viernes, 31 de diciembre de 2021

Otro túnel para el 2022

Por Luis Manuel Aguana

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Termina el año 2021 sin un progreso claro en la ruta del Cese de la Usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres, promesa fundamental del Gobierno Interino de Juan Guaidó Marquez desde su investidura como Presidente Encargado de la República en Enero de 2019. Marchas y contramarchas que se tradujeron en dos modificaciones definitorias del Estatuto de la Transición, en clara muestra de que los partidos políticos de la oposición oficial nunca soltarán el control del Ejecutivo Encargado, a pesar de todas las críticas del llamado país nacional, lo que nos envía un claro mensaje a los venezolanos de que su problema no es liberar a Venezuela de una tiranía sino el de permanecer miserablemente hundidos en el poco poder y espacios que les deja el régimen para sobrevivir. Más lamentable no puede ser el panorama para finales de este año.

Sin embargo no deseo despedir este año sin al menos dar una luz al final de un túnel que aún no hemos construido. Y ustedes me preguntarán ¿cómo vamos a ver luz al final de algo que no existe? Esa expresión popular que es usada para seguir trabajando por una esperanza de recorrer un largo trayecto de obscuridad, dando tumbos hasta llegar a ver una luz que nos indique finalmente que estamos saliendo de ese trayecto, presupone un túnel ya construido que ya tiene preestablecida una dirección y una salida que no encontraremos hasta que aparezca esa luz.

Pues no, si seguimos perdidos dentro de ese túnel oscuro después de tantos años no saldremos nunca porque quienes lo construyeron no le pusieron una salida, por lo tanto por más que lo recorramos nunca veremos una luz. Quienes lo hicieron modificaron dos veces una ruta que ya se desdibujo del imaginario de los venezolanos porque quienes debieron insistir en ella se olvidaron de nosotros que estábamos adentro.

Entonces para el año que viene yo los invito a construir otro túnel. Pero para hacer eso debemos tener clara cual dirección tomar dentro de la oscuridad, y entre todos los que cavemos deberemos creer fervientemente en ella. Solo así podremos encontrar nuestra salida y crear para nosotros mismos esa luz. Veremos la luz en ese túnel pero solo si lo construimos nosotros mismos.

La Ruta Cese de la Usurpación primero, Gobierno de Transición después y Elecciones Libres al final, es algo que tiene una lógica sólida que va mas allá de toda la babosería política que inventen los partidos para retrasarla, olvidarla o sepultarla en un montón de jerga leguleya escrita en un Estatuto de la Transición, con todo y los cambios que deseen hacerle. La lógica del pueblo es de una solidez indiscutible y eso fue refrendado en una Consulta Popular realizada hace hoy más de un año, del 7 al 12 de Diciembre de 2020, decisión de un pueblo decidido a lograr su libertad, y que hoy hace un año llamé La última institucionalidad que nos queda (ver mi nota del 31 de Diciembre de 2020, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/12/la-ultima-institucionalidad-que-nos.html).

No me equivoque hace un año al mencionar que habíamos retrocedido: “Pero más allá de  lo que acaban de hacer los diputados para seguir vigentes después del 5 de Enero de 2021, y la consecuente extensión del mandato de Juan Guaidó como Presidente Encargado, considero más importante como se desarrollará la lucha opositora en el transcurso del año 2021 al no tener una Asamblea Nacional en pleno funcionamiento como este año, o peor aún, con un funcionamiento en entredicho, y un Presidente Encargado mediatizado. En el neto en ambos terrenos hemos retrocedido con respecto al año que cierra hoy. Eso le deja una sola carta a Venezuela: el papel que deberán jugar los ciudadanos no investidos de autoridad para recobrar su libertad en el 2021”.

Esa afirmación de hace un año cobra ahora más fuerza y vigencia que nunca, y es por eso mi invitación a los venezolanos a cambiar el recorrido y la dirección construyendo otro túnel para el 2022. Los partidos iniciarán otro año repitiendo y profundizando los errores que cometieron en el año 2020 sin haber aprendido nada en el año 2021 con la reedición corregida y aumentada de los errores cometidos con el Estatuto de la Transición, con una línea que fracasará de nuevo en el 2022 por la locura einsteniana de insistir en lo mismo con los mismos resultados, en una insistencia suicida de controlar lo que de suyo no pueden controlar por el concepto mismo de la separación Constitucional de los Poderes Públicos y la unidad de mando. Solo UNO puede ser responsable, y ese no es otro que el Presidente que nos dimos Constitucionalmente en Enero de 2019 y que debe rendir cuentas. De otra manera nunca veremos esa luz que esperamos porque el único que está ganando aquí es el régimen.

Los partidos están sin oxigeno y lo peor del cuadro es que nos están ahogando con ellos porque insisten en una solución que no incluye al pueblo que dicen representar. En pleno Siglo 21 creen en las prácticas electoreras donde manipulaban a la gente para elegirlos creyendo que eso se quedaría allí hasta renovarles de nuevo la tarjeta en las siguientes elecciones. Entérense que eso ya se acabó. La tecnología los sigue minuto a minuto a través de las redes, la gente sabe lo que hacen y lo que realmente piensan. De allí que esas estructuras llamadas estalinianas que tienen más de 100 años ya no resistan el paso del tiempo. Cualquier solución a la crisis venezolana pasa por tomar en cuenta al pueblo venezolano.

Y si a eso no se le da paso, romperá los muros de esa indiferencia tarde o temprano. Entonces el problema es cómo hacer para que el pueblo se pronuncie para tomar las decisiones que correspondan. En ANCO hemos insistido en la dirección de la convocatoria del pueblo para que decida a través del único instrumento que le queda a la Constitución, que no es otro que el camino Constituyente. Muchos podrían indicar otros caminos por muchísimas razones, como en efecto están haciendo de seguir andando en el mismo túnel, pero la que no podemos todos rebatir es que es el pueblo es el único que puede tomar las decisiones para salir de esta plaga que nos ha caído desde 1998, y todo lo que tenemos que hacer es acordar en cómo darle cauce en el medio de una tiranía. Lo que no puede ser es que discutamos sobre el principio fundamental de que sea el pueblo el que decida.

Y creo que todos los venezolanos hemos estado de acuerdo de una u otra forma en que es el pueblo el que debe decidir. Dos Consultas Populares masivas son la prueba fehaciente de ello, aunque la dirigencia política opositora les haya dado la espalda. ¡Que el pueblo decida! es y seguirá siendo nuestra consigna el próximo año. Si realmente deseamos que el 2022 sea el año de la liberación de Venezuela, tenemos que seguir el camino que el pueblo decidió. Y si el túnel por donde vamos no nos lleva a esa luz, entonces hagamos otro en el medio de la oscuridad. Solo decidamos que herramientas usamos siguiendo la dirección que el pueblo se dio para llegar a ella con mayor rapidez. Dios será nuestra guía y compañía en ese nuevo túnel que cavaremos para este Nuevo Año del Señor 2022. Agradeciendo profundamente a mis seguidores otro año más por su seguimiento solidario, solo me resta desearles un extraordinario Feliz Año 2022 a todos ustedes…!

Caracas, 31 de Diciembre de 2021

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martes, 28 de diciembre de 2021

El Estatuto no es el problema

Por Luis Manuel Aguana

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“La política es una empresa humana infinita para encontrar las respuestas de todos los pesares que causa el Todopoderoso…”

Anónimo

Cualquiera que entienda la política como algo sublime, muy lejos de la ambición personal y las formas de enriquecimiento con lo que es de todos, no puede más que coincidir con esas palabras anónimas. Los que hicieron los mayores sacrificios en esa actividad son perfectamente identificables solo con ver como pasaron los días finales de sus vidas.

Sin embargo, tampoco podemos aspirar que los políticos sean santos que renuncien a todo a favor del bien de la humanidad así como tampoco no podemos esperar que no exista una dosis clara de ambición de poder en la conducción política. De hecho es sanamente necesaria para poder producir los cambios que toda sociedad necesita. Es por eso que el balance en la mezcla de los atributos es indispensable así como una fuerte dosis de propensión a servir a los demás.

Lo lamentable de toda esta historia es que los ciudadanos no disponemos de un medidor para conocer esa mezcla previo a escoger a quienes ocuparán las posiciones de responsabilidad y conducción política, dejándonos llevar por lo que nos empaquetan los constructores de imagen como candidatos. Un ejemplo reciente de eso es el Presidente Electo de Chile, Gabriel Boric, que pasó en vuelta de semanas de un radical incendiario mal vestido, corresponsable de la explosión terrorista de 2019 financiada por el régimen de Maduro, a un fresco y joven candidato Presidencial de una “izquierda moderada”. Ese cambio lo convirtió en Presidente de Chile. Solo Dios sabe lo que les espera a los chilenos en los próximos meses. ¿Se dan cuenta ustedes de la importancia de esto sobre el bienestar de los ciudadanos?

Y así podríamos citar más ejemplos de mezclas impuras con mas componente de ambición de poder y dominación, de agendas ocultas, que de verdaderos deseos de servir a los ciudadanos. Sin ir muy lejos, el ejemplo de la insistencia no resuelta del siguiente episodio de la serie de terror que bien podríamos titular “Estatuto de la Transición y Presidencia Interina”, que ha polarizado –de nuevo- a Venezuela entre quienes creen –con razón o sin ella- que no saldremos del régimen sin un Presidente Interino y una Asamblea Nacional de Diputados vencidos, y aquellos que creemos que Venezuela es mucho más que eso.

Al margen de toda esa discusión jurídica de lo inconstitucional –otra vez- del nuevo Estatuto, al que bauticé como reencauchado (ver Estatuto reencauchado en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/estatuto-reencauchado.html), los venezolanos tenemos que centrar nuestra discusión en otra pregunta: ¿son esos mismos políticos, dirigentes, o como los quieran llamar, los que resolverán el problema que nos ocasiona el régimen de Maduro, si no lo han podido resolver desde cuando fueron electos diputados aquel 6 de diciembre de 2015? ¿De verdad lo creen? ¿Les seguiremos dando otro año más de chance cuando la situación económica de todos nosotros se agrava cada día y cada minuto que pasa? ¿No sería más adecuado pensar en una mezcla diferente?

No pasare el resto de esta nota discutiendo si ese Estatuto para la Transición es inconstitucional o no, cosa que por cierto ya hice en notas pasadas, porque ese definitivamente no es el problema. Tal vez pueda ser la justificación de un argumento a favor o en contra de continuar arando con los mismos bueyes. ¡Pero es que ya los bueyes no sirven! ¡Se están muriendo o ya están muertos! Que es preferible que tomemos el azadón nosotros mismos y aremos la tierra porque alimentar a unos bueyes inservibles retrasa la siembra e impide avanzar para conseguir el alimento. ¡Ya es una cuestión de vida o muerte para todos!

Y aquí no me detengo a darle o no el apoyo a las propuestas que van en la dirección de la renovación del liderazgo político, que por cierto ya mencioné hace algunos días (ver Hacia una nueva representación opositora, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/11/hacia-una-nueva-representacion-opositora.html). Es absolutamente una verdad incontestable que debemos cambiar el liderazgo político –los bueyes- pero eso no puede ser el fin en sí mismo de esta lucha. Claro que deben existir conductores con la mezcla adecuada de atributos para servir a los ciudadanos, eso no se puede discutir. Pero la discusión objetiva debe ser como nos ponemos de acuerdo para lograrlo. Sin embargo, ¿cómo podremos llegar allí si ni siquiera estamos de acuerdo en que los bueyes que retrasan nuestra siembra no sirven? ¡Ese es el problema fundamental!

Es por eso que no es de ninguna manera hueca la expresión ¡Que el pueblo decida! de ANCO. Como los bandos en pugna política nunca se pondrán de acuerdo, entonces ¡Que el pueblo decida! Dejen que el pueblo decida el destino de Venezuela, como se lo escribió el Libertador a Santander en la carta de 1826 que reproducimos al final de cada comunicado de ANCO. Y no solo que decida representantes o liderazgos, sino que decida también en cual dirección esos líderes y representantes desarrollarán el país. Para eso es la previsión Constitucional de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria. Nada puede ser más democrático que eso, y la respuesta ha estado allí todo el tiempo.

Si quienes estamos de alguna manera metidos en política, no alcanzamos a entender que esta “es una empresa humana infinita para encontrar las respuestas”, entonces ¿qué estamos haciendo aquí? Si yo estuviera en la situación de esos bueyes cansados pero enriquecidos de poder –y algunos de dinero- deseosos de continuar, estuviera muy asustado porque nos sacrifiquen. Pero no les tocará otro destino si ellos mismos no se paran y dejan que los sembradores decidan si viven o mueren. Al menos así tendrían algún chance de sobrevivir…

Caracas, 28 de Diciembre de 2021

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