lunes, 11 de marzo de 2019

Entre la tiranía, la anarquía, el despotismo y la guerra

Por Luis Manuel Aguana

Si para algo han servido estos días sin electricidad, cortesía del régimen por acción, omisión, corrupción y caos deliberado, han sido para dejar de leer un buen rato en electrónico (Twitter, WhatsApp, sitios de noticias y artículos en la web) obligándome a regresar al método tradicional de lectura en libros de papel. Y como “no hay mal que por bien no venga”, como reza el dicho popular, releyendo la obra del maestro Manuel Caballero “Rómulo Betancourt, político de nación”, me encontré con esta perla que antes había pasado por alto porque no estábamos en la situación en la que ahora estamos:

“Pero sobre todo hay una lección que de una manera u otra tiene que impresionarlo (refiriéndose a Betancourt), tanto ella es evidente: el pueblo venezolano puede detestar al régimen gomecista, pero antes y por sobre todo detesta la guerra civil. Junto con sus lecturas marxistas, al llegar a Costa Rica, lo dijo muchas veces, Betancourt dedicará su escaso tiempo libre a leerse la aburridísima y gigantesca Historia contemporánea de Venezuela de Francisco González Guinán. Recorrer estas páginas es darse cuenta de por qué el pueblo venezolano prefiere la tiranía a la anarquía, el despotismo a la guerra. Y se acentúa la relevancia para la historia del país del movimiento del 28 del grupo de jóvenes que se rebeló en la calle y no en los campamentos…” (1) (resaltado nuestro)

Esa cita me dio como un martillo en la cabeza.  Y fui volando a la Historia Contemporánea de Venezuela de González Guinán –que a mi juicio no tiene nada de aburrida- y rescaté la siguiente cita que corresponde a la descripción del periodo de José Tadeo y José Gregorio Monagas en el siglo XIX, que bien puede aplicarse a toda la sangrienta historia de ese siglo, incluida la Guerra Federal:

“…fue de agitaciones políticas, de guerras civiles, de conmociones sociales, de faltas, de conquistas liberales, de reformas de instituciones, de nepotismo, y de usurpación del poder público. En su principio, la exaltación de las pasiones de los partidos comunicó a la política un extraordinario calor: los hombres se olvidaron de la patria; los partidos se combatieron con encarnizamiento; el odio animó los corazones; la calumnia se introdujo airada en las filas de los adversarios; las represalias fueron crueles, y habiéndose tomado el estrado de los legisladores como triste arena de gladiadores para comenzar la lucha armada, el templo de la ley quedó profanado y abierto el sombrío palenque de las guerras intestinas” (2)

Ese texto es una descripción precisa de lo que sucede hoy en Venezuela. La historia se repite y la diferencia es que aun no comienza la guerra. Demasiada sangre se ha derramado en nuestro país y de acuerdo a la cita de la vida de Betancourt descrita por Manuel Caballero, esa violencia quedó grabada en los genes de los venezolanos al punto de preferir “la tiranía a la anarquía, el despotismo a la guerra”, y de allí que, de acuerdo al historiador, para luchar en contra de la tiranía, Betancourt escogiera un partido leninista forjado para las luchas civiles que irse a la confrontación armada. Pero ¿es esto lo que aplicaría hoy? Me atrevería a afirmar que esa apreciación no es aplicable como lo fue en esa época. No estamos enfrentando una tiranía común. Estamos enfrentando un cartel internacional de delincuentes.

Entonces pensar en herramientas políticas para enfrentar una situación que es de naturaleza criminal pone las cosas en una perspectiva diferente; y donde definitivamente se requiere del uso de la violencia legítima del Estado, solo que en este caso esta violencia se encuentra secuestrada por los delincuentes.

Pero queda la cita pendiente para la historia y pareciera que efectivamente estamos dispuestos a calarnos una tiranía prefiriendo el despotismo a la guerra. Es duro decirlo pero hasta este momento eso es lo que ha ocurrido. Pero ha ocurrido porque los factores políticos que conducen el proceso no se han atrevido a establecer las condiciones para que esa decisión la enfrente el mismo pueblo. De allí que una conducción política timorata haga que el carro de la historia no avance porque ella ha decidido manejar con un pie en el acelerador y el otro en el freno al mismo tiempo, debido a los más abyectos intereses que favorecen la politiquería interna de los partidos opositores al bienestar de la población.

Y en ese sentido el dedo en esa llaga lo pone el Director del Interamerican Institute for Democracy, Carlos Sánchez Berzaín, al indicar en un reciente artículo: “Hoy en Venezuela hay solo dos entidades que no reconocen a Juan Guaidó como Presidente Encargado y son la dictadura de Maduro y la Asamblea Nacional que se supone quiere terminar la dictadura.  Guaidó es preso de la suma de minorías que hacen la mayoría opositora, que impide que el Presidente forme gobierno pues ha impuesto en los artículos 7, 25 y 26 del Estatuto, que habrá gobierno de transición solo “una vez cesada la usurpación de la Presidencia de la Republica de Venezuela por Nicolás Maduro Moros”. Y más abajo remata: “El tiempo corre a favor de la dictadura que aplica la estrategia de asfixiar a Guaidó, desgastando su elevadísimo respaldo popular  y usándolo como su mayor debilidad política. Tan grande respaldo popular es usado por la dictadura para que Guaidó no tenga el respaldo  real de los líderes de los partidos políticos que se dicen de oposición, porque si logra retirar a la dictadura y convocar a elecciones, Guaidó podría ser fácilmente elegido y estaría superando tres generaciones de candidatos que hoy están en control de la Asamblea Nacional” (recomiendo leer Carlos Sánchez Berzaín, Gobierno de transición para terminar la dictadura en Venezuela, en  http://www.carlossanchezberzain.com/2019/03/11/gobierno-de-transicion-para-terminar-la-dictadura-en-venezuela/).

Hemos repetido en reiteradas oportunidades de la inconstitucionalidad del mencionado Estatuto para la Transición, que secuestra las atribuciones constitucionales del Presidente a favor de una coalición de partidos. Si Guaidó sigue prisionero de ese Estatuto difícilmente tendrá las manos libres para realizar lo que tenga que hacer para salir definitivamente de Maduro, siendo que ya ha sido declarado Presidente legítimo como primer paso fundamental, con todo el apoyo que la Comunidad Internacional y los venezolanos le hemos dado.

Si la misma Asamblea Nacional no reconoce a Juan Guaidó con todos los símbolos del poder correspondientes y se le impide formar gobierno inmediatamente, la Comunidad Internacional se verá atada de manos para actuar a favor de los venezolanos, evitando que el pueblo de Venezuela decida entre tiranía y anarquía, o entre despotismo y guerra si es necesario. Esa es la razón por la cual la Asamblea Nacional se niega a aprobar la autorización del Artículo 187.11 para la custodia militar internacional de la Ayuda Humanitaria. La mezquindad y la ambición de la dirigencia política de los partidos del G4 es tal que sus líderes y candidatos permitirán primero que se pierda la oportunidad de éxito de este nuevo ciclo opositor con Juan Guaidó y los venezolanos a la cabeza antes que ceder a sus ambiciones de poder. ¡Eso es criminal y hay que denunciarlo!

Los venezolanos debemos exigir que Guaidó termine de ser reconocido formalmente por los diputados de la Asamblea Nacional como Presidente Constitucional Encargado de la República, como nuestros mandantes que son, para que este proceda a formar gobierno e inmediatamente convoque a los venezolanos a cerrar filas detrás de su liderazgo. Estoy que seguro que con esa oportunidad abierta, y ante la gravísima y excepcional situación de Venezuela, los venezolanos demostrarán que no tienen ningún problema en decidir en contra de la tiranía y el despotismo, así tengamos que pelear una guerra para salir de la anarquía.

Caracas, 11 de Marzo de 2018

Twitter:@laguana

(1)   Manuel Caballero, “Rómulo Betancourt, político de nación, ISBN: 978-980-354-246-7, Pág. 352-353, Caracas-Venezuela, Editorial Alfa, 2008.
(2)   Francisco González Guinán, Historia Contemporánea de Venezuela, Tomo I, Prólogo, Págs. XIII-XIV, Ediciones de la Presidencia de la República, 1954.

viernes, 8 de marzo de 2019

Guaidó versus oposición oficial

Por Luis Manuel Aguana

Tengo un querido amigo, extraordinario analista político, que está realmente convencido que Juan Guaidó es un fraude. Si, un fraude que nos ha engañado a todos y que terminará siendo otra decepción para los venezolanos. Le he contestado a esa afirmación que si eso es así y tiene la razón entonces el último que salga que apague la luz de Venezuela (ya al parecer algo de eso está pasando con el apagón del país del 7 y 8 de Marzo). Pero si queremos ser objetivos, tengo que aceptar que Guaidó ha acompañado al G4 en la aprobación del inconstitucional Estatuto para la Transición que secuestra las atribuciones constitucionales del Presidente de la República, ha aceptado de buena gana el nombramiento chimbo de Embajadores sin experiencia diplomática, ha acompañado la no aprobación del uso de misiones militares extranjeras en el país para el ingreso de la Ayuda Humanitaria, etc., etc., etc…Muchos errores que hacen dudar a cualquiera.

Pero hay algo muy en el fondo que me dice que mi amigo está equivocado. No sé si porque como venezolano siento que de todas las oportunidades que hemos tenido esta es la más cercana, y que puede tener éxito en deshacernos de esta plaga que se adueñó de Venezuela. Quiero por necesidad creer que este muchacho de 35 años –y no lo digo despectivamente ya que puede ser mi hijo- debe tener por construcción el gen del cambio en su ADN, teniendo la grandiosa, la enorme oportunidad de introducirnos como sociedad al Siglo XXI como lo hizo Eleazar López Contreras con la sociedad venezolana en el año 1935 del Siglo XX.

Juan Guaidó era apenas un niño de 16 años cuando fue damnificado de Vargas en Diciembre de 1999. Ni siquiera pudo haber votado por la Constitución vigente que se decidió debajo ese palo de agua. No pudo saber ni entender en ese momento qué significaron los últimos años del desastre político que trajo a Hugo Chávez, ni su insurgencia golpista del 4F 1992 cuando Guaidó contaba apenas con 9 años. No es de ninguna manera un puente entre el pasado cuarto-republicano y el presente madurista.

Él es una mezcla rara de una juventud que por contacto familiar sabe lo que paso pero no vivió lo que vivimos muchos venezolanos del “ta’barato dame dos”, ni del Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, porque eso había que vivirlo. Esa juventud si desea salir de esto para algo nuevo pero no lo sabe a ciencia cierta porque eso hay que fabricarlo de cero, y lo mejorcito que tiene a la mano como experiencia lo representa esa especie opositora que sobrevive aun en la Asamblea Nacional, con especímenes como Henry Ramos Allup, Omar Barboza, Edgar Zambrano y el resto de “próceres de la cuarta” quienes tuvieron en su oportunidad el poder real para cambiar a Venezuela en los años de la democracia y no lo hicieron. Esa gente es como los insectos que sobrevivieron a una explosión atómica y ahora ven la oportunidad de volver. No podemos dejar que eso pase porque esos muchachos no tienen la experiencia debida y no vivieron lo que nosotros si vivimos de las decisiones que esa gente tomó y que trajeron la peste de Hugo Chávez.

Y yo sí puedo decirlo con propiedad, como muchos que fuimos testigos de esos años, que esa gente no es de ninguna manera ejemplo político para Guaidó ni para ningún otro muchacho de la política actual. Es como si López Contreras hubiera visualizado un país nuevo con el paradigma gomecista pero peor, porque no lo vivieron. López vivió como Ministro los años de Juan Vicente Gómez y sabía con mucha mejor certeza para dónde conducir al país.

Entonces la especie de que Juan Guaidó está “secuestrado” como muchos otros jóvenes, por esa manada de viejos puede ser posible por esa inexperiencia, pero deposito mi mayor confianza en ellos porque a esa generación no le queda otra alternativa que acabar con esa claque so pena de que nos hundamos todos. No se acaba de morir el castro-chavismo-madurismo, pero tampoco acaba de nacer lo nuevo adonde llevar al país. La nefasta influencia en esa juventud de grupos como los de AD y UNT (que en el fondo son lo mismo), máximos exponentes de ese pasado y responsables directos de la aparición de Chávez, pone la mesa servida para una lucha por la definición de un nuevo panorama político para Venezuela. ¿Estará Juan Guaidó agavillado con eso para regresar a una Venezuela que no conoció, donde AD como factor regresivo de la política sea el principal actor por encima del resto? No me lo creo. Si eso es así, sería suicida para los venezolanos. Y la manera más expedita de retorno de los chavistas al poder después de la transición. ¡Cuidado con eso!

Por alguna razón intuitiva no veo a esa nueva juventud política ni a Guaidó en ese plan, a pesar de todos los indicios que indican lo contrario. Veo a unos jóvenes inexpertos cometiendo errores graves como los del 23F donde un grupo de “boys scouts” intentaron meter una ayuda humanitaria al país sin custodia militar extranjera, o pretender acabar con la usurpación sin aprobar expresamente la presencia de militares extranjeros en el país desde la Asamblea Nacional. Esa inexperiencia y tozudez pueden costarnos cientos de vidas en Venezuela. Ya está pasando.

Allí si veo la mano peluda de esa oposición oficial del G4 que desea el fracaso del joven Guaidó y lo deja equivocarse, incluso sugiriendo esas estrategias, porque no quiere por ningún concepto que éste pase de esos 30 días que indica el Estatuto de la Transición, yéndose directamente a una elecciones que no se pueden hacer en ese tiempo, sin pasar por un verdadero Gobierno de Transición, PORQUE ESA TRANSICIÓN LA QUIEREN HACER ELLOS y con los candidatos que ya están cantados. Desean a Guaidó jugar un papel desechable para sus fines. Por ningún lado lo más rancio de esa claque política cuarto-republicana que está en la Asamblea Nacional desea que Guaidó ejerza ahora mismo plenamente sus competencias constitucionales como Presidente Encargado y menos aún por más de 30 días, así tengan que usar ese mismo CNE castro-chavista-madurista. Es por eso el acelerador de los Rectores del CNE.

Pero no tienen alternativa. Lo que ha pasado dentro y fuera de Venezuela desde el 23E ha sido determinante. Guaidó es un fenómeno político del que no se pueden desembarazar y están condenados a hacer esa Transición con Guaidó a la cabeza porque es a Guaidó a quien la Comunidad Internacional ha reconocido y el pueblo de Venezuela quiere como Presidente Encargado para esa Transición. Guaidó se ha convertido en un fenómeno que difícilmente podrán apartar sin un costo difícil de asumir. La UNICA manera en que ese Gobierno de Transición tenga éxito es que Juan Guaidó lo ejerza plenamente después del “cese de la usurpación”. No es posible una nueva elección como la pretenden hacer sin un cambio institucional de envergadura del CNE, acelerando la designación de nuevos Rectores y sin cambiar estructuralmente el Poder Electoral, como ya lo explique en mi nota anterior (ver No son los Rectores, es el Sistema, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/03/no-son-los-rectores-es-el-sistema.html).

Y eso es lo que creo que está esperando pacientemente el Presidente Encargado Juan Guaidó. Una vez realizada la primera fase de la trilogía, “cese de la usurpación”, Guaidó tendrá la libertad de arreglar con la gente apropiada todos los entuertos del comienzo producto del maridaje con los factores del G4. Sería un Guaidó versus oposición oficial de manera taimada y encubierta donde el que tenga más aguante gana. Si resiste y se mueve políticamente bien se podrá apartar inteligentemente de aquellos que desean su fracaso, y al neutralizarlos podrá marcar un nuevo comienzo. Pero debe escuchar fuera del círculo que lo rodea, y en especial a la gente que sabe, y decidir por él mismo y su intuición, no por lo que le dicen los dinosaurios. Todos queremos su éxito y sus peores enemigos los tiene a su lado.

Si Juan Guaidó tiene éxito en comenzar un nuevo Gobierno de Transición sin entregarlo a la influencia nefasta del cuarto-republicanismo, Venezuela podrá tener la oportunidad de oro de una transición como verdadera entrada al Siglo XXI, como la tuvieron los venezolanos en 1935, de las manos de Eleazar López Contreras, y no como una extensión de lo peor de finales del Siglo XX. ¿Será capaz Juan Guaidó, fiel exponente de esa juventud que murió en las calles por una mejor Venezuela, de traicionar eso a favor de lo peor de la política venezolana de los últimos 60 años, y que todavía anda vivita y coleando en esa Asamblea Nacional? Si es capaz de esa traición, habrá tenido razón mi querido amigo y yo me habré equivocado de nuevo –no es la primera vez- pero lo habré hecho creyendo en la juventud venezolana que tanta sangre ha derramado por Venezuela…

Caracas, 8 de Marzo de 2018

Twitter:@laguana

jueves, 7 de marzo de 2019

No son los Rectores, es el Sistema

Por Luis Manuel Aguana

Ha pasado desapercibida la velocidad que se le ha puesto a la realización de elecciones en el marco del Estatuto que rige la Transición aprobado el 5 de Febrero de 2019 (ver https://tinyurl.com/yx8tfhrh), con la correspondiente aprobación del Acuerdo para el Establecimiento de la Ruta Electoral para lograr Elecciones Libres en el marco de la Transición Democrática, en fecha 19 de Febrero de 2019 (ver Acuerdo en http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-para-el-establecimiento-de-la-ruta-electoralpara-lograr-elecciones-libres-en-el-marcode-la-transicion-democratica), siendo que este paso corresponde al número tres de la trilogía “Cese de la usurpación, Gobierno de Transición, Elecciones libres”, establecida en el itinerario del Artículo 2 del Estatuto del 5 de Febrero.

Y ciertamente debe comenzarse con el tiempo suficiente para garantizar los puntos establecidos en el Acuerdo electoral de la Asamblea Nacional del 19 de Febrero. Pero la intervención del 6 de Marzo en la Asamblea Nacional del Diputado Stalin González, Presidente del Comité de Postulaciones Electorales que evaluará los candidatos a Rectores del CNE, anunciando el inicio del trabajo de la  Comisión Especial de Seguimiento a los Procesos Electorales (ver
https://twitter.com/stalin_gonzalez/status/1103327104744202244?s=19) nos deja ver la clara intención de la Asamblea Nacional de entrar a la brevedad a un proceso electoral sin que los venezolanos sepamos todavía cuándo, cómo, en qué condiciones, ni con quien. Y esto último es, como dicen los colombianos, “supremamente importante”.

Luego de la aprobación del referido Estatuto electoral de la transición algunos venezolanos preocupados del tema hemos parado las antenas porque sospechamos que se nos quiere conducir a otro proceso electoral sin cumplir con las mas mínimas condiciones que nos garanticen unas Elecciones Auténticas de acuerdo con los estándares internacionales, a cuenta de no querer a Juan Guaidó mas del tiempo como Presidente  Encargado del que algunos factores políticos de la oposición oficial  desean. Esa situación puede implosionar todo el proceso de transición que lleva a pulso el Presidente Encargado de la Republica desde el 23E, cuando asumiera constitucionalmente la Primera Magistratura.

Si bien es cierto que debe comenzarse con mucha antelación la tercera fase de la trilogía -Elecciones Libres-, existen tareas dentro del cronograma de la recuperación electoral que hacen indispensable que se haya concretado y exista de hecho el "cese de la usurpación". Sin que Maduro no se haya ido definitivamente NO PODREMOS INTERVENIR EL SISTEMA ELECTORAL.

Todo el planteamiento de recuperación del sistema electoral para el logro de esa tercera fase de la trilogía se basa precisamente en que haya cesado la usurpación; y posteriormente siga una decisión de intervención del CNE que nos ponga en condiciones de convocar cualquier proceso electoral con todas las garantías, cosa que es imposible de realizar sin modificar las bases sobre las que esta construido el actual sistema y que ha sido la piedra angular sobre la que el castro-chavismo-madurismo  ha montado su permanencia en el poder, distorsionado todas las elecciones desde el año 2004, esto es: cambio de la Ley Orgánica de Procesos Electorales, LOPRE y revisión profunda de toda la reglamentación interna del CNE, auditoria y depuración del Registro Electoral, auditoria y depuración del Registro  de venezolanos cedulados  (SAIME), redefinición de la automatización de los procesos electorales, restablecimiento de la fiscalía de cedulación (quien puede y quien no puede votar), redefinición de los circuitos electorales con el restablecimiento de la representación proporcional de las minorías, y vuelta al escrutinio manual de las elecciones en Venezuela.

Estas recomendaciones no son nuevas. Son parte de lo que por años ha estado proponiendo ESDATA como especialistas técnicos en materia electoral, y a quienes he acompañado en innumerables peticiones publicas por el adecentamiento del sistema electoral venezolano. Recientemente su Presidente, Alfredo Weil ha vuelto sobre el tema desde su cuenta de twitter (ver
@AlfredoWeil “Por primera vez voy a hacer un "hilo"para exponer mi punto de vista sobre las posibilidades de futuras elecciones, luego del cese de la USURPACIÓN”
https://twitter.com/AlfredoWeil/status/1096939253974683648).

En ese hilo de twitter Weil va mas allá de lo mencionado arriba, proponiendo que ANTES de nombrar los nuevos Rectores del CNE se debe intervenir la institución para hacer los cambios organizativos y técnicos necesarios. Asimismo, y de acuerdo al resultado de las auditorias del Registro Electoral y de venezolanos cedulados se tome o no la decisión de una completa reinscripción electoral y re-cedulación de los venezolanos. Y en eso estoy completamente de acuerdo.

Por otro lado Bruno Egloff Keller (https://eleccionesautenticas.blogspot.com/), miembro de ESDATA, ha hecho un diagnostico preciso de varios aspectos técnicos del sistema electoral venezolano publicado en 2017, titulado "Solo con la verdad podremos ser libres" (pueden descargar el documento en https://goo.gl/VyveaY/) donde sustenta las razones por las cuales el actual sistema electoral venezolano es incapaz de garantizar Elecciones Auténticas.

Pero no son solamente los aspectos técnicos. Cartas públicas emblemáticas que se han firmado por muchos venezolanos, entre los que me honra encontrarme, en la búsqueda de condiciones electorales que garantizaran en diversos aspectos Elecciones Autenticas, como la publicada en ocasión a las elecciones presidenciales del 14 de Abril de 2013 Capriles-Maduro (ver Carta Abierta a la sociedad democrática venezolana ante el llamado a elecciones el 14 de abril, en  http://declaraciondecaracas.blogspot.com/2013/03/ante-las-elecciones-del-14-de-abril.html), dan cuenta que no solo es el aspecto técnico-institucional del CNE sino de las múltiples dimensiones  interrelacionadas que tiene el problema electoral en el país que hace que sea necesario un planteamiento amplio que vea el sistema electoral como un todo, más allá del nombramiento de los Rectores, si es que de verdad se desea el adecentamiento y cambio fundamental de la manera en como eligen los venezolanos a sus autoridades.

Entonces el problema NO ES SOLO EL NOMBRAMIENTO DE UNOS RECTORES sino de la necesidad de que sea una Comisión de alto nivel que tenga la responsabilidad de intervenir el Poder Electoral, para que esta nos diga a  venezolanos cuando se pueden llevar a cabo unas Elecciones Autenticas, luego de desmontar la ruleta electoral del régimen castro-chavista-madurista confeccionado en La Habana, estableciendo uno nuevo para una nueva Venezuela.  

Esto no luce ser un asunto de corto plazo. Cualquier plazo que se diga seria técnicamente irresponsable. Y la situación se complica cuando  se tienen previstas elecciones parlamentarias para finales del año próximo 2020.

Todo este panorama le pone urgencia al "cese de la usurpación". Sin haber terminado esta fase de la trilogía, muy poco -más allá de un cambio cosmético de Rectores- se podría hacer para cambiar ese monstruo por dentro. Es una máquina de hacer votos para el régimen. Sería poco menos que una estupidez pensar usar esa maquinaria que esta aceitada y controlada por el PSUV y los cubanos, sin ninguna influencia de los Rectores. Hay que intervenirla para poder usarla.

Aunque la Asamblea Nacional ha ignorado de una manera permanente la sentencia de la Sala Electoral del TSJ legitimo del 13 de Junio de 2018 que declara NULO el Sistema Electoral venezolano (ver sentencia en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html), eso de ninguna manera la desestima como decisión que hay que ejecutar, comenzando por establecer un Sistema Manual de escrutinios. Mi intervención como testigo de esa sentencia fue establecer ese hecho y que amplío en mi nota de 2013 “La trampa del Voto Electrónico: De Escrutinios Manuales a Escrutinios Automatizados (ver nota en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/la-trampa-del-voto-electronico-de.html).

Aunque el Acuerdo para lograr Elecciones Libres del 19 de Febrero, arriba señalado, deja abierta la posibilidad de hacer lo que sea necesario para lograr la transparencia debida en materia electoral, lo grave es que tampoco le cierra la puerta al uso del actual sistema electoral automatizado, anulado por la sentencia del 13 de Junio de 2018, lo que hace a ese Acuerdo sumamente vulnerable a cualquier decisión política a favor del continuismo electoral por parte de factores colaboracionistas de la Asamblea Nacional interesados en la continuidad del castro-chavismo-madurismo aun sin Maduro por la via de este mismo CNE que los venezolanos tenemos la obligación de cambiar.

De allí que todos los Rectores que se designen tengan la obligación de estar consustanciados con la idea de un cambio profundo y estructural del paradigma electoral y con un sistema que cumpla con la Sentencia Electoral del 13 de Junio de 2018. De otra manera será imposible el cumplimiento de la tercera parte de la trilogía "Elecciones Libres", con el fracaso consiguiente de la segunda fase, Gobierno de Transición.

Si el Presidente Encargado de la República Juan Guaidó y la Asamblea Nacional desestiman la importancia del cambio del Sistema Electoral, reduciéndolo a una simple designación de Rectores, o peor aun a negociar esa designación políticamente para ir a elecciones en el corto plazo pasando por alto ese cambio estructural, sin establecer un equipo de intervención del Poder Electoral que esté dispuesto a su transformación radical, nunca tendremos Elecciones Libres, congelando la recuperación de la libertad y la democracia en Venezuela, y alargando la solución de los graves problemas de los venezolanos Cuanto antes alguien se los explique mejor...

Caracas, 7 de Marzo de 2019

Twitter:@laguana