miércoles, 16 de septiembre de 2020

Sucesión conveniente

Por Luis Manuel Aguana

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Ciertamente las acusaciones por manejos de corrupción realizados recientemente en contra del Gobierno Encargado de Juan Guaidó en la recuperación de activos de la República, no ayudan en forma alguna a la materialización de la Ruta anunciada para la recuperación del país. Los ataques, justificados o no, de la poca eficiencia del Gobierno Encargado para concretar el Cese de la Usurpación desde su anuncio en febrero de 2019, están haciendo mella como un ácido corrosivo en la estabilidad de la única estrategia nacional e internacional que ha sido exitosa en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros. Y este último esta muerto de la risa con eso.

Con esto no estoy saliendo en defensa de algo que a todas luces hay que investigar, sino de lo que al parecer se esconde detrás, que no es otra cosa que la sucesión del poder en Venezuela. Desde el mismo momento en que la Asamblea Nacional aprobó el Acuerdo para la Transición, los partidos políticos que aprobaron la Presidencia Encargada de Juan Guaidó no lo querían en el poder por mas de 30 días. Aunque eso varió posteriormente con la versión definitiva del Acuerdo llevándolo hasta un año, ese espíritu de inmediatez privó en todos los jefes políticos. ¿Cómo era posible que un joven que cayo de arriba, por obra de una ruleta política que solo existe en Venezuela, ocupara un sitial que solo les corresponde a ellos? ¡Solo el tiempo mínimo necesario, no más! Y eso no ha cambiado un milímetro desde ese entonces, sin importar que pase con los venezolanos.

El problema principal no era entonces salir del régimen a la brevedad posible sino quien se alzara con el poder después. Y si alguno de esos jefes políticos no esta de acuerdo con esa sucesión, entonces preferirá que Maduro se quede en Miraflores hasta que exista una sucesión conveniente a sus intereses. Y al carajo con los venezolanos...

Siento que lo que está pasando con Guaidó en este lodazal donde se mueve la corrupción y el ajedrez de la sucesión política, gira realmente alrededor de un hecho fundamental: quien hará la transición. De eso dependerá el futuro político de mucho cadáver insepulto de la vieja política que no quiere irse todavía. La corrupción se utiliza con una doble finalidad: ensuciar al Gobierno Encargado para que no pueda realizar lo que tiene la obligación de hacer con los venezolanos, que no es otra cosa que salir de Maduro, y por otro lado hacerse con unos reales para financiar las aspiraciones de quien está detrás moviendo las piezas de esa estrategia. “Doble play”, como dicen en el béisbol.

Con esto no estoy diciendo que no se hagan las denuncias, sino que sepamos realmente a quien benefician esos actos y porqué. ¿A los venezolanos nos conviene reventarle el espinazo a la Presidencia de Guaidó? Yo creo que sería suicida y una estupidez de marca mayor. Es como pedirle a la rana que nos ayude a cruzar el rio y en el medio del camino picarla como el alacrán. Eso nos hundiría a todos.

De todos aquellos que disparan a cabeza de la Presidencia Encargada no hay ninguno que les diga a los venezolanos con qué la reemplazamos, y con qué nos quedamos si acabamos de manera “autosuicida” con la Presidencia de Guaidó. Se solazan gritando que hay corruptos - que los hay – y que no se ha cumplido el Cese de la Usurpación, sin proponer otra cosa más allá de una intervención armada porque “solos no podemos”. Y yo me pregunto, ¿con ellos a la cabeza? ¡Claro! Ni pendejos que fueran. Y cuando el Gobierno Encargado por fin oye una propuesta de la sociedad civil para materializar esa promesa, entonces patean también la solución porque Guaidó la acogió. ¿Y entonces? ¿Donde quedamos los venezolanos en ese cuadro de egolatría patética?

Ya va llegando la hora en que los venezolanos, y en especial la dirigencia política, escojamos entre Maduro y Guaidó. Y si escogemos a Guaidó entonces pongamos seriamente todo nuestro esfuerzo con él para salir de Maduro. Las opciones se agotaron y solo disponemos de esa rana para cruzar el río, aunque no nos guste. No la apuñalemos por la espalda en el medio del río por razones subalternas porque nos ahogaremos todos.

He sido un duro crítico de la gestión del Presidente Encargado precisamente por la manera en que accedió a la presidencia y quienes le acompañan. Muchos de ellos son enemigos de su éxito por las razones expuestas. Pero ha llegado el momento de decidir ayudar proponiendo cosas concretas que se puedan hacer posibles para que ese camino se haga mas expedito y fácil. Daré un ejemplo claro. Hubo 37 organizaciones políticas que firmaron el Pacto Unitario por la Libertad y Elecciones Libres, y todos los representantes de esos partidos estuvieron presentes en el anuncio. Sin embargo, aun no he visto el primero de ellos que públicamente haya dado su respaldo y le haya bajado a su militancia en todo el país los lineamientos para el cumplimiento de ese Pacto después de más de una semana de anunciado. ¿Desidia política? ¿Pasando agachados por si Guaidó fracasa? A estas alturas el país entero y la diáspora, partidos y sociedad civil organizada, deberían estar movilizándose y organizándose en función de ese Pacto. Ya nuestra gente en ANCO en todo el país lo está haciendo para hacer efectiva esa Consulta Popular que hemos propuesto y que ha sido anunciada. No es solo retórica, es acción.

He insistido en que la propuesta de ANCO, acogida por el Presidente Encargado Juan Guaidó, es una propuesta de la Sociedad Civil, NO del Gobierno Encargado. Su éxito o fracaso depende de nosotros, en el entendido que el Gobierno Encargado la acoja como se le planteó, y no una versión distorsionada de ella por intereses ajenos a los de Venezuela, que no sea producto de un acuerdo seriamente discutido y decidido entre la sociedad civil y la dirigencia política del Gobierno Encargado. Solo así tendrá la credibilidad suficiente para que los venezolanos acudan a ella. ¡Todos nos estamos jugando el país!

En noviembre del año pasado ante una denuncia hecha en los medios por actos de corrupción del Gobierno Encargado insistí que sería imposible reconstruir a Venezuela si la dirigencia que pretende sustituir al régimen es exactamente igual o peor que la de él (ver El único camino de Juan Guaidó, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/11/el-unico-camino-de-juan-guaido.html). Decía que es una matemática muy sencilla y una norma básica de gerencia ejecutiva: no compondrás lo que se estropeó utilizando a quienes lo echaron a perder.

La corrupción será un mal que estará siempre presente a pesar de la mejor disposición de combatirla. La diferencia tiene que estar en la determinación de exterminarla que tenga quien conduzca. Cuando el Dr. Ramón J. Velásquez, un personaje de innegable condición ética y moral, ocupo la Presidencia Encargada de la República se vio envuelto en un escándalo de corrupción por el indulto a un narcotraficante, proveniente de su propia firma. Inmediatamente el Dr. Velásquez tomo las acciones necesarias derogando el decreto de indulto y realizando una investigación que comprometía a su propio hijo. Esa es una determinación que debe existir en cualquiera que ocupe esa alta Magistratura, pero que también entienda lo que supone su conducta en épocas donde esta de por medio la vida de la República.

A Guaidó no le queda otra decisión que seguir el camino de Ramón J. Velásquez, y dar muestras indiscutibles de un cambio de rumbo a la población para demostrar que la sucesión que representa es la mas conveniente, no solo a los políticos que buscan hacer leña de un árbol tambaleante, sino para los venezolanos que han ido paulatinamente perdiendo la confianza en que su liderazgo pueda conducir a los cambios que el país reclama. Si logra eso los cambios no se harán esperar...

Caracas, 16 de Septiembre de 2020

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Una solución institucional

Por Luis Manuel Aguana

La cita del texto clásico de Juan Ignacio Jiménez, Política y Administración [1] que se me quedo para siempre fue la diferenciación entre lo institucional y lo político: “…La acción de gobierno no es función administrativa, sino intrínsecamente política, en el sentido más vulgar del arte de lo posible y en el más técnico de asignación autoritaria de prioridades, de acuerdo a la captación por el gobernante de las demandas del grupo gobernado. Se administran Instituciones y se gobiernan sectores…”. La institucionalidad sabe que es lo que hay que hacer, y su deber es acompañar a los políticos para determinar cuándo, dónde y en qué proporción aplicar la acción del Estado (o no aplicar ninguna acción), que es el trabajo de quienes ejercen el gobierno. Es por eso que los políticos deben respetar las instituciones porque por definición son ellos los que están de paso aunque detenten el poder, mientras que las instituciones son las que se quedan y deben prevalecer.

Se preguntarán porque traje a colación este clásico. Lo hago porque en este punto tenemos que separar, aunque sea difícil para mucha gente, lo institucional de lo político. ANCO ha propuesto a los políticos y al país una solución institucional, que de observarse con la rigurosidad y control técnico necesarios, puede desplazar al régimen de Nicolás Maduro Moros y sus delincuentes, obteniendo el objetivo político que todos buscamos de salvar a Venezuela. Pero para lograr que se haga realidad ese objetivo, la sociedad civil  DEBE ESTAR PRESENTE EN TODO EL PROCESO como condición "SINE QUA NON" (condición si la cual no) para que todo funcione como está planteado, obedeciendo a los intereses de los venezolanos.

Sin la participación ACTIVA de la sociedad civil, la solución planteada a los políticos desde la esfera de lo civil no funcionara y fracasará, porque los intereses que se mueven en los círculos políticos históricamente se han antepuesto a los intereses de la gente. Si los políticos deciden dejar fuera a la sociedad civil en la solución del problema político de los venezolanos, muy posiblemente el esfuerzo que hemos hecho se perderá. Esto no es una premonición ni una profecía auto-cumplida sino una experiencia que los venezolanos hemos pagado con sangre desde hace 20 años.

Por otro lado, es bueno recordarles a los críticos feroces de la solución de la Consulta Popular Plebiscitaria y Vinculante, que este NO ES UNA PROPUESTA DE JUAN GUAIDÓ SINO QUE NACE DE LA SOCIEDAD CIVIL, aunque él y su Gobierno Encargado le hayan dado su aval político. Esto es para aquellos que insisten en atacar la solución porque supuestamente viene de él. NO ES ASI, viene de la sociedad civil. De allí que haya que invertir la pirámide en la toma de decisiones. Solo los venezolanos seremos capaces de sobreponernos a nuestros propios males. Nadie lo hará por nosotros aunque digamos mil veces que “solos no podemos”.

El giro que tiene que darse en esta nueva etapa de la ruta para la recuperación de la libertad en Venezuela no pasa ni por Guaidó, ni por María Corina, ni por Capriles (quien últimamente trata de resucitar desesperadamente) sino que PASA POR LA DECISION DE TODOS LOS VENEZOLANOS. Es por eso que aquel político que entienda que esta no es su hora sino la de los ciudadanos, y coadyuva a que eso sea así, habrá dado con la clave de su futuro político.

Pero como bien dice el dicho popular, el demonio no descansa. Una vez anunciado el Pacto Unitario por la Libertad y Elecciones Libres donde se fija el camino para la realización de una Consulta Popular Vinculante a los venezolanos, saltaron las voces que al ver que ya no es posible parar esa consulta dicen ahora, como en el 2017, que la Consulta “no es vinculante”.

A todos esos señores les sugiero que se lean los Artículos 5, 62, 70 y 326 de la Constitución acerca del ejercicio directo de nuestra Soberanía y la responsabilidad de la sociedad civil en los asuntos del Estado. ¿Qué parte del Artículo 5 que garantiza el ejercicio directo de la soberanía no entendieron los que dicen que la participación, y más aun, la decisión de un pueblo, “no es vinculante”? Toda participación establecida en las formulas mencionadas en el Artículo 70 SI SON VINCULANTES.

Y tiene que ser así por la estrecha articulación entre los artículos 5 y 70: Artículo 5: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución y en la ley…”; y Artículo 70: “Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político…., y en lo social y económico…”. El Artículo 5 define quien es el dueño de la soberanía y como la puede ejercer de manera DIRECTA, y el Artículo 70 cuales son los medios establecidos para ejercerla en lo político, social y económico. ¿Cómo alguien que simplemente lea esa Constitución puede decir que no es vinculante lo que el pueblo decida cuando emita un mandato categórico en una Consulta Popular? Esa mamarrachada que inventaron los políticos para no hacer efectivo el mandato del pueblo el 16 de Julio de 2017 porque “la consulta no era vinculante” fue un engaño que le hicieron a los venezolanos porque habían negociado con el régimen de Nicolás Maduro Moros.

Ahora dicen que la Consulta Popular que se decidió en la ejecución del Pacto Unitario por la Libertad y Elecciones libres “no es vinculante” para despachar con un argumento espurio que el pueblo no se pronuncie y decida qué hacer con este régimen narco delincuente. Pues si es vinculante y los venezolanos deben saberlo a los fines de ejercer plenamente su derecho a expresarse en una Consulta Popular para decidir el futuro de Venezuela.

Este es quizás el mejor momento para que los venezolanos comencemos a ejercer nuestra ciudadanía. De allí que insistamos en intervenir cuando lo político ha sido sobrepasado por la crisis aplicando una solución institucional de protagonismo ciudadano. Nuestra participación está bien definida y escrita en una Constitución de la que soy el primero en insistir que es necesario cambiar, pero que también me atrevo a decir que muchos no se han leído bien. Ya es hora que sean los ciudadanos los que pasen al frente de las decisiones y comencemos a tomar las riendas de esta crisis…

Caracas, 9 de Septiembre de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

[1] Juan Ignacio Jiménez, Política y Administración, Cap 2. Modelo Tridimensional: Instituciones, Sectores y Sistemas, 1970.