martes, 22 de octubre de 2013

Votar o no votar, he aquí la cuestión


Por Luis Manuel Aguana

“Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Qué es más elevado para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas?”. En eso se debatía el Príncipe Hamlet en el Acto tercero, Escena primera de la obra de William Shakespeare. Así nos debatimos los venezolanos en un predicamento similar que podría resumirse al estilo del inmortal autor: “Votar o no votar, he aquí la cuestión. ¿Qué es más elevado para la democracia, sufrir los golpes y dardos del insultante fraude o tomar armas contra el piélago de calamidades y haciéndoles frente, no convalidarlo con nuestro voto?”

El lunes 21 de octubre discutimos el tema de de las elecciones del 8D en el Foro de la Cátedra Pío Tamayo de la UCV, “El comportamiento del sistema electoral el 8D-13, ¿Otra edición del mismo fraude-trampa?”, invitados por el Prof. Agustin Blanco Muñoz, los ponentes Marisol Sarria, Guillermo Salas, Alberto Zambrano y este bloguero (ver http://historiactual.blogspot.com/2013/10/cpt-el-comportamiento-del-sistema.html?spref=tw) . Y como siempre, la pregunta obligada salto al ruedo al final: estamos o no estamos de acuerdo con la abstención el 8D habida cuenta que ya los técnicos estamos convencidos que no ha dejado de haber fraude electoral desde el Referéndum Revocatorio del 2004.

Dado lo extenso de las exposiciones de todos los ponentes, justificadas por lo demás por lo complejo de este tema, no hubo espacio de tiempo para responder adecuadamente esa pregunta directa manifestada principalmente por mi estimado amigo el Dr. Alfredo García Deffendini, abierto defensor de la abstención como protesta, no solo al fraude electoral sino a la conchupancia entre el régimen y la oposición formal para seguir en el juego perverso de la continuidad que no permite entrar en una nueva fase en la lucha por la democracia.

Difícil cuestión esta, como la de Hamlet. Por mi parte no quiero dejar de responder esa pregunta porque considero que es vital para lo que nos viene como destino político. Y la respuesta es: depende.

¿Depende de qué? sería la inmediata repregunta. Pues depende de nosotros. Veamos por qué.

En el año 2002 los venezolanos nos crecimos hasta el punto de tumbar en las calles a un Presidente en ejercicio. Y cuando digo “tumbar” me estoy refiriendo a que la sociedad civil fue el principal ingrediente en la manifestación concreta de su posición en relación a las ejecutorias de un Presidente que había por primera vez expresado abiertamente su desprecio total por la Constitución y por todo lo que nosotros considerábamos sagrado. Y salimos a las calles a manifestar esa postura.

Luego, ante la reacción violenta del régimen y sus matones, los militares, como era su deber, le quitaron el sustento al responsable y lo defenestraron. Eso no lo hicieron los civiles, lo hicieron los militares. Los civiles pusieron su sangre en las calles, sangre que aun están derramando los Comisarios y los Policías a quienes el régimen responsabilizó e hizo presos en abierto irrespeto a sus Derechos Humanos. El resto es historia.

A partir de ese instante la sociedad en su conjunto se organizó en un sinfín de organizaciones civiles que dieron una lucha incansable por revocar al responsable de la masacre del 11A-2002 de la Presidencia de la República. No hubiese sido posible llegar al Referéndum Revocatorio sin esa organización de la sociedad civil.

Ante el fraude consumado por el régimen en agosto de 2004, muchas de esas organizaciones desaparecieron o minimizaron su actuación. No en balde Elena Granell dice en su estudio que el venezolano es un personaje de operativos y le es muy difícil mantener una persistencia organizada y continua para conseguir un objetivo (1).

Han pasado casi 10 años del Revocatorio y aquellas organizaciones de la sociedad civil que hicieron posible llevar al régimen a ese Referéndum Revocatorio son mínimas e inexistentes. Lo que hay es una masa informe sin liderazgo que lo único que tienen al frente es a un “líder” que insiste en seguirle el juego electoral al gobierno, aun después de haber cantado fraude en unas elecciones que no supo defender.

Los partidos políticos se adueñaron del patio opositor, que antes no tuvieron alternativa de compartir con una poderosa sociedad civil organizada en ONG’s que tenían el poder de convocatoria de la calle y a las cuales tenían que escuchar a regañadientes. Sin embargo esa sociedad civil en sus bases esta corregida y aumentada. Diez años no pasan en balde. Lo que le falta es la reconstrucción de su liderazgo en torno a una estrategia común en relación a qué hacer con este régimen.

No se equivoquen. No estoy diciendo que los partidos no participen. Pero solo aquellos que demuestren con hechos que no colaboran con el régimen. Lo que no se puede hacer es trazar estrategias sin un liderazgo fuerte que represente a la sociedad civil y que antes estaba representada en todos aquellos que logramos recoger más de 3 millones de firmas para revocar al Presidente.

Ahora bien, a la pregunta de “¿llamarías a la abstención?”, la respuesta es: depende si este llamado forma parte de una estrategia consolidada entre todos los opositores reales, organizados entre sociedad civil y partidos no colaboracionistas del régimen para responder a la pregunta de qué hacer después que nadie vaya a votar. Lo que sucedió el 2005 fue un rotundo éxito como hito histórico. Y lo que pasó después fue que nadie cosechó lo que significó eso y quedo como un hecho aislado que se nos devolvió amargamente. Si se ha de llamar a la abstención es porque organizadamente sabemos lo que vamos a hacer después de que tengamos éxito.

Y ese llamado debe encarnarlo una supra organización de la sociedad civil que en este momento es inexistente por todos los factores antes mencionados. La primera tarea que debe acometer la oposición, no la de partidos políticos, sino la de la gente que desee salir de este régimen castrador de libertades es ORGANIZARSE de nuevo. Tenemos esa memoria porque lo hicimos ya en el pasado. Muchos líderes de esas organizaciones civiles lamentablemente fallecieron o se exilaron. Otros sencillamente se empantuflaron. Hay que retomar el empuje que existía y organizarse en consecuencia.

Los partidos colaboracionistas le tienen pánico a la abstención, y mucho más a una abstención realizada de una manera organizada. Les recuerdo que una cosa es abstenerse en democracia y otra muy diferente en dictadura. Les invito a leer mi última nota del año 2012 “Abstencionismo en tiempos de dictadura” (ver en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html). El significado internacional de la abstención en dictadura es el de la protesta cívica. Es por eso que precisamente le temen a caracterizar como corresponde al régimen que nos desgobierna.

Sin embargo, sin organizarnos antes, llamar a la abstención sería como en el pasado: peor que la enfermedad, aun cuando con esta le hagamos un llamado firme a la intervención de aquellos que tienen la responsabilidad de hacer respetar con las armas la Constitución. Y aún en ese caso deberíamos estar todavía más organizados y asi mi respuesta sería como la del Hamlet de Shakespeare: Morir..., dormir; no más…

Caracas, 22 de Octubre de 2013

Twitter:@laguana

(1) Granell, Garaway, Malpica,  Éxito Gerencial y Cultura, Retos y Oportunidades en Venezuela, Ediciones IESA 1997, Pags. 102 y sigs., Caracas

viernes, 18 de octubre de 2013

No tienen el software



Por Luis Manuel Aguana

Decir en esta época que no cuentas con una pieza de programación en tu computadora es una frase común que se entiende a la perfección. Sin embargo hubo una época en que eso no era así. El “software”, a diferencia del “hardware” de la maquina es lo modificable, lo que se puede cambiar, la inteligencia, lo que pone a la máquina a funcionar para alguna función en particular. Puedes tener la mejor maquina del mundo pero si no tienes el “software” apropiado, la maquina dará tumbos y será una chatarra tecnológica.

Eso lo aprendimos los viejos especialistas informáticos hace décadas pero ahora la frase es del común dado lo fuerte de la penetración de la tecnología de la información en la vida cotidiana. Pero vale la pena recordar que eso tiene también algunas implicaciones que son interesantes traer a colación.

Leer el símil de Heinz Dieterich donde apuntaba “Que Maduro y Cabello ahora traten de realizar la tarea que el Comandante Chávez siempre evitó, es poco probable. No tienen la estatura de Chávez, ni la voluntad, ni la ciencia para hacerlo. Tienen los dólares, los tanques, los medios y la mayoría del parlamento, para vencer a la oligarquía. Pero, no tienen el software. ¿Habrá alguna fracción del Bolivarianismo que podrá suplirlo?” (El Diario de Caracas - Demoledor análisis de Dieterich sobre el gobierno de Maduro
http://diariodecaracas.com/politica/dieterich-solo-cambio-radical-salvara-al-gobierno-venezolano) me hizo recordar mi buena época de especialista de campo en tecnología.

En aquellos tiempos no había Internet ni ninguna ayuda que no fuera un manual, un teléfono para contactar a quien supiera algo y mucha vocación de servicio. Por más entrenamiento y capacitación siempre había algo que pasaba que requería del auxilio de alguien con mayor experiencia. La gente de soporte técnico siempre debíamos estar a la vanguardia. Imagínense si eso debía ser así que de ello podía depender la operación crítica de algún proceso o servicio de alguna corporación. Cuando veo lo sucedido en Refinería en Amuay por esta administración de PDVSA, entiendo porqué explotó con un saldo trágico de vidas humanas. Es por eso MUY IMPORTANTE tener el “software”. Y como acota Dieterich, no lo tienen.

Sin embargo, es necesario tener el “software” pero NO SUFICIENTE. Te lo puedes “piratear” como ya han hecho muchas veces las fracciones que menciona Dieterich, sino que además debes conocer como configurarlo, operar y además saber qué hacer cuando las cosas no funcionan como deben. Y en algunos casos intervenirlo para lograr que el mecanismo sobre el cual corre dé lo máximo de su capacidad. Eso requiere experticia técnica y mucha paciencia, cosa de la cual carece el régimen comenzando por quien lo conduce, cual autobús perdido.

Sin embargo Dieterich en su explicación no precisó si el software al que se refería sería operativo o de aplicación. Muy importante diferencia. Para los legos, el software operativo se refiere a aquel que hace funcionar físicamente al equipo, como por ejemplo el controlador de tu impresora, tu manejador de comunicaciones o el sistema operativo mismo. Si la cosa es así, sería más grave de lo que explicó porque “los dólares, los tanques, los medios y la mayoría del parlamento” funcionarían de manera errática o no funcionarían. Al juzgar por lo que hemos visto podría ser que se refiera a que les falta ese “software” porque definitivamente todo lo mencionado NO FUNCIONA para beneficio de los venezolanos.

Pero supongamos que lo que no tienen es lo que insinúa este teórico del “chavismo” (solo por identificar la tendencia de alguna manera, porque su principal representante falleció), y es la INTELIGENCIA, la aplicación principal que maneje todas esas partes de la maquinaría- el “hardware”-, para tener éxito en su gestión. Es decir, no tienen el “software” que maneje “los dólares, los tanques, los medios y la mayoría del parlamento”. ¡Naguará!, como dicen en Barquisimeto! ¡Sólo imagínense un banco al que no le funcione el sistema de cuentas de ahorro y cuentas corrientes! ¡Tendría que cerrar!

Entonces caemos en lo que intuitivamente ya hemos notado todos los venezolanos, sin mayores análisis: el “chavismo” nunca ha sabido cómo manejar la cosa pública más allá de robarse los reales de todos los venezolanos. No solo no les funciona el “software”, lo peor es que no saben cómo hacerlo funcionar!

Ante la pregunta: “¿Habrá alguna fracción del Bolivarianismo que podrá suplirlo?”, inmediatamente surge otra, ¿Y es que existió alguna fracción del Bolivarianismo que alguna vez lo hiciera? Este gobierno ha sido persistentemente el principal enemigo de la inteligencia. Todo lo que de alguna manera oliera a conocimiento, experticia técnica, “know-how”, experiencia acumulada, fue automáticamente desechado, enterrado o perseguido. Lo principal siempre fue el arrodillamiento al proceso “chavista”. Y entonces, ¿no es algo tarde para preguntarse por el “software” que maneje no solo ese “hardware” sino hasta la más mínima pieza de la administración pública?

Todas las empresas del Estado que requieren de experticia técnica están sin “software”. Solo algunos ejemplos: PDVSA, CORPOELEC, C.A. Metro de Caracas y todos los sistemas de Metro y ferrocarriles del país, CANTV, CNE. Este último caso es especial porque si tiene un “software”, pero cubano y malicioso que le asigna los votos al régimen.

Al faltar la inteligencia y desecharse el “software” apropiado para manejar la maquinaria del Estado, el régimen esta reventando el “hardware” del país. En el caso de “los dólares” están reventando la economía pero en el caso de “los tanques”, están reventando la estructura de las Fuerzas Armadas. Y ni se diga de lo que han hecho con la industria petrolera.

La conducción acertada del país pasa por tener la inteligencia para hacerlo. El gobierno ha rotado desde hace años a los mismos jugadores para las diferentes posiciones. De hecho, está agotado desde hace muchísimo tiempo en el departamento de la producción de “software” con lo cual esa pregunta del teórico de la revolución difícilmente tenga alguna respuesta positiva. Cabe entonces esperar que se profundice aun más la destrucción sistemática en todos los órdenes de la vida nacional. Al país le urge a la brevedad un nuevo “software” antes de que terminen de destruir la maquinaria sobre el cual correrlo…

Caracas, 18 de Octubre de 2013

Twitter:@laguana