martes, 21 de mayo de 2013

La Multiplicación de los Liderazgos


Por Luis Manuel Aguana

Dedicado a mi amigo y Profesor, Manuel Rodríguez Mena

La frase no es mía, es del Prof. Manuel Rodríguez Mena, fundador de la Cátedra Pío Tamayo de la UCV. El Prof. Rodríguez, aun afectado de su grave enfermedad, me regaló unos minutos en medio de su convalecencia. A pesar de la seriedad, la enfermedad no pudo, como me indicó, con la lucidez de su pensamiento.

La multiplicación de los liderazgos no es más que el resumen en una sola frase de una clase magistral de política que he recibido, en tan solo diez minutos que duró mi visita…Eso solo es posible con Maestros como el Profesor Manuel Rodríguez Mena, Ex Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV.

Al comentarle acerca de mi intervención en la Cátedra Pio Tamayo en fecha reciente, La CONSTITUYENTE: ¿Una manera de salir de esta situación perversa y destructora?” y la posibilidad en Venezuela de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el Prof. Rodríguez Mena resumió en esa sola frase toda la idea: una ANC es el resultado de la multiplicación de los liderazgos.

Y proyectó la siguiente idea, que es el motivo principal de esta nota, y que se concreta en una ANC: la concentración  del poder político en pocos líderes va en proporción inversa a los intereses de la mayoría ciudadana. Mientras mayor concentración menor posibilidad que los problemas del país se resuelvan.

¿Razones? Muchas, pero una principalísima: en un esquema de concentración, si el liderazgo opositor se encuentra en pocas manos, existe mayor posibilidad que este liderazgo pacte acuerdos con el gobierno para que las cosas sigan como están, en detrimento del país en su conjunto, agravándose los problemas de la mayoría.

La concentración del poder político en pocas manos ha sido algo inherente al quehacer de nuestra dirigencia política desde siempre. Decidir centralizadamente siempre fue muy atractivo para nuestra clase política. Lograr que el poder central soltara la elección de los Gobernadores y Alcaldes fue, a mi modo de ver, la conquista política más importante de nuestra era democrática. Pero se hizo deliberadamente chucuta.

¿De qué valía soltar el control político sin recursos? Deliberadamente se engavetó el proyecto de Ley de la Hacienda Pública para los Estados, nunca se terminaron de entregar las competencias en materia de salud, educación y otras tantas áreas del quehacer nacional que afectaban la vida de los ciudadanos. Se acercó más el poder a la gente a través de lo electoral pero estructuralmente el país seguía gobernado desde Caracas, al tener los poderes centrales las competencias que realmente afectaban la calidad de vida de la gente.

Entonces, la administración real del país, nunca se ha hallado cerca del ciudadano. Pero, nunca como ahora, luego del cercenamiento del proceso de descentralización y la sustracción progresiva de competencias por parte de los gobiernos de Hugo Chávez, la gente del interior del país está sufriendo más aún de la dependencia, no solo del poder central sino de los liderazgos, tanto del gobierno como de la oposición. Es por esa razón que tenemos que pensar al país.

El planteamiento del Prof. Manuel Rodríguez Mena en el Movimiento de Movimientos, coincide en su base fundamental con la idea de pensar al país desde sus cimientos, propiciando el surgimiento de liderazgos masivos, a lo largo y ancho del país. (ver Movimiento de Movimientos, Principios Rectores, ver http://unfsd.blogspot.com/)

¿Pero cómo se concreta eso? ¿Cómo se logra el surgimiento de esos liderazgos que sean los que de verdad se ocupen de los problemas, dándoles acceso a las comunidades las herramientas para la solución de sus problemas? ¿Cómo se multiplican esos liderazgos?

La discusión de un nuevo país en una ANC pasa por revisar de cabo a rabo la institucionalidad venezolana, haciendo una propuesta que fundamentalmente implique cambios importantes en la administración del Estado y un replanteamiento político-administrativo del país. Esta discusión de fondo nos traería a una discusión de los problemas fundamentales, incluyendo una reafirmación de nuestra soberanía.

Conceptualmente, una ANC debe representar al país para poderlo discutir. Eso no se dio en 1999. Una escasa mayoría oficialista se impuso sobre el 48% del país. Un país no discutido es un país inestable. Ya lo estamos viviendo. A diferencia de la Constituyente de consenso que se realizó con la Constitución de 1961, la de 1999 se nos impuso. De allí la diferencia de estabilidad política en esos 40 años. En esta oportunidad queremos realizar un Proyecto País y discutirlo en una ANC con quienes nos adversan sobre unas bases diferentes y dignas.

El Dr. Rodríguez me dijo, desesperanzado, que tal vez había arado en el mar en su propuesta de multiplicación de liderazgos. Es posible, pero esa desesperanza es común en los pioneros. En un país donde se ha perdido la esperanza de lo posible y que día tras día presencia ventiladores de excremento de lado y lado, y donde la política solo quedo para el odio, la diatriba y los golpes, nadie cree que pensar un mejor país sea verosímil.

Pues, si es posible. Tal vez no lo sea para quienes el oficio de la política les ha hecho olvidar que su presencia en lo público tiene su esencia fundamental en los problemas de los demás, en quienes no se ven reflejadas las acciones de esos personajes.

Es por eso que la sociedad civil no puede permanecer impávida al ver ese cuadro de destrucción masiva avanzar indetenible sin hacer nada. El problema no es una sentencia del TSJ, o recontar unos votos fraudulentos debido al quiebre estructural de una de las instituciones. El problema es detener la mortandad de las calles llenas de inseguridad, es tener un sueldo y una pensión digna para vivir con una seguridad social decente para la gente, es acercar el país al ciudadano, es llegar de verdad al Siglo XXI.

Si no pensamos como arreglar eso de una manera estructural, si no nos detenemos a pensar el país, la dirigencia seguirá administrando nuestra renta petrolera como un botín de vencedores, ya sea que quien mande sea el gobierno o la oposición.

Ya es hora que el ciudadano intervenga. De eso se trata la angustia de la multiplicación del liderazgo del Prof. Rodríguez Mena y de todos los que no tenemos vela en el actual entierro político de la nación. No queremos una Constituyente para salir de un gobierno pésimo, corrupto y criminal sino para diseñar y construir la institucionalidad necesaria que haga imposible que lo volvamos a tener.

Caracas, 21 de Mayo de 2013

Twitter: @laguana

sábado, 18 de mayo de 2013

Maduro sabe que La Guaira es lejos



Por Luis Manuel Aguana

No hay dicho venezolano más contundente. Cuando tu mujer te agarra en una y te dice “y como sabes tú que la Guaira es lejos”, te moriste. No hay fórmula de juicio, estás descubierto. No tienes para donde coger, o confiesas o te botan, o las dos. No es ningún chiste. Maduro sabe por quién votamos los venezolanos. ¿Y cómo sabe que La Guaira es lejos? Simple, el CNE chavista nunca garantizó el secreto del voto. O sea, ya tienen la segunda Lista de Tascón.

Y siempre lo supimos. Tarde o temprano el castro-chavismo, y ahora el castro-madurismo, enseñaría los dientes diciendo que sabían por quien habíamos votado los venezolanos. Era solo cuestión de tiempo. Solo cuando se consideraran seguros en sus posiciones lo dirían. Y ya lo están diciendo (ver http://www.youtube.com/watch?v=WtdlPn7TFQs).

Empezó el terror. O corres o te encaramas. No hay medias tintas. O estas con ellos o en contra de ellos. Y eso es lo que buscan. Aterrorizar a quienes estando a favor de un cambio no pueden sostener una posición contraria porque están arriesgando sus puestos de trabajo, su vivienda de la Misión, su beca o cualquier otro programa del gobierno. Los más débiles son el blanco de esas amenazas cobardes. Es por eso que era necesario hacer público que sabían que La Guaira era lejos.

Después que Mario Torre nos explicó en aquella histórica reunión del Grupo La Colina el “algoritmo de las bolitas” que desordenaba los votos para evitar que no se siguiera la secuencia de identidad-voto en las máquinas, nadie quedo convencido que el gobierno no nos metiera un chuzo, como el de los amigos pranes de Iris Varela. ¿Y porque?

Porque si bien era cierto que ellos vieron un programita funcionando indicando que no sabrían por quien votábamos los venezolanos, pudiera perfectamente correr otro al mismo tiempo escondido en la máquina, que paralelamente indicara todo lo contrario. ¿Qué auditoría iba a impedir eso? ¿Acaso una auto-auditoría como la que se hace el CNE para contar los votos del reclamo?

Hemos indicado en este blog que en un computador de las características de ese equipo SmartMatic CUALQUIER COSA SE PUEDE HACER. De hecho, al no saber las características ni especificaciones técnicas de esos equipos, estos perfectamente podrían transmitir el resultado electoral en tiempo real si cuentan con la electrónica de telecomunicaciones apropiada. Esto ha sido persistentemente denunciado y señalado por el General Carlos Julio Peñaloza, en su blog Puesto de Combate (ver http://www.puestodecombate.org/) y con testigos que la oposición se niega a escuchar.

Maduro confiesa que ya tiene 900.000 cédulas de los venezolanos para iniciar una persecución. Le sale completico el Tribunal de la Haya por delito de lesa Humanidad solo por esa declaración ¡Y no solo por el apartheid político que demuestra, sino por la brutalidad de decir de manera pública que disponían de esa nueva versión ampliada y actualizada de la Lista de Tascón! Pero tarde o temprano los criminales siempre mueren como el pez, por la boca. Tenía que decir que La Guaira era lejos.

Ahora que todos los venezolanos sabemos de cierto que el gobierno YA SABE por quién votamos, ¿qué hacer? ¿Esperar pacientemente que el gobierno venga a castigarnos por no haber votado por él? ¿Contar con que la oposición defienda judicialmente los casos? ¿Arrepentirse? Creo que esa es una decisión muy personal de cada uno. Sólo puedo contar lo que hicimos un grupo de trabajadores en un caso similar.

En el año 2002 un grupo de trabajadores y ejecutivos del Metro de Caracas fuimos expulsados de esa empresa porque nos negamos a que fuese conducida por delincuentes y maleantes-los famosos colectivos-, en detrimento de la seguridad del transporte de las miles de personas que viajan todos los días por ese medio. No era que el gobierno sabía que no lo queríamos por alguna lista sino peor, se lo dijimos por las cámaras de televisión y así se dieron cuenta.

Muchos trabajadores fuimos despedidos sin contemplaciones y así fue que nos unimos en una ONG llamada AC Familiametro (http://acfamiliametro.blogspot.com/). Llevamos ya más de 10 años combatiendo al gobierno y denunciándolo en sus trapacerías y corrupción en todas sus ejecutorias en relación a la conducción de ese importante medio de transporte. Escapa a esta nota lo que hemos hecho, nuestros éxitos o fracasos, pero no nos quedamos tranquilos, ni callados, ni dejamos que pensaran que teníamos miedo.

En lo personal creo que esos trabajadores han ganado mucho. Han ganado el respeto y la admiración de sus antiguos compañeros de trabajo porque se constituyeron en la primera línea de defensa de los atropellos cometidos posteriormente en la empresa. Es posible que las cosas hubiesen sido peores para todos si cada uno se hubiera ido para su casa con miedo, derrotado y apaleado por un gobierno cobarde. Aquí el tema ES NO TENER MIEDO. Lo dijo Juan Pablo II…

Si 900.000 chavistas tuvieron el valor de votar en contra del gobierno, a pesar de las captahuellas intimidatorias y del sistema electoral tramposo, estoy seguro que tienen la madera para convertirse en 900.000 defensores del sistema democrático. ¡900.000 personas es mucha gente! Por eso el gobierno no solo tiene miedo, TIENE PANICO. Pánico de que el deslave sea monumental y la única manera que encuentra el totalitarismo para sobrevivir a eso es perseguir a quienes se atreven a desafiarlo.

A cada una de estas 900.000 personas les digo lo siguiente: ya no vale la pena esconderse de estos delincuentes, nunca se puede uno esconder de eso. Lo que sí se puede hacer es demostrarles que no se les tiene miedo y que pueden hacer lo que les venga en gana porque el país cambió y que hay otros que te seguirán.

Sólo imagínense si esas 900.000 personas reafirman su condición valiente del 14A y firman con el resto de la sociedad democrática el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente para refundar al país, retomando la promesa de cambio de un candidato que les mintió en 1998. No solo tendrían la oportunidad de rebelarse ante la nueva amenaza de este gobierno, sino que tendrían en sus manos el poder de cambiarlo.

Pero aunque incluso eso no sea así, lo que no se puede hacer nunca es demostrarles miedo ni ponerles la espalda para que se monten encima. Esa es la dignidad del pueblo venezolano, vencedor de dictaduras y libertador de naciones.

Caracas, 18 de Mayo de 2013

Twitter: @laguana

jueves, 16 de mayo de 2013

Del Plan de Barranquilla al Plan Como-vaya-viniendo-vamos-viendo



Por Luis Manuel Aguana

“…Es importante que la gente vea coherencia entre las opiniones de carácter teórico y singular y las acciones pragmáticas y concretas que muestran eso. En eso los políticos han sido un fracaso. Dic-1990”
A la memoria de Antonio Cova

Es impresionante como los venezolanos nos metemos en nuestra cotidianidad desde nuestro amargo día a día, mirando los árboles, perdiendo de vista el panorama-el bosque. Pero está bien que lo hagamos nosotros, tristes mortales, a los que nos toca vivir todos los días tratando de sacar adelante una familia y lo único que nos queda es quejarnos y aguantar. Bien decía aquel sabio, sin pelarse ni un milímetro, “hombre casado no puede luchar por la justicia”…

 Pero que la dirigencia no vea el bosque, eso sí es grave. Está bien que a nosotros nos quedemos en los árboles, pero aquellos a quienes por su posición de liderazgo les toca guiar nuestro destino no tienen el derecho de no saber para donde nos conducen. Su propia condición no les da ese derecho. Es por eso que cuando los pueblos se equivocan escogiendo a sus liderazgos, terminan ahogándose porque el Capitán estrelló el barco contra un arrecife porque no sabía para donde llevarlo.

Hace poco oí la frase “hay que pensar al país” y me gustó. Porque alguien se tiene que detener en el camino, bajarse de la locura y pensar. Pero eso no nos está dado a quienes no conducimos el barco. Eso le está asignado al Capitán y a sus oficiales más cercanos. Son ellos los que deben tener las más sofisticadas herramientas para saber si habrá tormentas al frente, si vamos por el rumbo correcto o modificar ese rumbo si este se desvía de aquel trazado con anticipación, de acuerdo a un Plan. Siguiendo con nuestra metáfora marina y citando a Seneca (4 a. C. - 65 d. C.),  No hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va”.

En 1931 doce hombres se sentaron en Barranquilla y pensaron el país que querían. Fijaron un rumbo y redactaron UN PLAN. Independientemente de su orientación ideológica, esbozaron ese Plan y se dispusieron a ejecutarlo. Un camino, una hoja de ruta. Un plan deseado, en términos de nuestra metáfora, un rumbo para el barco.

De acuerdo a las referencias históricas, “… el Plan de Barranquilla representa la primera expresión de un análisis estructural de la sociedad venezolana y de su proceso histórico, vinculado a un proyecto político y a un programa de acción que planteaba la lucha contra el régimen de Juan Vicente Gómez como una revolución de las estructuras políticas y económicas del país.” (ver http://www.venezuelatuya.com/historia/plan_barranquilla.htm).

Venezuela no vio resultados de ese planteamiento político sino hasta mucho tiempo después, ya fundada Acción Democrática, siendo algunos de sus fundadores los mismos firmantes de ese Plan, cuyo programa de alguna manera se expresó en acción concreta con la Constitución de 1961. Ejemplo de ello fue la primera frase categórica de ese Plan: “Hombres civiles al manejo de la cosa pública”.

Fuera de la tesis conspirativa de Hugo Chávez Frías, nadie ha expresado un Plan que se haya convertido en realidad desde 1931. Chávez conspiro 20 años en el seno de las Fuerzas Armadas, de acuerdo a sus propias palabras, y ejecutó un intento de golpe de estado en 1992, que sin resultar exitoso, encarnó las ansias de cambio de la sociedad venezolana y que se tradujo en un movimiento que terminó (o comenzó) con el planteamiento de una Asamblea Nacional Constituyente en 1999.

La promesa fundamental de Chávez en su campaña electoral fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para refundar el país. Las ansias de cambio de un pueblo desilusionado, luego de su histórico “Por Ahora”, aunado a esa oferta electoral que no tenía ningún contenido mas allá de prometer un nuevo país que él ni siquiera tenía claro-salvo aquellos que indican que ya tenía el proyecto castro-comunista escondido-, le dieron la fórmula perfecta para arrasar en las elecciones de 1998.

Así como los firmantes del Plan de Barranquilla, Chávez TENIA UN PLAN. Pero el Plan de Chávez no era para refundar el país, como fue el de los firmantes de Barranquilla. Era para quedarse con el país y entregarlo. Para desmontar todo el aparato institucional del Estado venezolano. Y lo más brillante de ese Plan fue que usó las mejores mentes para convencer a los venezolanos de que la Constitución de 1961 era la culpable de todos los males, aunque ellos luego le dieran la espalda.

¿Cambió el país para mejor después de la nueva Constitución de 1999, como lo prometió el candidato Chávez en 1998? ¿Los Constituyentes de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 PENSARON AL PAIS y lo sustentaron sobre bases diferentes que garantizaran que se resolverían los problemas que llevaron a la mayoría de los venezolanos a elegir a Chávez en 1998? Esas pueden ser algunas preguntas que deben hacerse los venezolanos ante el descalabro moral y material sufrido en Venezuela después de 14 años de vigencia de la Constitución de 1999.

Chávez utilizó el expediente de la Asamblea Nacional Constituyente para convencer a los venezolanos de 1998 que él refundaría al país Y NOS MINTIÓ. Hizo al Estado más débil desde el punto de vista institucional y socavó las bases de la democracia venezolana. De haber existido un Congreso Bicameral con representación igualitaria de los Estados y una representación proporcional de las minorías, se hubieran controlado en mucho los excesos de un Poder Ejecutivo que revirtió un proceso natural de descentralización.

Al no existir un verdadero Plan más allá de llevarnos de brazos a la dominación de un país extranjero, estamos en la presencia del No-Plan o Plan Como-vaya-viniendo-vamos-viendo, del famoso Eudomar Santos, y en consecuencia el barco esta al garete y sin rumbo. Se murió el Capitán y el Primer Oficial designado y su tripulación no tienen ni idea de cómo se maneja un barco. En cualquier momento huirán tomando los botes salvavidas antes o en el medio de una muy esperable tormenta.

Doce hombres pensaron al país en 1931, 4 años antes de morirse un dictador. Necesitamos visiones así. Nunca como ahora hace falta un nuevo Plan. Salvo el Plan castro-comunista de Chávez, no existe otro Plan que ofrezca la oposición salvo el no hacer nada, o el Plan Como-vaya-viniendo-vamos-viendo, y que el barco se lo lleve la corriente o el viento, a la espera que encuentre tierra por casualidad. ¿Cómo es posible que aceptemos eso?

El liderazgo político venezolano serio, no estos mamarrachos y malandros que nos desgobiernan, tienen una tarea pendiente con Venezuela, después del engaño Constituyente de Chávez de 1999, y que se hace perentoria con un país destruido e invadido. Retomar el camino constituyente para esta vez refundar el país de verdad-verdad como se debió haber hecho desde un principio en 1999, es una tarea ineludible de la que todos somos responsables, independientemente que la oposición crea que no hacer nada es un Plan, o independientemente de que no sean ellos quienes lo tengan y lo lleven a cabo.

Caracas, 16 de Mayo de 2013

Twitter: @laguana