) Aprobar unas Bases Comiciales incluyentes para esa convocatoria. 

¿Por qué este acto sí podría hacerse efectivo, aun cuando no se ha podido “cobrar” el del 28 de julio? “El planteamiento de ANCO a los venezolanos ante lo que proponen los sectores políticos de ofrecer lo mismo y esperar resultados diferentes … es la de negociar, con el apoyo de la Comunidad Internacional, una Refundación de la Nación … a través de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria convocada este mismo año, con un Tribunal Electoral ad-hoc (establecido por las partes para solo para ese propósito), con garantías de cumplimiento internacionalmente establecidas, e independiente de los Poderes Públicos secuestrados por la tiranía” (ver Opciones de una casa llamada Venezuela, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/05/opciones-de-una-casa-llamada-venezuela.html).

Si en el medio de la discusión con los EEUU de hacer respetar el resultado del 28 de julio, se realiza una Consulta Constituyente, tanto con los venezolanos que se encuentran en el país como los que están afuera, recogiendo un número superior de voluntades de las que se establecen en el Artículo 348 Constitucional (15% del Registro Civil y Electoral), esa Convención Constituyente sería de obligatorio cumplimiento para quienes ejercen el poder en Venezuela; y en el caso de persistir el régimen de Maduro en quedarse gobernando, en una negociación verdadera con ellos que incluya garantías de cumplimiento entre la oposición representada por MCM, EEUU y el régimen, se establecería un Tribunal Electoral ad-hoc, con el apoyo técnico de la ONU y la OEA, fuera de los poderes públicos venezolanos, para llevar a cabo la elección constituyente. Esta propuesta constituiría una salida pacífica, electoral y constitucional condicionada por la fuerza de la incorporación geopolítica de los EEUU a la negociación.

Una vez en funciones, esa Convención Constituyente tendría los amplios poderes constituyentes necesarios para hacer valer el resultado del 28 de julio, comenzar la reconstrucción institucional de Venezuela y producir una nueva Constitución.

Aun sin realizar la elección constituyente, el terremoto político ocasionado por la voluntad popular, expresado en millones de firmas para convocar esa Convención Constituyente, sería una protesta cívica formidable para contraponer a la Reforma in-Constitucional y se constituiría en un mandato pendiente para el nuevo Presidente de Venezuela, estableciendo claramente que los venezolanos rechazamos un cambio constitucional sin la participación del pueblo, legítimo dueño de la soberanía, como se expresa claramente en el Artículo 5 Constitucional.

De esta manera se resolvería la contradicción de habernos topado con un callejón sin salida electoral. Esto es, después del 28 de julio no es posible hacer otra elección en Venezuela con los actuales poderes públicos, y al mismo tiempo esperar resolver pacíficamente el problema político con el régimen. Todo lo expresado hasta ahora por los voceros opositores, incluida MCM, insisten en llegar a una solución pacífica pero sin dejar de materializar el resultado del 28 de julio. Este es un planteamiento contradictorio que lleva implícita una ruta de fuerza que no está contemplada desde adentro o fuera del país, y que difícilmente se materializará, al menos en el corto plazo.

Un proceso Constituyente sería la última solución prevista en nuestra Carta Magna, que no solo detendría la Reforma in-Constitucional del régimen, sino que abriría las opciones de todos los factores para llegar a acuerdos políticos, dejando que sea el pueblo venezolano el que finalmente decida su destino. En otras palabras, ¡que el pueblo decida!

Y ustedes me preguntarán: ¿y por el régimen respetaría la decisión del Constituyente cuando no respetó la decisión del pueblo venezolano el 28 de julio? ¿Por qué respetaría Maduro un acuerdo como ese? Y yo respondería como Trump durante la visita oficial de Zelenski en la Oficina Oval de la Casa Blanca, contestando el porqué Putin había violado siempre los acuerdos firmados con Ucrania: ¡porque él no era Presidente de los EEUU!… Si eso es así, entonces esas son las oportunidades que la oposición criminalmente ha desaprovechado en el pasado, y a esa garantía le quedan 4 años. No volvamos a perder esa oportunidad, y aprovechémosla mientras todavía podamos…

Caracas, 7 de Marzo de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

jueves, 27 de febrero de 2025

Rebeldía Ciudadana versus Reforma Constitucional

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Volver al tema constituyente es para mí como volver a la casa de mis padres, muchos recuerdos de una experiencia vital que aún no concluye, así ellos se hayan ido. Y aunque conozco esa casa mejor que la mía propia, porque allí crecí, nunca dejan  de sorprenderme las variaciones en las diferentes circunstancias en tantos años y los recuerdos buenos y malos del tiempo que hemos pasado en ella, como los de aquellos que nos acompañaron y se fueron antes de concluirla. Por ellos, por nosotros y por una idea fija de que es la lucha correcta para beneficio de Venezuela, seguimos en ella, no solo por perseverar convencidos, sino que el tiempo -esa variable que todos a veces olvidan- ha sido consistente en darnos la razón.

Hemos llegado al punto de no retorno que siempre advertimos: si nosotros no convocamos un proceso Constituyente, el régimen lo hará por nosotros de la forma que quiera, para establecer lo que Hugo Chávez Frías no pudo imponer con su Reforma Constitucional de 2007, un Estado Comunal, para permanecer por siempre en el poder, con una copia al carbón de la Constitución de Cuba, desapareciendo todo vestigio de la democracia directa que nos dimos a partir de 1947, libremente elegida por cada uno de nosotros, para sustituirla por la representación comunal de la tiranía, que decidirá por cada venezolano al Presidente y el resto de los Poderes Públicos.

Desde que fundamos la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, lo que los venezolanos han percibido –incluyendo algunos seguidores de ANCO- de nuestra propuesta, ha sido que el planteamiento que hicimos al país no era más que otra manera de salir del régimen castro-chavista-madurista, y eso constituye un error lamentable que incluso repite la dirigencia opositora que lidera María Corina Machado (MCM), indicando que si bien es necesario realizar “algunos cambios constitucionales”, esos se deberían realizar “después” que saliéramos del régimen. Eso ha impedido que el pueblo decida el futuro político del país a favor de una dirigencia que insiste en equivocarse una y otra vez.

Tal vez no hayamos sabido -o podido- transmitir otra cosa, porque en el medio de este error se mezcló la necesidad de las mayorías de resolver con urgencia el problema de la tiranía de Chávez-Maduro, con una propuesta seria de cambio institucional, sin pasearse por el hecho fundamental que nos ha puesto hoy en la circunstancia que ahora vivimos amargamente: la tiranía ha ido destruyendo desde el principio y en cámara lenta,  las bases institucionales que sostenían a nuestra democracia y al Estado venezolano como un todo. Cualquier cosa que se intentara desde las instituciones corroídas del régimen, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Moral y finalmente el Poder Electoral, se estrellaría siempre con el mismo muro del fracaso.

Ante el descalabro total del régimen y su “mejor sistema electoral del mundo” ocurrido en el proceso electoral del 28 de julio de 2024, las santamarías del CNE siguen estando abajo porque no existe ningún venezolano que vuelva a confiar en ese casino de máquinas de lotería manejadas por cubanos. Por lo que al régimen se le hace necesario reformar el sistema político y de elecciones, para que los que usurpan el poder se queden para siempre sin nadie se les oponga, ni siquiera la llamada oposición alacrán, que será de las primeras en desaparecer con la primera aplicación electoral de esa Reforma Constitucional de marras.

La convocatoria de una Convención Constituyente tiene como objeto la reconstrucción de lo que ha sido destruido, regresando al primer cuadro todo el sistema institucional venezolano, con la participación de la representación genuina del pueblo electa por los venezolanos para representarlos, de todo el espectro social y político del país. Esto es, “resetear” de nuevo a Venezuela. Lo que quede después de eso será un nuevo Pacto que seguirá entre gobernantes y gobernados para los tiempos por venir, y que se iniciaría con una nueva elección de los Poderes Públicos, luego de la aprobación de una nueva Constitución. El “cómo” y “cuándo” hacer que todo esto pase debería ser materia de altísima prioridad de nuestra legítima dirigencia opositora. ANCO siempre ha estado a la orden para colaborar en esa materia, como ya lo ha hecho en el pasado.

Para este escribidor, a quienes le compete idear y poner en práctica un plan para cambiar al régimen que azota a los venezolanos, es a la legítima dirigencia política opositora, hoy conducida por Edmundo González Urrutia (EGU) y María Corina Machado (MCM). Pero asimismo, es absolutamente necesario que en ese plan se encuentre la convocatoria y elección posterior de los Constituyentes, con el objeto de  refundar la Nación sobre nuevas bases, con la generación final de un nuevo Pacto entre gobernantes y gobernados. Y es precisamente en ese punto donde ANCO hace su propuesta para la discusión de un nuevo marco institucional para el país donde deseamos vivir, que se esboza de una manera general en nuestro Proyecto El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, una Propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).

Sin embargo, hemos visto con mucha preocupación que el régimen avanza indetenible a una Reforma Constitucional y todavía no existe hasta hoy ninguna respuesta de nuestra principal dirigencia opositora para contrarrestar ese avance. Una vez realizada la Reforma no existirá manera constitucional de convocar al Constituyente porque desaparecerán los Artículos 347, 348 y 349 que les dan a los venezolanos el derecho, como depositario del Poder Constituyente Originario, para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de “crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. Ese es el derecho a la participación política que está establecido en la Constitución de 1999.

Entonces no hay que confundir la gimnasia con la magnesia. Nuestro proyecto no puede ser comprendido como una agenda para salir del régimen. Y es a EGU y MCM, como líderes políticos opositores reconocidos y respaldados por la mayoría de los venezolanos, como se demostró el 28 de julio, a quienes les compete esa misión. Y es a ellos a quienes les toca plantear al país una salida para contrarrestar este nuevo avance del régimen con su Reforma Constitucional. Y es a ellos y al país a quien va dirigida la Proclama de ANCO titulada: HAGAMOS UNA REBELIÓN CIUDADANA INÉDITA PARA TRANSFORMAR EL ESTADO FRENTE A LA LIQUIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA POR LA VÍA DE UNA REFORMA CONSTITUCIONAL ARBITRARIA” del 24 de febrero de 2025, que se resume en el siguiente párrafo:

“Este inaceptable despropósito solo pretende sustituir el modelo de estado constitucional, imponer, a través de una Reforma Constitucional que destruye la estructura básica de nuestro texto fundamental, que solo puede hacerse de acuerdo al Artículo 347 Constitucional, mediante un proceso Constituyente, y no a través de la Asamblea Nacional. En consecuencia la Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO), expresión de la sociedad civil organizada venezolana, PROPONE a la Nación, a su liderazgo verdaderamente democrático, un escenario positivo, creador y solucionador: contraponer, a la mencionada Reforma Constitucional, un proceso Constituyente de carácter Originario, convocado por iniciativa de la soberanía popular, procediendo, lo antes posible, a recolectar en forma pacífica, el mayor número de firmas de venezolanos mayores de 18 años, dentro y fuera del país. Estamos convencidos que se constituiría en la mayor REBELDIA CIUDADANA de la historia contemporánea de Sur América: 15 millones de firmas (9 millones de venezolanos dentro del territorio venezolano y 6 de venezolanos en el exterior) cifra formidable muy superior a los 3.2 millones de firmas  requeridos por el Artículo 348 Constitucional para convocar la iniciativa  de  un proceso constituyente” (ver Comunicado Proclama ANCO, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/02/comunicado-proclama-anco-hagamos-una.html).

Para el régimen, el cambio de la Constitución es un hecho consumado porque tienen las maquinitas para fabricar los votos necesarios para la aprobación de esa Reforma Constitucional. No vemos otra manera de detener ese proceso más que demostrar lo que hemos llamado una REBELDÍA CIUDADANA que le muestre al mundo que los venezolanos no estamos dispuestos a que se nos imponga un cambio constitucional sin convocarnos a una Constituyente, como bien lo establece la Constitución de 1999, porque no se nos está planteando una reforma sino OTRA Constitución, sin pasar por un proceso Constituyente.

La convocatoria ciudadana no es de ninguna manera una elección de Constituyentes, pero sí se constituye en un mandato para quienes luego ocupen el poder, para que se elijan a los Constituyentes en todo el país. Es una consulta ciudadana que podría realizarse por medios no convencionales que puedan ser auditados, y que incluyan la participación de todos los venezolanos dentro y fuera de Venezuela, incluso el mismo día que el régimen llame a la votación de esa Reforma. Esta sería la manera de retomar el espíritu combativo del venezolano, que votó el 28 de julio por un cambio, y una demostración concluyente a la administración de Trump en los EEUU, de que la capacidad de movilización popular sigue intacta o mejor, después de todo lo que ha pasado. Pero tiene que existir un parte aguas opositor que se aleje de todo vestigio del interinato frente al mundo, asumiendo de una vez por todas el mandato que el pueblo venezolano le entregó a esa nueva dirigencia opositora desde el 22 de octubre de 2023.

ANCO seguirá insistiendo, en todos los escenarios, de la necesidad de que sea el pueblo el que decida, incluso por encima de su propia dirigencia política. Porque como he señalado, nuestra propuesta no ha tratado nunca de decidir por ellos cómo se resolverá finalmente la tiranía. Pero los intereses del colectivo van primero, y la dirigencia política debe dar paso a esa decisión del pueblo, independientemente de cómo se produzca el cambio político. Queda de ellos entender el tiempo histórico y ser parte del proceso. De no ser así, como ya ha ocurrido antes en nuestra historia, los acontecimientos decidirán el rumbo por ellos, y más temprano que tarde, terminará imponiéndose, pero de la mano de otros actores, la ruta de la democracia y la libertad.

Caracas, 27 de Febrero de 2025

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