martes, 21 de noviembre de 2023

Soga y cabra del diferendo Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Intervención en la Cátedra Pío Tamayo de la UCV el 21-11-2023, “El Esequibo: ¿una pelea ganada o perdida?

Buenos días,

Como siempre, en primer lugar, deseo agradecer a la Cátedra Pío Tamayo y al Prof. Agustín Blanco Muñoz, la gentil invitación a debatir sobre los temas de importancia que atañen a los venezolanos. Nunca como ahora, Venezuela necesita que los temas se traten con la necesaria profundidad y seriedad, y en especial en las universidades y centros de investigación. Esta Cátedra de la UCV ha sido ejemplo de esa conducta por 40 años. Valgan mis felicitaciones al Prof. Blanco Muñoz y a todos los que lo han hecho posible.

El tema de la Cátedra que nos reúne hoy es uno de los pocos que unifican a todos los venezolanos de todas las tendencias, razón por la cual debe ser tratado con la mayor seriedad y rigurosidad. La pregunta de la Cátedra, “El Esequibo: ¿una pelea ganada o perdida?”, nos enfrenta, sin lugar a dudas en el análisis político, a una grave situación que puede afectar el futuro de las próximas generaciones de venezolanos.

Una advertencia antes de continuar. No pretendo de ninguna manera presentarme aquí como un experto en el tema de delimitación de fronteras, y en especial el que nos ocupa hoy, del diferendo con la República Cooperativa de Guyana. Mi interés, y razón por la cual creo que se podría justificar mi presencia el día de hoy para aportar algo en una discusión sobre esta materia, tiene que ver con el cómo se ha tratado este particular tema en el ámbito político desde sus inicios, y que de una discusión que se originó en la pretensión expansionista del imperio británico de una de sus colonias en América, termino siendo la excusa de un régimen autoritario para permanecer en el poder.

¿Cómo pudo pasar eso? Mi tesis es que la respuesta puede estar en algo que no ha cambiado desde que somos país: la manera en que los políticos venezolanos han conducido las decisiones relativas a lo que en Venezuela llamamos, desde el principio de los tiempos, “el sagrado suelo de la patria”, concepto que no tiene nada que ver con realidades sino con un sentimiento común de los venezolanos, y que ha sido –y todavía sigue siendo- manipulado de manera persistente por los gobernantes desde nuestra fundación. Y el caso del Esequibo no escapa a esa realidad.

Hagamos un breve viaje al pasado de la mano de Enrique Bernardo Núñez (1895-1964), periodista, narrador y ensayista, quien llegara a ser Cronista Oficial de Caracas en 1945. Núñez fue, y cito, “uno de los escritores venezolanos más importantes y menos conocidos de todos los tiempos” fin de la cita, dicho esto en conmemoración de los 45 años de su fallecimiento en el año 2009 (ver Fuentes Documentales para el Estudio de la Vida y Obra de Enrique Bernardo Núñez, Serie Catálogos de Biblioteca Nacional, en https://tinyurl.com/yd8ytdxp).

Núñez relató en detalle para las futuras generaciones, en un ensayo publicado en 1945, titulado “Tres Momentos en la controversia de límites de Guayana – Cleveland y la Doctrina de Monroe” (ver Enrique Bernardo Núñez, Tres Momentos en la controversia de límites de Guayana – Cleveland y la Doctrina de Monroe, Capítulo I, El Doctor Fortique y Lord Aberdeen - La Carta Shomburgk (1841-1845), Editorial Elite, Caracas, 1945, descargar en https://tinyurl.com/2ujbtsdt), las peripecias del Dr. Alejo Fortique, diputado al Constituyente de 1830, ex ministro de la Corte Suprema de Justicia y Ministro Plenipotenciario de Venezuela frente al Gobierno de su Majestad Británica, y venezolano de excepción, que tuvo la responsabilidad de representar por primera vez a Venezuela frente a la Gran Bretaña, en la demarcación de límites con su colonia, la Guayana Británica.

En el primero de esos tres momentos, Núñez nos cuenta, como solo lo puede describir un cronista de ciudad, el relato de la primera aproximación al problema, que comienza con la demarcación unilateral realizada por el Comisionado de la corona británica y agrimensor, Robert Shomburgk, y cito, “encargado del estudio de la Colonia inglesa de Guayana (quien) ha procedido a plantar postes y señales en las mismas bocas del Orinoco…”… “La sorpresa es tanto mayor en Caracas cuanto unos meses antes, al saberse el nombramiento de Shomburgk, el gobierno de Venezuela ha propuesto por medio del Cónsul Interino de Gran Bretaña, Daniel F. O’Leary, la celebración de un tratado de límites por medio de Plenipotenciarios especiales, y luego ambas partes nombrarían comisionados para fijar de común acuerdo los límites de Venezuela y la Guayana Británica” fin de la cita (Núñez, Pág.11).

Desde ese mismo momento se podría considerar que Gran Bretaña, a través de su colonia, no actuó de buena fe con su vecino al ignorar el nombramiento conjunto acordado previamente de comisionados para la fijación de límites.

Al conocerse públicamente estos hechos en Venezuela, y cito, “la opinión popular…señala el abandono de nuestras fronteras y una destrucción festinada de nuestras fortalezas”… “A Cagigal (refiriéndose al experto de la época Juan Manuel Cagigal, que en ese momento se encontraba en Francia “a fin de perfeccionar sus conocimientos en las ciencias exactas”) lo han enviado “a un honorífico ostracismo” en vez de comisionarlo para levantar el plano de Guayana como han hecho en Inglaterra con Shomburgk”. La crítica, y cito, “recuerda el faro de Barima que no se ha construido en más de trescientos años. “Es lástima, concluye, la ignorancia que en todo lo que está afuera de Caracas, demuestran ciertos hombres”, fin de la cita, en una clara alusión a la desidia demostrada de los gobernantes de turno ante el paso dado por Gran Bretaña (Núñez, Pág. 12).

Esto significaba que luego de haber acordado con los británicos la celebración de un tratado de límites, Venezuela no se preparo adecuadamente para afrontar la tarea y la Gran Bretaña se aprovechó de eso.

Fortique, luego de un titánico trabajo diplomático, logra que la colonia británica, a través de su Ministro de Colonias, removiera los postes de demarcación de Shomburgk en 1842. Y cito, “El 31 de enero Lord Aberdeen (Ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña) informa a Fortique que con el fin de satisfacer los deseos del Gobierno de Venezuela se enviarán instrucciones al Gobernador de la Guayana Británica, Henry Leight, para quitar los postes colocados por Shomburgk en el Orinoco, pero eso no significa, declara, “que el Gobierno de Su Majestad abandona ninguna porción de los derechos de Gran Bretaña sobre el territorio que fue anteriormente poseído por los holandeses en Guayana” fin de la cita (Núñez, Pag. 15). 

Propuesta de Arbitraje

El 29 de julio de 1843, Alejo Fortique y Lord Aberdeen se reúnen de nuevo. Núñez reseña, y cito, “En esa entrevista Lord Aberdeen propone someter en último caso el asunto a la decisión de una tercera potencia que fije como árbitro la línea divisoria” fin de la cita (Núñez, Pág. 17).

Fortique, el hombre que Venezuela tiene al frente en el campo, y cito, “decide que no conviene aceptar la proposición de discutir a base de la carta de Shomburgk, pues sería exponerse a que se justifique de algún modo esa demarcación” fin de la cita. Sin embargo, el Secretario de Relaciones Exteriores de Venezuela, o lo que ahora se llamaría el entonces ministro del gabinete, Francisco Aranda, encuentra, por el contrario, conveniente la proposición de arbitraje, autorizando a Fortique para aceptarla en caso de ser imposible un arreglo amistoso. Y aquí se demuestra el poco valor que consistentemente le han dado los políticos a sus representantes diplomáticos y técnicos.

Núñez apunta lo siguiente, y cito,“Fortique no es partidario del arbitraje. Conviene meditar si un soberano extranjero acordaría las Bocas del Orinoco, empeñada como está Inglaterra en poseerlas, y si concedidas estas no las compensaría en el interior con una gran parte de lo que pertenece a Venezuela” fin de la cita (Núñez, Pág.18). Nótese aquí las diferencias que Fortique tiene con su superior en este delicado tema. Años después, en 1899, se demostraría con el Laudo Arbitral de París que Fortique estaba en lo cierto. En Venezuela ya se culpa a Fortique, y cito, “de falta de diligencia y de no haber dirigido bien las negociaciones” fin de la cita (Núñez, Pág. 19).

¿Y cuál fue el origen de tales acusaciones? Fortique paga los platos rotos de la falta de resultados como consecuencia de la poca o ninguna disposición política de destinar recursos para resolver un asunto de trascendencia nacional. Fortique se encontraba solo en Londres, y la poca ayuda para la investigación requerida, donde debió trabajar un equipo especializado, lo realizaba en Madrid únicamente Rafael María Baralt, el insigne escritor y poeta zuliano. Baralt, y cito, “ha extractado todo el expediente relativo a los limites de Guayana. Trabaja en la Biblioteca Real de Madrid y en el Archivo de Indias, en Sevilla“Baralt explica que trabaja desde las doce hasta las cinco, las horas hábiles del archivo, y desde las nueve hasta las doce en el Instituto de Cartas Hidrográficas. Además dedica parte de la noche a redactar sus informes para Fortique”… “En otra ocasión informa que lo extenso de los estudios emprendidos lo han privado de la salud y se encuentra enfermo”… “Manifiesta una y otra vez su deseo de regresar a Venezuela a reunirse con su familia” fin de la cita. Pero el Gobierno, y cito, “ha decidido eliminar el cargo (de Baralt) a fin de hacer las necesarias economías e instruye a Fortique que le fije término a su trabajo” fin de la cita (Núñez, Pág. 19).

Y yo me pregunto, ¿cómo es posible una política reduccionista en una materia de semejante importancia? Es realmente impresionante comprender que hayamos llegado hasta aquí solo por el esfuerzo de venezolanos ilustres que lo han dado todo por Venezuela, y no por una legítima voluntad de ningún gobierno para resolver asuntos de la importancia descrita. Este relato demuestra cómo han sido las cosas desde nuestra misma fundación, sin que eso haya cambiado un ápice desde ese entonces.

La propuesta de Venezuela

El Subsecretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, el vizconde Canning,  propone a Fortique, y cito, “que dé principio a la negociación por medio de una nota en la cual exponga algunas de las razones que apoyan el derecho de Venezuela. Podría entonces el Gobierno de Su Majestad reducir en la contestación la esfera de sus pretensiones con algún viso de fundamento” fin de la cita (Núñez, Pág. 18).

El 31 de enero de 1844, Fortique presenta su nota al Gobierno de Gran Bretaña, en los siguientes términos, y cito, “Después de un largo recuento de los derechos que asisten a Venezuela como sucesora de España, establece como base de un arreglo fijar en el Esequibo, la línea divisoria entre los dos países. “No hay duda, concluye, que el Esequibo es el río formado como al intento por la naturaleza; y pues nada o casi nada ocupan hoy los colonos británicos entre él y el Orinoco, estando sus plantaciones del otro lado, un arreglo bajo esta base llenaría el objeto, y aseguraría a la Gran Bretaña aun los más remotos derechos que pudieran corresponderle como sucesora de Holanda” fin de la cita (Núñez, Pág. 20).

Respuesta de la Gran Bretaña

La nota de Lord Aberdeen fechada 30 de marzo de 1844 concluye de la siguiente manera, y cito, “Persuadido, pues, de que el objeto más importante para los intereses de Venezuela es la posesión exclusiva del Orinoco, el Gobierno de Su Majestad esta pronto a ceder a la República una parte de la costa suficiente para asegurarle el libre dominio de la boca de este su río principal, e impedir que esté al mando de una potencia extranjera. Con esta mira, y en la persuasión de que hace a Venezuela una concesión de la mayor importancia, el Gobierno de Su Majestad está dispuesto a prescindir de su derecho sobre el Amacuro como el límite occidental del territorio británico y a considerar la boca del río Guaima como término de la posesión de Su Majestad por el lado de la costa. Consentirá además, que se fije el límite en el interior trazando una línea desde la boca del Moroco al punto en que se une el río Barama con el Guaima: de allí por el Barama aguas arriba, hasta el Aunama, por el cual se ascenderá hasta el lugar en que este arroyo se acerca más al Acarabisi hasta su confluencia con el Cuyuní, seguirá por este último río aguas arriba hasta llegar a las tierras altas a inmediaciones del monte Roraima, en que se dividen las aguas que afluyen del Esequibo de las que corren hacia el río Branco” fin de la cita (Núñez, Pág. 22).

¿Cuál fue la reacción de Fortique a esta nota? Lord Aberdeen al reunirse con él le pregunta y cito, “¿Qué le ha parecido la nota? No tan buena como antes de recibirla, responde Fortique. Se me había dicho que la línea sería el Moroco. Si es así, responde Aberdeen, haga usted otra proposición y la línea se fijará en el Moroco, más a condición de que el territorio entre el Orinoco y el Moroco no sea luego cedido a nación alguna… “En la entrevista del 16 de abril Aberdeen se encuentra dispuesto a acceder en los términos propuestos anteriormente” fin de la cita (Núñez, Pág. 22).

Efectivamente, Fortique hace las modificaciones pertinentes a favor de la proposición venezolana porque, y cito, “la promesa de no enajenar el territorio intermedio no le parece costosa. Las Bocas del Orinoco quedan libres. El Gobierno inglés renuncia al Amacuro, Barima y Guaima hasta el Moroco” fin de la cita (Núñez, Pág.23).

Respuesta del gobierno venezolano

Acordada ya con el gobierno de Gran Bretaña una propuesta acorde con nuestra reclamación, y cito, “La nota de Aberdeen y la correspondencia de Fortique son pasadas al Consejo de Gobierno. Este cuerpo encuentra deprimente para la dignidad nacional el compromiso de no enajenar el territorio a potencia alguna extranjera”…. “Fortique aduce las razones por las cuales encuentra nada humillante la clausula dicha...” y “Hace ver que se trata de una transacción amistosa. No de una discusión en derecho”  fin de la cita (Núñez, Pág.23) (resaltado nuestro).

Pero ganó la “dignidad nacional”, esa tara política que nos acompaña desde nuestra fundación. Desde Madrid Fortique en 1845, y cito, “comunica a Soublette  (Carlos Soublette, Presidente de la República en ese entonces) sus temores “de que perdamos soga y cabra”. No hay enemigo mayor de lo bueno que lo mejor, añade, y por desecharlo se dejan de hacer cosas que después sentimos haber perdido” fin de la cita (Núñez, Pág. 24).

Un trabajo increíble, titánico e impecable, realizado sin recursos y por lo más brillante del servicio civil venezolano de la época, fue perdido por un gabinete de políticos desconocedores del tema, que se aferraron a lo único que si entendían: la dignidad nacional. De haber confiado al menos un poco en el esfuerzo de quienes lo llevaron a cabo, no estuviera hoy esta generación lidiando con este problema.

Efectivamente, como dijo Alejo Fortique, perdimos “soga y cabra” en ese primer momento de esta larga historia, y vaya que hemos sentido haber perdido en esa oportunidad, y no por no haber tenido razón. ¿Volveremos a perder ahora? A la pregunta de la Cátedra respondo que seguramente perderemos esa pelea si insistimos en ese patrioterismo paralizante de 1845, sin colocar todos los recursos humanos y técnicos necesarios en esa tarea, sumado a la vergonzante ignorancia culposa en el tema que han tenido nuestros sucesivos gobernantes, y que perdura hasta nuestros días.

Muchísimas gracias…

Caracas, 21 de Noviembre de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos,

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sábado, 11 de noviembre de 2023

Esequibo, juicio o negociación

Por Luis Manuel Aguana

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Es difícil separar lo racional de lo emocional ante un problema territorial, porque entre otras cosas se mezclan factores explosivos que agudizan la confrontación, razón por la cual las naciones históricamente han ido a guerras para resolverlos. De allí que sea considerada en este momento de la historia del mundo poco menos que una irresponsabilidad de los gobiernos manipular a la opinión pública de acuerdo a lo que  consideran debería ser la solución de la controversia.

Y eso es precisamente lo que intenta realizar el régimen de Nicolás Maduro Moros al convocar a un referendo el 3 de diciembre de 2023, intentando, no solamente tapar la entrega por razones políticas que realizara Hugo Chávez Frías en el año 2004, a través de una Declaración Conjunta que permitió a Guyana desarrollar y poblar la Zona en Reclamación, sino crear una situación de efervescencia política en el país que impida la realización de las elecciones pautadas para el 2024, elecciones que desde ahora mismo ya tiene perdidas. Tal es la desesperación del régimen de aferrarse al poder, que es capaz de provocar un conflicto limítrofe con Guyana, alegando con ese referendo que “es el pueblo el que reclama”.

De allí que sea para los venezolanos de una importancia capital comprender a cabalidad, sin necesidad de ser abogados especialistas en Derecho Internacional, y en sus partes fundamentales, el alcance de esta compleja trama que comenzó a ser pública a partir de la firma del Laudo Arbitral de 1899, firmado en París entre los representantes de Venezuela y el Reino Unido e Irlanda del Norte, donde nos robaron “en descampado” el territorio Esequibo.

Desde ese momento de 1899 hasta la firma del Acuerdo de Ginebra en 1966 entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, no se reconoció en todo el mundo lo sucedido en París, al punto que el Reino Unido firmó allí que ese Laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica (como posesión británica para ese entonces) era NULO E IRRITO. La historia para todos nuestros efectos comienza desde ese mismo momento.

¿Y porque los británicos tuvieron que reconocer eso? Eso nos lo responde el Dr. Allan R. Brewer Carías:

"La frontera establecida en el tribunal de arbitraje de 1899 se consideró zanjada durante el siguiente medio siglo, hasta que un memorando escrito por Severo Mallet-Provost (11 de agosto de 1944), un abogado que había actuado como asesor junior de Venezuela en el tribunal de París, se publicó póstumamente en el número de 1949 del American Journal of International Law (O Schoenrich 'The Venezuela-British Guiana Boundary Dispute' (1949) 43 AJIL 523, 528-30). El memorando aducía que el presidente del tribunal arbitral había coaccionado a varios miembros para que aprobaran la decisión final, resultado de un acuerdo político entre Gran Bretaña y Rusia. Al parecer, este memorándum había sido dictado cinco años antes por Mallet-Provost al juez Otto Schoenrich, su socio en el bufete estadounidense Curtis, Mallet-Prevost, Colte and Mosle, con instrucciones de que no se publicara hasta después de su muerte, e incluso entonces, sólo a discreción del juez Schoenrich. Mallet-Prevost murió el 10 de diciembre de 1948, y su memorándum apareció impreso unos seis meses después" (ver traducción propia de Guyana-Venezuela border dispute, en https://allanbrewercarias.net/Content/449725d9-f1cb-474b-8ab2-41efb849fea8/Content/Guyana-Venezuela%20Border%20Dispute.%20Max%20Planck%20EPIL,%202006.pdf) (resaltado nuestro).

En otras palabras, el juicio arbitral había tenido vicios de nulidad confesados de manera póstuma por uno de sus protagonistas, donde los jueces se coludieron para darle al Reino Unido la posesión de nuestro territorio. Eso hace insostenible la posición británica, quedando abierta de nuevo la controversia.

¿Juicio nuevo o negociación?

Como decimos en Venezuela, “quien es picado de culebra, le tiene miedo al bejuco”. Y eso es lo que está pasando aquí. Históricamente Venezuela se ha negado de forma consistente a un nuevo juicio, alegando la negociación directa entre las partes como mecanismo para resolver esa controversia con Guyana. Y esto fue así hasta que Guyana nos demandó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) el 29 de marzo de 2018 “respecto a una controversia relativa a “la validez jurídica y el efecto vinculante del Laudo relativo a la frontera entre la colonia de la Guayana Británica y los Estados Unidos de Venezuela, de 3 de octubre de 1899” (ver Sentencia de la CIJ del 18 de diciembre de 2020, en https://revistas.urosario.edu.co/xml/4295/429566597007/index.html). ¡Nos demandan porque pretenden que el Laudo Arbitral de 1899 todavía es válido!

¿Y por qué pasó eso? Porque el Artículo IV, párrafo 2, del Acuerdo de Ginebra de 1966, establece que si las partes no se ponían de acuerdo sobre la elección de uno de los medios de solución previstos en el Artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, estos referirán la decisión sobre el medio de solución  a un órgano internacional que acuerden, y si no acuerdan alguno, al Secretario General de las Naciones Unidas (ver Acuerdo de Ginebra 1966, en  http://www.consulvenevigo.es/subido/ACUERDO%20GINEBRA%20ONU%201966.pdf

Y finalmente ocurrió eso. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, decidió de manera unilateral enviar el conflicto a la CIJ. El Artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas establece: “1.- Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección” (ver Carta de la ONU, en https://www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/carta_nu.pdf).

Dado que la negociación también está contenida (y encabeza) como medio de solución de conflictos el Artículo 33 de la Carta de la ONU, Venezuela siguió negando la competencia de la CIJ, al punto que la misma Asamblea Nacional de 2015, considerada legítima por la Comunidad Internacional, promulga el 6 de febrero 2018 un “Acuerdo en rechazo a la decisión del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres de enviar la controversia sobre el Esequibo y la fachada Atlántica de Venezuela a la Corte Internacional de Justicia” coincidiendo en la actualidad con la posición del régimen de Maduro (ver Acuerdo en  https://www.asambleanacionalvenezuela.org/actos/detalle/acuerdo-en-rechazo-a-la-decision-del-secretario-general-de-la-onu-antonio-guterres-de-enviar-la-controversia-sobre-el-esequibo-y-la-fachada-atlantica-de-venezuela-a-la-corte-internacional-de-justicia--240).

Pero la CIJ no se quedó atrás después de la decisión del Secretario General de la ONU. El 18 de diciembre de 2020 decidieron que esa instancia sí era competente para decidir la controversia entre Venezuela y Guyana, interpretando que la decisión del Secretario General de la ONU tenía carácter vinculante porque las partes habían dado efectivamente su consentimiento a su decisión en el Acuerdo de Ginebra de 1966: Si las Partes dieron su consentimiento al arreglo judicial de su controversia en virtud del párrafo 2 del artículo IV del Acuerdo de Ginebra–Decisión del secretario general vinculante para las Partes–El párrafo 2 del artículo IV se refiere al artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas, que incluye el arreglo judicial como medio de resolución de controversias–Los medios de solución de controversias a disposición del secretario general, al que las Partes dieron su consentimiento, incluyen el arreglo judicial. Si el consentimiento otorgado por las Partes para la solución judicial de su controversia estaba sujeto a alguna condición–Si el secretario general debería seguir un orden particular al elegir los medios de solución de controversias enumerados en el artículo 33 de la Carta–La no obligación para el secretario general para seguir un orden particular o consultar con las Partes sobre su elección(ver Sentencia de la CIJ del 18 de diciembre de 2020, referida supra).

En otras palabras, estamos metidos en el juicio. Sin embargo, esto no significa que tengamos necesariamente que seguirlo. De acuerdo al Dr. Nicolás Boeglin Naumovic, experto en Derecho Internacional, consultor en temas relacionados en la implementación de normas que derivan del Derecho Internacional para entidades, nacionales, regionales e internacionales, “La estrategia seguida por Venezuela ante la demanda interpuesta por Guyana en marzo de 2018 en su contra en La Haya intenta hacer valer un principio angular en derecho internacional: el consentimiento previo de un Estado a la justicia internacional. Se trata de una regla según la cual ningún Estado puede ser llevado ante un juez internacional sin su consentimiento. Por su parte, Guyana recurre al tratado suscrito en 1966 entre Reino Unido y Venezuela y a la carta emitida por el secretario general en enero de 2018 para establecer la competencia de la CIJ en aras de dirimir esta controversia” (ver Guyana/Venezuela: La Corte Internacional de Justicia anuncia que fijó plazos, en https://ciarglobal.com/guyana-venezuela-la-corte-internacional-de-justicia-anuncia-que-fijo-plazos/).

Pero –y este es un pero importantísimo- Boenglin concluye que es preferible estar que no estar en ese juicio: “Cabe precisar que la estrategia que ha escogido Venezuela no está exenta de todo riesgo: en efecto, la no participación de Venezuela la priva de la posibilidad de presentar sus argumentos legales en la etapa preliminar en la que puede precisamente cuestionar la competencia de la CIJ en el marco del procedimiento contencioso: la etapa de las excepciones preliminares. Dicho en otras palabras, al optar Venezuela por no participar, la base de competencia usada por Guyana (que se limita a una recomendación del actual Secretario General de Naciones Unidas) no será cuestionada ante los jueces de la CIJ“.

 

Entonces, volviendo a la estrategia de Venezuela, sería una soberana estupidez lesiva a los intereses del país no concurrir a ese juicio, y esta vez, y a diferencia de 1899 representando nosotros mismos nuestros intereses, armados hasta los dientes con los mejores historiadores, abogados, expertos en Derecho Internacional, documentos de nuestra fundación como República, para probar de una vez por todas nuestra soberanía sobre ese territorio, porque la razón nos asiste y nos ha asistido siempre. Si creemos que los jueces se van a coludir de nuevo, entonces nos encontrarán como una nación unida capaz de defender su territorio en esta nueva oportunidad. Las condiciones no son las mismas que en 1899.

 

Pudiéramos todos pensar que la solución directamente negociada con Guyana podría conducía a una solución y eso estaría bien. Pero creo que ese tren partió desde hace tiempo desde el momento que los costos del juicio que nos está montando Guyana en la CIJ lo está financiando para ellos la Exxon Móbil de una manera interesada: El año 2018 se titulaba: “Guyana empieza a cobrar la prima de fichaje de ExxonMobil para cubrir gastos legales en la CIJ. Guyana ha iniciado el proceso preliminar con el fin de ciclar los fondos de un bono de firma de US$18M recibido de ExxonMobil en 2016, para defender su caso de controversia fronteriza en la Corte Internacional de Justicia (CIJ)” (ver Oil Now, 26 de abril de 2018, Guyana begins to cash in ExxonMobil signing bonus to cover legal fees at ICJ , en https://oilnow.gy/news/guyana-begins-cash-exxonmobil-signing-bonus-cover-legal-fees-icj/).  ¿Creen ustedes que ellos estén pensando en una solución negociada con Venezuela? Ya se derramó el vaso, o mejor dicho, el pozo de petróleo, no hay vuelta atrás…

Porqué nos oponemos al referendo

Las preguntas dadas a conocer públicamente a los venezolanos apuntan a manipular abiertamente a la opinión pública para fundamentar la línea política del régimen en relación con este delicado problema de orden generacional (ver CNE aprueba por unanimidad cinco preguntas para el referendo consultivo, en https://www.asambleanacional.gob.ve/noticias/cne-aprueba-por-unanimidad-cinco-preguntas-para-referendo-consultivo) y que van en la dirección de manipular a los venezolanos:

Preguntas:

1. ¿Está usted de acuerdo en rechazar, por todos los medios, conforme a derecho, la línea impuesta fraudulentamente por el Laudo Arbitral de París de 1899, que pretende despojarnos de nuestra Guayana Esequiba?

Está perfectamente demostrado ese fraude, al punto que fue aceptado y reconocido por el Reino Unido en su oportunidad. No tienen ningún sentido volver atrás sobre eso como si los venezolanos fuéramos un atajo de ignorantes desconocedores de la historia.

2. ¿Apoya usted el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para Venezuela y Guyana, en torno a la controversia sobre el territorio de la Guayana Esequiba?

Es irrelevante la pregunta. Como ya vimos, es montados en el Acuerdo de Ginebra de 1966 sobre el que partimos para una nueva solución del problema.

3. ¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba?

Pregunta manipulada. Acabamos de demostrar que Venezuela puede insistir en su posición de no participar en el juicio en la CIJ, pero es lo más alejado para nuestros intereses.

4. ¿Está usted de acuerdo en oponerse, por todos los medios, conforme a derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar pendiente por delimitar, de manera ilegal y en violación del derecho internacional?

Pregunta manipulada para predisponer a los venezolanos a una conducta agresiva. Es precisamente por esa razón que deberíamos estar planteando nuestro caso en la CIJ para una solución pacífica de esta controversia.

5. ¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?

De nuevo pregunta manipulada. Claramente, luego de solucionar a nuestro favor esta controversia en la CIJ, el Estado venezolano podrá disponer de la ahora Zona en Reclamación como un territorio más del concierto de estados federados establecidos en la Constitución.

Mis disculpas anticipadas a quienes hayan llegado hasta aquí por lo extenso de esta nota. El conocimiento es, a mi juicio, el mejor antídoto para no caer en las manipulaciones de un régimen que pretende con ese referendo utilizar con fines políticos, como lo hizo Chávez en el año 2004, esta reclamación histórica buscando el respaldo de los venezolanos para permanecer en el poder.

En 1957 el dictador Marcos Pérez Jiménez pretendió igualmente con un plebiscito quedarse en el poder. El 15 de diciembre de 1957 “ganó” ese plebiscito con una mayoría aplastante del 86,7% (ver Wikipedia, Plebiscito de Venezuela de 1957, en https://es.wikipedia.org/wiki/Plebiscito_de_Venezuela_de_1957), dando la percepción que nunca se iría porque el “pueblo lo acompañó”. Pero pocas semanas después, el 23 de enero de 1958, salió corriendo del país, con ese mismo pueblo celebrando en las calles su caída. Una Venezuela en resistencia le decía al país al mismo tiempo, a través de los medios que disponían, con papelitos entregados en las calles y en las casas, que todavía existía honor y dignidad, a través de mensajes como el que acompaña esta nota:

Venezolanos: El honor, la dignidad, la libertad y los derechos de los venezolanos están en juego!! No permitas el ultraje del plebiscito!! No permitas la burla a la Constitución Nacional!!

A la lucha contra la tiranía!! Todos los venezolanos como un solo hombre contra el plebiscito!! Salvemos a Venezuela del deshonor!!

La lucha no cesará hasta no obtener un Gobierno que rescate a la Nación y se someta a la Ley!!

La JUNTA PATRIOTICA

(original del panfleto cortesía de la familia de la Arq. Lourdes Colmenares Maldonado, Directora de ANCO)

Ese mensaje pareciera haber sido escrito hoy y aplica perfectamente a este momento que vive Venezuela. Utilicemos ese mismo valor, dignidad y conciencia que tuvieron nuestros mayores, demostrados en 1957, para hacer lo que corresponde hacer para resistir democráticamente luchando para desalojarlos del poder: “La lucha no cesará hasta no obtener un Gobierno que rescate a la Nación y se someta a la Ley”. Así será, Amén…

Caracas, 11 de Noviembre de 2023

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