viernes, 4 de octubre de 2019

La rana y el alacrán, o porqué más que nunca necesitamos una Consulta Popular Plebiscitaria

Por Luis Manuel Aguana

Tal vez los venezolanos han oído tanto que en Venezuela gobiernan unos delincuentes que esto se ha convertido en un lugar común. Siempre decimos que los políticos en el gobierno son unos ladrones y unos corruptos, que pareciera que eso es normal, cuando obviamente no lo es. Esperamos que quienes administran lo que es de todos lo hagan con un mínimo de decencia y pulcritud. De hecho, una de las principales banderas –sino la principal- que enarboló Hugo Chávez para hacerse con  la Presidencia de la República de Venezuela en 1998 fue la corrupción del binomio adeco-copeyano por 40 años.

Pero una cosa es la corrupción de unos administradores que le meten la mano al erario público cuando son gobierno en una cierta proporción y otra muy diferente es una corporación criminal multinacional con múltiples ramificaciones, entre las que se encuentran el narcotráfico, el terrorismo y la desestabilización regional. Fue por eso que en los Estados Unidos cuando las mafias de criminales crecieron durante los primeros años del siglo pasado, el gobierno federal se hizo cargo y se fortaleció, creando múltiples agencias dedicadas a perseguir hasta su liquidación, a esos grupos que se enquistaban en el seno de su sociedad al punto de ponerla al borde de su destrucción.

Este mismo fenómeno pasó en Venezuela pero a niveles extraordinarios. La corrupción llego hasta el punto de hacernos fracturar tanto como sociedad que es ahora el “gobierno” el que conduce la mafia regional. Nosotros lo llamamos “régimen” por designarlo de alguna manera, pero se trata de separar semánticamente lo que es en teoría un gobierno extremadamente malo de una corporación criminal.

Se ha repetido múltiples veces la comparación pero es igualmente válida: es como si el jefe del cartel de Sinaloa gobernara México o como si Pablo Escobar Gaviria hubiese llegado a gobernar Colombia, o si en la siguiente película de “El Padrino”, la familia Corleone le hubiera puesto la mano a la Casa Blanca. Como fenómeno planetario esto se encuentra todavía en estudio. El 2017 escribí sobre el tema en una nota titulada “Para un problema global una solución global” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2017/08/para-un-problema-global-una-solucion.html), donde decía cosas como esta: No es que haya funcionarios comprados por el delito, son ellos los dueños del negocio y que además manejan el poder. Desde el blanqueo de capitales a través de nuestra principal industria hasta la emisión de bonos públicos. Esto es un fenómeno nuevo a escala global y el desencadenante de una serie de mecanismos que afectarán a nuestro país en el cortísimo plazo.

Y lamentablemente lo afectó, con las consecuencias que estamos viendo a finales del 2019. Al escribir esa nota en agosto de 2017 nunca me imaginé la hambruna que medio se asomaba en nuestro país, así como el éxodo masivo de venezolanos nunca antes visto en las Américas. Ese es el contexto real en donde debemos analizar lo que hizo la oposición oficial al pactar con esa corporación criminal multinacional, unas “elecciones” a través de un Acuerdo en la Asamblea Nacional.

A los ojos del mundo civilizado y de todos los países que reconocen al gobierno encargado de Juan Guaidó Márquez, Maduro y su mafia deben desalojar el poder de raíz para que Venezuela pueda retomar el hilo constitucional y sacudir el sufrimiento económico de los venezolanos. Los criminales, comenzando por los jefes del cartel, deben estar donde están los criminales: en un penal, aquí o en el exterior, pagando condena por sus crímenes, en especial los de lesa humanidad. Eso deben entenderlo quienes se dicen gobierno legítimo encabezados por Juan Guaidó. Si no lo “entienden”, inmediatamente significará que son parte activa del problema, y se interpretará que fueron comprados o siempre pertenecieron a la mafia que reina en Venezuela.

A aquellos que ven como “normal” llegar a un acuerdo electoral con esa mafia porque somos civilizados y no queremos una matanza entre venezolanos, lamento echarles a perder su película de Walt Disney. No cesará el sufrimiento de los venezolanos porque el mal está en la raíz del problema. Me recuerda la anécdota del alacrán y la rana para cruzar el río. Después de un acuerdo como el de la Asamblea Nacional donde la rana se comprometía a llevar al alacrán en paz a la otra orilla sin que la agrediera, el alacrán pica a la rana en el medio de la corriente. Y mientras ambos se ahogaban, a la pregunta de la rana del porque lo había hecho ya que morirían los dos, el alacrán respondió que picarla estaba en su naturaleza. Ellos no pueden dejar de ser lo que son porque acepten ir a unas elecciones. De hecho las arreglarán como ya lo han hecho en 20 años porque son unos criminales. Ramos Allup dirá que prefiere eso a un golpe. ¿No será porque es parte de esa mafia? Pues yo no lo prefiero, así como el resto de los venezolanos, como lo han demostrado todos los estudios de opinión pública realizados hasta la fecha. Ese arreglo va a contravía de los deseos de la mayoría de los venezolanos.

La gran pregunta a los forjadores de ese Acuerdo es si se irán del país los 22 mil cubanos, o los rusos, chinos e iraníes que apuntalan al régimen, o si dejarán el negocio del narcotráfico, o desalojarán el territorio venezolano las bandas armadas del ELN y las FARC, o abandonarán el Plan de la Patria contentivo de los postulados comunistas de la revolución cubana.

Ahora bien, ese Acuerdo se da en el marco de la mayor operación de estrangulamiento selectivo que régimen alguno haya sufrido por parte de la Comunidad Internacional, en especial por los Estados Unidos, y que a la postre dará al traste con las aspiraciones del régimen de permanecer en el poder (ver el articulo de Casto Ocando “La Guerra silenciosa de los Estados Unidos y la “Paciencia Estratégica” en Primer Informe, https://primerinforme.com/index.php/2019/07/07/cuaderno-de-notas-la-guerra-silenciosa-de-estados-unidos-detras-la-paciencia-estrategica/). Es como una especie de radioterapia y quimioterapia juntas a este cáncer que carcome a Venezuela, y todos nosotros la estamos pasando muy mal por los efectos colaterales. ¿De verdad creen Guaidó (y su jefe López), Ramos, Borges y Rosales que la terapia se suspenderá porque ellos llegaron a un “acuerdo” con una mafia? ¡Por favor! Ellos saben que eso no resolverá el problema pero le venden a los venezolanos que Maduro irá a unas elecciones con ellos, aunque no sea candidato, que perderán, y ellos les entregarán el poder, y todos seremos felices para siempre como en los cuentos de hadas. ¿Ustedes que creen? ¿Qué son estúpidos inocentes o están metidos en el guiso? La experiencia vivida me indica que es mas lo segundo que lo primero…

Visto así, ¿cómo se entendería una Consulta Popular Plebiscitaria en este complejo contexto? Veamos.

En Venezuela se perdieron todos los referentes. Y cuando digo todos, son todos. Las instituciones, los partidos políticos, el sistema económico, la moneda, todo. Todo lo que a usted se le ocurra está comprometido por el comportamiento criminal del régimen y sus actuaciones. No es solo un tema ideológico, es ya de supervivencia. Ya estamos viviendo la ley del más fuerte de la selva en algunas regiones del país. El que esté armado que resuelva. A eso hemos llegado. Ya el tema no es que Maduro este o no esté en el poder, es que todo está comprometido, incluyendo quienes negocian por nosotros. Es por eso que ya esa representación no es creíble por nadie, por más que haya sido electa mayoritariamente por el pueblo el 6D-2015, que es como decir el siglo pasado. Estas razones hacen imperativa la convocatoria a la base sobre la que se construye todo país: su Pueblo Soberano.

Si la estrategia norteamericana de estrangulamiento sin intervención internacional está funcionando, ¿por qué no hacerla funcionar a nuestro favor? Si el G4 y los cómplices del régimen negociaron la supervivencia de Maduro y sus criminales, obligando a los venezolanos a una elección que sabemos alargará nuestro sufrimiento de una manera indefinida, todos estamos en el deber de asumir el restablecimiento de la Constitución que está descrito en el Artículo 333 Constitucional.

Y es con base a ese fundamento constitucional que le decimos a la Comunidad Internacional que la estructura participativa de nuestra Constitución nos empodera como colectivo y como sociedad civil para decidir qué hacer con nuestro país una vez que el régimen no se sostenga mas. De hecho, una vez que lo decidamos, el régimen indefectiblemente caerá. Pero para esto requerimos de su apoyo de fuerza institucional. Si la Comunidad Internacional comprende que imponiéndole a Nicolás Maduro un plebiscito sin la participación de ninguno de los poderes comprometidos del régimen, para que negocie las sanciones y su salida para el establecimiento de un Gobierno de Transición y unas elecciones libres, después de haber fumigado al CNE, el poder se transferirá institucionalmente a quien decida el pueblo en esa Consulta Popular Plebiscitaria. Sería la decisión de la Soberanía Popular. Es lo que ha dicho todo el mundo, desde la Comunidad Europea, pasando por el Grupo de Lima, Donald Trump y llegando a Vladimir Putín.

No sería con una negociación escondida extremadamente dudosa, ni con acuerdos que nadie entiende. Sería con una Consulta Popular Plebiscitaria organizada por los mismos venezolanos dolientes de este cáncer, con la ayuda de los países amigos, y para ser aplicada inmediatamente. Esa es nuestra propuesta, que se reafirma luego de la traición de quienes dijeron representar nuestros intereses pero que olvidaron que los venezolanos podemos ejercer directamente nuestra Soberanía. La Comunidad Internacional tiene la palabra.

Caracas, 4 de Octubre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

miércoles, 2 de octubre de 2019

Última parada, el ejercicio directo de la Soberanía

Por Luis Manuel Aguana

En el más enredado lenguaje, ni siquiera digno de Cantinflas quien si demostró una perfecta armonía con el pueblo que magistralmente interpretó en el cine, los Diputados Asamblea Nacional abandonaron oficialmente el mantra "Cese de la Usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres" (ver Acuerdo en https://twitter.com/AsambleaVE/status/1179138987086286848?s=08). El nuevo Acuerdo anunciado ayer con los votos del régimen confirma lo que se gritaba por las redes sociales: los Diputados amputaron los dos primeros pasos de la secuencia acordada en la Ley del Estatuto que rige la Transición, del 5 de Febrero de 2019, yendo directamente a unas elecciones con el régimen de Nicolás Maduro Moros.

Con esa nueva “Ruta Política Integral” o “Acuerdo para la ruta política integral planteada al país que permita elecciones libres y transparentes como salida a la crisis que viven los venezolanos y la reinstitucionalización del país”, nombre eufemístico utilizado para meternos al régimen sin decirlo, los ciudadanos diputados hicieron dos cosas adicionales además de traicionar a los venezolanos: a) Vaciaron el acuerdo no firmado de Oslo-Barbados en un Acuerdo de la Asamblea Nacional con la intención de congraciarse con el régimen y a la vez salvarle el cuello a los delincuentes que nos desgobiernan; y b) Intentaron vanamente engañar a la Comunidad Internacional indicando que eso sacará a Venezuela de la crisis y permitirá la “reinstitucionalización” del país.

No me detendré en los detalles del Acuerdo ya que por todos lados invoca una sola palabra: COHABITACION, con un desagradable hedor a traición. Traición a los venezolanos que el 23 de Enero de 2019 de buena fe creyeron que Juan Guaidó y los partidos del G4 estaban consustanciados con la libertad de Venezuela.

¿Será que no hay quien les diga a los Diputados que firmaron ese adefesio que unas elecciones con el régimen en el poder no resolverá la crisis de Venezuela? Pero eso lo saben. Y aún así prefieren abrazarse con el régimen que deslindarse de él. Aquellos diputados que de buena o mala fe creen que arrodillarse para que el régimen les perdone la vida, o peor aún, que sobrevivirán al tsunami que vendrá después de que caiga esta mole de excremento que se llama el régimen de Nicolás Maduro Moros, deberán recordar la célebre frase de Sir Winston Churchill: “El que se humilla para evitar la guerra, se queda con la humillación y con la guerra”.

El régimen se dio incluso el lujo de chantajear a los partidos amenazando con reconocer para unas supuestas nuevas elecciones solamente a los partidos que ya habían hecho comparsa con Maduro en las elecciones fraudulentas del 20 de Mayo de 2018. Y aunque hayan actuado por chantaje, el resultado es el mismo: entregaron las banderas opositoras teniendo a la mayoría del país a su favor y la casi totalidad del respaldo de la Comunidad Internacional. En otras palabras cambiaron a su mamá por un par de chancletas.

Y lo peor (o lo mejor) de este acto de la oposición oficial, no es que nos hayan traicionado a los venezolanos en un intento de salvar al régimen a través de unas elecciones que nadie reconocerá, sino que lo han hecho en vano, y que finalmente le permitirá a los venezolanos salir de la podredumbre del régimen y de su oposición oficial al mismo tiempo. ¿Y porque lo digo? Porque la mafia que controla a Venezuela tiene sus días contados.

No ha dejado de extrañarme la impresionante piratería de los estrategas –si es que existen- de la oposición oficial. No sabía si lo malo de esa conducción política se debía a la corrupción, la ingenuidad, la inexperiencia, el desconocimiento, de la falta de agallas –por no decir la expresión que corresponde- de sus dirigentes. El vector resultante siempre terminaba apuntando en dirección y fuerza, en el sentido de apuntalar al régimen. Los desastres de febrero en la frontera colombiana, y de abril en el Distribuidor de Altamira (por no decir expresamente en La Carlota porque da la percepción equivocada de que habían logrado un alzamiento en esa base militar), siempre me dieron la sensación que nunca trabajaron para liberar a Venezuela. Lo de ayer en la Asamblea Nacional me confirmó esa percepción.

La conducción política de la oposición oficial jamás se percató que este problema que tenemos escapa de largo de las manos de los venezolanos. Que tendrían que ser demasiado estúpidos para no pensar que alguien con poder afuera se encargaría del problema venezolano por encima de ellos, así se revolcaran con el régimen y su corrupción para permitirles seguir jugando con la miseria de los venezolanos, y creando un problema regional de la magnitud del que ahora pesa sobre nuestras espaldas.

En un informe muy bien articulado y mejor documentado del periodista Casto Ocando, que ha pasado inadvertido para esos “estrategas opositores” –si es que los hay-, titulado “La Guerra silenciosa de los Estados Unidos y la “Paciencia Estratégica”” (ver Primer Informe, en https://primerinforme.com/index.php/2019/07/07/cuaderno-de-notas-la-guerra-silenciosa-de-estados-unidos-detras-la-paciencia-estrategica/) se describe con lujo de detalles la mayor cacería financiera y criminal llevada a cabo en contra de la mafia que desgobierna a los venezolanos con el fin de extirparla sin soltar un tiro. Como bien dice el informe de Ocando: Dicho de otro modo: una cacería internacional en combinación con gobiernos de tres continentes, vigilando entradas y salidas por avión o embarcaciones, visitando propiedades y realizando allanamientos con autorizaciones judiciales tan válidas en Miami como en Santo Domingo, Madrid o Zurich, Suiza. O Dubai y Sudáfrica, por no hablar de toda Latinoamérica. “Se trata de una guerra global en todos los frentes pero sin balas ni misiles”, me dijo esta semana un diplomático norteamericano. “Es una estrategia más efectiva, sin el costo político de invadir”, apuntó.”.

¿Creerán los corruptos responsables de ese nueva “Ruta Política Integral” y los áulicos que los rodean y aparentan ser opositores, que ellos se encuentran fuera de eso? ¿Qué cuando inexorablemente se estrangulen poco a poco todos los medios que le dan vida a este régimen, ellos no se estrangularán igualmente con él? Posiblemente ni lo sepan. Por eso es que el periodista Casto Ocando se pregunta acertadamente: “¿Conoce el presidente interino Juan Guaidó, o la Asamblea Nacional controlada por la oposición, los detalles de estas masivas operaciones encubiertas en la que participan también otros países de América Latina y Europa?”.

El régimen caerá, de eso no me queda ninguna duda, y este informe me lo corrobora. La pregunta es cuándo y cómo. Ahora la interrogante no es si Maduro, su régimen y sus acompañantes de la oposición colaboracionista se irán, sino cómo será el tránsito de esa montaña de excremento a una nueva situación de viabilidad de país, y quienes deberán conducirlo.

Los Estados Unidos y el resto de la Comunidad Internacional deberán estar preguntándose, ¿entonces, si no es Guaidó, quien? Si no existe una verdadera oposición que conduzca este proceso la salida será más traumática. De allí que ahora se justifique con muchísima mayor razón que el Soberano pueblo de Venezuela sea consultado, para que en ejercicio directo de su Soberanía, sin ninguna interceptación de quienes nos traicionaron, y sin que ningún poder corrompido del régimen de Maduro conduzca ese proceso, ese mismo pueblo decida darle la legitimidad a quien le corresponda de acuerdo a la Constitución, definiendo los pasos necesarios para reafirmar la trilogía que el pueblo aprobó el 23 de Enero de 2019. De esa manera, y ejerciendo directamente la Soberanía (Artículo 5 Constitucional) será solo el pueblo, y no una pandilla de corruptos pagados por el narcotráfico, el que reafirmará la ruta que ya escogimos y le indicará claramente al mundo como recuperaremos nuestra libertad. Esa sería la última parada de esta pesadilla.

Caracas, 2 de Octubre de 2019

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