jueves, 2 de febrero de 2023

DDHH y sanciones, ¿huevo y gallina?

Por Luis Manuel Aguana

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La reciente visita del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Turk, y sus conclusiones al despedirse de Venezuela, me dejaron, como dice una gran amiga, un gusto a poco. Al contrario de la prensa local, que catalogó la visita como un gran éxito en la dirección al respeto de los Derechos Humanos en Venezuela por parte de los delincuentes que gobiernan el país, el Alto Comisionado Turk reforzó la tesis del régimen según la cual son las sanciones las responsables de la grave crisis económica y humanitaria del país:

“Diferentes grupos de personas con los que hablé, incluidos los agentes humanitarios y las agencias de la ONU, me hablaron del impacto de las sanciones sectoriales en los segmentos más vulnerables de la población y de los obstáculos que las sanciones crean para la recuperación y el desarrollo del país, especialmente tras la pandemia de Covid-19. Las personas que conocí describieron su lucha por conseguir productos básicos y esenciales para mantener sus medios de vida, la imposibilidad de encontrar medicinas que sus seres queridos tanto necesitan y el impacto mental, la ansiedad y la depresión en que caen al tener que endeudarse cada vez más para sobrevivir. Si bien las raíces de la crisis económica de Venezuela son anteriores a la imposición de sanciones económicas, como destaqué en mis interacciones, es evidente que las sanciones sectoriales impuestas desde agosto de 2017 han exacerbado la crisis económica y obstaculizado el disfrute de los derechos humanos” (ver El Alto Comisionado de la ONU para los DDHH, Volker Turk, concluye su misión oficial a Venezuela, en https://www.ohchr.org/es/statements/2023/01/un-high-commissioner-human-rights-volker-turk-concludes-official-mission

El Alto Comisionado se reunió, según su declaración, “con más de 125 miembros de la sociedad civil, personas defensoras de derechos humanos, víctimas de violaciones de derechos humanos y representantes de organizaciones de víctimas provenientes de todo el país”, y al parecer ninguno de ellos le indicó que la situación de los derechos humanos del país es precisamente la causante de esas sanciones, no al revés, y es debido al saqueo inmisericorde de los bienes de la Nación que han realizado -y todavía realizan- los delincuentes del régimen con quienes se reunió.

Esa exacerbación de la crisis económica de la que habla el Alto Comisionado, no tiene nada que ver con las sanciones que se le han impuesto a los responsables del régimen y a las empresas del Estado que administran, con las que blanquean los capitales provenientes de los negocios ilícitos que manejan, incluyendo el narcotráfico y la extracción ilegal de minerales en el país, sino por la aplicación de políticas económicas que han destruido la empresa y la propiedad privada, y que son acordes con el plan socialista impuesto a los venezolanos hace más de 20 años. De esto nada habló el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU en su visita a Venezuela.

En otras palabras, el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU nos pone ante el clásico dilema milenario según el cual humanidad se ha preguntado, ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?, resolviendo de una vez la discusión, tomando partido por la política progresista de la ONU de proteger al tipo de gobierno que manejan los delincuentes en el poder en Venezuela, de que son las sanciones las que han provocado la crisis humanitaria en nuestro país.

Si bien es cierto que el funcionario de la ONU solicitó lo que todos los venezolanos hemos exigido por años, como la libertad de los presos políticos, las condiciones de detención y los retrasos judiciales, coloca el origen de la crisis en el lugar equivocado, por lo que las posibles respuestas de esa oficina de la ONU a los problemas de Derechos Humanos en el país serán inaplicables y en el mejor de los casos equivocadas.

Cuando el origen mismo de la situación de los Derechos Humanos es el mismo gobierno del país, no se puede tratar de resolver con las medidas que se aplicarían a cualquier otro país en el que simplemente por errores o desviaciones de su sistema de justicia se generan violaciones a los Derechos Humanos.

La Comunidad Internacional, y especial la ONU, no pueden tratar al régimen venezolano como cualquier gobierno y solicitarle “reformas a los sectores de la justicia y la seguridad” porque son esos los que precisamente están configurados y diseñados especialmente para sostenerlos en el poder, y la violación a los Derechos Humanos no es más que una consecuencia de esa estructura de preservación. Cuando estos entiendan definitivamente que la política del régimen venezolano es precisamente la violación de los Derechos Humanos para su sostenimiento en el poder, entonces a partir de allí vendrá una ayuda que si pueda ser aplicada con éxito en Venezuela.

Si esto no lo entiende el Alto Comisionado de la ONU al concluir que: “Basándome en mis conversaciones, percibo que existe un reconocimiento general en todo el espectro político y social de la necesidad de reforma”, al referirse a las reformas en los sistemas de justicia y seguridad, entonces no ha entendido o no ha querido entender el verdadero problema de los venezolanos.

El Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU viene a Venezuela para dar la imagen de que la ONU si está pendiente de Venezuela y puede hacer algo en relación con la gravedad de lo que sucede, cuando la realidad es como la de un médico que va a casa de un enfermo de gravedad y prescribe aspirinas a sabiendas de que no puede hacer nada por él y le miente en la cara a los familiares. Ese es el verdadero sentido de la visita del Sr. Turk a Venezuela.

Al instar  a ratificar la Convención contra las Desapariciones Forzadas y el Acuerdo Regional Latinoamericano y del Caribe sobre medio ambiente, Acuerdo de Escazú, el Alto Comisionado sabe de cierto que realiza un saludo a la bandera y más aún cuando ha escuchado con crudeza la información de la sociedad civil “sobre la situación, a menudo calamitosa, de las prisiones y la falta de alimentación, medicinas adecuadas y de acceso a asistencia sanitaria oportuna”.

¿Cree de verdad el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU que el régimen le abrirá a la ONU las puertas de las prisiones militares de la Tumba y las mazmorras del DGCIM en Boleíta, para conocer la situación de presos como Caiguaripano? Lo que les dará es tiempo para que preparen una parodia que presentarle al mundo y seguir escondiendo lo que pasa en Venezuela.

Pero lo que más me sorprende es que toda la prensa de Venezuela y el mundo reseñe que las cosas mejorarán en el país en materia de Derechos Humanos, porque vino ese funcionario que lo primero que dice es que las sanciones son el problema, cuando el problema de fondo es un régimen que ha provocado con su saqueo la crisis migratoria y humanitaria más grande del continente americano. Sería bueno para la humanidad que el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, al descifrar el enigma del huevo y la gallina en Venezuela, diera el siguiente paso al indicarnos cómo hacer para alcanzar la paz mundial…

Caracas, 2 de Febrero de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

viernes, 27 de enero de 2023

Vacío de liderazgo

Por Luis Manuel Aguana

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Si algo era predecible, luego de lo que algunos considerábamos como un hecho, y manifestado ahora en la realidad política del país, es la frase que titula esta nota: un estruendoso vacío de liderazgo opositor y cuya manifestación final la determinó el “autosuicidio” de la oposición oficial con el desmantelamiento del llamado interinato.

Sin entrar en las famosas consideraciones que apuntan a la inexistencia del vacío como concepto en la ciencia física, el horror vacui de la naturaleza llegó a ser un principio absoluto para la mayoría de las escuelas filosóficas de la antigüedad (ver Aristóteles, Torricelli, Pascal, el horror al vacío y la presión atmosférica, en https://vicmat.com/aristoteles-torricelli-pascal-horror-al-vacio-la-presion-atmosferica/).

En la práctica, ese principio de Aristóteles, que afirmaba que la Naturaleza aborrece el vacío, se extendió a campos tan diferentes como el de la política, al punto de que allí  hablamos de otros tipos de vacío, como el de poder y de liderazgo, sometidos a las  mismas reglas de la física, según las cuales no pueden existir esos vacíos.

Sin entrar en la discusión filosófica de si es posible trasladar esos conceptos entre diferentes campos, lo cierto en la práctica es que si no hay alguien conduciendo el vehículo, siempre hay alguien al frente, aunque no sea visible, afirmando ese famoso concepto de la inexistencia del vacío.

Si al conductor de un automóvil en marcha le da un infarto mientras conduce y está inconsciente, la máquina irá a parar a un destino que estará de acuerdo a la combinación de velocidad, estado de los neumáticos, alineación del vehículo, etc., etc., etc. Todos estos factores conjuntamente harán que el auto se desvíe a la derecha o la izquierda, haciendo que el automóvil haga impacto, con mayor o menor intensidad, en contra del primer objeto del camino. En este caso, se podría decir que el estado de la máquina se hizo cargo de “conducir” el vehículo.

Algunos podrían suscitar la controversia de que el vehículo “no tenía conductor”. Pero en realidad si lo había: las condiciones del automóvil al momento de perder quien lo conducía. Lo mismo aplicaría a cualquier cosa o situación que requiera ser conducida. Ese también es el caso de los pueblos, en cuyo caso sus conductores son denominados líderes. En este caso, al perderse el liderazgo, la situación dará los bandazos que determine el contexto sobre el que el anterior líder actuaba. Y aquí la situación supera en complejidad la del caso del automóvil.

Los venezolanos hemos confundido históricamente la expresión “liderazgo opositor” al asociarlo con quienes ejercen la actual dirigencia de los partidos políticos. Ese error podía pasar antes desapercibido en unas condiciones de menor gravedad en el país, cuando los partidos prevalecientes se alternaban el poder, sin olvidar que eran los únicos del patio. Allí podía coincidir el liderazgo de los dirigentes de los partidos políticos con el liderazgo del país.

Al cambiar drásticamente la situación de Venezuela e instaurarse una tiranía formalmente en el poder, difícilmente estos “líderes” -que en realidad eran los dirigentes de esos partidos- nunca llegaron a alcanzar las condiciones necesarias para verdaderamente conducir al pueblo opositor venezolano para abatirla. Desde ese mismo momento nunca existió en Venezuela un “liderazgo opositor”. Lo que existía eran los cascarones de unos partidos con una dirigencia devaluada.

A pesar de todo eso, los partidos insistieron en su error de entender mal lo que se requería y consistentemente impidieron que los liderazgos naturales de cada gremio y agrupación, en cada región del país, se desarrollara, para hacerle frente a algo que requería el aglutinamiento de cada fuerza política opositora para oponerle a la tiranía. Los partidos opositores “olvidaron” contarse internamente, prevaleciendo en su dirección los mismos dinosaurios que desde hace décadas han conducido el barco opositor a la obvia situación de encallamiento en la que ahora se encuentran. No en vano se dice ahora que existe un vacío de liderazgo, cuando lo que en realidad existe es el control de los factores que actúan en el contexto de la situación actual, sin que NADIE dirija efectivamente su cauce, como en el ejemplo del vehículo mencionado.

Aun cuando esta situación viene desde hace muchísimo tiempo, ahora resulta más notoria al perder completamente la dirigencia de los partidos opositores la confianza de los venezolanos, que de manera errónea han creído históricamente que esos dirigentes políticos son en realidad líderes opositores.

De una entrevista hace 8 años en la Dirección de Información y Comunicaciones de la UCV, el Dr. Vladimir Petit, especialista en temas de liderazgo, explicaba en ese entonces lo que consideraba era el tipo de liderazgo que el país podía estar necesitando: “Aclara en primer lugar, no estar seguro de si realmente el país necesita un líder. “De lo que sí estoy seguro es que necesitamos alguien que ejerza el liderazgo”. En ese orden señala que lo que existe actualmente en el país es un vacío del mismo”…” Destaca en ese sentido, que si se considera que el futuro cercano es muy inestable, “automáticamente el sistema busca, en primer lugar, a un varón, lo cual me parece injusto. En segundo lugar, busca a alguien distinto a lo que hay actualmente. Luego, busca a alguien, no joven. ¿Por qué? Porque si tú sientes que la crisis explotó, vas a buscar a un experto. En cuarto lugar, buscas a alguien que no haya tenido que ver con la situación que nos llevó hasta aquí. Y en quinto lugar, buscas a alguien de carácter”, acota. “Si tú me preguntas que está buscando Venezuela, te diría que alguien entre 40 y 50 años; varón, lo cual, repito, es muy injusto; y alguien que tenga posiciones duras y severas para poder arreglar esto. No político profesional. Alguien que lo asocie con cualquier otra área no directamente relacionada con la política profesional”, resalta” (ver ¿Existe crisis de liderazgo en Venezuela?, entrevista de Humberto Luque DIC/UCV, en http://www.ucv.ve/organizacion/rectorado/direcciones/direccion-de-informacion-y-comunic-dic/detalle-noticias-dic/article/existe-crisis-de-liderazgo-en-venezuela.html).

Aunque estoy en desacuerdo con que los venezolanos estemos buscando “un varón…que tenga posiciones duras y severas para poder arreglar esto” y acotado en edad, si concuerdo en que se requería desde ese entonces alguien con experiencia que ejerciera el liderazgo y desaprobábamos que estuviera relacionado con algún partido de los que ya conocemos, proveniente de la sociedad civil. Las mujeres venezolanas han demostrado que en esta lucha han superado con creces la reciedumbre que se le endilga al hombre, y ni decir de los ancianos que han dejado la comodidad de sus hogares para luchar en caliente por sus pensiones y jubilaciones en las calles. Pero es muy posible que el Dr. Petit haya actualizado ese perfil al ver lo que ha pasado en los últimos años.

 

En otras palabras, CUALQUIER venezolano, hombre, mujer de cualquier edad, más identificado con la tragedia del país que en cualquier otra cosa, con la experiencia de vida y profesional suficiente y dispuesto a enfrentarse al régimen con una narrativa clara y precisa, puede asumir esa tarea, que no es de ninguna manera fácil, como ya lo veremos.


De Simon Sinek, destacado autor internacional en liderazgo, podemos adelantar una tesis que tal vez pueda explicar el porqué no hemos encontrado ese liderazgo hasta ahora, a pesar de tener claro cuál es el perfil requerido, como lo dibujara el Dr. Vladimir Petit en la UCV. De un video corto de Sinek, extraigo para ustedes las siguientes reflexiones, con traducción e interpretación propia:

“El liderazgo es duro. Es extremadamente duro. Hablando con un amigo mío que solía dirigir todo el entrenamiento del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, me dijo que el criterio número uno para ser un líder es que quieras serlo.  Y tenemos que recordar que ser un líder es como ser un padre. Ya sabes, para mucha gente que tiene un trabajo, ellos ejercen el liderazgo durante el tiempo que los demás están en su trabajo. Bueno, cuando eres un padre, ya sabes, no hay horas de encendido y apagado. Eres padre todo el tiempo. Y no estás seguro de cuándo va a pasar algo. Puede suceder en momentos oportunos e inoportunos y tienes que reaccionar. Pues bien, el liderazgo es lo mismo. No puedes encenderte o apagarte cuando eres líder. En el momento en que aceptas una posición de liderazgo, ahora es un trabajo de 24 horas al día, 7 días a la semana.

El liderazgo es en realidad algo muy, muy difícil. También conlleva el valor de mantener el rumbo. Hablamos del desvío de la misión. Decir: "No, no vamos a perseguir ese objeto atractivo. Vamos a mantener este rumbo". Eso requiere valor. Porque recuerden que muchas de las presiones que se ejercen sobre nosotros, tanto externas como a veces desde dentro de la propia empresa, con nuestros incentivos financieros, nos presionan, no siempre para que hagamos lo correcto, o a veces para que hagamos lo más conveniente, o lo más eficaz desde el punto de vista financiero. Pero eso puede perjudicar luego a la organización y a las personas. "Pero yo me beneficiaré", ¿sabes? Cosas así. Así que el coraje, el coraje de hacer lo correcto. El coraje de tener la integridad, el coraje de decir "Estoy luchando, necesito ayuda". La valentía de dar el ejemplo, la valentía de construir un equipo de confianza, la valentía de aprender y enseñar habilidades humanas. Creo que la gente no aprecia lo difícil que es el liderazgo, y es mucho más que simplemente aceptar un ascenso” (ver Simon Sinek, Ser líder significa ser responsable 24 horas al día, 7 días a la semana, en https://tinyurl.com/59zrvkcf).

Aunque Sinek se refiera fundamentalmente al entorno empresarial, el concepto expresado es trasladable a cualquier liderazgo en cualquier otro entorno, especialmente el político. De allí que podamos intercambiar el término “empresa” por “movimiento” y “ascenso por “responsabilidad”. Lo que si queda inalterable es la necesidad de coraje para hacer lo correcto.

Y eso es precisamente lo que les ha faltado a quienes se han puesto –o los han puesto- por una u otra razón al frente de esta lucha. Seguir el rumbo que su conciencia les dicte,  sin la distracción de consejeros maliciosos e interesados porque eso requiere valor, dando el ejemplo. NUNCA hemos tenido eso, y menos un trabajo del liderazgo 7/24 con esa orientación. Lo bueno de todo lo que nos está pasando con este llamado vacío de liderazgo es que estamos más cerca que antes de llenar ese vacío para conseguir eso…

Caracas, 27 de Enero de 2023

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