viernes, 8 de enero de 2021

Ruta Común

Por Luis Manuel Aguana

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Luego de de leer los reconocimientos concedidos a la extensión del mandato como Presidente Encargado a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional electa en Diciembre de 2015, a través de la modificación de un Estatuto agarrado con alfileres, otorgados por los EEUU (ver Estados Unidos sigue reconociendo al presidente interino Guaidó y a la última Asamblea Nacional elegida en forma democrática en Venezuela, en https://translations.state.gov/2021/01/05/estados-unidos-sigue-reconociendo-al-presidente-interino-guaido-y-a-la-ultima-asamblea-nacional-elegida-en-forma-democratica-en-venezuela/), la Unión Europea (ver Venezuela: Declaración del Alto Representante, en nombre de la Unión Europea, en https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2021/01/06/venezuela-declaration-by-the-high-representative-on-behalf-of-the-european-union-on-the-situation/) y el Grupo de Lima (ver Grupo de Lima reconoció legitimidad de la Comisión Delegada presidida por Guaido, en https://www.lapatilla.com/2021/01/05/grupo-lima-asamblea-maduro/), no me queda otra cosa que volver a asombrarme por una situación que solo se da en Venezuela: afuera nos reconocen más de lo que nos reconocemos a nosotros mismos.

La situación de Juan Guaido y menos aún la extensión del mandato de la Asamblea Nacional electa en 2015, a través de una modificación dudosa del Estatuto para la Transición (a mi juicio inconstitucional) no me gusta más que al resto de los venezolanos que hemos visto 2 años tirados a la basura de la historia, con el consabido aumento del sufrimiento de nuestra gente. Pero la decisión del mundo no es jurídica ES POLITICA. Y esa decisión a juicio de todos los países constituye un mal menor que reconocer a los delincuentes que tienen el poder en Venezuela. Prefieren seguir esperando y ver cómo evolucionan las cosas en el país, con una dirigencia política opositora que consideran -y con mucha razón- muy mediocre.

Sin embargo todavía existen dirigentes políticos de la oposición venezolana que ponen en duda esa realidad política del reconocimiento de Guaidó y su Asamblea, que les atropella en la cara, y siguen trabajando activamente a contravía de sus ejecutorias para hacer más difícil el camino del Gobierno Encargado y a la actual Asamblea Nacional de 2015 como los poderes legítimos del país, lo que redunda en beneficio de la permanencia del régimen.

De hecho los desconocen y se rehúsan a trabajar con ellos. Aunque podría acordar en que no les falta razón, es urgente e indispensable, no buscar una “unidad” con esa oposición, sino acordar al menos lo que he llamado una “Ruta Común” que nos permita andar por carriles separados pero en la misma dirección. Algo de eso hicimos desde la sociedad civil cuando en ANCO le propusimos al Gobierno Encargado la realización de una Consulta Popular, aunque ellos no entendieron del todo el significado de “carriles separados”. Pero a los venezolanos nos cuesta llegar a ese tipo de reconocimientos. Y eso es lo que no entiende la gente de afuera. Ya es hora de empezar a cambiar eso si queremos salir pronto de esta pesadilla.

Esa Ruta Común debe pasar por establecer acuerdos de convivencia y de trabajo coordinado que permitan, no una unidad, sino un trabajo común que son dos cosas diferentes. Unidad significa fusionarse con otro, en una estrategia únicamente conducida sobre un grupo coherente jerárquicamente. En las actuales circunstancias eso no es posible en Venezuela. Lo que se propone aquí es algo completamente diferente, y puedo dar un ejemplo para que se comprenda la idea: cuando se está quemando un edificio pueden llegar muchos a intentar apagar el fuego. Unos pueden utilizar equipos con mangueras, otros más pequeños con baldes de agua, otros con equipos de espuma, otros utilizar helicópteros con agua desde el aire, y otros con explosivos para apagar fuego. Todos esos grupos tienen una la solución que puede ser o no valida, pero si actúan solos lo que harán es que el edificio se queme más rápido.

Si cada uno opera independiente a su manera y de acuerdo a sus capacidades, nadie se tiene ni siquiera que ver, solo se requiere saber donde estará el otro para no estorbarle ni pisarle la manguera –valga el ejemplo del incendio-, cada uno trabajando en su propio lugar pero coordinadamente. De esa manera todos trabajan para un mismo fin, apagar el fuego en el edificio de acuerdo a su propia capacidad. De eso es lo que hablo. Mucha gente se podría integrar sin que se tenga que estar de acuerdo con la estrategia del otro. Lo que si debe existir es un lugar único de coordinación donde los jefes de cada grupo evalúan donde se colocan los equipos de acuerdo a su competencia para el beneficio de llegar más pronto al objetivo común. Eso es lo que llamo Ruta Común. No tengo que estar de acuerdo con lo que hace el de al lado, el del frente o el de arriba o el de abajo. Si lo que hace va en el sentido de lograr el objetivo común de todos, es válida su participación.

En julio de 2012, publiqué una nota titulada “Unidad técnica” (ver https://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/unidad-tecnica.html) que se llegó a transformar en una propuesta formal a los equipos técnicos de la MUD para afrontar la aceptación técnica de las condiciones electorales del régimen para las elecciones Capriles-Chávez de Octubre 2012 (ver ESDATA-VOTOLIMPIO: Urgente e impostergable: La Unidad en lo técnico”, en http://bitakoraeva.blogspot.com/2012/07/urgente-e-impostergable-la-unidad-en-lo.html). Allí proponía la “unidad” de los equipos técnicos de la MUD y de aquellos que adversábamos la manera en que se aceptaban las condiciones del régimen para que la oposición pudiera participar. Creí que era más sencillo que los técnicos nos pusiéramos de acuerdo en la ingeniería, que es completamente objetiva, que los políticos en relación a las condiciones electorales. Fue en vano. De nuevo, la manía venezolana de no trabajar juntos por un objetivo común. Pero los políticos de la MUD tenían a mi juicio un gato encerrado con el régimen que no deseaban que nosotros conociéramos. De allí que los técnicos de la MUD no consideraron nuestra propuesta, terminando por aceptar las condiciones más abyectas para esas elecciones. No fue en vano que Capriles nos mandara a bailar salsa y tocar cacerolas para no cobrar…

Un paso interesante de una primera aproximación a esa Ruta Común podría ser aceptar esa “rendición de cuentas” que están exigiendo María Corina Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma (ver Maduradas en,  https://maduradas.com/sepa-maria-corina-machado-diego-arria-antonio-ledezma-exigen-guaido-rendir-cuentas-tras-escandalo-corrupcion-desvelado-washington-post/). Si existe la disposición de Guaidó de solicitar la colaboración de otros sectores opositores indicando que “Es el momento de unirnos” porque es “el último llamado de la patria” (ver Guaidó llamó a la unidad a líderes opositores (ver https://elmercurioweb.com/noticias/2021/1/5/guaid-llam-a-la-unidad-a-lderes-opositores-es-el-momento-de-unirnos), debería estar entonces en la disposición de negociar un acuerdo opositor en los mejores términos sin pisarse las mangueras para hacer un reinicio de la oposición en el 2021 en una Ruta Común que los lleve a todos en la misma dirección, donde cada uno apague el fuego desde su propia perspectiva. Eso sería lo sensato. Lo otro sería seguir en la vieja costumbre venezolana de no reconocer lo que el planeta entero reconoce, que no es otra cosa que la fórmula más segura para que el régimen dure 100 años.

Pero lo más importante de toda esta exposición es que esa Ruta Común tiene que incluirnos como la sociedad civil representada por más de 6,4 millones de venezolanos que se hicieron presentes en una Consulta Popular, que todos en esa oposición se empeñaron en que no se expresara y ahora tratan de esconder el éxito de esa convocatoria como quien trata de ocultar el sol con un dedo. Esa es la clave para el éxito o el fracaso de esa nueva Ruta. Esos ciudadanos no investidos de autoridad son los únicos capaces de legitimarla. Si igual se empeñan en seguir ignorando a quienes podemos legitimarla, el camino será más largo pero finalmente se impondrá el dueño de la Soberanía Popular pasando por encima de quienes aun no comprenden lo que desde hace rato entendieron afuera: o lo hacen juntos, o lo hacemos nosotros directamente con los dueños…

Caracas, 8 de Enero de 2021

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sábado, 2 de enero de 2021

Asamblea Nacional, Ser o no Ser

Por Luis Manuel Aguana

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En mi primera nota del 2021 refiero la duda de Hamlet por ser universal: “Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida resistencia?”. Tremenda disyuntiva la de Hamlet, en el Acto Tercero, Primera Escena, de la obra inmortal de William Shakespeare, donde un Príncipe se enfrenta a un problema de conciencia, incapaz de cerrar los ojos ante “la duda entre la agonía de la vida y la liberación que supondría el suicidio, después del desengaño sufrido ante el vergonzoso comportamiento de sus progenitores” (ver Hamlet o la eterna duda, por Susana Torres Prieto http://ideas.ie.edu/hamlet-o-la-eterna-duda/).

La Asamblea Nacional se debate entre el Ser y no Ser de Hamlet. ¿Y por qué? Porque aprobaron el 26 de Diciembre de 2020 una reforma del Estatuto de la Transición (ver https://www.asambleanacionalvenezuela.org/noticias/an-aprobo-primera-discusion-de-la-reforma-de-la-ley-del-estatuto-que-rige-la-transicion-a-la-democracia-y-la-vigencia-de-la-crbv) que naufraga entre la inconstitucionalidad de su contenido (ver Michael Penfold en  https://twitter.com/penfold_michael/status/1344025882491551748?s=03) y “las posibles irregularidades en la forma que se produjo su votación” (ver Denuncian supuestas irregularidades durante la sesión de la AN en la que se modificó el estatuto de la transición, en https://maduradas.com/polemico-participaron-68-principales-rellenaron-suplentes-denuncian-supuestas-irregularidades-sesion-la-an-la-se-modifico-estatuto-transicion/).

Si la modificación del Estatuto de la Transición por posibles irregularidades en su aprobación resulta fallido, la Asamblea Nacional se verá en serios aprietos para justificar su existencia ante la Comunidad Internacional. Esto sin contar con el hecho de que el mismo 30 de Diciembre de 2020 el TSJ del régimen declaró la nulidad de la reforma del Estatuto de la Transición por una acción de los diputados Oscar Ronderos Rangel, José Gregorio Aparicio y Ezequiel Pérez Roa, de la facción de los alacranes adecos (ver Efecto Cocuyo, En menos de tres horas TSJ declara nulidad del Estatuto de la Transición, en https://efectococuyo.com/politica/en-menos-de-tres-horas-tsj-declara-nulidad-del-estatuto-de-transicion/).

Y es que la Asamblea Nacional decidió a última hora del año 2020 justificar su continuidad constitucional a través de la modificación del Estatuto de la Transición. A mi juicio fue un grave error mezclar su continuidad con el control de varios aspectos de su accionar político en el año 2021, como el manejo de la Presidencia Encargada a través de un Consejo Político. Esta mezcla resultó fatal.

Una cosa es que la Asamblea Nacional continúe en funciones porque el régimen hizo un fraude constitucional con unas elecciones chimbas convocadas ilegalmente el 6 de Diciembre de 2020, y otra muy diferente que los ciudadanos diputados quieran hacer elecciones a como de lugar ignorando el mantra original del cese de la usurpación de primero y deseen controlar a Guaidó, o al que pongan en sustitución, a través de una figura que no existe en el texto constitucional, sin olvidar que pasaron por encima del mismo texto al modificar las atribuciones de la Comisión Delegada.

No se equivoquen, la Asamblea Nacional legítima, electa el 6 de Diciembre de 2015, seguirá viva y en funciones a pesar de la chapuzada de los diputados, por una decisión salvadora del Tribunal Supremo de Justicia legitimo en el exilio, en Sentencia de la Sala Electoral que declara nula la convocatoria a elecciones de Diputados de la Asamblea Nacional el 6 de Diciembre de 2020 (ver Sentencia SE-2020-0002 del 3 de Diciembre de 2020, en https://twitter.com/TSJ_Legitimo/status/1334551057335201792).

Lo anterior es una buena noticia. Pero una mucho mejor es que si la Asamblea Nacional desea hacer alguna reforma al Estatuto de la Transición, cuya actual modificación no es sustentable de acuerdo a los especialistas (y habría en consecuencia que realizarla de nuevo), deberá utilizar esa sentencia de la Sala Electoral del TSJ Legitimo como sustento y cuya decisión estableció la continuidad constitucional de los diputados y de la actual Directiva de la Asamblea Nacional, para justificar su existencia:

“SEXTO: Que en relación a la continuidad de la representación parlamentaria de los  diputados electos el 6 de diciembre de 2015, esta Sala Electoral declara “Ha Lugar” la solicitud, por cuanto no ha existido una convocatoria legal para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional para el período 2021-2026 y ante la ausencia de una reglamentación constitucional a la cual se pueda acudir para evitar que se vulnere la soberanía popular y el pueblo quede sin representación parlamentaria, en aplicación de la disposición contenida en el artículo 333 de la Carta Magna, se acuerda que se mantengan como los únicos diputados legítimos a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, a partir del del 6 de enero de 2021, a los parlamentarios legítimamente electos en los comicios  celebrados el 6 de diciembre de 2015 y juramentados el 05 de enero de 2016, hasta que sean celebradas unas elecciones auténticas en plena garantía al derecho al sufragio consagrado en el artículo 63 constitucional.

SÉPTIMO: Que en relación a la solicitud de pronunciamiento sobre la continuidad de la Junta Directiva presidida por el ciudadano Juan Gerardo Guaidó Márquez, quien además de presidente de la Asamblea Nacional ejerce las funciones de presidente interino de la República Bolivariana de Venezuela…”, se declara “Ha Lugar” dicha petición, en el entendido de que a partir del 6 de enero de 2021, continuarán en el ejercicio de sus funciones la totalidad de la directiva del organismo en pleno y de todas las comisiones designadas en el período 2020-2021, en aras de mantener el ejercicio de sus atribuciones, hasta tanto la Asamblea Nacional decida lo conducente en los términos a que se refiere el artículo 194 de la Constitución de la República y el Reglamento de Interior y Debate de la Asamblea Nacional”

Ante ese hecho, lo mejor de todo es que a los Diputados de la Asamblea Nacional no les quedará otra salida que aceptar lo que hasta ahora SE HAN NEGADO A RECONOCER: la existencia institucional del TSJ Legitimo en el exilio y sus decisiones. En otras palabras LA EXISTENCIA DE LA ASAMBLEA NACIONAL DEPENDE AHORA DE ESE RECONOCIMIENTO. El Ser o no Ser hamletiano…

Deberán reconocer también, en consecuencia, las sentencias del TSJ Legitimo del 13 de Junio de 2018 que declara la NULIDAD del actual sistema electoral venezolano y la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro Moros a 18 años y tres meses de prisión ocurrida en Bogotá el 15 de Agosto de 2018. Lo único que los separa de su desaparición es ese reconocimiento. Sería bueno que se apuren, faltan horas para el 5 de Enero. La disyuntiva de Hamlet sigue vigente, Ser o no Ser…

Caracas, 2 de Enero de 2021

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