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lunes, 23 de febrero de 2015

La hora de la verdad de un Acuerdo para la Transición


Por Luis Manuel Aguana

“Los liquidarán uno por uno. Muchos piensan que será a otros pero no a ustedes,
y eso se lo dicen porque no ven que el número de ejecución
lo tiene cada uno de ustedes en la espalda”
Diego Arria, “La hora de la verdad”

“Cambiar un régimen implica una transición, una modificación en el sistema de reglas sobre el que se sustenta. Y ese cambio de reglas no puede confundirse con un simple cambio de gobierno, cuestión que no implica más que alternabilidad. Por ello cuando sostengo que necesitamos una transición, me refiero a que es necesario desmontar todo el aparataje que se encuentra al servicio de Hugo Chávez. No simplemente sustituir a Chávez, sino derrumbar el sistema que le ha permitido actuar impunemente”. Esto lo publicó Diego Arria, así como la cita que encabeza esta nota, en su libro “Venezuela. La Hora de la verdad” (1). Sin embargo Arria, antes de la publicación de su libro, ya venía insistiendo en el tema de la transición desde hacía mucho tiempo, al punto de haberlo hecho público a la nación en el debate de los precandidatos de la Unidad en Noviembre de 2011 en la UCAB (Diego Arria – Debate de Precandidatos http://youtu.be/-232d0eHJ7A. Ver Debate completo en http://youtu.be/gJji8xoXEAI).  Lamentablemente ni la oposición, ni el liderazgo opositor entendieron el concepto sino luego de más de dos años-casi tres-, un montón de muertos y una economía devastada.

Por eso le damos la bienvenida al llamado a los venezolanos a un Acuerdo Nacional para la Transición firmado por María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma (http://www.ventevenezuela.org/comunicado/).  Pero lamentablemente llega tarde, demasiados muertos tarde, y además incompleto. Algunos dirán que me volví loco al decir estas cosas de un documento al que prácticamente está apoyando hoy toda la oposición, y que entre otras cosas le ha costado la cárcel a uno de sus líderes más importantes, Antonio Ledezma, habiendo arreciado la persecución a María Corina Machado. Pero a veces es necesario ir a contracorriente cuando por convicción honesta creemos que se está cometiendo un error. Por eso a esas personas les digo que el llamado a un Acuerdo Nacional para la Transición, además de llegar tarde, carece de una pieza fundamental, sin la cual solo es una lista de deseos que pueden convertirse en una frustración más en esta historia lamentable de la oposición: la vía constitucional para llegar a ella.

En efecto, al Acuerdo le faltó lo que el régimen ahora le imputa a Ledezma: ¿cómo se llega a una Transición sin antes haber cambiado el gobierno? De acuerdo al régimen, Ledezma, María Corina y Leopoldo “conspiraban” para dar un golpe de Estado para realizar lo que indican los tres puntos del Acuerdo.

Si bien es cierto hay una percepción nacional, como indica el Acuerdo, que “el gobierno de Maduro ya entró en una fase terminal” por todas las barbaridades que a diario vemos los venezolanos, no menos cierto es que nadie tiene la certeza de ese “ineludible derrumbe” que todos queremos que se haga realidad, pero que tenemos meses, y años esperando-salvo que estemos conspirando, como dice el régimen. Por eso es que se adelantan y señalan a los firmantes como que ellos tenían esa certeza porque estaban urdiendo un golpe de Estado, y en una jugada de laboratorio descabezan a la oposición de uno de sus líderes fundamentales. Cualquiera diría que son novatos los que están conduciendo la estrategia opositora (¿o lo son?).

En Venezuela es necesaria una transición. Hace justo un año, el 17 de febrero de 2014 un importante grupo de venezolanos, entre los que me honré estar, hicimos público un documento titulado “Urge una transición para rescatar la democracia en Venezuela” a través del portal de Venezuela Soberana (http://venezuelasoberana.com/urge-una-transicion-para-rescatar-la-democracia-en-venezuela/), donde se expusieron “las razones por las cuales es inevitable que en Venezuela se produzca cuanto antes una transición amparada en la Constitución, con el fin de evitar una catástrofe humanitaria, rescatar la democracia y reconstruir la República” (negritas y subrayado nuestro).

¿Cuál es la diferencia fundamental de este comunicado de hace un año con ese Acuerdo publicado por María Corina, Leopoldo y Ledezma? Que allí establecimos clara y explícitamente que la transición debía llegar por medios constitucionales. La omisión de ese detalle tan significativo le dio pié al régimen a interpretar como le dio la gana ese Acuerdo, utilizándolo como excusa y prueba abierta de un golpe, aún sin tener la más mínima evidencia en contra del Alcalde Metropolitano ni el resto de los firmantes.

Ahora bien, Diego Arria indicaba en su libro “La transición que propongo consiste en sustituir el régimen totalitario vigente en Venezuela por un Estado Democrático y de Derecho, y así garantizar la gobernabilidad y la vigencia de un sistema de libertades y de respeto a los derechos humanos. El medio para lograr tal cometido es la Asamblea Nacional Constituyente. Si algunos han sostenido que ya experimentamos recientemente (1999) un proceso constituyente y que otro sería contraproducente, se me hace necesario recordar que mi propuesta no implica ruptura constitucional alguna(negritas y subrayado nuestro). Simple, claro y diáfano como el cristal, dicho años antes de que nuestros líderes opositores entendieran tarde que eso era necesario. Esto es lo que buscamos en el Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).

Sin embargo, deseo que no se entienda mal el planteamiento que hago aquí en relación al llamado a un Acuerdo para la Transición realizado por estos importantes lideres de la oposición. ¡Por supuesto que es necesario un Acuerdo! pero nuestra oposición sigue insistiendo en seguir dando bandazos sin confeccionar una estrategia clara y única para lidiar con este régimen que cada día está cobrando más espacios, razón por la cual el Acuerdo luce descolgado de un marco estratégico global, cayendo en errores que cuestan muchísimo a la oposición democrática.

Diego Arria no formuló estas advertencias en 2011 porque tenía una bola de cristal, ni porque era el Nostradamus de la política venezolana. La formuló porque de ese podio en la UCAB era el que tenía más kilometraje político nacional e internacional, y veía el problema que se nos venía encima con la claridad de quien ha manejado asuntos de Estado, diciéndoles a los venezolanos y a esos muchachos que competían con él, que era necesaria una transición constitucional para arreglar institucionalmente al país ANTES de poder pensar en la alternabilidad política. Lamentablemente tanto a Leopoldo López como a María Corina Machado, presentes en ese encuentro, no les cayó la locha en ese momento sino hasta ahora.

Ese programa de tres puntos del Acuerdo es absolutamente necesario, pero para que este sea realmente efectivo para los fines que persigue, ANTES hay que CONSTITUCIONALMENTE LLEGAR A ESA TRANSICION. No es algo a lo que podamos llegar por generación espontánea, ni por deseos que no preñan. Hay que trabajar por eso, convenciendo a los venezolanos que es necesario cambiar el sistema político, y explicando para qué es necesaria una profunda reingeniería al Estado y a la Constitución. Y eso no se logra por otro camino diferente que trabajar por la convocatoria en Elecciones Auténticas del pueblo depositario de la soberanía a una Asamblea Nacional Constituyente, sin trampas, bloqueos o cortapisas de un CNE entregado al régimen.

Creemos que esto es posible pero convocando a los que más experiencia tienen, sin mezquindades, ni facturas, ni odios del pasado. Diego Arria hubiera sido un excelente candidato para los dos o tres años que propuso para esa transición que indicó en el debate de la UCAB, trabajando para abrirles el camino futuro a esos jóvenes que se encontraban con él en esa contienda. Pero lamentablemente la oposición venezolana no asimiló el mensaje que Arria advirtió en ese momento, con todas las consecuencias que ahora estamos viviendo. Pero lo más grave es que hasta ahora todavía no lo asimila.

La solución de los problemas de la complejidad y la magnitud de los que ahora padecemos requiere de mucho más que un enfoque electoralista. Requiere de una unidad efectiva que convoque a todos los venezolanos, en especial a los que más experiencia política tienen, para evitar que nos liquiden “uno por uno” con un numero de ejecución pegado en la espalda, entendiendo que ir a unas elecciones Parlamentarias no puede estar por encima del país, trabajando unidos para acordar una estrategia común que nos lleve a establecer un camino Constitucional a esa transición. Arria llamó a esa unión la Gran Alianza Nacional. Ojala esta vez le hagan el caso que no le hicieron en el 2012, porque sin duda, y parafraseando a Diego, esta es la hora de la verdad. Y vistas las circunstancias, creo que también lo es para ese Acuerdo para la Transición…

Caracas, 23 de Febrero de 2015

Twitter:@laguana

(1)     Diego Arria,Venezuela, La hora de la Verdad, Caracas Agosto 2012, ISBN 978-980-12-6002-8, Editorial EX LIBRIS

martes, 23 de diciembre de 2014

Un cuento para Navidad


Por Luis Manuel Aguana

Recibo de Jorge Bucay, “Cuentos para pensar” (1), el regalo de despedida del libro, quien a su vez lo recibió de sus hermanos. Asimismo se los obsequio a ustedes en este día de Navidad, al creerlo muy pertinente para estos tiempos aciagos:

“Un lugar en el bosque
Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov.

Baal Shem Tov era muy conocido dentro de su comunidad porque todo el mundo decía que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.

Se había hecho una tradición en este pueblo: todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.

Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía, en el medio del bosque. Y una vez allí, cuanta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después  una oración en voz muy baja…como si fuera para él mismo.

Y dicen…

Que Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque…que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que allí estaban.

Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo…
Pero conocían el lugar del bosque. Sabían cómo armar el fuego.
Una vez por año, siguiendo la tradición que Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar en el bosque, prendían el fuego de la manera que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o solo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.

Y dicen…

Que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida…que aunque nadie decía las palabras adecuadas, de cualquier manera concedía los deseos a todos los que estaban ahí.

El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo…
Y aquí estamos nosotros.
Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque
No sabemos cuáles son las palabras…
Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera que lo hacía el Baal Shem Tov…

Sin embargo hay algo que si sabemos:

Sabemos esta historia,
Sabemos este cuento…

Y dicen…

que Dios adora tanto este cuento…
que le gusta tanto esta historia…
que basta que alguien la cuente…
y que alguien la escuche…
para que El, complacido,
satisfaga cualquier necesidad
y conceda cualquier deseo
a todos los que están compartiendo este momento…

Así sea…”

Los venezolanos olvidamos en el transcurrir del tiempo, en lo profundo de nuestra historia, de generación en generación, que somos Libertadores. Un 17 de Diciembre murió quien sabía cómo hacerlo al punto de habernos llevado por todo un Continente a libertar 5 naciones. Al principio, los que quedaron, copiaron sin saber las maneras y las formas sin conocer el fondo, y ahora nosotros, los herederos de esa gesta “ni siquiera sabemos cómo encender el fuego” y hasta olvidamos donde está el punto en el bosque. Pero la raíz sana está allí. Lo prueban los 43 jóvenes asesinados este año protestando en contra del régimen, los torturados, los estudiantes, los presos políticos, la sociedad civil, y sin duda alguna una parte importante de la oficialidad de nuestras Fuerzas Armadas, que estamos seguros que tienen presente esa memoria.

Pero como dice el relato, sabemos esta historia, sabemos este cuento. Sabemos que somos Libertadores. Sabemos cómo expulsar invasores extranjeros, ya lo hemos hecho. Hallar el punto del bosque donde realizar el rito no será complicado, si como dice el cuento, basta con que alguien lo cuente y que alguien lo escuche para que Dios satisfaga la plegaria de un pueblo sufrido, y nos conceda  como regalo de Navidad, la Libertad, la Paz y la Democracia para todos los venezolanos. Así sea…

Caracas, 23 de Diciembre de 2014

Twitter:@laguana

(1)     Jorge Bucay, “Cuentos para pensar”, Editorial Océano de México, S.A. de C.V. 2da. Edición. ISBN 970-651-999-8. Ver también “Un lugar en el Bosque” de Jorge Bucay en http://www.mantra.com.ar/contreconociendonos/lugarenelbosque.html)

lunes, 4 de agosto de 2014

Constituyente inevitable


Por Luis Manuel Aguana

Audio en http://picosong.com/cXjR


Así como la muerte y los impuestos (remember Joe Black?), la Constituyente ya es inevitable. Luego de leer el espectáculo de “la encerrona” (ver La encerrona, un jardín de espinas, por Alfredo Meza / Ewald Scharfenberg
http://www.armando.info/sitio/index.php?id=17&tx_ttnews[tt_news]=91&cHash=93d0faea861e8d3ae5088c420d76a155) no me queda absolutamente ninguna duda que esa será la salida que tendrá el país.

Y si a esto le agregamos las declaraciones de mi estimado amigo Alfredo Weil en el Foro de El Nacional del domingo pasado (Alfredo Weil “Hay que hacer una mesa democrática de unidad nacional http://www.el-nacional.com/politica/Alfredo-Weil-democratica-unidad-nacional_0_457154406.html), si alguien tenía alguna duda, que las entierre.

Por un lado, en esa “encerrona” los partidos demostraron sin asomo de dudas que el interés no es sacar a Venezuela del hueco donde se encuentra sino buscar los culpables de quien deshizo una “unidad” que nunca ha existido, no solo porque cada uno se ha ocupado de jalar desde siempre la brasa para su sardina, sino porque ninguno de ellos jamás cederá en sus posiciones porque si lo hacen soltarán en ese mismo momento lo que ellos llaman “posiciones de poder”. Al leer el estupendo trabajo de Meza y Scharfenberg me acorde del chiste de los borrachitos peleando por una botella vacía.

La posición prepotente del otrora candidato de la Unidad de no asistir al Congreso que convoca Maria Corina Machado con un terminante: “Que hagan esa vaina, pero nosotros, Primero Justicia, no vamos a ir” da cuenta de que creen que Venezuela les pertenece. No se acuerda Henrique que precisamente por eso los venezolanos votaron por Chávez en 1998. La prepotencia de los adecos y copeyanos de creerse los dueños del país hizo que se perdiera la democracia. Pues ahora lo hace Primero Justicia, como antes lo hicieron los adecos y copeyanos. Entonces, ¿qué cambió?

La referencia que hace María Corina de jamás haberse “reunido con militares para planificar golpes de Estado”, “ni en 1992”, “ni en el 2014”, mirando a Molina y a Borges respectivamente, fue solo la guinda acerca de lo que piensa esa gente de cómo debería accederse a la transición. Y mientras tanto que siga la pachanga electorera que todos sabemos cómo terminará.

Pero lo concluyente lo declara Alfredo Weil al indicar que la elección del 2015 “es  inviable no por culpa de la oposición, sino porque el CNE está secuestrado, está diseñado para violar el artículo 63 de la Constitución, que dice que el sufragio se hará a través de elecciones libres, universales y secretas; que garantiza la personalización del sufragio, pero aquí votamos la mitad por lista, y garantiza la representación proporcional, que aquí no tenemos. Sacamos 52% de los votos en 2010 y tenemos menos diputados. La oposición puede sacar 60% y perder la Asamblea.”

Entonces, aquí a todos nos comió el tigre. ¿Qué hacemos con votar el 2015 por unos diputados si La oposición puede sacar 60% y perder la Asamblea”? ¿Qué loquera es esa de votar entonces en esas condiciones? Tendría razón Alfredo Weil al decir que “una constituyente no es viable” entre otras cosas porque implica una elección constituyente, y porque “el oficialismo posee control absoluto de instituciones como el CNE y el TSJ, y los pocos espacios que cederá solo servirán para brindarle un velo de legitimidad”; pero también dice que son inviables las elecciones parlamentarias del 2015. En otras palabras, que no es viable la vía electoral construida sobre la base de los actuales Poderes Constituidos, ni para hacer una Constituyente ni para elegir a nadie en este actual estado de contaminación del CNE.

Entonces, así las cosas, solo quedan dos salidas: la que insinúa Alfredo con la intervención de la FANB, con una presión en la calle “…Esto tiene que tener una presión de calle. La FANB debería defender la soberanía territorial y la Constitución.”, o que esa misma presión de calle obligue a los Poderes Constituidos a respetar la supremacía del Poder Constituyente como lo establece el Artículo 347 para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente en los términos que ese Poder establezca, con las consabidas consecuencias que eso tiene. Y creo que esto último es lo que está en manos de nosotros, los ciudadanos, no la solución militar.

Podría discutir horas como ya lo he hecho con mis amigos que creen que esa salida es la más conveniente, pero a mi juicio muy poco probable. ¿Y por qué? No solo por el estado de destrucción masivo al que ha sido sometida esa institución, sino porque está sujeta a los imponderables que una situación como esa acarrea para los involucrados, que hace que ésta tenga una mínima probabilidad de ocurrir debido al control férreo de la FANB por parte de una fuerza extranjera y su fuerte ideologización actual, que al final las hace marionetas a favor del régimen. ¿Qué puede ocurrir un pronunciamiento de las FANB? Claro que puede ocurrir, pero ¿ocurrirá porque el país se deshaga frente a todos nosotros como una galleta mojada o porque maten estudiantes en las calles? Ya hubiera ocurrido entonces.

No creo que los militares intervengan porque nos vayamos a las calles para que se cambie el sistema electoral para unas elecciones parlamentarias, pero me pregunto cual sería su posición si vamos a las calles para exigir cambiar al sistema electoral por uno transparente y auténtico para la elección de unos diputados Constituyentes para  “…transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva constitución” en acatamiento al artículo 347 constitucional. Sería interesante ponerlos en ese brete.

En cualquiera de los dos casos, se requerirá el poder de la gente en la calle para presionar por una salida civil, no militar. Lo que me lleva a la inevitabilidad del planteamiento Constituyente. Los partidos han jugado, equivocados o no, la carta para que los militares intervengan y éstos no lo han hecho por una u otra razón. O bien porque los han descubierto, o bien porque siguen esperando por un momento propicio que jamás llega, o simplemente porque no pueden. Y mientras tanto ¿qué? ¿Esperar por una mayor destrucción del país? Creo que ya esto no espera ni aguanta más.

Los ciudadanos, la sociedad civil en su conjunto, debemos y tenemos la obligación de intervenir a pesar de los partidos políticos y a pesar de la espera por quienes creen en ese transporte militar; y la “encerrona” no fue más que la demostración de eso. Nadie aquí está jugando a la “anti política”. El planteamiento del Congreso Ciudadano de María Corina Machado es incluyente a pesar de que Capriles y Primero Justicia no asistan porque no les da la gana. Aun cuando estuve y estoy en desacuerdo con la renuncia de Maduro expuesto en el Manifiesto “Si hay salida a la crisis” del 15 de junio de 2014 (ver http://www.ventevenezuela.org/manifiesto-si-hay-una-salida-a-la-crisis/) lo firmé porque convoca a todos ciudadanos de todos los sectores sociales sin distingo de organización a discutir como salimos de esta tragedia. Maria Corina puede plantear su renuncia de Maduro y que la fundamente. Nosotros planteamos la Constituyente para refundar al país desde la sociedad civil y lo fundamentamos.

Desde el Movimiento Constituyente que propone el Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (ver http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) tenemos un planteamiento que hacer en ese Congreso y porque creemos firmemente que la salida es constitucional con los militares subordinados al poder civil, no al revés. Si los ciudadanos, incluyendo los partidos, nos alineamos en un solo objetivo, no habrá CNE ni TSJ que valga. Esa es mi diferencia sustancial en relación a aquellos que todavía creen que es el conserje el que le pone las reglas a los propietarios.

Es por eso que para mí el tema de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente es “clavo pasao” porque ella es inevitable. Tarde o temprano el país caerá en ello. Lo que debemos discutir ahora son los términos de esa convocatoria y quienes deberían representar los intereses de los ciudadanos en esa ANC de acuerdo a la propuesta de país que cada sector tenga. Nosotros tenemos una-creo que la única-, y la estamos haciendo del conocimiento de Venezuela. Y quien se quiera sumar bienvenido sea…

Caracas, 4 de Agosto de 2014

Twitter:@laguana