Por Luis Manuel Aguana
Luego de la consulta popular
realizada el 16J, los venezolanos tuvimos la percepción que la oposición tenía
claramente definida una ruta de acción frente a las pretensiones de la tiranía
de perpetuarse en el poder. Tres preguntas imposibles de malinterpretar le
dictaban al país fuera de toda duda un mandato contundentemente afirmativo, en
respaldo a los representantes del pueblo reunidos en la Asamblea Nacional.
Pero no tuvieron la grandeza. Y
eso me entristeció, porque el problema para ellos no era lograr la liberación
de un país sino medrar por posiciones electorales minúsculas que en el mejor de
los casos los colocarían a la merced del régimen, al juzgar por toda la
experiencia que han tenido aquellos que han logrado ganarle elecciones. Miren
solo el caso del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma.
Poco les importaron los muertos y
los sufrimientos de la gente. No quisiera meter a todos los diputados en un
mismo saco y juzgarlos por lo que algunos jefes de partidos han decidido al
acompañar al régimen a unas elecciones que desde ya son fraudulentas por todo
lo que ya es público, notorio y comunicacional, pero ya es hora que este
episodio tan duro de la vida del país y su oposición llame a todos los dirigentes
políticos, en especial a los jóvenes que están empezando en esa actividad a una
profunda reflexión.
Y tal
vez esto que está pasando se explique, no en la conducta rastrera de algunos
jefes políticos, más interesados en seguir en la palestra pública que lograr
que los venezolanos vivan mejor, sino en cómo se ha ido degradando poco a poco
el sentido de trascendencia de lo político en Venezuela. Pareciera que los
grandes ideales de nación se han ido disolviendo en el tiempo.
Si a la
actual generación política que está decidiendo ir corriendo a abrazarse con el
régimen a unas elecciones “para no perder espacios” -que desde ya tienen
perdidos- le hubieran propuesto, como se lo propusieron al Libertador,
constituirse en un monarquía despachando la lucha que le pueblo venezolano
había realizado, no lo hubieran dudado ni un segundo. El Libertador respondió
con grandeza: “Yo no soy Napoleón ni quiero serlo; tampoco
quiero imitar a César; aun menos a Iturbide. Tales ejemplos me parecen indignos
de mi gloria. El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido
el orgullo humano. Por tanto, es imposible degradarlo…” (ver Carta del
Libertador para el General José Antonio Páez, Magdalena 6 de Marzo de 1826, en http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.php?article13146).
El Libertador
tenía claras sus prioridades y su grandeza. Pudo haber sido Rey si le hubiera
dado la gana. La lucha que ha realizado el pueblo venezolano merece dirigentes más
dignos, incapaces de venderse por 30 monedas. El Libertador no vendió la sangre
derramada en la Independencia para convertirse en Rey. Políticos como Julio Borges,
Henry Ramos Allup, Manuel Rosales y Henry Falcón están vendiendo la sangre de más
de 100 venezolanos por la lucha rastrera de tener gobernaciones. ¡Qué falta de
grandeza! Les mintieron a los venezolanos porque al final no estaban dispuestos
a cumplir con el mandato de la Pregunta No. 3, y eso simplemente es
inaceptable. No merecen dirigir esta lucha.
Se
podrán realizar todos los análisis políticos que concluyan que el régimen
avanzará más si no se va a esas elecciones, como el de Fernando Mires
(ver La trampa antielectoral de Nicolás Maduro, en https://polisfmires.blogspot.com.co/2017/08/fernando-mires-la-trampa-antielectoral.html?m=1),
quien nos sigue encasillando en que debemos continuar con el cuento minúsculo de
elecciones o no-elecciones de de la política tradicional. Señores, ¿Cuándo van
a terminar de entender que estamos en una dictadura? ¡Por Dios! ¡Se robaron la
sede del Parlamento! ¿Cuándo entenderán que la lucha debe ser ahora diferente y
necesita métodos diferentes?
¡Que la
crisis ya dejo de ser electoral desde hace mucho tiempo y que ese
no es el problema! ¡Que poco lo han entendido! El ir ahora a un
proceso electoral es descolgado y -peor aun- traidor y no está inscrito dentro
de ninguna estrategia firme que la gente comprenda y pueda seguir para deponer
a Maduro, que era –y sigue siendo- nuestro principal motivo. Al incumplir la
oposición el mandato del pueblo establecido el 16J, ya el régimen avanzó y punto.
Ese movimiento le pertenecía a los dirigentes de la lucha opositora en la
Asamblea Nacional a horas de haber finalizado la consulta del domingo 16J, estableciendo
un Gobierno de Unión Nacional. Todo el mundo en Venezuela lo entendió así en la
consulta y la comunidad internacional lo esperaba igualmente así para su aval. Esas
ventanas no duran mucho tiempo abiertas, perdiéndose así una oportunidad
irrepetible.
Pero la
dirigencia encabezada por lo más rancio de la vieja política venezolana volvió
por sus fueros. Es imposible entender porque Chávez impuso un régimen como el
que tenemos sin entender primero cómo funciona la mente y las costumbres de personajes
como estos. Es como si tratáramos de entender como un dinosaurio puede
sobrevivir en Caracas cuando su hábitat cambió. Obviamente no se domesticará
comiendo en la mesa como todo el mundo, asesinará gente en los callejones de la
ciudad. Lo asombroso no solo es que no hayan perecido, sino que han logrado sobrevivir
y que el resto del mundo gire a su alrededor a pesar de todo lo que ha pasado
en Venezuela desde que hubo el cataclismo de 1998.
La
dictadura de estos personajes en sus partidos es peor que la que Chávez tenía
en el suyo. Y yo me pregunto –otra vez- ¿cómo los venezolanos pretendemos salir
de una dictadura, si antes no salimos de nuestros propios dictadores? Allí
nunca existirá la grandeza de la libertad y la democracia, porque entre otras
cosas no la practican en sus propios partidos. Si se continúa detrás de esa
dirigencia muy poco éxito se tendrá en esta gesta que ha costado tantos
muertos.
¿Ustedes
creen que Venezuela hubiera salido de la dictadura en 1958 si no hubiera
existido un personaje con la grandeza de Alberto Carnevali? Este dirigente fue
el responsable de dar la respuesta política del partido Acción Democrática al
fraude perpetrado por la dictadura de Pérez Jiménez en el proceso para elegir
la Asamblea Constituyente en 1952. Julio Borges se llena la boca diciendo que
luego del fraude de 1952, el dictador Pérez Jiménez no se pudo sostener
posteriormente. Eso es verdad pero lo que no dice es que eso no fue gratis. Fue
porque venezolanos como Carnevalli llamaron a una insurrección civil poniendo en
ello su vida para que se hiciera efectiva, no a cohabitar con el régimen. No
creo que aquellos analistas políticos que respaldan seguir un camino distinto a
la decencia y la grandeza de nuestro gentilicio conozcan tan bien como dicen a
los venezolanos.
Me
puedo imaginar que Alberto Carnevali debe estar avergonzado de la conducta de
los herederos del partido por el que dio su vida. Este dirigente convocaba, en
un comunicado, en respuesta a ese fraude de la dictadura: “de la manera más resuelta un permanente estado de rebelión civil,
una indesmayable ofensiva de oposición popular, que mantenga agresivos y
encrespados los ánimos de todos los venezolanos contra la humillación
de que somos víctimas para impedir en todo momento que la dictadura de Pérez
Jiménez se estabilice sin resistencia. Una
rebelión de opinión que obligue a las fuerzas armadas –mediante la poderosa
presión de todos- a libertarse también ellas del deshonroso dominio
personalista y sanguinario de Pérez Jiménez, o que logre abrir ancho
cauce para el estallido de una vasta e incontenible insurrección popular, a fin
de que sean las honestas manos del pueblo las que despedacen implacablemente el
ya desquiciado aparato inmoral del absolutismo.” (Negritas y subrayado
nuestro) (ver Rebelión
Civil en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/rebelion-civil.html).
Los
venezolanos deberemos entonces ir a la búsqueda, de ahora en adelante, de dirigentes
que tengan la grandeza de interpretar y manejar la gravedad y la profundidad de
esta crisis para resolverla, como en su tiempo lo encontraron en el Libertador
y Alberto Carnevali, porque definitivamente esa grandeza se perdió en el tiempo
como lo ha demostrado la mediocridad de esta dirigencia. Eso es lo que hará que
no se desperdicie la sangre de todos los mártires caídos para rescatar la
República. Y eso será lo verdaderamente difícil porque una vez conseguidos,
tengan la seguridad que salir del régimen será la menor de nuestras
preocupaciones…
Caracas,
5 de Agosto de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana