martes, 25 de junio de 2019

Venezuela sin dolientes

Por Luis Manuel Aguana

Una cosa es elecciones con el régimen de Nicolás Maduro Moros en el poder y otra muy diferente es con un Gobierno de Transición mandando en Miraflores que organice unas elecciones libres luego de una reingeniería absolutamente necesaria del Poder Electoral. Si eso lo comprende hasta el último de los venezolanos, ¿por qué entonces quienes nos representan como oposición oficial no lo hacen? Esta reflexión la hago en ocasión de las palabras del ex Presidente del Gobierno español, Felipe González, durante el XII Foro Atlántico “Iberoamérica de cara al futuro”, que le recuerdan a la dirigencia política opositora oficial algo que hemos repetido en Venezuela desde la sociedad civil hasta el cansancio: con delincuentes no se negocia.

Mucha vergüenza debería darle a esta dirigencia, que sea Felipe González una aquilatada voz de experiencia política iberoamericana, diga cosas como estas: “Si algo está claro es que allí no va a haber elecciones democráticas si la transición la dirige Maduro” (ver “La Asamblea Nacional “Prostituyente” de Maduro no debería tener ningún tipo de legitimidad”, en https://www.libertaddigital.com/internacional/latinoamerica/2019-06-24/felipe-gonzalez-mario-vargas-llosa-xii-foro-atlantico-iberoamerica-de-cara-al-futuro-maduro-venezuela-1276640822/). Pero, ¡por favor! ¿Es que tendría que haberlo dicho Felipe González para que esta gente entienda que NO SE PUEDE HACER NINGUNA ELECCIÓN MAS EN VENEZUELA CON EL REGIMEN MANDANDO EN MIRAFLORES? Que han repetido infinidad de veces que ellos no perderían ninguna elección? Pues bien, se los dijo Felipe González, para la dolorosa pena ajena de los venezolanos.

Pero para asombro de todos, así se los dijera el mismísimo Libertador si pudiera regresar de su sepulcro al cual todavía no ha podido bajar tranquilo porque aun no se ha consolidado la Unión, seguirán por la ruta para ellos inmodificable de pactar elecciones con el régimen. Lo que no alcanzan a entender González ni el mundo, es que tal barbaridad solo es posible si consideras a quienes negocian no como una verdadera oposición al régimen, sino como una extensión de él. Lo que pone al problema en una dimensión completamente diferente.

En una nota anterior indicábamos que vistos los descubrimientos del 23F y del 30A, la oposición oficial nunca estuvo dispuesta a sacar a Maduro sino negociar con su régimen, por lo que era necesario concluir que el mantra que nos vendieron desde el principio no tuvo nunca validez alguna, y lo que privó siempre fue un acuerdo negociado por elecciones con el régimen, que es lo que históricamente desearon los partidos del G4 desde que se instaló la Asamblea Nacional el 5 de Enero de 2016 (ver La muerte de un mantra, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/06/la-muerte-de-un-mantra.html).

Si se parte de ese hecho que considero fundamental para este análisis, mal podríamos esperar que vayan a rectificar esa ruta por más que personajes de la talla de Felipe González les enmienden la plana. De allí que digamos que el problema es mucho más grave de lo que los venezolanos piensan, que son “errores” que deben ser corregidos porque este problema tiene más de estructural que de coyuntural.

Entender las razones por las cuales la oposición oficial insiste en ese camino suicida para Venezuela como país, para este momento lo considero irrelevante. Puede ser por una mezcla de afinidades ideológicas –son socialistas todos en mayor o menor radicalidad-, corrupción conjunta, cuidar el botín de lo que ambos se han robado en 20 años de desmantelamiento del país, o por la imposición de la cubazuela de los Castro con la ayuda de sus aliados internacionales, o una mezcla de todo ese minestrone tóxico. El resultado es el mismo: el régimen se queda, mutando en el cuero por la vía electoral usando la ruleta cargada del CNE. Pueden cambiar a Maduro y poner otro, o incluso alguien “conveniente” como sus candidatos tanto de la oposición oficial como del régimen que mantenga vivo el “status quo”. Todo eso puede ser parte de un plan que nos están preparando y que todavía no dan a conocer.

El problema mis queridos amigos, es que Venezuela se quedó sin dolientes. Que nos traicionaron quienes dijeron que nos defenderían y que en este momento limbo en que nada está sucediendo, como no sea el agravamiento de las condiciones de vida de los venezolanos, lo que se está preparando en Noruega y Suecia es el brebaje que nos intentarán vender, para convencernos de que “ahora sí”, que el régimen se irá y habrá “cese de la usurpación” porque hicieron un cambio cosmético de Rectores en el CNE y el régimen “soltará” algunos presos políticos, aún sabiendo que en Venezuela existe la famosa puerta giratoria en las mazmorras del régimen, donde salen unos y entran otros. Confían en que los venezolanos estamos hastiados de la situación y que compraremos cualquier “solución” porque no hay otra cosa que hacer. Y eso no es verdad.

¿Y porque no es verdad? Porque esa solución no es sustentable en el tiempo por el simple hecho que la libertad no se encuentra en ninguna ecuación donde esté incluido un régimen como el de Nicolás Maduro Moros y sus asociados. Que el Estado de Derecho y el restablecimiento de la vigencia constitucional contemplada en el Artículo 333 no se ven por ningún lado, así como el desmantelamiento de la inconstitucional Asamblea Constituyente de Maduro. ¿Qué nos están ofreciendo entonces? Otro engaño disfrazado de elecciones. Y no solamente un engaño a los venezolanos, es a toda la Comunidad Internacional.

¿Quiénes entonces son los dolientes del país? Solo quedó la Sociedad Civil que de una u otra forma ha demostrado en los hechos y con sangre, su verdadero deseo de acabar con esta pesadilla, no desde ahora sino desde los tiempos de la masacre de la Av. Baralt en el 2002. Esto es, todos los que todavía vivimos en este país –y que no nos iremos- y aquellos que por una u otra causa lo han abandonado, y aún permanecen dispuestos a recuperarlo. De allí deberá salir la nueva dirigencia política que sustituya a quienes oficialmente se les entregó la responsabilidad de representarnos y que ahora negocian con Nicolás Maduro Moros. Me pregunto si los diputados que armaron el tinglado de Noruega creerán que sus electores les dieron el mandato el 6D-2015 para eso.

En este sentido la sociedad civil en sus diferentes manifestaciones deberá prepararse para asumir responsabilidades que nunca pensaron el 6D-2015 y participar en una renovación completa de los cuadros políticos del país, ya bien sea si la solución de esta pesadilla se encuentra a la vuelta de la esquina o no. Ya no es una cuestión de pensar que otro resolverá por usted. Las propuestas y las alternativas deben y tienen que salir de los ciudadanos.

Y no es que estemos hablando aquí de “anti política”. Todo lo contrario. Tan hacen falta los políticos y la política seria, que estamos sufriendo esta tragedia por su carencia en este momento crítico de la vida del país. La descomposición ética, moral y política llegó desde hace rato hasta esa clase y ya se hace urgente e indispensable una nueva dirigencia surgida de las entrañas mismas de Venezuela en todos los órdenes, sin importar la edad o género. Solo así, dejaremos de pasar el bochorno de escuchar de verdaderos políticos en el exterior lo que cualquier político principiante en Venezuela debería saber.

Caracas, 25 de Junio de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

miércoles, 19 de junio de 2019

Plebiscito versus Elecciones

Por Luis Manuel Aguana

Una vez realizada la propuesta general para la realización de un Plebiscito a Nicolás Maduro Moros para definir su permanencia en el poder en Venezuela (ver Comunicado ANCO: Que el Soberano decida el futuro de Venezuela, PLEBISCITO SI, DIALOGO NO, en http://ancoficial.blogspot.com/2019/06/comunicado-anco-que-el-soberano-decida.html), nos hemos enfrentado a una lluvia de inquietudes, muchas de ellas descalificantes, acerca de la pertinencia o no de un instrumento como ese versus al planteamiento electoral que en  la actualidad negocia con el régimen la oposición oficial de la Asamblea Nacional. Y es razonable que la gente se pregunte porqué nace esa propuesta en contraposición a otras que ya habíamos realizado, favoreciendo la intervención humanitaria en Venezuela por la vía de la Responsabilidad de Proteger (R2P), e incluso la aprobación del Artículo 187#11 Constitucional. Y en realidad la propuesta plebiscitaria no excluye esos escenarios. Veamos porqué.

En Venezuela hemos llegado a un punto de no retorno de posiciones irreconciliables con el régimen y su oposición oficial. De hecho no existen puntos de convergencia que hagan que los venezolanos nos convenzan de tragarnos el régimen de Maduro de ninguna manera posible. Ha habido demasiada muerte, persecución  y destrucción de nuestro país para que el venezolano medio acepte otra cosa que no sea la expulsión de quienes nos han hecho tanto daño.

Por otro lado, quienes debieron seguir por una ruta que suponía la expulsión de la tiranía primero, para proseguir con un gobierno de transición y unas elecciones libres después, decidieron sin consultarnos que negociarían con el régimen para “cesar la usurpación”. ¿A quien pretenden hacerle tragar semejante cosa? De allí que la maquinaria comunicacional de la oposición oficial se este aprestando con sus anclas periodísticas conocidas para comenzar una campaña que intentará convencernos que si vamos a elecciones con el régimen los “arrasaremos”. ¿Les parece conocido ese discurso?

El discurso electoral esta fuertemente respaldado por importantes factores de toda la batería socialista europea y quienes en Latinoamérica aun creen que lo que sucede en Venezuela es solo un problema de orden político y no criminal. Si a esto le sumamos que los intentos fallidos del 23E y 30A le han restado una importante credibilidad internacional (léase Estados Unidos) al gobierno interino de Juan Guaidó, a este no le quedaría otra alternativa que plegarse a una negociación con un régimen que desea elecciones y una Comunidad Internacional que no ve otra manera de hacer que en Venezuela las aguas vuelvan a su cauce.

El único problema aquí es como se hace para convencer a un país entero que aun espera el “cese de la usurpación” prometido y que ahora se cocinan brebajes para transformarlo en un “cese de la usurpación por elecciones”.

Si el problema fundamental del país es un régimen de corte castrocomunista, que ha pretendido en 20 años someter a su población utilizando los inmensos recursos de la nación, arruinando y destruyendo todo a su paso, y todavía no ha logrado someterla completamente a pesar del éxodo y la crisis humanitaria, ¿de que manera cabria pensar que podamos convencerla que nos podemos deshacer de él por la vía de negociar “espacios de convivencia” a través de mecanismos electorales que solo funcionan cuando existe democracia? En otras palabras la solución electoral es un completo contrasentido cuando se realiza con quienes de suyo no creen en esa vía salvo cuando son ellos quienes cuentan los votos utilizando un sistema construido para favorecerlos. Es por eso que algunos creemos que la salida definitiva pasa por una solución de fuerza, pero que de la cual no tenemos la aprobación de la Comunidad Internacional en su conjunto.

Nos encontramos entonces atascados en la creencia de que solo nos queda la vía electoral para resolver el problema. Y esa solución, lejos de resolverlo, lo agrava. Es como ponerle un parche a un gran tanque de gasolina que gotea porque esta podrido por el oxido y si no se le pone remedio a la causa estructural del derrame, en algún momento y por alguna razón saltara el chispazo que lo hará explotar mas temprano que tarde. Es por eso que hay que ir a  resolver la causa estructural del problema, ya que el régimen ha distorsionado y destruido absolutamente toda la institucionalidad del país. Esto es, recurrir a la fuente donde nacen las instituciones, que no es otra cosa que la Soberanía Popular.

La Comunidad Internacional reconoce sin duda alguna que en Venezuela hay que recurrir a la Soberanía Popular para resolver nuestras diferencias. De allí que su instrumento sea el electoral. Sin embargo un Plebiscito es también un mecanismo electoral pero que pone en manos del pueblo una decisión trascendental. Y ese es precisamente nuestro caso en Venezuela, pero con una diferencia: con unas elecciones toleramos la existencia del régimen, con un Plebiscito no. ¿Y porque no? Porque de lo que se trata precisamente es de someter a la consideración de la Soberanía Popular la decisión acerca de la existencia misma de ese régimen, con todo lo que ello implica. ¿Se dan cuenta de la diferencia?

Pero, ¿como llevar al régimen a ese juicio de la Soberanía del pueblo? No será fácil de ninguna manera. Es claro que no deseará contarse con los mecanismos abiertos de la Comunidad Internacional, a sabiendas que el pueblo no lo quiere. Es allí donde la presión de todos los países debe comenzar a funcionar. Los países que nos respaldan deben ser los primeros convencidos de esta solución. Pudieran por ejemplo continuar con las mismas, o nuevas y peores sanciones hasta que el régimen acepte un Plebiscito.

La diferencia con el estado actual de las cosas es que habría entonces un lugar adonde llegar con esas presiones y sanciones: a que el régimen acepte contarse en un Plebiscito. Este se haría con la colaboración de la sociedad civil y sin la intervención del CNE, por no ser este instrumento de su competencia constitucional (Art. 70), por lo que su realización resultaría más ágil e inmediata que una elección, y contando siempre con el apoyo y supervisión de organismos internacionales (OEA y UE). Dependiendo de la presión que se ejerza de afuera hacia adentro, y desde las mismas entrañas del país, el régimen comenzará a solicitar “negociar” los términos de su sometimiento a la voluntad del pueblo. Es ESA la única negociación posible con ellos: la de los términos de su salida.

Pero, ¿cómo se haría para que el régimen cumpla con el resultado de ese Plebiscito? Esa pregunta va de la mano con la aceptación del instrumento: de no cumplir el mandato popular emanado de las urnas en ese Plebiscito, las puertas quedan abiertas para una intervención humanitaria que haga cumplir la decisión del Soberano, no teniendo la Comunidad Internacional manera alguna de evitar la Responsabilidad de Proteger (R2P) a Venezuela de acuerdo a los términos concebidos en la Asamblea General de la ONU del año 2005. Y para lograrlo de la manera mas expedita y con la colaboración del único poder legítimo en Venezuela, la Asamblea Nacional no tendría mas excusas para negarse a aprobar la presencia de fuerzas extranjeras dentro del país para apoyar lo decidido por el pueblo en las urnas, a través de su atribución establecida en la Constitución en el Artículo 187#11.

Como verán, un Plebiscito es una solución expedita versus las negociaciones encubiertas de la oposición con el régimen para asegurar su permanencia en las estructuras de poder en Venezuela por la vía electoral. Le daría continuidad a la promesa hecha a los venezolanos el 23E de terminar inmediatamente con la usurpación y continuar en la vía de la conformación definitiva de un gobierno de transición que nos lleve a elecciones libres, SIN EL RÉGIMEN O ALGUNA DE SUS ESTRUCTURAS. Y demuestra que si es posible un próximo gobierno sin cohabitar con Maduro, como nos ha pretendido vender como obligante la oposición oficial. Es una solución que le planteamos a Venezuela y al mundo para abandonar el limbo en que nos encontramos, que profundiza y alarga la muerte y la desesperanza del pueblo venezolano.

Caracas, 19 de Junio de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana