lunes, 12 de agosto de 2013

Tienen razón pero van presos



Por Luis Manuel Aguana

Ni se imaginan la impotencia que se siente cuando “la autoridá” te dice eso. Lo sentí personalmente cuando hace 35 años la Guardia Nacional me bajó de un autobús al no creerme, a pesar del carnet, que era profesor universitario en camino de una clase. Demasiado “chamo” dijeron. Tienes razón “profesor” pero vas preso “pa’l servicio militar” y móntate ya en la jaula si no quieres probar la peinilla.

Me acuerdo siempre de la anécdota porque hay ocasiones en que la gente ignora el fondo del famoso dicho que titula esta nota: independientemente que la razón te asista la fuerza de los hechos se impone sobre la razón misma. La razón de la fuerza mata la fuerza de la razón. Será que uno tiene que vivirlo para entenderlo.

Mucho de la discusión que se ha formulado en relación a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente tiene que ver con ese famoso postulado. ¿Cuál es la discusión de fondo? ¿La fuerza o la razón? ¿Es la Constituyente una respuesta de la razón sobre la fuerza que se nos ha impuesto? ¿O es más bien que la fuerza de un régimen mata la razón Constituyente? Veamos:

Quiero decirles de entrada a todos los críticos de la salida Constituyente que tienen razón en los argumentos que han expuesto para no convocarla. No, no me volví loco. Voy a pasearme por algunas de las razones que se han esgrimido públicamente, incluidas las de los “demócratas” de la oposición que no quieren hacer elecciones internas en sus propios partidos. Eso prueba su coherencia con el gobierno.

Abrimos una “Caja de Pandora”. Nada más cierto, pero no estará más abierta desde cuando Hugo Chávez le pasó por encima a la Constitución de 1961. El país ha ido en caída libre y seguimos en caída libre. ¿Van a salir más demonios de la Caja? ¿Qué puede ser peor? ¿Más cubanos? ¿Más entrega de nuestra soberanía? ¿Un peor panorama económico? Estamos en manos de los comunistas cubanos y los militares. Y la economía va hacia su estrangulamiento definitivo, así como estamos.

Lo único diferente es que se hacen elecciones al arbitrio de un CNE tramposo, que hasta ahora para lo que han servido es para lavarle la cara a la dictadura del régimen. Y aunque creo que cualquier situación puede ser aun peor, la salida no puede ser no hacer nada. Nuestra propuesta es un torniquete para el desangre con la idea de comenzar a dar el tratamiento. Entonces tienen razón pero van presos. Esa es la razón de la fuerza de los hechos.

Nos pueden “ganar”. Una Constituyente realizada con unas Bases limpias, respetando el principio universal de proporcionalidad de las minorías lo “ganaría” el país. Lo ganarían los venezolanos. En la Constituyente propuesta no hay “ellos” y “nosotros”. “Ellos” y “nosotros” ganaríamos. Aquí no me estoy refiriendo a la claque dirigencial delincuente del chavismo que son minoría. Me estoy refiriendo al país nacional que ha sufrido y sufre de las políticas del régimen, aquellos que una vez votaron rojo y que ahora de una manera pragmática saben que es necesario un cambio en el rumbo del país.

Un país que desea desesperadamente un cambio, una reunificación, pero que no lo deja un discurso permanente de odio y resentimiento por los canales oficiales y la red nacional de medios públicos, “ganará” esa constituyente. “Ellos” en efecto ganarán y ganaremos todos.Tienen razón pero van presos. Esa es la razón de la fuerza de los hechos.

Ha habido 26 Constituciones desde 1811. Es verdad, las ha habido. Y posiblemente hayan más en el futuro. “No somos suizos” decía aquel célebre adeco. La voz cantante de esta expresión la lleva quien no hace elecciones en su partido (el mismo partido que luchó por  el voto directo y secreto para los venezolanos, ¿qué tal?) a pesar de que su militancia se lo pide por los tribunales, pretendiendo desacreditar un proceso profundamente democrático, sin ser demócrata.

Por eso me extraña que los mayores detractores utilicen este argumento vacío. En el siglo XIX los Presidentes cambiaban la Constitución como pañales desechables por quererse quedar en el poder. ¿Se puede contar eso realmente como cambios constitucionales? ¿Porqué en lugar de decir que ha habido X o Y numero de Constituciones, no se hace un estudio de cuáles de ellas cambiaron verdaderamente la estructura institucional del país y trajeron paz a los venezolanos? ¿O si se fue progresando o no en ellas hasta llegar a la de 1999? ¿Por qué ese simplismo? De esa manera quienes dicen que el número es un problema al menos nos darían argumentos más serios y técnicos. De nuevo, tienen razón pero van presos.

Tenemos una “buena” Constitución, pero no se cumple. Nada más cierto, pero en aquello de que no se cumple. De que tengamos “la mejor Constitución del mundo” eso es una mentira goebeliana repetida mil veces y convertida en verdad por el régimen, que hasta la oposición suscribe. ¿Es “bueno” que se haya eliminado el Congreso bicameral y la representación federal de los Estados? ¿Es “bueno” que se haya eliminado el carácter no deliberante y apolítico de las Fuerzas Armadas? ¿Es “bueno” que el Presidente de la Republica decida el solo sobre los ascensos militares? ¿Es “bueno” que haya reelección indefinida del Presidente y demás cargos de elección popular?  ¿Es bueno que el Presidente decida al Vicepresidente y no el pueblo con sus votos? Y así sucesivamente existen un montón de preguntas de expertos que indican que involucionamos constitucionalmente en estabilidad política en relación a la Constitución de 1961. Pero los detractores, que dicen que dejemos eso como está, no entran en esas “pequeñeces”.

Por otro lado quienes afirman que no se cumple, tienen razón también. Una vez llegados al poder quienes son los primeros en pisotear la Constitución son los mismos funcionarios electos. ¿Pero, qué tal si constitucionalmente cerramos la posibilidad que un Juez pueda ser removido, influenciado o presionado por cualquier cosa o por cualquier otro Poder? ¿Por qué no sellamos constitucionalmente la independencia del Poder Judicial? ¡Eso ni de vaina!

De hacerlo, los ciudadanos podríamos tener la posibilidad de concurrir a un tribunal de justicia y pedir que se encierre aquel funcionario que le pase por arriba a la Constitución y tener una alta probabilidad de éxito. Podríamos incluir la famosa Corte Constitucional que incorporaron los colombianos en su Constituyente del año 1991 (ver Doce Ejes y un Destino: 4) Justicia y Seguridad Jurídica http://ticsddhh.blogspot.com/2013/07/doce-ejes-y-un-destino-4-justicia-y.html) para velar por el estricto cumplimiento de la Constitución. Pero eso no lo dicen quienes dan ese argumento banal. Tienen razón pero van presos.

Esos son solo algunos de los argumentos en los que tienen razón aquellos quienes despotrican de la posibilidad de una ANC. Posiblemente discuta algunos otros en siguientes notas. Pero lo lamentable de ellos es que son superficiales y centran sus argumentaciones en retorcidas redacciones y palabras que no se encuentran en el DRAE, sin análisis hechos seriamente y con profundidad.

Si me van a decir que no proponga un cambio al bodrio que hicieron en 1999 entonces defiéndanlo con algo más allá de decir que aquí hubo 26 Constituciones. Hay críticos a los que vale la pena responder por su seriedad y profundidad académica. Pero definitivamente hay otros, cuyos intereses ya dejaron de ser oscuros, a los que afectaría notablemente una iniciativa como una ANC.

Los ciudadanos debemos estar alertas de separar a quienes critican seriamente de quienes lo hacen protegiendo intereses personales o políticos subalternos. A estos últimos, aunque tengan razón, no solamente deberíamos llevarlos presos-con peinilla y jaula incluidas-, sino dejarlos allí botando la llave.

Caracas, 12 de Agosto de 2013

Twitter:@laguana

jueves, 8 de agosto de 2013

País enfermo



Por Luis Manuel Aguana

“No es la Constitución la que está enferma en Venezuela, sino la sociedad”. La frase es del Padre Luis Ugalde (ver Refundación de la Republica en http://www.el-nacional.com/luis_ugalde/Refundacion-Republica_0_241176161.html) argumentando, como ya lo han hecho otras distinguidas personalidades, que Venezuela ha tenido muchas constituciones y ninguna ha resuelto ningún problema.

Refiero la frase porque me quedé con ella por lo de la enfermedad que refiere el artículo del Padre Ugalde y tiendo a estar de acuerdo con que la sociedad venezolana está gravemente enferma. En lo que no nos ponemos de acuerdo todos es en el tratamiento que hay que darle a esa enfermedad. Incluso hay que ponerse de acuerdo primero en la naturaleza misma del mal para poder poner el remedio adecuado.

Decir que en Venezuela ha habido muchas Constituciones y una mas no resolverá el problema es un lugar común simplista. Hay que mirar en detalle porqué las hubo y la naturaleza misma del país que fuimos y que somos para haberlas tenido. A los Estados Unidos le ha bastado con tener una sola Constitución fundamentada en sólidos principios para tener un gran país. Pero hay que ir al fondo de quiénes son ellos y su cultura. A Inglaterra le ha servido no tener Constitución para ser la roca sólida institucional que es dentro del concierto de naciones del planeta.

El problema entonces no es el número de Constituciones. Como pueblo a nosotros nos ha tocado ir en aproximaciones sucesivas para ir madurando institucionalmente. Eso no es malo ni es bueno. Simplemente es. Y si requerimos de media docena más de Constituciones para madurar institucionalmente porque así somos nosotros, bienvenidas sean.

Pero lo que definitivamente no es un llamado Constituyente, es una salida fácil para salir del problema. ¡Es todo lo contrario! Lo fácil es dejar las cosas así y que vayamos de elecciones en elecciones esperando que las cosas se resuelvan solas, con un sistema electoral completamente corrompido y un país invadido sin disparar un tiro.

Sin embargo muchos venezolanos, no estamos todavía de acuerdo en si se debe hacer eso. Y eso me lleva a plantearnos la naturaleza de la enfermedad señalada. Es diferente un tumor benigno que un cáncer. O peor aún, que el médico se equivoque en el tratamiento. El mejor ejemplo de eso fue Chávez yendo al peor sitio del mundo a tratarse la primera vez. De no haber ido a Cuba aun estuviera haciéndonos la vida imposible.

Detengámonos un poco en la enfermedad. ¿Cuál es la enfermedad de la sociedad venezolana? Hay que empezar por allí si planteamos el análisis por esa vía. ¿El liderazgo? ¿Los partidos políticos? ¿La forma de ser del venezolano? ¿El facilismo? Hay que preguntarse porque Venezuela quiso salir de los partidos políticos a finales de los años 90, que hasta incluso lo mejor de la elite intelectual venezolana apoyo el militarismo rampante de un golpista.

Hay analistas que lo miran desde lo económico indicando que una sociedad que vive de un tesoro petrolero encontrado, nunca sacará la cabeza de abajo. Siempre el gobierno será el botín que cobre el que llegue, hasta que el tesoro se le acabe como aquel que dilapida un Kino ganador.

Hay que fijar entonces una hipótesis de enfermedad para ensayar un tratamiento. Si no nos ponemos de acuerdo en la enfermedad, mucho menos en el tratamiento. Entonces desde este blog haré un enunciado hipotético de cuál es la enfermedad. Obviamente muchos estarán en desacuerdo con ese diagnostico. Pero para atreverse a proponer una Constituyente para resolver el problema hay que decir cual es primero la enfermedad que supongo que sufrimos.

Hipótesis: Venezuela vivió 40 años de paz en democracia porque los factores políticos prevalecientes luego de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez hicieron un Pacto para garantizar la gobernabilidad del país dentro del juego democrático. Hubo factores (la izquierda comunista) que no suscribieron ese Pacto e intentaron destruirlo aliándose con fuerzas extranjeras (la Cuba de Fidel Castro) para derrocarlo. No pudieron y se “plegaron” al juego democrático. Algunos lo hicieron de verdad y honestamente. Pero otros lo hicieron con reconcomio, esperando un mejor chance.

Ese Pacto no se remozó ni actualizó. La Constitución de 1961 no se cumplió a cabalidad y los herederos de aquellos firmantes que suscribieron inicialmente el Pacto no hicieron valer su oferta de democratizar al país pensando que ese era su coto privado de caza. Con el campanazo del Caracazo soltaron el proceso de descentralización como un caramelo chucuto, con la cabuya amarrada de los reales, dejando en mengua a las regiones. Se enriquecieron y la sociedad en su conjunto decretó la muerte del Pacto original, clamando por un Rey como las ranas del cuento. Y llegó ese Rey y lo demás es historia.

Pero lo fundamental es que no hubo más Pacto hasta que en 1999 se prometió uno nuevo con una nueva Constitución, apoyada principalmente por el golpista y aquellos factores reconcomiados que vieron en ese momento la venganza esperada de tantos años de oprobio bipartidista, olvidando que ese sistema que estaban enterrando les había garantizado una supervivencia digna como minorías. No se respetó en ese nuevo “Pacto” al 48% del electorado en esa Constituyente, dándole tan solo 6 escaños en esa Asamblea. A partir de ese momento la sociedad estuvo dividida en dos toletes.

Entonces nuestra hipótesis es que a consecuencia de un Pacto incumplido, una mitad del país pisa a la otra con una bandera que ni siquiera es venezolana sino cubana. Porque la manera que halló el golpista para perpetuar esa desgracia a costillas de nuestra economía, fue entregar nuestra soberanía a Cuba sin disparar un tiro. Y esto fue lamentablemente con la ayuda de todos aquellos resentidos que apoyaron invadir nuestro país durante los años 60’s y que esperaban otra oportunidad para hacerlo de nuevo.

Ahora bien, para volver a unir esas partes se requiere de otro Pacto, encontrarnos de nuevo, convocando al depositario de la soberanía y eso solo se puede hacer a través de una ANC. Decidir si eso que hizo Hugo Chávez es o no es lo que queremos como país. Y muchos estamos seguros que eso que llaman “Socialismo” NO ES lo que quiere el SOBERANO y es por eso el terror de convocarlo.

Una nueva Constitución no es más que el subproducto de ese Pacto Social que dice como éste se materializa en la práctica, pero no sustituye a la reconciliación que solo se logra en el acuerdo y en la visión de futuro del país que todos queremos y que se refleja en esos Constituyentes electos de una manera limpia.

Si se hace bajo el manto del reconcomio, el resentimiento y la trampa electoral, con unas Bases de Convocatoria amañadas “para ganar” como en 1999, cualquier Constitución que salga de allí NO SERVIRA PARA NADA y viviremos tan inestables como cualquier país africano, porque la verdadera enfermedad es el odio artificial impuesto, irresponsable y criminalmente, de una parte del país hacia la otra. Entonces el remedio será peor que la enfermedad.

Caracas, 8 de Agosto de 2013

Twitter:@laguana