viernes, 7 de abril de 2023

Oportunidad de diálogo en Colombia

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Independientemente de las intenciones que movieron al Presidente colombiano Gustavo Petro a convocar una reunión para discutir el problema venezolano a escala mundial, sería una estupidez no aceptar el ofrecimiento. Sería como si una persona que muere de sed en un desierto se pusiera a preguntar si está envenenada el agua que se le ofrece (ver Petro convoca a una reunión sobre Venezuela, en https://elpais.com/america-colombia/2023-03-28/petro-convoca-una-reunion-mundial-sobre-venezuela-en-la-que-podria-estar-maduro.html). Es claro que cualquier mandatario colombiano le interesa que Venezuela esté en las mejores condiciones, y mejor si de ello puede derivar provecho político. ¡Pero el problema no es de ellos, es nuestro!

En efecto, de acuerdo a las noticias, Petro llegó a un acuerdo con Maduro el mes de marzo y este accedió a ese encuentro. Pero eso no ocurrió solamente solo por las intenciones de Petro, sino también con la anuencia del gobierno norteamericano, quien al tiempo anunció que estaría dispuesto a participar en tales conversaciones: “«Sí, estamos dispuestos a participar. Estamos preocupados por la situación del pueblo venezolano, y cualquier país que esté aportando sus buenos votos y buenos oficios para mejorar la situación es algo importante», dijo en una entrevista con EFE el encargado para América Latina del Departamento de Estado, Brian Nichols” (ver Los EEUU dijo que si participaría en una conferencia sobre la crisis convocada por Gustavo Petro, en https://www.costadelsolfm.org/2023/03/29/los-estados-unidos-dijo-que-si-participaria-en-una-conferencia-sobre-la-crisis-venezolana-convocada-por-gustavo-petro/).

Sin embargo, la Cancillería colombiana ha indicado que las conversaciones tendrían por objeto que se retome el diálogo suspendido en México: ““No queremos hacer un nuevo proceso de diálogo, sino que las partes vuelvan a México”, explica una fuente de la diplomacia colombiana.”.  A nuestro juicio, ese diálogo en México murió, no solo porque Nicolás Maduro Moros le dio una patada a esa mesa al exigir la suspensión de TODAS las sanciones, sino porque el régimen NUNCA estuvo interesado en resolver la crisis política que él mismo creó.

Todo eso sin contar que las bases mismas de ese Memorando de Entendimiento firmado en el año 2021, entre el régimen y una supuesta oposición, son falsas. Ni el régimen de Maduro es gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, ni la llamada Plataforma Unitaria es un ente que represente a nadie en Venezuela, más allá de la representación hueca de unos partidos, que no se han validado en elecciones con el pueblo venezolano desde hace más de 7 años, y por ello no se pueden atribuir tal representación, y menos aún sin una mínima autorización de la Asamblea Nacional de 2015, reconocida internacionalmente.

Lo anterior dio pie a que un grupo de venezolanos, entre quienes me incluyo, el pasado 15 de octubre de 2022, introdujéramos un Recurso de Amparo ante el TSJ Legítimo que despacha en el exilio, en resguardo de nuestros derechos a la participación política violentados por estos supuestos representantes políticos de los venezolanos, para exigir la nulidad del Memorando de Entendimiento firmado en México, lesivo a nuestros intereses (ver Solicitan NULIDAD del Memorando de Entendimiento entre la oposición y el gobierno de Maduro, ante el TSJ en el exilio, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/10/solicitan-nulidad-del-memorandum-de.html).

Al mismo tiempo, y presentes todas esas realidades, Gustavo Petro maniobra para traerse el diálogo de México a Colombia, trayendo a la mesa intereses comunes entre nuestros países que justifican plenamente un reajuste de ese diálogo (ver Petro maniobra para traerse de México a Colombia los diálogos entre el Gobierno chavista y la oposición, en https://elpais.com/america-colombia/2023-03-30/petro-maniobra-para-traerse-de-mexico-a-colombia-los-dialogos-entre-el-gobierno-chavista-y-la-oposicion.html). Sin embargo, esta iniciativa debe necesariamente pasar por una verdadera representación opositora ajustada a la realidad política de la Venezuela actual.

Desde hace años soy un pleno convencido que la solución de la crisis venezolana pasa por Colombia, y la crisis que en la actualidad atraviesa Colombia, en la misma dirección, pero en sentido contrario, pasa por Venezuela (ver Una solución grancolombiana, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/una-solucion-grancolombiana.html). Venezuela y Colombia tienen problemas e intereses comunes, sin contar que poseemos las mismas raíces históricas, lo que constituye el marco perfecto para esa iniciativa.

Esa confluencia de intereses comunes hace que una iniciativa de diálogo, como la anunciada por el Presidente Petro, se haga cada vez más parecida a la propuesta que hiciera ANCO, publicada el 8 de agosto de 2021, donde expresáramos la necesidad de que en ese diálogo se realizara sobre la base de una negociación a 4 partes: “una delegación de la Comunidad Internacional firmante de la Declaración Conjunta del 25 de Junio de 2021 (EEUU, la UE y Canadá); una delegación de los sectores de la oposición política que encabeza Juan Guaidó Márquez como Presidente Encargado reconocido por la comunidad internacional; una delegación del Consejo Rector de la Conferencia Ciudadana para el Restablecimiento Constitucional y Democrático, recientemente rebautizado como CONGRESO REFUNDACIONAL, como representación de los más de 6,4 millones participantes de la Consulta Popular de Diciembre de 2020; y una delegación del sector gubernamental que encabeza Nicolás Maduro…” (ver Comunicado del 8 de agosto de 2021, ANCO reafirma y propone al País y la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).

Es claro que al desaparecer la Presidencia Encargada, sería otra la representación de la oposición política, pero sí la pertinente y necesaria incorporación de una representación calificada de la sociedad civil, y que sugeríamos que fueran los representantes de quienes se pronunciaron a través de la firma de un Pacto Ciudadano de Restablecimiento Constitucional en febrero del año 2021, exigiendo el cumplimiento del mandato de la Consulta Popular de diciembre del año 2020 en Venezuela (ver Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/02/comunicado-anco-acta-que-contiene-el.html).

Sobre la base de estas realidades, en esa iniciativa colombiana deberían participar la representación del régimen de Maduro como gobierno de facto del país –y no como gobierno constitucional-, una representación oficial de la oposición política autorizada por la Asamblea Nacional de 2015 reconocida, UNA REPRESENTACIÓN CALIFICADA DE LA SOCIEDAD CIVIL, y una representación de los firmantes de la Declaración Conjunta del 25 de Junio de 2021 (EEUU, la UE y Canadá), en la cabeza de los EEUU. A estas 4 delegaciones deberá sumarse una quinta: la representación del gobierno de Colombia, como el mayor país doliente de la crisis migratoria venezolana y patrocinante de la idea.

Visto de esa manera, el diálogo planteado por el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, no puede ser para que “que las partes vuelvan a México” como lo sugiere la Cancillería colombiana. De ser así, ni siquiera vale la pena el esfuerzo de gastar energías en un diálogo muerto. A diferencia de México el régimen de Maduro si tendría que asistir a este diálogo así no lo quiera, porque la presencia de Colombia haría la diferencia. Hay muchísimos intereses en común en juego. Con la oportunidad de diálogo en Colombia, con tres nuevos actores adicionales dispuestos, los EEUU, la sociedad civil venezolana y el gobierno de Colombia, es posible avanzar hacia una solución concreta de la crisis venezolana, que es lo fundamental y único que debería importarles a quienes fracasaron estruendosamente en México.

Caracas, 7 de Abril de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

domingo, 2 de abril de 2023

De Barranquilla a ANCO Movimiento Político

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Afirmar que una Constituyente es mala o es buena, es como decir que un arma es mala o es buena. Dependiendo de quien la use o cuáles objetivos persiga, se pueden obtener beneficios o tragedias con su aplicación. Un arma en manos de delincuentes tiene una connotación diferente si está en manos de quienes tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos. En otras palabras, un arma, así como una Constituyente, son herramientas que pueden ser usadas para hacer bien o mal a la sociedad. Algo semejante sucede con la tecnología

Una Constituyente es una herramienta de cambio, que utilizada racionalmente y con intenciones abiertas y claras de bienestar social, puede significar abrir nuevos caminos en beneficio y el adelanto de los pueblos. Pero también puede implicar, si es ideológicamente manipulada por agentes distorsionados, un arma letal para enterrar su desarrollo. Entonces, ¿cómo identificar cada caso en cada país? ¿Es posible hacerlo?

Sin tomar en cuenta el razonamiento anterior, recorre por toda Latinoamérica la idea absurda de que todos los procesos Constituyentes son malos per se, y a los que se debe alejar a los pueblos para “evitar que caigan en las manos de los comunistas”. Esta idea es tan reaccionaria como la de quemar libros para evitar que una idea se difunda. Ya eso se intentó en el pasado en el mundo y no funcionó.

Lo que sucede es que los pueblos necesariamente deben estar a la altura educativa para elegir buenos gobernantes, y ellos a su vez de estar al nivel suficiente para que el pueblo esté educado, para que eso a su vez produzca permanentemente ese círculo virtuoso que genere bienestar social. Son esos gobernantes los que usarán con prudencia esas herramientas tan delicadas como una Constituyente para realizar los ajustes o reformas necesarias para encaminar el desarrollo de sus naciones.

Pero no se entra a un círculo virtuoso desde un círculo vicioso sin romper antes el círculo. Un gobernante manipulador y pervertido ideológicamente, nunca permitirá la educación de su pueblo para salir de la pobreza, logrando en consecuencia que este nunca se encuentre al nivel educativo suficiente para elegir un buen gobernante que lo saque de la oscuridad. Hará, como el caso venezolano, todo lo posible para mantener al pueblo en la miseria, para garantizarse permanentemente el poder. Si no, que lo confirme el tristemente célebre exministro Jorge Giordani quien afirmó que la “revolución” de Chávez necesitaba mantener pobres a los venezolanos para seguir creciendo (ver entrevista de Carla Angola a Guaicaipuro Lameda, en https://saladeinfo.wordpress.com/2013/02/13/los-pobres-tendran-que-seguir-siendo-pobres-los-necesitamos-asi/). Pero no solamente es el régimen quien desea mantener a Venezuela en esa condición.

Cuando en ANCO propusimos desde el marco de la sociedad civil un cambio del sistema político para garantizar el rompimiento de ese círculo vicioso, es porque tal cambio debe ser ejecutado desde la arena política. Pero en Venezuela no se ha avanzado lo suficiente para una cabal comprensión de ese proceso debido precisamente a que ha sido el sector político, tanto en el régimen como su nefasta oposición, quienes se han garantizado mantener a la población en estado de pobreza con el propósito de continuar en el poder, unos en un lado y otros en la acera “opuesta”.

La única manera de romper ese círculo vicioso es que los mismos ciudadanos nos encontremos participando en la arena política para desplazar esa simbiosis maligna que ha asaltado los círculos viciosos del poder en Venezuela. Y eso lo hacemos con la plena conciencia de todo lo que significa e implica en nuestro país la desconfianza natural del ciudadano a todo aquel que se asome a la política. Y la única manera de demostrar que existe una verdadera vocación de recuperar el poder para el ciudadano es demostrarlo en los hechos. Y el primer paso es declararlo, como lo ha declarado ANCO al decidir presentarse al país como Movimiento Político, con un objetivo fundamental claro: entregarle el poder al ciudadano (ver Comunicado ANCO del 06 de marzo de 2023, Sin renovación integral, Venezuela permanecerá en ruinas, en https://ancoficial.blogspot.com/2023/03/comunicado-anco-sin-renovacion-integral.html).

Hace una década escribí una nota en la que expresé algo que hoy se hace más realidad que nunca: En 1931 doce hombres se sentaron en Barranquilla y pensaron el país que querían. Fijaron un rumbo y redactaron UN PLAN. Independientemente de su orientación ideológica, esbozaron ese Plan y se dispusieron a ejecutarlo. Un camino, una hoja de ruta…De acuerdo a las referencias históricas, “… el Plan de Barranquilla representa la primera expresión de un análisis estructural de la sociedad venezolana y de su proceso histórico, vinculado a un proyecto político y a un programa de acción que planteaba la lucha contra el régimen de Juan Vicente Gómez como una revolución de las estructuras políticas y económicas del país.” (ver http://www.venezuelatuya.com/historia/plan_barranquilla.htm). Venezuela no vio resultados de ese planteamiento político sino hasta mucho tiempo después, ya fundada Acción Democrática, siendo algunos de sus fundadores los mismos firmantes de ese Plan, cuyo programa de alguna manera se expresó en acción concreta con la Constitución de 1961. Ejemplo de ello fue la primera frase categórica de ese Plan: “Hombres civiles al manejo de la cosa pública” (ver del Plan de Barranquilla al Plan Como-vaya-viniendo-vamos-viendo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2013/05/del-plan-de-barranquilla-al-plan-como.html).

Ahora no solo se trata de luchar contra un régimen peor que el de Juan Vicente Gómez, sino de un régimen con aliados muy poderosos dentro y fuera del país, socios del narco terrorismo internacional, con ideologías que rompen la tradición judeocristiana de occidente, empeñados en someter nuestra sociedad. Imagínense ese tamaño de enemigo. Gómez era un niño de pecho en comparación con el enemigo que tenemos ahora.

No se trata de “ir a unas elecciones” con un régimen delincuente. Se trata de sostener una lucha frontal utilizando cualquier medio disponible, con UN PLAN en la mano, como el de Barranquilla, y que ahora denominamos El Gran Cambio, y que termina –y comienza para Venezuela- con un proceso de cambio estructural del poder político con la convocatoria al pueblo a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Y eso únicamente se puede realizar desde la arena política, pero con el apoyo indiscutible de la sociedad civil.

A los firmantes del Plan de Barranquilla les tomó 15 años para ver esa Constituyente del último punto de ese Plan, que luego fue interrumpido por un Golpe de Estado en 1948, y otros 15 años más para ver una Venezuela encaminada en 1961. Los que realmente quieren cambios a favor del pueblo venezolano, son perseverantes y persistentes, y no les importan los tiempos ni las dificultades. Esto es un maratón, no una carrera de 100 metros.

Y si en la Venezuela actual se presentan las oportunidades de acompañar voluntades que comprendan a fondo la naturaleza real de este reto histórico planteado, las tomaremos. Será esa la manera de que juntas más personas, cada una dentro de su posición, seamos capaces de romper el círculo vicioso de la educación de la población para que las nuevas generaciones elijan gobernantes a la altura de las circunstancias históricas que viva Venezuela, logrando finalmente el objetivo que nos impulsó a renovarnos a favor del futuro de los venezolanos.

Caracas, 2 de Abril de 2023

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