Por Luis Manuel Aguana
Ahora resulta que las primarias dejaron de ser para elegir al candidato que se enfrente con Nicolás Maduro Moros en el 2024, sino para dirimir el liderazgo de la oposición política al régimen, tal y como lo planteó claramente María Corina Machado (MCM) al decidir inscribirse en ese show electoral opositor. ¿Y porque digo esto? Porque a los venezolanos, desde que en nuestro país se jugaba a los cuadritos del 5 y 6, a nuestro pueblo no le gusta jugar a perdedor, siempre a ganador. De allí que si nos guiamos por las encuestas y la percepción electoral general opositora, MCM estaría marcando el para qué son esas primarias opositoras, más allá de la razón misma para el cual fue diseñado ese mecanismo por los partidos que integran la oposición oficial de la llamada Plataforma Unitaria.
Todo apunta a que esa es en realidad la verdadera disputa entre los partidos del G4 con MCM y el saboteo o implosión a ese proceso de primarias que lleva a cabo ese cartel de partidos “opositores”, que se materializa en renuncias dentro de la Comisión Nacional de Primaria (CNP), la no inscripción de candidaturas de protegidos del régimen y los condicionamientos para inscribirse de otras venidas a menos. Pero en realidad eso no es lo importante.
Lo importante es que si dentro de la percepción de la realidad de los venezolanos cambió el para qué es convocado un proceso de medición de respaldo político, o se transformó de alguna manera el resultado esperado por esa realidad, entonces también cambió el cómo se debe proceder para venderle este nuevo producto a los venezolanos. De allí la soberana confusión que todo el mundo tiene frente a ese proceso.
¿Es que la gente apoya a MCM porque su discurso apunta a hacerle una oposición real al régimen y su intención de empoderarla con los votos es para que conduzca los destinos de la oposición, o la apoya para que se mida con el candidato del régimen? Tengan cuidado al decidir, son dos cosas muy diferentes. Si es para lo primero, es indiferente que el régimen la inhabilite para ser candidata presidencial, porque esa condición solo sería una más de las arbitrariedades que comete una tiranía en funciones, por lo que cabe esperar que decida otras adicionales –abrirle un juicio militar, por ejemplo- antes de permitirle contarse como se haría en una democracia. Pero si es para lo segundo, no tiene ningún sentido un proceso opositor como ese, si no es para validar y legitimar por los votos a un régimen ilegítimo frente al mundo.
Sí, es verdad, de esas primarias nominalmente debería salir un “candidato opositor”. Pero todos sabemos que cuando la oposición oficial estableció ese mecanismo nunca esperó que se suscitara el fenómeno electoral que posteriormente representara MCM, desbalanceándoles todo el juego y entrampando lo que inicialmente deseaban, que no era otra cosa que decidir entre ellos el candidato más potable al régimen y que aceptara sin chistar su resultado fraudulento, y no que diera la pelea para vencerlos en una elección presidencial. Y eso cambió el escenario. Ahora se trata de la supervivencia de la oposición oficial, tal y como la conocemos, y de todos aquellos que dicen representar a los venezolanos en diálogos y otras movidas con el régimen.
Como verán, el juego de las primarias se transformó en una cosa completamente diferente a lo inicialmente pensado por sus creadores, y que tiene importantes implicaciones en lo que pasará en Venezuela en el corto plazo. Observadas desde esa perspectiva, las primarias se convierten en un campo de batalla de la oposición para dilucidar quién prevalece ante los ojos de los venezolanos, más allá de decidir a un candidato, cosa que ya pasó a un segundo plano.
La CNP, como instrumento de los políticos de la Plataforma Unitaria, no permitirá que su cometido cambie en atención al deseo de sus creadores, por lo que serán capaces de quebrarse a la presión del régimen de proclamar un candidato exento de inhabilitaciones. Y ese será su peor error frente a los venezolanos, marcando así el comienzo de su desaparición definitiva, al ir en contra de la decisión general opositora del país.
El régimen luce entrampado. Si no logra que la oposición oficial se “autosuicide” anulando las primarias porque “técnica y logísticamente son imposibles de realizar” como lo sugiriera la vicepresidente renunciante de la CNP, tendrá entonces que decidir eliminarlas por la vía judicial, como ya está planeado, corriendo con los costos políticos internacionales que eso acarrearía. Pero si esa decisión judicial se matiza, regulando el perfil de quien puede salir electo en las primarias opositoras, entonces ambos, oposición oficial y régimen, estarían bien servidos. ¿Aclamaría la CNP a MCM como candidata ganadora de las primarias a pesar de una decisión judicial que ordene que los inhabilitados no puedan ser inscritos ante el CNE del régimen? No creo que las condiciones de la convivencia que tienen les permita eso.
En un escenario donde lo importante no es el candidato frente al régimen, sino el candidato con mayor votación opositora, el problema se reduce a que ese conteo de la población opositora dentro y fuera del país, se realice de una manera efectiva y legítima, a pesar de todos los problemas. Ningún candidato(a) que se sepa perdido en ese escenario le interesará que las primarias se efectúen.
Por otro lado, al régimen le conviene que se realicen las primarias, en tanto no sea MCM quien resulte aclamada como candidata de la oposición. No le importará que gane, sino que no sea ella quien compita contra ellos oficialmente en el 2024. Y a ella no le importará si gana y no la dejan ser candidata frente al régimen porque el hecho simple de haber ganado el proceso la convierte en la líder indiscutible de la oposición, lo que le daría la capacidad de iniciar inmediatamente la cruzada por conseguirlo por encima de sus detractores.
Entonces la clave de toda esta transformación pasa porque la oposición finalmente logre realizar un proceso de consulta ciudadana con resultados concretos, ya no de primaria –que tiene una connotación diferente-, para seleccionar quien debería guiar el destino de la oposición venezolana. Y una vez seleccionado, proceder a decidir si ir a una elección o no con el régimen, o de entrar a un proceso continúo y persistente de resistencia civil para hacerles verdaderamente la vida imposible hasta que se vayan. Para aquellos que no creemos en elecciones con un tirano contando los votos, nos decantamos por esto último, porque querámoslo o no, eso será lo que finalmente tendremos…
Caracas, 4 de Agosto de 2023
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