lunes, 18 de noviembre de 2013

La hora de las definiciones



Por Luis Manuel Aguana

¿A quién se le ocurrió esa cuña que unas elecciones municipales pueden cambiar la realidad general del país? “Vota para que vuelvan la leche, la arepa y el cemento”. Si esa es la campaña entonces es la peor manera de pedirle a la gente que vaya a votar, entre otras razones porque los venezolanos no somos estúpidos, sabemos cuál es el problema de fondo con el que estamos lidiando aquí y que es a lo que le ha huido la oposición desde que Chávez se declaró comunista: NOS QUIEREN IMPONER UN SISTEMA QUE NOSOTROS REPUDIAMOS. Una minoría se ha adueñado del poder y está empecinada en el cambio de nuestro sistema de vida CAPITALISTA a uno COMUNISTA. Ese es el fondo del problema.

Por si aun no se han enterado, el sistema cuyo eje fundamental es el Estado de Derecho, la independencia de los Poderes Públicos, la libertad de expresión y de conciencia, es solo un recuerdo escrito en nuestras leyes que no se cumplen y ya no existe en Venezuela. Y en el supuesto negado que “ganáramos” esas elecciones municipales, ¿eso cambiaría que el Ilegitimo vaya a imponer el Estado Comunista, que Chávez le dejo como tarea, a través de esa Ley Habilitante? ¿Eso cambiaría en algo la vocación delincuente de quienes nos desgobiernan? Hay que aterrizar esa perspectiva.

Esos “espacios” que la oposición formal dice defender y que se darán en escasa manera después del 8D se convertirán en sal y agua luego de la profundización del modelo comunista del régimen, para lo cual es indispensable y urgente que ya todos comencemos a afrontar lo que viene con lo que cada cual tenga. Esta gente no está en el juego electoralista de la oposición, viene a imponer el modelo comunista de los Castro. ¿Hasta cuándo va a durar el seguir tratando como gobierno lo que es una DICTADURA COMUNISTA en el sentido clásico de la palabra?

Todo lo que conocemos como instituciones de la democracia han sido violentados a los ojos de todos los venezolanos. La descarada compra de un diputado para lograr una mayoría en la Asamblea Nacional para la aprobación de una Ley Habilitante no ha sido sino la mera formalidad de algo que han realizado a lo Vito Corleone, comenzando por el allanamiento de la inmunidad de una Diputada en un TSJ delincuente. Si la oposición pensaba que no lo terminarían haciendo porque no conseguirían a su Diputado 99, los enterraran a todos en urnas blancas. Si no lo lograban de esa manera, hubieran quemado el Hemiciclo y todo el local del antiguo Congreso, como se hizo una vez con el Reichstag y les echarían la culpa a ellos. Esta gente no está jugando.

¿Hasta cuando nuestra oposición va a seguir ignorando lo que es un hecho a los ojos de todos los venezolanos? No puede ser que solo algunos insistamos en esta situación. Llego la hora de las definiciones. Mientras más tiempo tardemos los venezolanos en definir el juego que se está jugando con los invasores y sus títeres, más tardaremos en hallar la mejor manera de combatirlos, eso sin decir el tiempo que duraremos para sacarlos.

Estoy seguro que ya muchos líderes de lo que he llamado la oposición “formal” han llegado a esa conclusión pero insisten en el juego electoralista del 8D. Tienen entonces tres semanas para cambiar de estrategia porque a partir del 8D el escenario con el régimen es otro. Si existe algún liderazgo que aun crea de buena fe que esto es electoral tienen igualmente tres semanas para desengañarse. Llegó el tiempo en que se separen de esa oposición y dejen de una vez de seguir caracterizando este sistema como una democracia donde las diferencias se dirimen con votos, sino como una dictadura comunista a la que hay que combatir con las herramientas que existen para ello, organizando lo que haya que organizar para hacerle un frente común.

He estado en desacuerdo-y perdonen la primera persona-, con esa oposición que se ha subrogado al juego electoral del régimen. Pero la situación del país ya amerita la unión en causa común de todos aquellos factores que al fin se convenzan en una posición de lucha común y un viraje de 180 grados en lo que se ha venido haciendo hasta ahora. Las decisiones que ha tomado el régimen desde el mismo 9N apuntan a la destrucción abierta, ya no del aparato productivo, en lo que han tenido muchísimo éxito en los últimos años, sino en la actividad comercial y la propiedad de las mercancías y bienes.

La destrucción de cadenas enteras de distribución de bienes es solo el comienzo. Ya es innegable que para enero no existirá reposición de inventarios porque precisamente el objetivo es ahuyentar la manera de hacer negocios en Venezuela. Para nadie es un secreto el desvío de mercancía que venía hacia nuestro país previendo un posible nuevo atraco del régimen. Los venezolanos tienen urgencia de ver que la oposición, vista en toda su magnitud y no segmentada, está comenzando una lucha anticomunista unida, que le haga un frente común al régimen. Llegó la hora de las definiciones.

Hacerle una lucha democrática a lo que viene pasa por entender mejor al enemigo. En los años 60’s las cosas se veían más claras. Había dos bloques mundiales en conflicto y la lucha era frontal. Venezuela ganó esa lucha porque contaba con un tejido democrático fuerte, no subrogado a la corrupción y al narcotráfico. Ahora el comunismo internacional ha transmutado. Se han unido y establecen políticas conjuntas en algo que llaman Foro de Sao Paulo, que ha logrado que las FARC se pongan el disfraz de ovejas y vayan democráticamente a unas elecciones automatizadas en Colombia y con la ayuda del gobierno, negociando ¡en Cuba! con los delincuentes. Las cosas son distintas ahora.

Los demócratas latinoamericanos debemos cambiar drásticamente la manera de luchar por la democracia. La lucha tiene que ser más inteligente y unir todos los esfuerzos para esa causa. Pero eso pasa por las definiciones. Que la oposición defienda el carácter capitalista de nuestra economía. Obligarlos a que ellos se definan como comunistas y no como “chavistas” o “socialistas”. Entrar en esa lucha ideológica que le enseñe a los venezolanos que el régimen les miente al arrasar con los comercios en una clara jugarreta electoral que lo que traerá es miseria y desempleo.

Ya es hora que los venezolanos sepan que el gobierno ofrece comunismo, no la imagen de un muerto que siempre los engañó. La guerra pasa por desenmascararlos, dejando claro que el venezolano no ha sido ni nunca será comunista. Y así como en los años 60’s Venezuela le dio lecciones al continente de cómo se lucha y se vence a los comunistas, de igual manera lo haremos en el Siglo XXI. Llegó la hora de las definiciones.

Caracas, 18 de Noviembre de 2013

Twitter:@laguana

martes, 12 de noviembre de 2013

La trampa del Voto Electrónico: De Escrutinios Manuales a Escrutinios Automatizados

Por Luis Manuel Aguana

Latinoamérica está cayendo en la trampa del llamado “voto electrónico”. Si conceptualizamos como “voto electrónico” el reemplazo de la manera en que la voluntad del elector, comúnmente denominada “voto”, entra a un sistema electoral automatizado, pasando de una forma “manual” a una “computarizada” entonces estamos en presencia de un cambio en el concepto de escrutinio, lo cual implica que serán las máquinas quienes elegirán a nuestros gobernantes, no nosotros. Entonces el problema en realidad no es el “voto”, es el escrutinio. Veamos esto en detalle.

Los tecnócratas les han vendido a los políticos, que en su generalidad no son técnicos en la materia, que colocando un elemento electrónico de captura de la voluntad del elector en la mesa electoral se logrará agilidad y precisión en los resultados de los procesos electorales. Eso es una verdad a medias y muy interesada.

La aplicación de los sistemas automatizados a los procesos electorales conllevan un elemento que no posee ningún otro proceso al cual se le pueda aplicar la tecnología de la información: la transparencia. ¿Cómo poder estar seguros que no hubo trampa y que se respetó la voluntad del elector en un proceso tan vital como el electoral? La única manera que se puede hacer eso, es en el origen mismo de todo proceso: el “voto” del elector.

La manera que habíamos tenido todos los países que realizábamos elecciones para elegir gobernantes era la presencia de los testigos de los factores políticos en disputa en las Mesas electorales, que contaban a viva voz y a simple vista el “voto” o voluntad del elector, expresada en una papeleta o boleta electoral al cierre del proceso. Esos testigos ATESTIGUABAN, valga la redundancia, que los votos se correspondían con la voluntad expresada por los electores, dejando plasmada en un Acta esa certeza.

¿Qué le están vendiendo las empresas  que se dedican a la automatización electoral a los organismos electorales del continente? Que sean las máquinas quienes establezcan una certeza que es imposible que ningún mecanismo automatizado pueda dar, trastocando el significado mismo y formal de la palabra “escrutinio”.

Del Diccionario de la Real Academia Española-DRAE: Escrutinio: (Del lat. scrutinĭum). 1. m. Examen y averiguación exacta y diligente que se hace de algo para formar juicio de ello. 2. m. Reconocimiento y cómputo de los votos en las elecciones o en otro acto análogo. Por otro lado, del mismo diccionario: Escrutar. (Del lat. scrutāre).1. tr. Indagar, examinar cuidadosamente, explorar. 2. tr. Reconocer y computar los votos que para elecciones u otros actos análogos se han dado secretamente por medio de bolas, papeletas o en otra forma.

Véase que en ambas palabras derivadas, constituye un total contrasentido la existencia de un “escrutinio automatizado” dado que el único que puede hacer “examen y averiguación exacta y diligente” de algo para formarse un juicio de ello es el ser humano. Asimismo, el acto de “escrutar” es “indagar” y “examinar cuidadosamente”, cosa que solo está reservada igualmente a las personas. Podemos contar los votos con máquinas pero escrutarlos solo lo puede realizar un ser humano.

Al dejar que sea una máquina la que realice el “escrutinio electrónico”, como se está llevando a cabo en Venezuela desde el año 2004 y se está planteando próximamente en Colombia a partir del próximo año, se abre una peligrosísima Caja de Pandora, ya que se estaría cercenando el derecho de los testigos a “escrutar” si los votos en realidad se corresponden con la voluntad del elector, atestiguando desde el origen del dato su verdadera validez.

La diferencia fundamental radica aquí en que un “voto electrónico” es un dato que no ha sido escrutado por un ser humano y entra al sistema sin transparencia. En cambio, un voto escrutado por un ser humano con todas las garantías, se transforma luego de eso en un dato que entra a un sistema electoral automatizado. Desde el punto de vista de la transparencia hay una diferencia abismal entre ambos esquemas.

Al estar en el dominio electrónico sin ser escrutado por un ser humano, el “voto electrónico”, que es en el fondo la voluntad popular, puede ser transformado, tergiversado, mutado a los intereses de cualquier factor de poder. Sin importar quien diga lo contrario, cualquier programa computarizado puede ser alterado para producir los resultados deseados. Pueden ver un ejemplo de esto en una demostración de seguridad de una máquina de votación realizado en la Universidad de Princeton (ver  Security Demonstration http://www.youtube.com/watch?v=FGw8BAkdpBI).

La tecnología puede permitir por diversas maneras y medios que el programa que debiera contar los votos sea uno completamente diferente, dándose así resultados igualmente distintos. Un programa malicioso que se introduzca en la maquina puede tergiversar los resultados.  En cambio, si los seres humanos intervienen ANTES de que el dato sea introducido al sistema, atestiguando su validez, cualquier sistema automatizado de tratamiento y transmisión puede ser utilizado para coadyuvar a la rapidez y exactitud del proceso, constatándose si fueron o no variados los datos a lo largo de la cadena. Y es allí donde la tecnología tiene su verdadera aplicación en un proceso como este, como auxiliar tecnológico para la gran suma y resultados finales.

El meollo de la trampa electoral del llamado “voto electrónico” no es que se usen computadoras o transmisión electrónica para el proceso electoral, sino que las leyes hayan eliminado el escrutinio manual que es el único que puede dar fe a todo el mundo que la población votó de una manera u otra (“Ley Orgánica de Procesos Electorales, Artículo 141: El acto de escrutinio deberá ser automatizado y excepcionalmente manual, cuando así lo determine el Consejo Nacional Electoral.).

He aquí el verdadero problema que está enfrentando el continente con el cambio en los sistemas de contar votos. Lo que en el fondo se debe exigir son ESCRUTINIOS MANUALES. Todo está en el modelo tecnológico que se utilice para sistematizar los votos. Si el “voto electrónico” no es más que un dato escrutado, este será un avance para nuestros países. De lo contrario no es más que una trampa violadora del Derecho Humano de Elecciones Auténticas, como la que estamos sufriendo los venezolanos.

Caracas, 12 de Noviembre de 2013

Twitter:@laguana