sábado, 5 de agosto de 2017

A la búsqueda de la grandeza perdida

Por Luis Manuel Aguana

Luego de la consulta popular realizada el 16J, los venezolanos tuvimos la percepción que la oposición tenía claramente definida una ruta de acción frente a las pretensiones de la tiranía de perpetuarse en el poder. Tres preguntas imposibles de malinterpretar le dictaban al país fuera de toda duda un mandato contundentemente afirmativo, en respaldo a los representantes del pueblo reunidos en la Asamblea Nacional.

Pero no tuvieron la grandeza. Y eso me entristeció, porque el problema para ellos no era lograr la liberación de un país sino medrar por posiciones electorales minúsculas que en el mejor de los casos los colocarían a la merced del régimen, al juzgar por toda la experiencia que han tenido aquellos que han logrado ganarle elecciones. Miren solo el caso del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma.

Poco les importaron los muertos y los sufrimientos de la gente. No quisiera meter a todos los diputados en un mismo saco y juzgarlos por lo que algunos jefes de partidos han decidido al acompañar al régimen a unas elecciones que desde ya son fraudulentas por todo lo que ya es público, notorio y comunicacional, pero ya es hora que este episodio tan duro de la vida del país y su oposición llame a todos los dirigentes políticos, en especial a los jóvenes que están empezando en esa actividad a una profunda reflexión.

Y tal vez esto que está pasando se explique, no en la conducta rastrera de algunos jefes políticos, más interesados en seguir en la palestra pública que lograr que los venezolanos vivan mejor, sino en cómo se ha ido degradando poco a poco el sentido de trascendencia de lo político en Venezuela. Pareciera que los grandes ideales de nación se han ido disolviendo en el tiempo.

Si a la actual generación política que está decidiendo ir corriendo a abrazarse con el régimen a unas elecciones “para no perder espacios” -que desde ya tienen perdidos- le hubieran propuesto, como se lo propusieron al Libertador, constituirse en un monarquía despachando la lucha que le pueblo venezolano había realizado, no lo hubieran dudado ni un segundo. El Libertador respondió con grandeza: Yo no soy Napoleón ni quiero serlo; tampoco quiero imitar a César; aun menos a Iturbide. Tales ejemplos me parecen indignos de mi gloria. El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano. Por tanto, es imposible degradarlo…” (ver Carta del Libertador para el General José Antonio Páez, Magdalena 6 de Marzo de 1826, en http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.php?article13146).

El Libertador tenía claras sus prioridades y su grandeza. Pudo haber sido Rey si le hubiera dado la gana. La lucha que ha realizado el pueblo venezolano merece dirigentes más dignos, incapaces de venderse por 30 monedas. El Libertador no vendió la sangre derramada en la Independencia para convertirse en Rey. Políticos como Julio Borges, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales y Henry Falcón están vendiendo la sangre de más de 100 venezolanos por la lucha rastrera de tener gobernaciones. ¡Qué falta de grandeza! Les mintieron a los venezolanos porque al final no estaban dispuestos a cumplir con el mandato de la Pregunta No. 3, y eso simplemente es inaceptable. No merecen dirigir esta lucha.

Se podrán realizar todos los análisis políticos que concluyan que el régimen avanzará más si no se va a esas elecciones, como el de Fernando Mires (ver La trampa antielectoral de Nicolás Maduro, en https://polisfmires.blogspot.com.co/2017/08/fernando-mires-la-trampa-antielectoral.html?m=1), quien nos sigue encasillando en que debemos continuar con el cuento minúsculo de elecciones o no-elecciones de de la política tradicional. Señores, ¿Cuándo van a terminar de entender que estamos en una dictadura? ¡Por Dios! ¡Se robaron la sede del Parlamento! ¿Cuándo entenderán que la lucha debe ser ahora diferente y necesita métodos diferentes?

¡Que la crisis ya dejo de ser electoral desde hace mucho tiempo y que ese no es el problema! ¡Que poco lo han entendido! El ir ahora a un proceso electoral es descolgado y -peor aun- traidor y no está inscrito dentro de ninguna estrategia firme que la gente comprenda y pueda seguir para deponer a Maduro, que era –y sigue siendo- nuestro principal motivo. Al incumplir la oposición el mandato del pueblo establecido el 16J, ya el régimen avanzó y punto. Ese movimiento le pertenecía a los dirigentes de la lucha opositora en la Asamblea Nacional a horas de haber finalizado la consulta del domingo 16J, estableciendo un Gobierno de Unión Nacional. Todo el mundo en Venezuela lo entendió así en la consulta y la comunidad internacional lo esperaba igualmente así para su aval. Esas ventanas no duran mucho tiempo abiertas, perdiéndose así una oportunidad irrepetible.

Pero la dirigencia encabezada por lo más rancio de la vieja política venezolana volvió por sus fueros. Es imposible entender porque Chávez impuso un régimen como el que tenemos sin entender primero cómo funciona la mente y las costumbres de personajes como estos. Es como si tratáramos de entender como un dinosaurio puede sobrevivir en Caracas cuando su hábitat cambió. Obviamente no se domesticará comiendo en la mesa como todo el mundo, asesinará gente en los callejones de la ciudad. Lo asombroso no solo es que no hayan perecido, sino que han logrado sobrevivir y que el resto del mundo gire a su alrededor a pesar de todo lo que ha pasado en Venezuela desde que hubo el cataclismo de 1998.

La dictadura de estos personajes en sus partidos es peor que la que Chávez tenía en el suyo. Y yo me pregunto –otra vez- ¿cómo los venezolanos pretendemos salir de una dictadura, si antes no salimos de nuestros propios dictadores? Allí nunca existirá la grandeza de la libertad y la democracia, porque entre otras cosas no la practican en sus propios partidos. Si se continúa detrás de esa dirigencia muy poco éxito se tendrá en esta gesta que ha costado tantos muertos.

¿Ustedes creen que Venezuela hubiera salido de la dictadura en 1958 si no hubiera existido un personaje con la grandeza de Alberto Carnevali? Este dirigente fue el responsable de dar la respuesta política del partido Acción Democrática al fraude perpetrado por la dictadura de Pérez Jiménez en el proceso para elegir la Asamblea Constituyente en 1952. Julio Borges se llena la boca diciendo que luego del fraude de 1952, el dictador Pérez Jiménez no se pudo sostener posteriormente. Eso es verdad pero lo que no dice es que eso no fue gratis. Fue porque venezolanos como Carnevalli llamaron a una insurrección civil poniendo en ello su vida para que se hiciera efectiva, no a cohabitar con el régimen. No creo que aquellos analistas políticos que respaldan seguir un camino distinto a la decencia y la grandeza de nuestro gentilicio conozcan tan bien como dicen a los venezolanos.

Me puedo imaginar que Alberto Carnevali debe estar avergonzado de la conducta de los herederos del partido por el que dio su vida. Este dirigente convocaba, en un comunicado, en respuesta a ese fraude de la dictadura: “de la manera más resuelta un permanente estado de rebelión civil, una indesmayable ofensiva de oposición popular, que mantenga agresivos y encrespados los ánimos de todos los venezolanos contra la humillación de que somos víctimas para impedir en todo momento que la dictadura de Pérez Jiménez se estabilice sin resistencia. Una rebelión de opinión que obligue a las fuerzas armadas –mediante la poderosa presión de todos- a libertarse también ellas del deshonroso  dominio personalista y sanguinario de Pérez Jiménez, o que logre abrir ancho cauce para el estallido de una vasta e incontenible insurrección popular, a fin de que sean las honestas manos del pueblo las que despedacen implacablemente el ya desquiciado aparato inmoral del absolutismo.” (Negritas y subrayado nuestro) (ver Rebelión Civil en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/rebelion-civil.html).

Los venezolanos deberemos entonces ir a la búsqueda, de ahora en adelante, de dirigentes que tengan la grandeza de interpretar y manejar la gravedad y la profundidad de esta crisis para resolverla, como en su tiempo lo encontraron en el Libertador y Alberto Carnevali, porque definitivamente esa grandeza se perdió en el tiempo como lo ha demostrado la mediocridad de esta dirigencia. Eso es lo que hará que no se desperdicie la sangre de todos los mártires caídos para rescatar la República. Y eso será lo verdaderamente difícil porque una vez conseguidos, tengan la seguridad que salir del régimen será la menor de nuestras preocupaciones…

Caracas, 5 de Agosto de 2017

Twitter:@laguana

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