jueves, 19 de abril de 2018

Inmolación política

Por Luis Manuel Aguana

En mi pasada nota (ver Enjuiciemos nosotros a Maduro, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/04/enjuiciemos-nosotros-maduro.html) hice mención que en lo personal no creía que los ciudadanos diputados de la Asamblea Nacional se inmolaran para aprobar el enjuiciamiento de Nicolás Maduro. Me atreví a utilizar el término “inmolar” en su 3ra acepción (DRAE, 3. Prnl. Dar la vida, la hacienda, el reposo, etc., en provecho u honor de alguien o algo) porque creí –y aun creo- que todavía no se han inmolado porque este capítulo no está cerrado para la Asamblea Nacional.

Efectivamente votaron a favor del enjuiciamiento, pero serán ellos los que al final del camino deberían designar un gobierno de transición luego que el TSJ legítimo determine una sentencia definitiva en contra del presunto delincuente que desgobierna Venezuela. ¿Darán finalmente estos diputados la vida, la hacienda, el reposo, etc., en honor de salir del desgobierno de Maduro? Insisto, si no lo hicieron el 17J, algunos venezolanos tenemos dudas razonables de que lo hagan en un futuro previsible. Sin embargo, como dice el dicho: por sus obras los conoceréis. Este fue un buen comienzo para ese duro camino que no termina con esa votación sino que precisamente comienza con ella.

Algunos amigos me han reclamado la poca fe que manifesté en los diputados de la Asamblea Nacional y que en cierta medida les debía una nota en descargo por la actitud de haber asistido en forma masiva a votar a favor del antejuicio en la Asamblea Nacional. No tengo problemas en aceptar la validez de ese reclamo pero aun no me siento satisfecho porque a ese hecho le falta mucho para cubrir todos los pendientes y las expectativas de una población que depositó toda su esperanza en una Asamblea Nacional votada de manera masiva en diciembre de 2015 (con diputados completamente desconocidos electos por tsunami de votos), para lograr una solución del problema político del país desde el 5 de enero de 2016.

A una distancia de más de dos años, decenas muertes y una hiperinflación que ha arruinado a los venezolanos, el país nacional hubiera tirado la toalla de forma definitiva con los partidos y dirigentes políticos que han manejado los destinos opositores si no hubieran hecho lo que todo el mundo esperaba de ellos. Ningún diputado hubiera podido almorzar tranquilo en la más mínima taguara del país de no haberse producido esa votación aprobando el antejuicio de Maduro.

Y como mi duda era -y todavía sigue siendo- razonable, por eso les propuse una salida honorable con una Consulta Popular, por la cual la Alianza Nacional Constituyente-ANCO todavía apuesta como solución integral al problema político del país, como de nuevo se lo hicimos saber oficialmente a la Asamblea Nacional y a todos los venezolanos (ver Carta a la Asamblea Nacional 16-04-2018: Solicitud de Convocatoria a un Referéndum Consultivo, en http://ancoficial.blogspot.com/2018/04/carta-la-asamblea-nacional-16-04-2018.html y ANCO-Nota de Prensa 19 de abril: Agenda Alternativa para Venezuela, en http://ancoficial.blogspot.com/2018/04/anco-nota-de-prensa-19-de-abril-agenda.html).

Aun así, no dejo de tener esperanzas. La inmolación política todavía puede ser una solución, si los ciudadanos diputados, no pensando en su destino y ambiciones personales –por lo demás completamente válidas- , sino en el destino de este país, terminan lo que comenzaron con esa votación mayoritaria del 17 de abril. Esto es, cumplir con la sentencia previsible que el TSJ legítimo dicte condenando a Nicolás Maduro Moros, y nombrando un gobierno de transición a pesar de todas las amenazas en contra de su integridad personal.

Eso es lo que pido, es lo que exijo como venezolano. Comenzaron el 5 de julio de 2017 convocando a una Consulta Popular el 16 de Julio de 2017 y al tener masivamente el respaldo popular el 17J, no cumplieron lo que el soberano les ordenó. Mataron al tigre y le tuvieron miedo al cuero. En esta oportunidad exijo que sea diferente y no pase que luego de haber autorizado el proceso de enjuiciamiento al presunto delincuente de Miraflores se crean que el problema termino allí. Tendrán que asumir con nosotros el compromiso de terminarlo.

Se aplica el término “inmolación política” a un dirigente político “…con ideales nacionalistas exacerbados incrementados por el apoyo popular. Luchador idealista que intentará imponer sus ideales y pondrá en riesgo su salud, a corto o mediano plazo debido a su profunda dedicación. Una minoría de seguidores de este líder político notarán la pérdida de facultades físicas, pero el grado de convencimiento que transmite este líder será de tal magnitud que a muchos no les permitirá ver la realidad por el fanatismo que ha logrado cultivar en ellos; todo lo contrario, será visto como un dios debido a las comparaciones que realizará a lo largo de su trayectoria …” (ver Wikipedia, Inmolación Política, en https://es.wikipedia.org/wiki/Inmolaci%C3%B3n).

Los venezolanos esperamos, más aun, necesitamos, que los diputados de esa Asamblea Nacional sean de esa catadura descrita, capaces de inmolarse políticamente por el país. A pesar de todas las contradicciones de nuestros diputados hay que reconocer que dieron conjuntamente un paso muy importante y en la dirección correcta para comenzar a resolver el problema político de Venezuela, pero hace falta todavía muchísimo más. Cuando Venezuela eligió el 6 de Diciembre de 2015 a esos representantes puso en ellos una confianza que, de acuerdo a los hechos de estos dos últimos años, algunos todavía no han internalizado de manera apropiada, al punto de no haberse percatado de la inmensa responsabilidad de lo que esa representación conlleva en esta hora menguada y oscura de Venezuela.

La responsabilidad oficial que ellos tienen de ser representantes de la legítima soberanía popular va a ser puesta a prueba duramente muy pronto, al punto que les será exigido “Dar la vida, la hacienda, el reposo, etc., en provecho u honor” de Venezuela. Ojalá que hagan honor a la historia que el Congreso de Venezuela ha tenido en otras épocas igualmente convulsas de nuestro país, como cuando Fermín Toro no se dejó someter por el gobierno siendo Diputado en 1848. Esa es la catadura que Venezuela necesita ahora de sus diputados. Si no la tienen, la Patria duramente se los demandará…

Caracas, 19 de Abril de 2018

Twitter:@laguana

lunes, 16 de abril de 2018

Enjuiciemos nosotros a Maduro

Por Luis Manuel Aguana

Los ojos del mundo están de nuevo sobre la Asamblea Nacional de Venezuela a la espera de su decisión en relación a la solicitud del enjuiciamiento de Nicolás Maduro Moros realizada por el TSJ que ellos mismos nombraron.

Tengo la misma inquietud de todo el mundo porque tengo la desagradable impresión que si los diputados no actuaron como lo esperaba el pueblo de Venezuela el 16J, luego de la fulminante votación y mandato a quienes nos representan, entonces ¿cómo podríamos esperar que fuera diferente en esta ocasión?

Sin embargo, las cosas son diferentes ahora. En este momento y particularmente después del 30 de julio de 2017, cuando el régimen ignorando la decisión del pueblo de rechazar una Constituyente no nacida de la soberanía popular el 16J, se montó sobre la Asamblea Nacional cercenando sus atribuciones constitucionales, y convirtiendo a los diputados electos legítimamente por el pueblo el 6 de diciembre de 2015, en barajitas desechables a las que persigue a su antojo.

Por más que la Asamblea Nacional se haya tratado de imponer sobre el mamotreto electo por Nicolás Maduro el 30 de Julio de 2017, prácticamente el Poder Legislativo del país ha sido anulado por el super poder de la Asamblea Constituyente de Maduro conducida por Delcy Rodríguez. Y aunque la Asamblea Nacional formalmente existe, en la práctica es una entelequia en vías de extinción definitiva por parte de la dictadura, aguardando su sentencia de muerte en un calabozo. Esa sentencia se hará efectiva cuando esa Constituyente inconstitucional imponga su desaparición con una nueva Constitución que se está terminando de cocinar en Cuba.

De modo que los diputados no están en la misma disyuntiva del 17J-2017 cuando el día anterior tenían el respaldo pleno del pueblo de Venezuela en una Consulta Popular. No. Ahora son prisioneros de un régimen que los amenaza abiertamente, con lo cual tomar una decisión a favor de enjuiciar la cabeza de todo este tinglado delincuencial tiene una connotación diferente que cuando pudieron hacer algo con el respaldo político más grande que se haya tenido en Venezuela.

En lo personal no creo que se inmolen y más abajo les explicaré porqué. Ya comenzó la controversia legal acerca de cuantos diputados son necesarios para autorizar el enjuiciamiento de Maduro. Algunos dicen que se requieren los 2/3 de los miembros como lo indica el Art. 110 de la Ley del TSJ, y otros dicen que no porque la Constitución, la ley superior, no lo indica. No entraré en esa discusión legal que al final es política. Si la Asamblea decide autorizar el enjuiciamiento de Maduro no será porque los pare eso. Lo legal siempre ha entrado después de lo político e invariablemente habrá una justificación legal que acompañe esa decisión.

Pero hay un aspecto por el que pocos se pasean. ¿Está esa Asamblea Nacional en condiciones para tomar esa decisión? Yo creo que no. Es como si se le pidiera a un preso o secuestrado que tomara una decisión en contra de su carcelero o secuestrador. ¿Podrá hacerlo libre de conciencia a sabiendas que puede ser torturado o perseguido por su secuestrador si no vota conforme a sus deseos? Esto sin contar con aquellos que son comprados por el secuestrador y que no cuento porque espero que sean casos aislados (recuerden que me enterraran en urna blanca).

La situación de los partidos opositores en la Asamblea Nacional no es tampoco la más prometedora. Muchos diputados se han apartado de sus partidos y formado nuevas fracciones políticas, una de ellas justamente en ocasión de lo ocurrido el 16 de julio de 2017. El caso reciente de la división del partido UNT con la nueva fracción parlamentaria denominada Prociudadanos es otro ejemplo de la atomización opositora en la Asamblea Nacional. El conglomerado actual de los diputados opositores no muestra por ningún lado esa unidad de diciembre de 2015, y por supuesto diferentes intereses. Muchos de ellos apoyan ir a elecciones con el gobierno el 20 de Mayo y es posible que ni siquiera les convenga, ni a ellos ni a sus partidos, el enjuiciamiento de Nicolás Maduro.

En tal sentido, si estamos hablando de una decisión que compromete el futuro de todos los venezolanos, ¿no deberíamos nosotros tomar esa decisión? ¿No debería la Asamblea Nacional, conociendo la situación política en la que se encuentra, apartarse y dejar que los venezolanos decidamos que hacer con Nicolás Maduro Moros en una Consulta Popular?

Pero eso tal vez sea pedir demasiado. O tal vez no. Quizás la solución de compromiso para ellos, sin que se vean expuestos al repudio generalizado de la población por no hacer lo que corresponde hacer, que no es otra cosa que autorizar el enjuiciamiento de Nicolás Maduro por un caso de corrupción generalizada, como lo es el caso de la Constructora Norberto Odebrecht y que ya llevo a prisión a un ex presidente en Brasil, sea que el pueblo de Venezuela lo decida. Que no sean los diputados sino sus mandantes quienes tomemos esa decisión. Enjuiciemos nosotros a Maduro.

Ciudadanos Diputados: dejen que el pueblo de Venezuela autorice el enjuiciamiento de Nicolás Maduro Moros. Dejen que el espíritu del 19 de abril de 1810 renazca en Venezuela cuando el pueblo decidió el destino del Capitán General de Venezuela, Don Vicente Emparan. Tal vez eso sea el inicio del cambio que hace falta, tal y como ocurrió con nuestra Declaración de Independencia y la promulgación de nuestra primera Constitución…

Caracas, 16 de Abril de 2018

Twitter:@laguana