Por Luis Manuel Aguana
Es
posible que esto que voy a afirmar sea malinterpretado: no me preocupa
tanto la caída del régimen como lo que venga después. El régimen mas temprano
que tarde caerá porque es inviable. Pero este no caerá solo. También amenaza
con caer todo el colaboracionismo asociado, al punto que en su intento de
defender la corrupción interna que también tienen, como bien lo indicó la
Procuraduría de Brasil con las declaraciones del encargado en Venezuela de
Odebrecht, pretenden destruir al único Poder legítimo que en su corta
existencia ha dado más muestras de estar con el pueblo de Venezuela y luchar
por el retorno del Estado de Derecho que ningún otro que hayamos tenido: el Tribunal
Supremo de Justicia legitimo en el exilio.
De allí las declaraciones y pronunciamientos en contra de la
legitimidad del Alto Tribunal en el exilio de los Magistrados que han
renunciado al TSJ legitimo, por considerar, de acuerdo a las palabras de uno de
ellos, “…no estar de acuerdo” en lo que considera “que son decisiones
inejecutables” (ver declaraciones de Alejandro Rebolledo, en http://www.noticierodigital.com/2018/09/alejandro-rebolledo-sigo-siendo-magistrado-no-del-tsj-exilio/).
Mal momento para darse cuenta de eso, aun cuando lo de las “decisiones
inejecutables” sea más una excusa de quienes si aceptaron juramentarse en la
sede de la OEA en Washington como Tribunal Supremo de Justicia y ostentaban esa
condición fuera del país. ¿Es que antes si creían que las decisiones de ese
Tribunal serian “ejecutables”? Estos Magistrados no participaron ni firmaron en
las sentencias históricas del TSJ legítimo, como la del Sistema Electoral del
13 de Junio de 2018 ni la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro el 15 de Agosto
de 2018. ¿Estaban esos Magistrados en desacuerdo con esas sentencias? No lo
sabemos porque ni siquiera firmaron ni salvaron su voto en ninguna de ellas…La
pregunta es inmediata ¿a qué o a quienes quiénes responden esas renuncias? ¿Cuál
es el motivo a que sea ahora y no antes que los Magistrados renunciantes “descubrieran”
que las sentencias del TSJ-L eran “inejecutables”? Eso es lo que tenemos que
preguntarnos los venezolanos, no si el TSJ-L está perdiendo legitimidad a
consecuencia de la deserción de estos personajes.
Pero lo de lo de las “sentencias inejecutables” ya lo ha
respondido varias veces el Dr. José Vicente Haro: “son tan ejecutables como las boletas de excarcelación de los presos
políticos” (ver Una Boleta de Excarcelación para Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/09/una-boleta-de-excarcelacion-para.html).
Si no se hacen valer quedan para ser plastificadas y mostradas públicamente en los
cuellos de los familiares de los presos políticos. ¡Son los Magistrados, los
venezolanos todos, los que vivimos y no vivimos en Venezuela, investidos o no
de autoridad, quienes tenemos la responsabilidad constitucional (Articulo 333)
de restituir el orden constitucional!
Si esa es la excusa que dan para escabullirse de la
responsabilidad que les dio el pueblo a través de la Asamblea Nacional, y si
esa es la catadura de los Magistrados que decidieron renunciar al TSJ legítimo –por
ellos o por órdenes de alguien-, bienvenidas sean esas renuncias. Venezuela
requiere de venezolanos –ni siquiera de Magistrados- que verdaderamente se
entreguen a la lucha por el rescate institucional del país, como así lo han
demostrado los Magistrados que si decidieron cumplir rigurosamente su obligación
para realizar el trabajo por el que juraron. Y eso, como en aquella cuña de la tarjeta
de crédito, no tiene precio. Eso es lo que no alcanzarán a entender nunca los
Magistrados que están dejando el pelero.
Y eso no es fácil. Si estos Magistrados renunciantes no
estaban dispuestos a eso desde el principio entonces debieron quedarse
tranquilamente en sus actividades profesionales. Pero ellos al parecer se
postularon buscando figuración personal en esta hora menguada de Venezuela. ¡Qué
vergüenza! Y eso es lo que todavía no se acaba de entender. Quienes asumen
responsabilidades ahora tienen obligaciones de vida con el pueblo de Venezuela.
Y si hay alguien que no lo haya entendido todavía ese no es el individuo con el
que podemos contar para sacar a Venezuela de este gravísimo hueco donde estamos
todos. En lo personal pienso que no se les debería confiar en el futuro ni un
puesto de portero de Ministerio, así tengan todas las credenciales del planeta,
con el perdón de los honorables porteros.
Pero lo verdaderamente importante no es que estos
Magistrados se hayan ido, en un vano intento de desarticular al TSJ legítimo,
sino lo que se esconde detrás de eso. El retraso de la publicación de la
sentencia definitiva y motivada de Nicolás Maduro Moros por corrupción propia y
legitimación de capitales, es el centro de este debate. Existen fuerzas muy
importantes que operan presionando al Alto Tribunal para que el documento
definitivo contentivo de los detalles del juicio, así como de la orden de investigación
a todos los mencionados por el Ministerio Público en el cúmulo de pruebas
aportadas por la Procuraduría de Brasil, incluyendo a Henrique Capriles, se
retrase a un punto tal que primero se deshaga el TSJ legitimo antes de que esa
sentencia sea publicada con esa orden de investigación. Así será el tamaño de
la corrupción opositora que prefiere que no sea remitida una sentencia
condenatoria en blanco y negro del delincuente Maduro, en todos los idiomas y a
todos los países y policías del mundo, con tal de que no se ventile un caso de
corrupción propia, dejando que un delincuente siga montado en la Primera
Magistratura acabando con Venezuela y se pasee por el mundo ofendiendo el
gentilicio venezolano.
Esa actitud de la oposición oficial impediría dos
importantes puntos que favorecerían a las fuerzas que operan de manera
encubierta para el régimen y en contra del TSJ-L: 1) que el TSJ legitimo
designe a un Gobierno de Emergencia Nacional como lo hemos solicitado varios
venezolanos ante ese Alto Tribunal en diferentes recursos, posterior a la
publicación motivada de la sentencia de Maduro; y 2) que se someta a una investigación
el escándalo de Odebrecht, pero esta vez del lado de la oposición oficial.
Ya estos se encuentran en la fase preparativa para convencer
a los venezolanos de ir a unas elecciones de concejales para diciembre y peor aún,
llevar a votar a los venezolanos para medirse –de nuevo- en un referendo
aprobatorio de una nueva Constitución, producto de la ilegitima Asamblea Constituyente
del régimen. El colaboracionismo funcionando a plena marcha en dos frentes: 1)
el exterior, en su afán de destruir conjuntamente al TSJ legítimo cosa que les
daría beneficios a ambos; y 2) el interior, a través del continuismo electoral
con la imposición negociada de una nueva Constitución a los venezolanos.
Los venezolanos debemos decidir entre seguir creyendo en quienes
han permitido el continuismo de este régimen criminal o apoyar a aquellos que están
luchando con las uñas en el exterior para darle un “parao” definitivo a la
dictadura. Sin embargo las agallas de quienes esperan ansiosamente el poder después
de Maduro son infinitas. Están también tomando medidas para evitar igualmente
no quedar afuera en el caso que la caída del régimen sea abrupta. Y lo que
viene puede ser peor si no nos ocupamos de eso ahora, impulsando a que se tome
una decisión que obligue una representación legítima y constitucional de los
venezolanos en el exilio, previo a que los acontecimientos lleven a la
Comunidad Internacional a hacer valer el principio de Responsabilidad de Proteger
(R2P) a la población de quienes están causando muerte y dolor en Venezuela.
No hay que ser adivino para saber que los dinosaurios de la política
tradicional están jugando “hard ball” para evitar no perder sus opciones de
poder en la caída del régimen de Maduro. Se hace indispensable que el TSJ legítimo
sobreviva a los ataques del régimen y su oposición. Si el Alto Tribunal en el
exilio, por toda esa madeja de intereses bastardos de la oposición oficial como
agente encubierto del régimen de Maduro, no logra publicar al mundo su
sentencia motivada definitiva para que en un próximo futuro se haga justicia,
encerrando a Nicolás Maduro Moros en Ramo Verde por 18 años y 3 meses por
corrupción, habremos perdido todos los venezolanos, no solo a quienes han hecho
un esfuerzo sobrehumano para mantener una luz encendida de esperanza y un
frente de lucha institucional, sino la posibilidad de poder encausar desde el
exilio a un Gobierno de Emergencia Nacional que conduzca una transición lo
menos traumática posible.
Es por eso que no es conveniente para quienes le han hecho
un daño terrible a Venezuela desde la oposición oficial que exista la figura de
un Tribunal Supremo de Justicia verdaderamente independiente tomando decisiones
sin las directrices de los jefes de los partidos que manejan la Asamblea Nacional.
Los próximos días serán cruciales para la supervivencia, no solo del TSJ legítimo
en el exilio, sino de una posibilidad, como tantas otras que hemos tenido en el
pasado y que hemos desperdiciado para salir del régimen a la brevedad posible. No
permitamos que eso suceda de nuevo…
Caracas,
29 de Septiembre de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana