Por
Luis Manuel Aguana
Desde 1810 los
venezolanos hemos conocido de Juntas Patrióticas. De una Junta Patriótica en
1811 salió la intervención del joven Simón Bolivar y su famosa frase “Trescientos años de calma ¿no basta?”, añadiendo “La Junta Patriótica respeta,
como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta
Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios.”. Los
venezolanos llevamos en el ADN un gen de libertad que se activa en los momentos
más difíciles del país manifestándose en esta forma primaria de organización
cuando todo parece no funcionar.
La Junta
Patriótica se activó de nuevo en 1958. Analistas internacionales coinciden en
señalar que “el acercamiento de sectores sindicales, estudiantiles y partidos
políticos desde 1957 devino en la conformación de la “Junta Patriótica”,
alianza fundamental a la que se sumarán algunos grupos de militares de
manera creciente para principios de 1958” (ver http://www.noticiaspia.com.ar/venezuela-23-de-enero-de-1958-de-la-dictadura-militar-a-la-construccion-del-programa-de-la-patria/).
Ese acercamiento que se ha dado en la historia
venezolana como reacción frente a un agresor común, vuelve a darse en esta
oportunidad con la conformación de otra Junta Patriótica en Venezuela, luego de
los sucesos conocidos del 10E. Esta nueva Junta enarbola las mismas banderas
que sostuvieron aquellos venezolanos que hicieron historia en 1958 y que fue
pieza fundamental para la caída del dictador Marcos Perez Jimenez.
No voy a realizar en
esta nota ningún juicio acerca de las personalidades que iniciaron esta nueva
Junta, y que incorpora, entre otros, a un venezolano de incontestable vocación
democrática y miembro de la Junta Patriótica de 1958, del cual no se puede
señalar que quiera ser Presidente, como lo es el Dr. Enrique
Aristeguieta Gramcko, quien también encabeza la lista de quienes firmamos el
Manifiesto dirigido a todos los sectores democráticos del país y en especial a
las Fuerzas Armadas Nacionales, en relación al problema cubano.
La conformación variopinta de personalidades y
grupos opositores de esta nueva Junta Patriótica podrá parecer bastante disímil,
e incluso para algunos desagradable, razón por la cual puede de primera mano intuirse
que esté destinada a ser un grupo más de opositores radicales al régimen que no
pasarán de dar declaraciones destempladas en contra este estado de cosas,
dejando libre el espacio a quien tiene la franquicia opositora del país, la
MUD.
Sin embargo, hay una importante diferencia de
esta Junta Patriótica con respecto a otros grupos que en estos 14 años se han
erigido como retadores del régimen y de su oposición: la MUD como oposición
“oficial” ha ido perdiendo progresivamente la legitimidad, quedando como un
cascarón vacío de partidos que insisten en seguir el juego electoral del
régimen. La percepción del venezolano común de que el gobierno hizo fraude
electoral en las elecciones del 7-O, es decisiva. De acuerdo a la encuesta
Keller de noviembre 2012, el 67% de los que votaron por Henrique Capriles
están convencidos de que hubo fraude. Y
no debe olvidarse nunca que la percepción es la realidad…
De acuerdo a esto, la oposición formal se
encuentra en entredicho. Los opositores exigimos, sin resultados, que nuestros
representantes concentrados en la MUD hicieran algo al respecto, empezando por
nuestro candidato. Pero nos hemos quedado solos frente a un régimen que día a
día nos corta un pedazo de nuestro sistema de libertades.
En ese vacío opositor surge la Junta
Patriótica. Esta Junta no puede ni debe ser una unión electoral, como tampoco
lo fue la de 1958. Ni tampoco puede conformarse como un eje para competir con
la MUD. Su diferencia fundamental debe radicar en el postulado de exigir
implacablemente la salida de los cubanos del país y la realización de
Elecciones Auténticas, que nos lleve a un periodo de transición y
estabilización.
Poco a poco la Junta Patriótica ha ido sumando
voluntades en torno a esos dos ejes fundamentales. El movimiento estudiantil y
los trabajadores, dos actores importantísimos para esta tarea ya forman parte
de esta iniciativa, dándole fortaleza y dimensión. Aun faltan otros
participantes clave como los partidos políticos, que en este momento se
encuentran secuestrados por dirigentes que aun piensan que negociando con este
régimen delincuente podremos salir de él. Tengo la esperanza de que aun exista
la sensatez que haga que tarde o temprano el centro de gravedad opositor se
sitúe en el sitio correcto.
Es de una gravedad extrema la responsabilidad que
ha asumido esta nueva Junta Patriótica. Independientemente de que nos gusten o
no las personalidades que tuvieron la iniciativa de traer de nuevo a la vida este
dispositivo histórico a la Venezuela de hoy, como una forma política de
restaurar la constitucionalidad perdida, la Junta Patriótica era una necesidad
sentida por todos, habida cuenta de que muchísimos venezolanos no nos sentíamos
representados por esta oposición que resulto ser colaboracionista.
Pero así como todos somos contralores críticos
de lo que hizo la dirigencia de la MUD al extraviar su responsabilidad histórica
de hacer oposición verdadera a este régimen traidor, todos estaremos atentos a cualquier
desviación de los objetivos que debe perseguir una forma que tiene raíces muy
profundas en la institucionalidad venezolana.
Estoy seguro que como en todas las nuevas
iniciativas políticas que suceden en Venezuela existen oportunistas coleados.
Siempre los hay. Sin embargo aquellos sí que han entendido de verdad la hora
aciaga que estamos viviendo, harán de este instrumento la herramienta definitiva
para salir de este estado de cosas y enrumbar al país, como ocurrió en 1958.
Sin embargo, hay un trecho bien largo entre
deseo y acción. Bien dice el dicho que deseos no preñan. En este sentido, la
Junta Patriótica debe aprovechar muy hábilmente la crisis existencial de la
oposición “formal”, estableciendo una estrategia clara de unión de los
diferentes sectores del país, incluyendo a los políticos, para erigirse como LA
OPOSICION REAL de Venezuela, arrebatándole de las manos la franquicia opositora
a la MUD.
No es una tarea fácil pero no imposible. Solo
basta que los venezolanos tengamos todos la percepción de que allí hay gente
honorable que no se va a vender y que está allí porque apuesta por el bienestar
de todos, por la recuperación de la institucionalidad y el Estado de Derecho,
no por un puesto en un Gobierno futuro o los contratos de una Alcaldia o de una
Gobernación. De allí la tremenda responsabilidad de quienes integran esa Junta
Patriótica.
Quiero hacer mías las palabras que pronunció el
Dr. Enrique
Aristeguieta Gramcko en el acto de la Junta Patriótica de hoy: estamos
trabajando por un Contragolpe. Ya el gobierno nos dio a todos los venezolanos
un Golpe de Estado el 10E. Nuestro deber es restituir la vigencia de la Constitución
de 1999. Eso es ir en contra del golpe del gobierno, es decir, un Contragolpe. Ya se conformó la Junta Patriótica, ahora hay
que lograr ese Contragolpe…
Caracas, 23 de Febrero
de 2013.
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana