miércoles, 20 de junio de 2018

¿Es legítimo y constitucional el Tribunal Supremo de Justicia venezolano en el exilio?

Nota importante:

Debido la importancia que están cobrando las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo que esta sesionando en el exilio por obra y gracia de la persecución sostenida por el régimen, esta operando una inexplicable campaña de descrédito en contra de la legitimidad de este Poder Judicial que de manera inédita esta comportándose de manera autónoma -como debe ser- tomando decisiones que están incomodando a la misma oposición. Esto forma parte de las muchas cosas que deberán cambiar de ahora en adelante en este país donde los partidos políticos “poseen” cuotas de jueces y Magistrados en el Poder Judicial que les garantizan sentencias favorables a sus intereses. De allí que estén comenzando a aparecer “opiniones” supuestamente autorizadas pregonando que “ese TSJ” no es válido. Nunca como antes habíamos tenido un Tribunal Supremo de Justicia mas imparcial. Tengo la desagradable impresión que esa campaña está siendo patrocinada desde los mismos laboratorios de los partidos colaboracionistas de la oposición oficial, que haciéndole un flaco servicio a la recuperación de la libertad y el Estado de Derecho, insisten en mantener a costillas de nuestra libertad la manera en que operaban desde mucho antes de la aparición de los socialistas del Siglo XXI.

Por esta razón estimé conveniente solicitar la opinión jurídica de uno de los constitucionalistas mas importantes del país, el Dr. José Vicente Haro, en relación a esta materia, y en  virtud de que muy posiblemente el llamado TSJ legítimo jugará un papel crucial en el futuro próximo de Venezuela.

Luis Manuel Aguana


¿Es legítimo y constitucional el Tribunal Supremo de Justicia
venezolano en el exilio?

José Vicente Haro
Profesor de la Especialización de
Derecho Constitucional de la
Universidad Central de Venezuela

"Pero si la fuerza limitada del individuo va a
estrellarse contra las instituciones que dispensan a
la arbitrariedad una protección que niegan al
derecho, nos ofrecerá el espectáculo, no menos
trágico de un hombre que llevando constantemente
en su corazón el aguijón de la injusticia, contra la
cual es impotente, llegará a perder poco a poco el
sentimiento de la vida moral y toda creencia en el
Derecho"

Rudolf Von Ihering “La Lucha por el Derecho” 1872.

Mediante Acuerdo del 20 de Septiembre de 2017 casi la totalidad de los 33 Magistrados (13 principales y 20 suplentes), designados por la legítima Asamblea Nacional de Venezuela en Julio de 2017 y juramentados en Sesión del Parlamento el 21 de Julio de 2017, acordaron constituirse como Tribunal Supremo de Justicia venezolano legitimo en el exilio con la incorporación de los magistrados suplentes (al cargo de Magistrados principales), teniendo en cuenta, entre otras circunstancias, que en fecha 15 de Agosto de 2017, el ciudadano Maikel Moreno y demás ciudadanos que detentaban el cargo de Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (en la sede ubicada en la Esquina de Dos Pilitas, Sector Altagracia, final de la Avenida Baralt del Municipio Libertador de Caracas, Venezuela); pusieron su cargo a la orden de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente en su sesión o reunión de fecha 15 de Agosto de 2017, con lo cual manifestaron su voluntad, aunque fuere ante una autoridad ilegítima, de desprenderse de sus cargos lo que definitivamente hicieron en términos de Derecho y de Justicia, para subordinarse a esa ilegítima Constituyente, que no pasa de ser un órgano fraudulento y politizado, al servicio de la arbitrariedad y de la Dictadura, electo e instalado en contra del orden constitucional establecido en la Carta Magna venezolana.

Por ello, esos ciudadanos, el 15 de Agosto de 2017 perdieron absolutamente, de hecho y de derecho, la condición de Magistrados que detentaban hasta ese momento, para transformarse en simples personas que ilegítimamente están al servicio de un proyecto político antidemocrático, contrario al Estado Constitucional y donde la injusticia se ha convertido en un instrumento para conservar el poder. En su caso, los Magistrados designados por el Parlamento venezolano en Julio de 2017 sí son legítimos por haber sido nombrados conforme al procedimiento establecido en la Constitución, a diferencia de la designación hecha de los otrora “Magistrados” del régimen de Nicolás Maduro que detentan sus cargos (en la sede oficial del Tribunal Supremo de Justicia de Caracas).

Además, son legítimos, porque los Magistrados designados por la Asamblea Nacional en Julio de 2017 cumplen con los requisitos constitucionales para ser Magistrados, especialmente con los establecidos en el artículo 263 de la Constitución. Aunado a lo anterior, los Magistrados fueron debidamente designados por el órgano constitucionalmente competente para ello, esto es, la Asamblea Nacional, mediante Acuerdo, y fueron juramentados para ejercer sus cargos mediante Acto solemne de fecha 21 de Julio de 2017. Es decir, fueron designados y juramentados por el órgano correspondiente para administrar justicia y cumplir y hacer la Constitución y la Ley, deberes fundamentales e ineludibles para los ciudadanos que asumieron tal responsabilidad y que pese a la dura persecución política de la cual fueron objeto, han cumplido a cabalidad 27 de los 33 Magistrados que, en total, actualmente integran el Tribunal Supremo de Justicia legítimo.

Cabe mencionar que la constitución de ese Tribunal Supremo en el exilio se ha realizado en un todo cumpliendo con los extremos exigidos por los artículos 7, 8, 10 y 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia en lo que se refiere a quórum y número de Magistrados que debe integrar cada Sala, incluyendo la Sala Plena del Máximo Tribunal, es decir, con un número que en el caso de cada Sala supera a la mayoría absoluta requerida por la ley y, en Sala Plena, supera la mayoría de las dos terceras partes de los miembros totales que deben integrar el Tribunal legalmente.

En otro orden de ideas y en virtud del principio de independencia del Tribunal Supremo de Justicia, del Poder Judicial y de sus Magistrados y jueces, establecido en los artículos 254 y 256 de la Constitución, los Magistrados designados por la Asamblea Nacional no requerían autorización expresa del Parlamento para constituirse e instalarse como Tribunal debido a que la independencia a las que ellos se deben, les permite, si así lo consideran pertinente para colaborar con el restablecimiento efectivo de la Constitución (Art. 333), constituirse como Tribunal Supremo de Justicia legítimo, gozando de la autonomía funcional, financiera y administrativa conforme a lo establecido por la propia Constitución en su artículo 254.

En todo caso, tal decisión no era solo una facultad, antes bien, era un ineludible imperativo que debían cumplir los Magistrados designados por la Asamblea Nacional en Julio de 2017, conforme a lo establecido en el artículo 333 de la Constitución, como lo indicaron en el Acuerdo de fecha 20 de Septiembre de 2017 mediante el cual se instaló formalmente el mismo.

Finalmente, en cuanto a la constitucionalidad y legalidad del Tribunal Supremo de Justicia legitimo y su actuación desde el exilio, debe indicarse que no obstante el principio de territorialidad establecido en el artículo 6 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia y en el artículo 18 de la Constitución, que rige para los órganos del Poder Público, debe aclararse que ese principio no es absoluto, puesto que, los órganos que ejercen el Poder Público y sus Miembros, pueden, cuando sea necesario para los fines constitucionales que les corresponden, ejercer funciones fuera del territorio de la República, que es el caso, por ejemplo, de los representantes de un legítimo Ejecutivo Nacional (cuando lo hubiere), en la representación de la República y el ejercicio de las relaciones internacionales; del Parlamento venezolano y sus Diputados, no sólo de la Junta Directiva y de la Comisión de Política Exterior, sino también, por ejemplo, de los miembros de una Comisión de Contraloría o cualquier Comisión Permanente o Especial que requiera realizar una investigación o ejecutar algún acto relacionado con sus funciones fuera del territorio nacional.

Incluso, otros poderes públicos también pudieran requerir ejercer sus funciones fuera del territorio nacional, por ejemplo, la Fiscal General de la República en materia de investigación penal en casos de delincuencia trasnacional, que con tales fines puede ejercer esas funciones en el exterior en cooperación con los órganos de la justicia trasnacional o de Ministerios Públicos o Poderes Judiciales de otros países.

En definitiva, el principio de territorialidad no le quita el carácter constitucional y la legitimidad que tiene ese Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, puesto que el mismo no es un principio absoluto, máxime en el caso de un Tribunal constituido por un conjunto de Magistrados que fueron objeto de una perversa persecución política, incluso por órganos militares, que los ha obligado a funcionar, sesionar, deliberar, conocer y decidir los asuntos bajo su responsabilidad, desde el exilio, todo ello con el objeto de cumplir el juramento que hicieran en Caracas el 21 de Julio de 2017, de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes y contribuir con el restablecimiento del orden constitucional y del Estado de Derecho en Venezuela.

Con todo, no cabe duda que el Tribunal Supremo de Justicia venezolano legítimo, que ejerce sus atribuciones desde el exilio, está ejerciendo una función esencialmente jurisdiccional, de derecho, mediante la administración de la justicia desde, mediante y por el derecho, a través de actos y decisiones judiciales propias de una institución jurídica que ejerce poder judicial. Tales decisiones poseen carácter vinculante, obligatorio y coercible, que no puede calificarse como un simple pronunciamiento político como han sugerido algunos respetados colegas.

Ahora más que nunca nos corresponde a los venezolanos ejercer nuestra ciudadanía, en el sentido de los derechos y deberes constitucionales que tenemos, para respaldar y reconocer a los órganos que sí poseen legitimidad para nuestra Nación y están operando con el objeto de restablecer el orden jurídico y constitucional de conformidad con lo establecido en el artículo 333 de nuestra Carta Magna.

josevicenteharo@gmail.com
@JOSEVICENTEHARO

lunes, 18 de junio de 2018

Maduro, vete en paz

Por Luis Manuel Aguana

Cuando ya era insostenible para la opinión publica la inevitabilidad de la muerte del Presidente Hugo Chávez Frías, escribí una nota muy respetuosa que titule “Presidente, muera en paz” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2011/10/presidente-muera-en-paz.html). Sin detallarles el asunto, en resumen le pedía que arreglara sus cuentas en la tierra antes de irse, porque Dios le había impuesto una pena que le imponía resolver, si no todo, por lo menos en gran parte, el desastre que nos había ocasionado a todos los venezolanos.

En esta oportunidad deseo hacer algo semejante pero con el régimen de Nicolás Maduro: que arregle sus cuentas antes de irse.  Ya el régimen está mostrando signos inequívocos de cercanía a la muerte, que se exteriorizan cuando aplican la pena de destierro a personas consideradas sus enemigos políticos, en clarísima violación a lo dispuesto en nuestra Carta Magna en su Artículo 50: "...Ningún acto del Poder Público podrá establecer la pena de extrañamiento del territorio nacional contra venezolanos o venezolanas.

¿Qué parte de “Ningún acto del Poder Público” no entendió el régimen desterrando al Vilca Fernández al Perú? Sin duda que con esas actuaciones el régimen demuestra que están conscientes de la cercanía de la muerte y lo irreversible de los resultados -Tiby Lucena dixit- de todo este desastre que han provocado en Venezuela.

Sin embargo, como lo estuvo Chávez cuando escribí esa nota en el 2011, el gobierno aun se aferra a un último respiro y patalea, igual que El Galáctico en su oportunidad, en contra de la Constitución, obligando venezolanos al cambiar prisión por destierro, tal y como se hacía en los peores momentos de nuestras dictaduras pasadas. Si alguien dentro o fuera de Venezuela dudaba que esto que existe como “gobierno” en la Venezuela de Nicolás Maduro fuera una dictadura, ya se convenció de ese hecho irrebatible. Y eso no es tolerable en este continente en pleno siglo XXI.

En consecuencia, los de la MUD/Frente-Amplio ya debieran estar cambiando su discurso electoralista y remojando sus bardas porque todos aquí, querámoslo o no, tenemos un número. Pero fieles a su tradición colaboracionista, al parecer ya se están preparando para respaldar al régimen en las siguientes elecciones de Concejales que anuncio el CNE para diciembre, a pesar de que ninguna dictadura acepta medirse en una contienda electoral si no cuentan ellos mismos los votos y se ponen a ganar, como pasó el 20M. Si insisten en eso, estarán dándole un espaldarazo y reconocimiento a Maduro y su “triunfo” electoral, negando la sentencia del TSJ legítimo, que declaró NULO el actual sistema electoral venezolano (ver Sentencia de la Sala Electoral del TSJ-L en https://tinyurl.com/y77abfxy). De acuerdo a ella no se pueden realizar más elecciones con voto automatizado en Venezuela.

Pero volvamos a lo inevitable del fin, y lo que deberían estar haciendo en el régimen para irse en paz como le fue sugerido a Chávez antes de su muerte y que en este caso se traduce a que el régimen se vaya “con el menor trauma posible” para todos, ellos incluidos. Y no me refiero precisamente a la tesis de ¡Maduro renuncia! que es la tesis de los opositores anti MUD, y que no necesariamente implica que se vaya voluntariamente y en paz.

Asumiendo como obvio que el régimen no se quiere ir, usurpando el gobierno del país, provocando el mayor malestar y rechazo que se ha tenido en la historia, cometiendo actos y delitos de toda índole penados por la justicia internacional, y los cercos cerrándose cada vez más alrededor de su cuello, ¿qué haría un delincuente para no salir malogrado de esta situación de rehenes en la que ellos mismos se han metido, sometiendo a los venezolanos?

Poco a poco testaferros y familiares de las principales cabezas del régimen están siendo expulsados de muchos países del mundo, y ellos están sitiados en Venezuela. No pueden salir sin que sean capturados por la policía internacional y remitidos por cargos criminales a los Estados Unidos.

Si usted estuviera en esa situación ¿qué haría? Tal vez lo más lógico sería negociar para ver como se desembaraza de la justicia como cualquier delincuente que se mete a robar un banco y amenaza con matar a los rehenes, pero rodeados afuera por la policía. No hay para donde escapar. Al ir poco a poco cortándoles las vías de supervivencia exterior, lo que les queda es refugiarse en el país con el riesgo cada vez más creciente de terminar como Benito Mussolini y Clara Petacci, en la Plaza de Loreto de Milán, a manos de quienes fueron sus víctimas, mientras intentaban huir desesperadamente de la situación. Me imagino que esa debe ser la pesadilla recurrente de muchos de ellos.

Pero, ¿por qué llegar a eso? ¿Por qué no irse en paz como le sugerí a Chávez en el 2011? Está claro que después de haber cometido un fraude de las magnitudes del 20M, Maduro y su régimen no amanecerán un día diciendo “me voy”. Tendría que haber una sucesión de pasos previos que lleven concertadamente a un final con el menor trauma posible. Nuestra sugerencia: una Consulta Popular. Paradójicamente una Consulta Popular es una salida que le conviene a todo el mundo por igual. ¿Por qué? Porque se obedecería al mandato popular que de ella provenga. Los términos serán los que decida el soberano pero con los votos contados por la sociedad civil –sin el CNE-, con la observación de la comunidad internacional.

Si el régimen permite esa consulta a sabiendas de que la perderán, saldrán por la puerta del frente, y si en esa consulta se prevé un llamado al Constituyente Originario, tal y como ha sido nuestra propuesta (ver Porque ANCO propone una nueva Consulta Nacional, en http://ancoficial.blogspot.com/2018/06/comunicado-porque-anco-propone-una.html), entonces la población que aun acompaña al régimen tendría su representación proporcional acorde con los seguidores que aun cuenten. No tendría que haber violencia de rescate de rehenes (si es que eso estuviera planteado), ni tendría que haber implosión social con hordas buscando venganza (a mi juicio en algunos casos justificados) hacia aquellos que han arruinado y masacrado a esta población de hambre y enfermedades. Y lo mejor de todo, el Gobierno de Emergencia Nacional que se escoja saldría de una decisión popular al autorizar al Constituyente Originario para que lo designe. No se trata de “rocket science”, solo de puro sentido común.

Si este mensaje le llega a alguien del régimen que no pueda dormir pensando que tiene que “morir por la revolución”, no tiene porque hacerlo. Si no ha cometido crímenes, puede seguir luchando democráticamente en una Asamblea Nacional Constituyente legítima, si el pueblo le da su representación en unas elecciones constituyentes validadas por todo el mundo. También podría hacerlo luego en un Congreso democrático producto de una nueva Constitución. Es más creo que son muchos los que estarían de acuerdo con esta solución y se acogerían a ella, militares incluidos.

Pero es claro que también deberá haber justicia. Esa Asamblea Nacional Constituyente Legítima deberá, sin cacería de brujas, designar un Tribunal Especial para establecer las responsabilidades a las que hubiera lugar por todos los crímenes cometidos en este largo período, desde el desfalco y robo de los recursos a la Nación hasta los crímenes y violaciones a los Derechos Humanos de los venezolanos.

¿Podría ser esta propuesta posible? Es tan posible como lo fue cuando le pedí a Hugo Chávez que enmendara sus errores antes de morir. No lo hizo y creo que no lo debe estar pasando muy bien en donde este. El Creador lo debe estar tratando de la misma manera como él trató a los venezolanos, razón por la cual debe estar muy arrepentido de no haber seguido mi sugerencia.

Ahora mi recomendación a un régimen moribundo es proponerle lo mismo que le sugerí al Galáctico en su oportunidad: que muera en paz. Esto es, que resuelvan antes de irse si quieren salvarse, no solo acordando una consulta al pueblo venezolano en los términos propuestos, sino atenerse a obedecer al veredicto popular, cualquiera que este sea. En otras palabras ¡que el pueblo venezolano decida! Eso no solo les permitirá como grupo político “morir en paz” (de una manera figurada, claro está) como declinó hacerlo Hugo Chávez en su oportunidad, sino permanecer en el juego político de la Venezuela que venga. Aun están a tiempo de hacerlo mejor que su Comandante, salvándose de los designios de la Justicia Divina, yéndose en paz…

Caracas, 18 de Junio de 2018

Twitter:@laguana

jueves, 14 de junio de 2018

Más que una sentencia electoral

Por Luis Manuel Aguana

No quiero calificar como “victoria” este hito trascendental de ayer cuando el TSJ legítimo sentenció a favor de un cambio radical en el sistema electoral venezolano (ver TSJ Legitimo declara nulo el uso del voto automatizado para elecciones en Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html), porque para hacerla efectiva todavía hay que seguir haciendo lo que Adriana Vigilanza (@adrianavigi), autora en el exilio del recurso electoral que produjo la sentencia, ha hecho por muchos años: trabajar, trabajar, trabajar y seguir trabajando para que efectivamente hayan cambios sustanciales en la manera de hacer las cosas en Venezuela.

En esta guerra tan larga no puedo dejar de recordar gente valiosísima que han dejado una huella imborrable, porque estuvieron allí -y de alguna manera siguen estando- y que sin su aporte difícilmente algún juez hubiera sentenciado a favor de este cambio. Incontables cartas públicas y reuniones con políticos reclamando Elecciones Autenticas realizamos con Eric Ekvall, fallecido en medio de esta lucha electoral cuando más lo necesitábamos, principal denunciante de la complicidad de la MUD en el fraude del revocatorio de 2004; Iñaki Gainzarain, matemático y articulista,  profundo analista político de las fisuras del fraude técnico y crítico tenaz de las actuaciones del CNE, desde su blog Gainza&Edmat Winds y BitakoraEva; el incansable José Méndez, ingeniero experto en energía, quien no ha dejado de insistir y aportar pruebas en la Corte Penal Internacional, que esto que nos pasa tiene su origen en los delitos electorales perpetrados en el CNE y que estos deben ser considerados también como delitos de Lesa Humanidad; Pablo Brito Altamira y Luisa Elena Vidaurre, principales impulsores de la Declaración de Caracas, Coalición por la Independencia y el Progreso y fundadores de la ONG Por La Conciencia, que combatieron en su época porque se produjera este reconocimiento de ayer a Elecciones Auténticas y a un cambio fundamental del sistema electoral venezolano; a la extraordinaria gente del Estado Táchira autores de aquel informe reseñado en este blog, Algo bueno paso en el Táchira en el año 2012, extraordinarios técnicos que firmaron bajo el seudónimo Plinio Vargas; y por supuesto imposible dejar de recordar al desaparecido Carlos Lee Blanco, profesor universitario, venezolano insigne, impulsor de todas las iniciativas de cambio institucional en materia electoral.

Tal vez se me queden algunos en el tintero que hayan colaborado en esta lucha que comienza al ver sus frutos con la sentencia de hoy del TSJ legítimo. Solo quería recordar a quienes con sus esfuerzos han hecho la diferencia, y a los cuales Venezuela les debe un reconocimiento profundo. Mucha gente, muchos recuerdos en este largo accionar que está recién empezando con objetivos concretos alcanzados, iniciando con esta histórica sentencia que declara nulo el uso del voto y escrutinio automatizado en Venezuela.

Pero como mencionaba, este es solo el comienzo. Debemos seguir trabajando, trabajando y trabajando mucho más. No debemos olvidar que esta lucha no está planteada solo en contra del sistema electoral que este régimen nos ha impuesto desde hace más de 14 años, sino de sus pretendidos herederos, que aún siguen pidiendo elecciones sin querer modificar ni en un milímetro este mamotreto técnico-político que tiene sojuzgada la democracia y la libertad en Venezuela, y desean utilizarlo para sus propios fines. Es por eso que lo que está en juego aquí es mucho más de lo que superficialmente se percibe.

Los políticos de la MUD-Frente Amplio siguen empeñados en convencer a los venezolanos en embarcarnos en otro proceso electoral "con condiciones" sin explicar que esas "condiciones" son imposibles de lograr sin otro sistema electoral. Que primero hay que cerrar ese antro llamado CNE, reformar de raíz el sistema,  para luego nombrar nuevas autoridades que puedan darles confianza a los venezolanos de que están eligiendo con la máxima confiabilidad a sus representantes.

Pero eso no es lo que está planteado aquí con la oposición oficial. Ellos pretenden que se siga utilizando ese sistema pero con “otros Rectores” y otras “condiciones electorales”. Todos sin excepción, piden elecciones pero sin pasearse por el pequeño detalle que el sistema NO SIRVE como lo ha evidenciado esa histórica sentencia del TSJ legítimo, y de allí la importancia principalísima de darla a conocer a todo el mundo, en especial a aquellos países que sin conocer las interioridades de esa trampa-jaula que es el CNE, creen que saldremos de esta grave crisis solo con hacer elecciones con “condiciones electorales”. Como me reseñaba un amigo político, solamente por el hecho mismo que se han ido más de 3 millones de venezolanos del país, no se puede ir a otro proceso electoral porque atentaría contra el derecho participación de esa gente.

Tal y como implica la sentencia, en Venezuela NO SE PUEDEN REALIZAR MAS ELECCIONES hasta tanto no se cambie el sistema electoral y se reformen las leyes y reglamentos electorales que sean necesarios para ajustarse a esa declaratoria de NULIDAD del sistema automatizado de votación y escrutinio para la elección de los cargos de representación popular de los Poderes Públicos y otras elecciones. En otras palabras de acuerdo a lo solicitado, y declarado CON LUGAR, “No pueden ser celebradas ningunas elecciones en la República Bolivariana de Venezuela, hasta que no se cuente con un árbitro (el Consejo Nacional Electoral) y un sistema de votación y escrutinio que permita tenerlas como elecciones ‘auténticas’, conforme a la Constitución de la RBV (sic) y los Tratados de Derechos Humanos por ella reconocidos”. Más claro no canta un gallo mañanero.

Entonces que se dejen de decir, escribir, declarar, manifestar, comunicar todos los voceros de la oposición oficial, incluyendo quienes desde la Iglesia Católica lo hacen de buena fe, que lo que debemos hacer en Venezuela es pedir más elecciones “con condiciones”. ¡¡¡Por favor, ya basta!!! Los venezolanos PRIMERO debemos salir constitucionalmente del régimen de Nicolás Maduro, establecer un Gobierno de Emergencia Nacional que logre ejecutar plenamente esta sentencia electoral para luego entonces, después de un periodo de estabilización y reinstitucionalización, volver a llamar a elecciones con un nuevo sistema electoral completamente saneado. Ese es el orden. De allí la extrema importancia de esta sentencia que la oposición oficial ha decidido ignorar como si aquí no hubiera pasado nada, como ha ignorado el mandato popular del 16J.

No es una simple sentencia electoral, es muchísimo más que eso porque implica que esos Rectores que indica el numeral Cuarto de la Decisión, “SE EXHORTA a la ASAMBLEA NACIONAL que de conformidad al artículo 296 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela inicie el proceso de selección y designación de nuevos Rectores del Consejo Nacional Electoral…” solo tiene sentido si se hace dentro del cambio ordenado en el contexto de la sentencia, y ubicándose todo en un entorno aun mayor de cambio del sistema político del país.

Pero lamentablemente veremos desde la sociedad civil, de nuevo, a una oposición ciega, sorda y minúscula queriendo “hacer primarias” para elegir a un “nuevo liderazgo” de la oposición para buscar esas elecciones, tratando de nuevo de engañar a la gente. ¡Por favor! Si no fuera tan patético causaría risa. Los ciudadanos debemos empoderarnos de estas decisiones porque no están precisamente dirigidas a quienes nos han frustrado y que han demostrado con creces no estar a la altura del problema del país. Van dirigidas a nosotros y por eso debemos comprenderlas a cabalidad.

El 1ro de Junio un grupo de venezolanos conscientes de eso comenzamos solicitando la decisión de ese Gobierno de Emergencia Nacional al TSJ legítimo, esperando que sean muchísimos en la sociedad civil quienes apoyen ese curso de acción. Ya no podemos esperar más por la Billo’s como se decía en mis tiempos. La gente se muere, no hay más tiempo que perder.

Caracas, 14 de Junio de 2018

Twitter:@laguana