martes, 16 de abril de 2019

Cuba, el parasito de Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

Habló el dueño del circo: “Castro sale de su retiro para anunciar que jamás dejará a Venezuela”, titula PanamPost (https://es.panampost.com/sabrina-martin/2019/04/11/castro-venezuela/) en un reciente artículo. ¿Y porque habría de dejar a la colonia que capturaron sin disparar un tiro, como bien se ha comentado miles de veces en Venezuela? Nadie lo haría si de ello dependiera su supervivencia. Son como esa hiedra venenosa que se adhiere al tronco de un árbol sano, y no lo pueden dejar porque de ello depende su vida, aunque lo estén secando y el árbol muera poco a poco, y eso signifique que morirán con él.

Pero para sacarnos de encima al parasito debemos usar métodos que significarán que al arrancarlo se hiera el árbol por lo profundo que las raíces de la hiedra venenosa han penetrado en sus las entrañas. Se han probado desde afuera todos los métodos para que se suelte pero no han dado resultado y el árbol está cada vez más seco. Estamos todavía en la discusión de los métodos para salvar al árbol y ya no hay opciones. Será necesario usar métodos más drásticos, usando la fuerza, es decir arrancar el parasito, así le haga un daño al árbol, que será en todo caso producto del proceso de extirpación y que luego de una lenta curación de sus heridas, el árbol podrá recuperarse y crecer de nuevo.

El solo planteamiento de convivir con esa hiedra venenosa pegada al tronco de Venezuela (elecciones con Maduro o el castro-chavismo-madurismo) lo descartamos de entrada, aunque eso sea lo que pida la diplomacia de la Unión Europea, el Grupo de Lima y una parte importante de la oposición oficial, ahora acompañada de Henrique Capriles.

A ellos les recomendaría la lectura de un extraordinario informe titulado "Cubazuela: Chronicle of a cuban intervention” (ver informe completo en inglés en http://www.fhrcuba.org/wp-content/uploads/2019/04/CUBAZUELA-CUBAN-INTERVENTION-English.pdf) publicado este mes por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (Foundation for Human Rights in Cuba, http://www.fhrcuba.org/), donde sus autores, Juan Antonio Blanco, Rolando Cartaya, Luis Dominguez y Casto Ocando, hacen un análisis profundo del proceso de dominación cubano en Venezuela. De allí extraeré algunos párrafos que usare para contestarle al sátrapa que en mala hora se cree el dueño de Venezuela, como una vez lo creyeron los reyes de España hasta que se encontraron con los protagonistas de la gesta que comenzó el 19 de abril de 1810.

Comenzando por entender que lo que enfrentamos en Venezuela, el informe claramente expresa que “La situación en Venezuela, por lo tanto, no tiene precedentes. No se trata de un Estado independiente y soberano que controle su territorio nacional, proteja el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos y viva en paz con sus vecinos. Las instituciones del Estado se han transformado en perpetradores de una empresa criminal”, dejando perfectamente claro que La lógica de los criminales no es la de los políticos. En circunstancias como estas, siempre hay voces que aconsejan prudencia política y apuestan honestamente a apaciguar los instintos agresivos del enemigo. Eso es lo que Chamberlain intentó hacer, sólo para descubrir más tarde que los nazis eran criminales, no estadistas…”. Son criminales disfrazados de políticos, por lo que sorprende aun que la diplomacia internacional impulse soluciones electorales a un problema que no es de ninguna manera político sino de naturaleza criminal.

El informe coincide con la noticia de Raúl Castro indicando que resistirán hasta el final sin soltar a Venezuela: El dictador cubano, Raúl Castro, decidió abandonar su retiro oficial de la política para aferrarse a Nicolás Maduro y dejar claro ante el mundo que seguirá apoyando al régimen venezolano hasta el final”, cita la nota periodística. Raúl Castro no saldrá por las buenas de Venezuela y “saboteará cualquier negociación que de alguna manera no asegure la continuación de su poder sobre Venezuela, aunque sea detrás de otra cara” “…Desde la perspectiva de una realpolitik comunista, Venezuela es considerada por La Habana como el perímetro exterior de defensa del régimen cubano, de ahí la orden de resistir hasta el final. ¿De qué otra manera se le dice a los tercos que aun creen que el régimen saldrá electoralmente sino con los pies por delante?

El modelo colonial impuesto por Cuba en Venezuela implica no solo la expoliación de nuestros recursos naturales sino, como revela el informe la …subcontratación de tareas sucias y potencialmente peligrosas a Venezuela para evitar riesgos directos para la seguridad nacional de Cuba”. Esto es,  actividades criminales que coinciden con los objetivos geopolíticos de los aliados internacionales más odiosos de Cuba (Rusia, Irán, las FARC, el ELN, Hezbolá), lo que puede lograrse transfiriendo a Caracas las conexiones con el narcotráfico y su logística, así como el entrenamiento y aprovisionamiento de conexiones de grupos terroristas…”. Si los que creen en Venezuela que esto se resuelve abrazándose al régimen e ir con él a un proceso electoral, o quieren estar en el negocio con los delincuentes o ya forman parte de él. ¡Miren bien a quien les proponga elecciones!

Debemos entonces discutir en serio el uso de la fuerza para arrancar al parasito, afrontando el hecho que ya se apropiaron de nuestro país, que en este momento funciona como un enclave colonial de la Cuba de los Castro, independientemente que quienes están en posición de aplicar esa fuerza desde afuera se debatan entre hacerlo o no hacerlo por la razón que sea. Si los venezolanos hemos de salir de este problema debemos comenzar por preocuparnos por establecer la estrategia adecuada que ponga en el análisis el uso de la fuerza y cómo debemos manejarnos con ese factor fundamental. Si eso no está en la agenda del Presidente Encargado y no se le habla con la claridad debida al pueblo venezolano, se le está mintiendo y haciéndole un flaco servicio a la ruta que empieza por el “cese de la usurpación”.

Desde la perspectiva del informe, “El uso de la fuerza va desde una invasión a gran escala (Normandía, Irak), hasta una maniobra relámpago y quirúrgica (Panamá), pasando por operaciones aéreas sin el uso de fuerzas terrestres (como ordenó el presidente Clinton en Sarajevo), la creación de canales limitados de ayuda humanitaria con espacio aéreo protegido (zonas de exclusión aérea), operaciones de comando para capturar, eliminar o remover a los enemigos (Bin Laden), y muchas otras acciones policiales o encubiertas (como interceptar naves dedicadas al narcotráfico, o utilizar aviones teledirigidos para eliminar a los elementos delictivos clave). Equiparar el uso de la fuerza sólo con acciones a gran escala, con aterrizajes y ocupaciones prolongadas puede confundir a los incautos y neutralizar a los que quieren una acción decisiva para sacar del poder a una banda de matones que no se irán por su propia voluntad.

Y ciertamente es así. Los que han estado manejando el tema del uso de la fuerza internacional para resolver lo que en el fondo es acabar con el enclave colonial cubano en Venezuela, lo han hecho de una manera sesgada y maniquea siendo instrumentos útiles del régimen para permanecer en el poder: “Quienes anticipan que en ningún caso apoyarán una solución que utilice la fuerza -por temor a abrir la puerta a una prolongada ocupación militar extranjera- parten de una premisa falsa: están ignorando las múltiples opciones que históricamente se han utilizado para el uso de la fuerza cuando ésta se hizo imprescindible

El régimen cubano no se siente realmente amenazado cuando las soluciones opositoras las considera blandengues y llevadas a cabo sin determinación. El solo hecho que en Venezuela la opinión pública se incline por no querer hablar de soluciones que impliquen el uso de la fuerza transnacional, los hace atornillarse en el poder. Esa es una lógica criminal, no política. Un pasaje del informe de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba es revelador: “Pocos meses después del desastre de Bahía de Cochinos, en el que el Presidente J. F. Kennedy, con la operación ya en marcha, decidió cancelar el apoyo aéreo a la Brigada 2506, Khrushchev comenzó a instalar misiles nucleares en Cuba. A partir de entonces, la percepción del Kremlin de que había un enemigo inexperto y vacilante en la Casa Blanca hizo que la Guerra Fría fuera más peligrosa. Así funciona la mente de estos criminales.

Pero una afirmación que destaca en el informe porque es algo que creo que es la clave de todo este problema, establece que: La soberanía de Venezuela -que recae sobre el pueblo-, ha sido "expropiada" desde la alianza entre Chávez y Castro y necesita ser rescatada primero; de lo contrario estaríamos respetando la soberanía de un grupo criminal transnacional. ¿Qué quiere decir eso? Que los venezolanos, quienes somos los dolientes de toda esta tragedia, hemos sido completamente ignorados en esta ecuación. Solo los partidos y sus representantes son los que hasta ahora “han hablado por nosotros” en la escena internacional, y ellos no representan el verdadero sentimiento del pueblo venezolano. En primer lugar porque no votamos por ellos el 6D-2015 sino en contra del régimen, y lo más grave es que están respondiendo a intereses que peligrosamente coinciden con los de Maduro y los de la corrupción que ha devorado todo en Venezuela. ¡Hay que ir a la fuente de la Soberanía! Es la única manera de saber la verdad.

La Comunidad Internacional haría bien en acompañar lo que diga la voz del pueblo venezolano por encima de cualquier otra consideración, para no equivocarse en la solución que pretendan darle a Venezuela. Y eso solo se logra consultándole al pueblo, como efectivamente algunos ya lo hemos propuesto (ver Manifiesto Ciudadano para la Consulta Mundial, en http://ancoficial.blogspot.com/2019/03/comunicado-anco-manifiesto-ciudadano.html), acerca de procedencia o no de la aplicación del Principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) en Venezuela y el cese de la tiranía. Y lo seguiremos proponiendo, porque cualquier solución debe pasar por quienes vamos a sufrir las consecuencias de las decisiones que se tomen.

No se puede estar sujeto a que “el diputado Guaidó no comprenda el callejón sin salida en que se encuentra y, en lugar de zafarse de quienes lo maniatan y lo entregan inerme al fuego lustral de la crisis, no asuma el rol de comando que las circunstancias le exigen, no se libere del manto castrador de su jefe político y no se abra a la conformación de un gran frente opositor dispuesto a acompañarlo con generosidad y desprendimiento en la inminente guerra de liberación que enfrentamos” como lo sugiere mi querido amigo Antonio Sánchez García en su última y extraordinaria nota (ver Crisis y liderazgo ante una guerra anunciada, por Antonio Sánchez García
https://www.twitlonger.com/show/n_1sqs4ve). Esto esta mil millones de veces por arriba de ese muchacho y quienes lo acompañan.

El futuro y la independencia de 30 millones de personas no pueden solo depender de eso. Si vamos a pelear esta nueva gesta de independencia para sacudirnos el parasito que representa el coloniaje que está planteado con Cuba, lo menos que aspiro es a que me pregunten si estoy dispuesto a ir a una guerra con ayuda extranjera contra estos delincuentes, en contraposición a vivir sometido a ellos por un arreglo de cohabitación electoral en calidad de colonia de una isla paupérrima. Yo ya tomé mi decisión, ¿y usted?

Caracas, 16 de Abril de 2019

Twitter:@laguana

jueves, 11 de abril de 2019

El caso Arria y el cambio del paradigma político

Por Luis Manuel Aguana

No deseo que se interprete esta nota como una “defensa” a la candidatura del Embajador Diego Arria a representar a Venezuela ante la ONU. No lo es. Entre otras razones porque el Dr. Arria no la necesita. Quienes realmente necesitamos que el Embajador Arria sea nuestro representante allí somos los venezolanos, no el. Quien es una Institución en esa organización de Estados es él, no nadie que se le pueda siquiera ocurrir a la mezquindad del G4 de la Asamblea Nacional, quienes están nombrando gente sin preparación en el terreno diplomático. Y Guaidó es el que aparece al frente pagando los platos rotos. Tiene que haber un culpable y él es el Presidente Encargado.

Por eso es al revés la cosa. Nosotros, los venezolanos, necesitamos de Arria, no él de nosotros. Arria es el venezolano internacionalmente más reconocido del país. Sus logros internacionales trascienden a un mero puesto burocrático en la ONU o cualquier otro lugar. Sin embargo, sin necesitarlo estaría dispuesto a hacerlo, y lo único que hace falta para que el se ponga al frente es que se lo pidan, pero eso si, con absoluta independencia en el actuar a favor de Venezuela, no de los partidos de la Asamblea Nacional.

Y estoy seguro que lo haría no solo por el venezolano insigne que es, sino porque no le importaría hacer un puesto que ya hizo por la sola vocación de ser útil a Venezuela en el peor momento de su historia. Pero allí está el detalle, Cantinflas dixit. No necesitan a alguien que trabaje para Venezuela, necesitan a alguien que trabaje para ellos, no con ellos. Y por eso no lo designarán. Preferirán a alguien que “no los opaque”, que “siga línea”, que “no quite el protagonismo”. Eso es muy propio de gente insignificante, de la cual está muy plagada por cierto la Asamblea Nacional.

Lo que quiero poner de relieve en esta nota es que eso que está sucediendo con el caso del Dr. Arria en la ONU es tal vez la quintaesencia del problema que estamos padeciendo como pueblo y que de continuar, no habrá intervención militar extranjera que valga para resolver el fondo de este problema que llevamos por dentro los venezolanos.

Los venezolanos tenemos que cambiar, y si esta tragedia que nos ha pasado no lo logra, no lo logrará absolutamente nada. Los detalles del porque Arria no ha sido designado Embajador de Venezuela en la ONU están mucho mejor expuestos de lo que lo que este escribidor podría describir aquí, en el artículo del periodista Orlando Avendaño en PanamPost (ver ¿Por qué Guaidó ha olvidado a las Naciones Unidas?, en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2019/04/10/por-que-guaido-ha-olvidado-a-las-naciones-unidas/). Pero el problema tiene unas raíces más profundas.

Los venezolanos le tienen una aversión muy honda a la independencia de criterio, a la competencia, a la excelencia, a que la gente destacada en cualquier campo, aporte y brille con luz propia. Es por eso que ustedes ven que los venezolanos alcanzan los mejores puestos fuera del país, y no en Venezuela. Ejemplos sobran. Tengo la teoría que como es tan extraordinariamente difícil hacer una carrera sorteando mezquindades, zancadillas y bloqueos en Venezuela, cuando sales al exterior -que también hay bastantes mezquindades, zancadillas y bloqueos- el grado es tan comparativamente inferior que hace que un venezolano logre, con cientos de veces mayor probabilidad, cualquier cosa que se proponga fuera de Venezuela. De allí que veamos venezolanos brillando en todo el planeta dándonos orgullo. Pero ni de casualidad que son respaldados después en su propio país. Por eso no regresan y todos ellos fallecen afuera deseando hasta el final de sus vidas hacer algo por su país. Y paradójicamente, sus propios compatriotas, por mezquindad, no los dejan. ¡Qué increíble! Por eso escribí hace 5 años una nota especialmente dedicada al caso de Diego Arria (ver La Fórmula Arria o cuando en la casa del herrero los cuchillos son de palo, en  http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/la-formula-arria-o-cuando-en-la-casa.html).

Pero en el campo político la cosa toma matices exponencialmente brutales. Allí campean y florecen las mezquindades, zancadillas y bloqueos, por razones del muy bajo nivel, personal, cultural, educativo, etc., de la mayoría de los protagonistas de la política venezolana. ¿Reconocerle a alguien algo en política en Venezuela? ¡Nunca! Si los políticos venezolanos de la época no le reconocieron nada al mismísimo Generalísimo Francisco de Miranda hasta siglos después de su muerte, nada más ni nada menos que al único americano (¡no digo venezolano!) cuyo nombre está grabado en piedra en el Arco de Triunfo de París, y a quien Francia otorgó el título de héroe de la Revolución Francesa y Mariscal de Francia, ¿ustedes creen que los políticos de ahora le van a reconocer algo al Embajador Diego Arria? Eso es un comportamiento al que tenemos la obligación histórica de sobreponernos ahora mismo porque está en juego la supervivencia de nuestro país.

Pero esto debe venir aparejado con la mejora sustantiva de la calidad de quienes hacen política en Venezuela. Ustedes ven que en otros países, como en el caso de los Estados Unidos, personalidades que luego de hacer una larga carrera en la empresa privada (como el caso de Rex Tillerson, ex Secretario de Estado, ex Presidente de la transnacional Exxon Mobil), o después de haber ejercido la práctica de su profesión por muchos años (como en el caso del ex Presidente de los Estados Unidos Barack Obama, profesor en la Universidad de Chicago y abogado de derechos civiles en la firma Davis, Miner, Barnhill & Galland) se aprestaron para hacer servicio público a través de carreras políticas en partidos que buscan los votos de los electores. No llegan a ser políticos para servirse sino para servir. Es el justo término de una carrera en la que ya han conseguido su estabilidad profesional y se aprestan ahora a dar de lo que han aprendido a la sociedad.

Pero así no se plantean las cosas en la política venezolana. Es justamente al revés. El sistema está basado en servirse de la política, no en servir a la gente. En usarla para beneficio, primero del partido y luego en el propio, para luego dejar lo que quede de eso a la población. Hay gente que hace carrera en los partidos, comenzando por pegar afiches en las calles, pasando por cargarle los maletines a los jefes, hasta avanzar a punta de “viveza”, zancadillas y bloqueos a las más altas posiciones políticas. Si no que se los diga Nicolás Maduro, que de chofer de Metrobus llegó a Presidente de la República, sin tener ninguna calificación para eso, bajo la sombra de un golpista. Y eso es exactamente el mismo comportamiento de la oposición oficial que ahora maneja decisiones de la importancia de las que hay que tomar ahora con la ONU. ¿Cuál creen ustedes que será la respuesta? ¿Una persona del calibre del Embajador Diego Arria? Eso es como pedirle cambures a una mata de mango.

Lamentablemente la política en Venezuela es el campo de acción de oportunistas y filibusteros. Cuando los muchachos de la generación universitaria del 2007 integraron los partidos, entre ellos el Presidente Encargado Juan Guaidó, algunos pensamos que ellos podrían representar algún cambio en la manera de hacer política en Venezuela. Nos equivocamos. Fue todo lo contrario. Ellos fueron mimetizados en la manera tradicional de los viejos políticos de “hacer política”, hasta el punto que en este momento están convencidos que es la única manera de hacerla. ¡Qué desperdicio de juventud política!

Muchos de esos jóvenes en la Asamblea Nacional son seguidores ciegos de las prácticas y el pensamiento de personajes como Henry Ramos Allup y el resto de toda esa gente que fueron testigos y responsables, por acción u omisión, de lo que ocurrió en el país antes de la aparición del golpista Hugo Chávez. Es por eso que la trampa en la que se encuentran es muy grave porque no saben hacer otra cosa. No cuentan con la experiencia profesional que solo dan los años y la práctica en el ejercicio de una profesión, que al menos les pueda dar una orientación de hacia dónde proyectar soluciones. Es lo que llamo haber tenido jefe. Ven por los ojos de esos viejos que lo que quieren es terminar sus días con poder. Es verdaderamente triste desperdiciar así una juventud.

Tenemos que voltear el paradigma político de Venezuela. Eso tal vez pueda tardar una o dos generaciones si comenzamos ahora, después que políticos como Ramos Allup, Barboza, Borges, Rosales y muchos más hayan pasado a mejor vida dejando en paz a Venezuela. Pero requiere también entender que tenemos que hacer de la política una actividad digna de ser realizada y que gente capaz la entienda como en países más desarrollados. Será tal vez por eso que la Comunidad Internacional no entiende porque los venezolanos no han nombrado al Embajador Diego Arria como nuestro representante en la ONU, cuando todos nos envidian que tengamos semejante gigante de la diplomacia, un personaje extraordinario que se enorgullecerían por tener, dispuesto a servir a nuestro país, y no lo pongamos al servicio de Venezuela en la hora mas oscura de nuestro país. Más patético e indignante, imposible...

Caracas, 11 de Abril de 2019

Twitter:@laguana