sábado, 1 de mayo de 2021

El tiempo de la experiencia

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Nadie en su sano juicio, salvo que no tuviera de donde escoger, se dejaría abrir el pecho para operarse del corazón por un estudiante de medicina, y mucho menos por un camillero del hospital. La gente por lo general busca la mejor experiencia que pueda encontrar para una intervención quirúrgica. Lamentablemente en otras cosas de igual o mayor importancia no se sigue la misma lección. Por ejemplo, se buscan a los peores capacitados para administrar un país.

En algún momento alguien propuso que en Venezuela no se podría seguir poniendo como condición para acceder a la Presidencia de la Republica los mismos requisitos de siempre: venezolano por nacimiento, no poseer otra nacionalidad, mayor de 30 años, de estado seglar y no estar sometido a condena mediante sentencia definitivamente firme (Art. 227 Constitucional). Incluso para un puesto de portero piden que los aspirantes tengan al menos un título de bachiller. Es claro que Maduro no hubiera calificado en ningún sentido si se hubiera establecido que el aspirante a Presidente tuviera una carrera universitaria, porque ya de hecho no calificaba por tener doble nacionalidad.

Lo de arriba tiene cierta lógica. Pero al parecer en el campo de la política venezolana asombrosamente eso no aplica. Los peores especímenes que han fracasado en cualquier actividad pueden en realidad conducir lo más difícil y más delicado como lo es el futuro de millones de personas si se aplican a la charlatanería política. Asombroso, ¿verdad? No sé cómo será en otros países, pero en Venezuela es así. Y como venezolano disiento en que siga siendo de esa manera. En un mundo tan complejo, los liderazgos deben tener el mínimo estándar educativo para poder siquiera entender lo que pasa al frente de sus responsabilidades como dirigentes de un país. Parece obvio pero no lo es.

Pero voy más allá. Adicionalmente a lo anterior un aspirante debería tener una experiencia mínima. Ese es otro requisito por el que pasa todo el que aspira a una posición laboral, porque el que no la tiene, si se le da el empleo, debe aprender a realizar el trabajo de los más experimentados. No basta con poseer un certificado de cualquier tipo, tienes que demostrar que sabes cómo se hacen las cosas. Y si no sabes hacerlas porque acabas de salir de la escuela, entonces tu proceso de formación profesional recién comienza.

Entonces el proceso político, económico y social de un país normalmente se realiza con el concurso de lo más experimentado de la población que se disponga, con la segura participación gradual del relevo generacional. Pero Venezuela está lejos de ser un país “normal” desde hace más de 20 años, si es que podemos decir que alguna vez lo fue con todos sus altibajos en un periodo de relativa estabilidad política y económica que duro unos 40 años después de 1958. En todo caso durante ese periodo de relativa estabilidad económica no existía un fenómeno que apareció años después con el castro-chavismo-madurismo: la emigración masiva.

De acuerdo a las cifras de ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, para junio de 2020 “el número de personas que han tenido que huir de Venezuela llegó a los 5.082.170”, numero superado en el mundo solamente por Siria con 6,6 millones. De acuerdo al informe es probable “que la cifra total sea mayor”  (ver ACNUR, la Situación actual de los migrantes y refugiados de Venezuela, en https://eacnur.org/blog/la-situacion-actual-de-los-migrantes-y-refugiados-de-venezuela-tc_alt45664n_o_pstn_o_pst/).

Lo anterior es una demostración clara de que nuestra juventud está abandonando el país en busca de mejores oportunidades de vida. Ese fenómeno no es nuevo. Ha ocurrido en el mundo después de grandes tragedias como la guerra y la aplicación masiva de regímenes totalitarios de cualquier polaridad. Y esa es la magnitud de la tragedia que estamos viviendo en Venezuela. ¿Quién se va a quedar en el país para hacer algo para quitarnos de encima esta peste? No será una juventud que no ha vivido lo suficiente para saber que significa una democracia con un Presidente nuevo cada 5 años. Que nunca han vivido la libre convertibilidad de una moneda, que no saben que es poder comprar una vivienda con un crédito bancario que puedan pagar con su sueldo. Que nunca han vivido una inflación estable de menos de dos dígitos. No saben qué es eso. En consecuencia no pueden ser ellos los que tengan éxito en manejar este problema, sin la experiencia debida.

Lo anterior no lo estoy diciendo para descalificar a nuestros jóvenes. Son ellos los únicos que han puesto la sangre en las calles para salir de este régimen de la mejor forma que conocen, la lucha frontal en las calles. Pero esta confrontación vital requiere mucho más que eso. Requiere de la sagacidad, la paciencia y el kilometraje en la vida que solo la experiencia puede dar, y que incluye no solo lo académico, sino la hoja de vida en lo laboral. En este momento estamos en un punto que quien dirija los destinos de lo que vaya a ocurrir en el país, debe ser el mejor cirujano que podamos hallar para que le abra el pecho a Venezuela, como señalé al inicio, acompañado del mejor equipo médico disponible en todas las especialidades porque el paciente se nos está muriendo. No es el tiempo de la improvisación de los jóvenes. Es el tiempo de la experiencia. Los jóvenes deberán ocupar un sitio en el autobús pero no el asiento del conductor. A ellos se les entregará el país una vez que la experiencia haya realizado la operación y salvado al paciente, para que el país pueda encaminarse para el futuro de mano de las nuevas generaciones.

Esto último siempre me recuerda cuando el precandidato presidencial Diego Arria les decía a todos los jóvenes que le acompañaban como precandidatos, y a toda la audiencia de la Universidad Católica Andrés Bello en un debate ocurrido en su sede, el 14 de noviembre de 2011, estas palabras en sus dos primeras intervenciones:

“Tengo miedo porque conozco bien las consecuencias que el odio y la violencia desatadas por este régimen puede traer en una sociedad. Es el miedo que tiene la gente de salir a la calle, de ir al trabajo de ir a una escuela. Ese es el miedo que hay que acabar en Venezuela. Yo sé cómo hacerlo. Yo propongo presidir un gobierno de dos o tres años que derrote la violencia, que rescate la paz, la seguridad y la esperanza para todos”…”Es imposible no avalar todas las propuestas de mis compañeros, son absolutamente acertadas. El problema es que Venezuela está enfrentada a un problema distinto. Venezuela está enfrentada a un régimen que cohabita con una Fuerza Armada contaminada con los elementos de la delincuencia internacional criminal, con las mafias incrustadas dentro de los sectores del Ejercito, sectores de la Guardia Nacional, sectores que al ocupar incluso nuestras fronteras, han permitido que ingresen a Venezuela toda clase de delincuentes bajo el cobijo del Estado, al punto que el 70% de los jóvenes que mueren en Venezuela son menos de 25 años y son por ajustes de cuentas, y esto tienen origen directo en la correlación, de la cohabitación de las fuerzas de las mafias internacionales que operan en Venezuela bajo el amparo de las Fuerzas Armadas, de sectores de las Fuerzas Armadas, de la Guardia Nacional y el régimen. Es imposible que el Jefe del Estado no conozca la extensión, la implicación y la profundidad de cómo Venezuela ha sido tomada por mafias internacionales que han penetrado, no solo las Fuerzas Armadas, los poderes judiciales, el poder legislativo, político y fiscal. Eso hace que no es un problema de cambio de jefe de gobierno, un cambio de todo el régimen….”  (ver Debate 14N-2012 Precandidatos a las primarias, en  https://youtu.be/skS4u8DM3RE).

Esto lo dijo un venezolano curtido con una experiencia política nacional e internacional inigualable y no comparable ni de lejos con cualquiera de sus competidores en ese debate, y quien tuvo en su haber la Presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Arria se adelanto 10 años al discurso que cualquier venezolano tiene ahora. Los venezolanos ni el resto de los precandidatos tenían idea de lo que estaba diciendo Arria ni las implicaciones de esas palabras. Pero ahora, a la luz de todo lo que ha pasado hasta el 2021 si pueden ahora entender el porqué la experiencia va primero. Todos esos jóvenes precandidatos, que tienen ahora ese mismo discurso después de haber comprendido todo lo que ha sucedido en Venezuela, debieron haber declinado inmediatamente cualquier aspiración y endosarle su respaldo a esa experiencia incomparable para la elección presidencial del 2012. Pero no lo hicieron. La juventud y las aspiraciones a esa edad superan cualquier cosa, hasta el bienestar de todo un pueblo.

Ahora Venezuela enfrenta agravado y en grado extremo el mismo caso. Las Conferencias para el Restablecimiento Constitucional y Democrático, que reúnen a las organizaciones firmantes del Pacto Ciudadano del mismo nombre, tienen en su haber personas con siglos acumulados de experiencia en todos los órdenes para llevar a cabo la monumental tarea de localizar la mejor forma para sacudirnos este régimen. No volvamos a cometer el mismo error de esos jóvenes que en 2011 no entendían por inexperiencia que pasaba en Venezuela y pusieron sus aspiraciones por encima del bienestar del país. Ojala que definitivamente entendamos el tiempo de la experiencia y acortemos la tragedia de Venezuela.

Caracas, 1 de Mayo de 2021

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lunes, 26 de abril de 2021

Por un liderazgo que inspire

Por Luis Manuel Aguana

English version

El día a día del fragor de esta lucha ciudadana hace que olvidemos los principios que la sustentan. Es por eso que a veces no deje de preocuparme que de vez en cuando me lo recuerden con mensajes como el que recientemente recibí de un lector de Valencia y que les transcribo a continuación:

“Al pueblo que hace colas con su vehículo por horas, horas y horas para surtir gasolina, les he sugerido, cuando tengo la oportunidad de hacerlo  y lo sigo manteniendo, que se desprendan de lo material y el miedo y que en lugar de estar haciendo a  voluntad de la narco dictadura asesina, que todo ese  pueblo que son millones, se  vistiera de valor; y estacionaran  sus vehículos en las calles de cada pueblo, en las calles y avenidas de cada ciudad, y en las entradas y salidas de cada autopistas interurbanas, seguro estoy que en horas o días esta narco dictadura, cae. No tenemos armas; pero si la voluntad, que ese bravo pueblo, que en el pasado fue, a motivarlos con nuevas estrategias de valor y presión al régimen, para sacarlos de este de letargo por el miedo. De ser necesario, después que los vehículos los tengamos estacionados y el narco dictadura responda con las armas y detecciones, no quedara otra salida que tomar acciones más radicales para recuperar la democracia”.

No podemos despegarnos del sufrimiento de la gente. Todo esto que hacemos, cada uno desde su propia trinchera, y yo en la mía como escribidor, va en el sentido de que se alivie en algún momento esta tragedia producto de la destrucción masiva que se ha hecho del país. El lector que me escribió esto habla de algo concreto que el sugiere para acabar mañana mismo con el sufrimiento, haciendo uso de la indignación que la gente tiene de haber perdido algo que para nosotros no solo era un emblema - la gasolina – sino que era el producto de nuestra más preciada propiedad como venezolanos, que era la industria petrolera. Le escribí que retomaría ese tema clave porque tiene necesariamente que haber una conexión entre eso y lo que hacemos. Y en mi caso, que no es otro que analizar ideas y situaciones en el quehacer político, a veces me olvido de los principios que sustentan lo que hago. Y siempre hay que volver a ellos, manteniendo el cable pegado a la tierra. Le agradecí el recordatorio porque uno a veces tiende a despegar el cable.

Quiero comenzar por la respuesta que le dí. A mi juicio la razón por la cual la gente no hace lo que el sugiere, y que los venezolanos no hayamos quemado al país por los 4 costados e ido como en el 2002(*) en una marcha monumental hasta el mismo Palacio de Miraflores a sacar a estos delincuentes tiene que ver con el liderazgo. Si, el liderazgo. Nadie se compromete a hacer nada con nadie en quien no crea. Esa es una cuestión de principios y lo hemos visto en la historia del mundo. Lo que pasa en Venezuela no es nuevo y se ha vivido en otras partes a lo largo de la historia y aun en peores circunstancias. Lo de aquí se puede y se va a poner peor si lo dejamos. Pienso que un requisito fundamental para lograr que la gente no se ocupe de otra cosa que no sean sus actividades de subsistencia básica, es que exista un liderazgo que inspire a la acción.

Hace varios años escribí sobre eso analizando los resultados de aquel recordado 16 de Diciembre de 2012, en el fraude continuado de las elecciones regionales de ese año (ver Tres Dimensiones del 16D, en https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/tres-dimensiones-del-16d.html): la inspiración que todos vimos del viejo liderazgo en Venezuela ha sido estructurado y explicado en un modelo, por un antropólogo norteamericano llamado Simon Sinek, en un libro publicado en 2009 titulado “Start With Why”, donde explica su Modelo The Golden Circle” (ver “How great leaders inspire action” https://www.ted.com/talks/simon_sinek_how_great_leaders_inspire_action), que se reduce a una sola oración: “La gente no compra lo que uno hace, compra el porqué uno lo hace”.

Esta última frase es la clave para comprender porque la gente no se mueve. Si no logramos un liderazgo que inspire un cambio, seguiremos viendo a la gente en las colas de gasolina y no incendiándolas porque precisamente no hay gasolina. ¿Y por qué es eso? Porque la racionalidad no sustituye a la emocionalidad- La gente no se mueve por lo racional sino por lo que siente y lo emociona. Sinek lo explica muy bien en su exposición. Veamos una parte de ella:

“Todo está basado en los principios de la biología. No en psicología, en biología.... Nuestro nuevo cerebro de Homo sapiens, nuestro neocórtex se corresponde con el nivel "¿qué?". El neocórtex es responsable de todos nuestros pensamientos racionales y analíticos y del lenguaje. Las dos secciones del medio forman nuestro cerebro límbico. Y nuestro cerebro límbico es responsable de nuestros sentimientos como la confianza y la lealtad. También es responsable del comportamiento humano, de la toma de decisiones y no tiene habilidad para el lenguaje”.

“En otras palabras, cuando nos comunicamos de afuera hacia adentro (de lo racional-neocórtex a lo emocional-límbico) la gente puede entender gran cantidad de información complicada, como características, beneficios, hechos y cifras. Eso no guía el comportamiento. Cuando nos comunicamos de adentro hacia afuera (de lo emocional a lo racional), estamos hablando directamente con la parte del cerebro que controla el comportamiento y entonces le permitimos a la gente racionalizarlo con las cosas tangibles que decimos y hacemos. Aquí se originan las decisiones instintivas…”. Y yo diría que emocionales.

En otras palabras, lo que nos mueve a hacer cosas no viene precisamente de la racionalidad, que es lo que nos tiene en modo de supervivencia. Hasta que no llegue algo o alguien que nos inspire al punto de pasar por encima de ese comportamiento natural del ser humano basado en la lógica racional del “que” y no del “por qué” emocional, seguiremos entrampados con el régimen. Y ese es justamente el liderazgo que inspira a la acción; un liderazgo que viene desde dentro, de la emocionalidad. El liderazgo que inspira a la acción se enfoca en el “porqué” y no solo en el simple “que” de “salir de Maduro” como es el que se ha movido hasta este momento. Si las razones que se dan solo van en la dirección de una exposición de motivos electorales, la gente ni siquiera se moverá para votar porque en el fondo sabe que jamás se irán por esa vía, pero tampoco confían en que esas mismas personas que las convocan a votar sean las llamadas a conducirlas, ni siquiera para trancar una calle por gasolina.

El principio de Sinek, “La gente no compra lo que uno hace, compra el porqué uno lo hace” es fundamental. Es por eso que quienes dicen agrupar a la sociedad civil nunca lo han podido hacer, ni nunca lo harán, entre otras razones porque su motivación no es la misma que la de la gente, y la gente que no es estúpida lo sabe. ¿Porque creen ustedes que hacemos lo que hacemos en ANCO? ¿Por repartirnos unos cargos que solo existen en la imaginación de quienes desean acostarse con el régimen? ¿O porque deseamos pedirles un voto dentro de un sistema que no sirve mientras el régimen lo administre? Nuestra motivación es ciudadana.

Desde su fundación en el 2016 fuimos claros en lo que deseábamos para el país: un cambio fundamental en el sistema político, porque el que tenemos ahora, y el que teníamos antes de los delincuentes castro-chavistas-maduristas aparecieran, era y es completamente inviable. ¡Ante este estado de degeneración prolongado, tenemos que refundar el país! Y eso pasa, no solo porque Maduro y sus ladrones se vayan sino porque aquellos que saben que también morirán si cambia este sistema, también se vayan. Y eso es lo que no nos perdona una supuesta oposición. Esos cambios los hemos escrito en un documento fundamental titulado “El Gran Cambio, Una propuesta para el país que queremos” (ver documento en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).

Ese es el “por qué” hacemos lo que hacemos, en la terminología de Sinek. Es eso lo que estamos vendiendo y la gente poco a poco está comprando. Y en base a esto transitamos por la Consulta Popular y ahora por el Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional y Democrático, con todas las organizaciones que han creído en esta ruta ciudadana (ver https://ancoficial.blogspot.com/2021/02/comunicado-anco-acta-que-contiene-el.html), que establece el piso para la creación de las Conferencias Ciudadanas para el Restablecimiento Constitucional en todo el país. Si la gente compra este “por qué” fundamental, nos acompañara por encima de lo que digan o hagan nuestros enemigos, aun sin tener ni un medio partido por la mitad en el bolsillo que ofrecerle a nadie, como ya lo están haciendo en todo el país. ANCO ya es el origen de un sentimiento nacional para cambiar a Venezuela, y eso si va en el sentido correcto –de lo emocional a lo racional- de un liderazgo que inspira a la acción… ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Por un país mejor para nuestros hijos y nietos, aunque yo no lo vea ni lo disfrute en lo que me quede de vida. Y si eso no inspira a la acción, jamás saldremos del infierno...

Caracas, 26 de Abril de 2021

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(*) Fe de erratas: En la publicación original del 26 de abril de 2021, coloque erradamente el año 2011, cuando en realidad la marcha multitudinaria e histórica ocurrió el 11 de Abril del año 2002.