lunes, 10 de febrero de 2025

Quién pone los muertos

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Les parecerá duro el titulo de esta nota y lamento que sea así. Pero de eso se trata todo este asunto de la juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU). Y es por eso que me siento obligado por convicción a seguir insistiendo en que el debate de la juramentación de no es de ninguna manera banal o protocolar, como lo está haciendo parecer una matriz de opinión originada lamentablemente desde la misma oposición.

Ha surgido ahora el argumento que indica que es intrascendente que lo haga y que aunque ocurriera, no haría diferencia porque los países no le prestarían igualmente su atención para lograr la liberación de Venezuela, privilegiando las acciones para salir del régimen que de una u otra manera están adelantando países como los EEUU, por lo que sería preferible, de acuerdo a su lógica, que EGU mantuviera su condición de Presidente Electo, haciendo lo que está haciendo, hasta que las circunstancias cambien, y que pueda entrar triunfante a Venezuela para juramentarse en el país y tomar posesión de su cargo.

Esa narrativa lamentable pasa por encima el cómo esas circunstancias cambiarán, cuánto tiempo tardarán y qué debería ocurrir para que todo eso suceda. En otras palabras, no indica cuál sería la sucesión de los eventos necesarios, ni las capacidades de los protagonistas de tales eventos, para que los venezolanos veamos resultados tangibles.

Mientras tanto, la realidad señala que la juramentación de EGU en Venezuela es un mero deseo que evade la verdadera situación: ni ahora ni después de la juramentación de EGU, donde quiera que esta sea, y en especial si es fuera de Venezuela, ningún país tiene la obligación de ayudarnos a resolver nuestros problemas por ninguna vía. Y sentarnos a esperar que eso ocurra, lo menos que provoca es la profundización de las acciones que régimen ha desatado para profundizar el modelo autoritario que mantiene al país en la miseria.

Una juramentación por lo menos haría oficial frente al mundo el respaldo de los 7,4 millones de venezolanos que votamos por EGU el 28 de julio de 2024, quien no necesita más que eso para que sea considerado oficialmente Presidente de la República frente a la Comunidad Internacional. Y esa es la única capacidad necesaria para comenzar a trabajar en función de la liberación de Venezuela. Es por esa razón que algunos creemos que debería tenerla para que comience a trazar la ruta de los eventos necesarios para el recorrido de la liberación del país.

Y no es la primera vez que ocurre en nuestra historia que un venezolano, teniendo la capacidad reconocida adentro y afuera de moverse por el mundo, se le entregó el poder para buscar ayuda por la libertad del país, porque se sabía que esa gran empresa nunca podríamos realizarla solos. Como podrán imaginarse, ese venezolano se llamó Simón Bolívar.

“Mucho se ha discutido sobre el apoyo de Gran Bretaña a las independencias de la América española. Los primeros líderes revolucionarios como Bolívar o San Martín tuvieron muy claro desde el principio que si querían triunfar sobre España, era imprescindible conseguir el apoyo británico”….”La alianza entre Inglaterra y España contra Napoleón desde 1808 puso al gobierno británico en una posición complicada, porque apoyar a los rebeldes sería no solo traicionar sino debilitar al que, por entonces, era el único aliado junto con Portugal que tenían en su guerra contra Francia”  (ver El Debate, En busca de la ayuda británica: los agentes de Bolívar y San Martín, en https://www.eldebate.com/historia/20240221/busca-ayuda-britanica-agentes-bolivar-san-martin-londres_175284.html).

“Desde el comienzo de la lucha por la independencia Simón Bolívar, así como otros dirigentes independentistas, se lanzó a una política tanto de endeudamiento interno —que evidentemente terminó beneficiando a las clases dominantes locales— como de endeudamiento externo ante Inglaterra y sus banqueros. Con el fin de poder pedir préstamos en el exterior puso como garantía una parte de las riquezas de la nación y tuvo que suscribir acuerdos de libre comercio con Gran Bretaña” ver Eric Toussaint, Simón Bolívar en el laberinto de la deuda y de las concesiones a los acreedores, en  https://www.cadtm.org/Simon-Bolivar-en-el-laberinto-de).

¿Qué hizo Bolívar? Endeudar al país hasta los tuétanos para pagar la guerra de Independencia. Y con el poco dinero que logró después de las comisiones, intereses abusivos de los banqueros ingleses, y robo por intermediación de corruptos, logró pagar mercenarios en Inglaterra: “Desde el año 1817, y en los cinco años siguientes, el número de contrataciones y enganches en los puertos de Inglaterra exceden de los seis mil hombres,​ sin embargo desde las 53 naves que formaron sus expediciones se afirma que combatieron unos cinco mil trescientos soldados. Muchos de ellos eran veteranos del Reino Unido, incluyendo a Irlanda, también se contaba con algunos veteranos alemanes al servicio de Inglaterra”... Las Legiones Británicas formaron una parte importante del ejército de Bolívar, quien las acreditó en la batalla de Boyacá proclamando "Esos soldados liberadores son los hombres que merecen estos laureles", y en la batalla de Carabobo donde los describió como "Los Salvadores de mi Nación””  (ver Wikipedia, Legión Británica, en  https://es.wikipedia.org/wiki/Legi%C3%B3n_Brit%C3%A1nica).

La Comunidad Internacional en la que vivió El Libertador no dejaba muchas opciones: o alinearse con alguno de los dos bloques de dominación del mundo o buscar una opción propia. Al no poderse alinear inicialmente con Inglaterra por su acuerdo con España en contra de Napoleón, decidió la opción independiente de los mercenarios, cuyos oficiales experimentados en las guerras europeas, utilizaría para la guerra y la formación del muy incipiente ejército en nuestro país.

Pero lo más importante: la estrategia, y por supuesto el dinero que suponía esa guerra,  no estaban en manos de Inglaterra, por muy enemigo de España que fuera, ni de ningún oficial de las legiones contratadas, por más experimentado que estuvieran por encima del Libertador. La manejó el propio Bolívar, con un ejército reclutado en Venezuela. Las Legiones Británicas ACOMPAÑARON al ejército libertador, como bien lo señala la historia, y la sangre que derramaron en suelo grancolombiano, más allá del asunto netamente contractual que tenían con Venezuela, les fue reconocida con los honores debidos para la posteridad por El Libertador. Como bien se indica en la historia, ese dinero prestado marcó gran parte de lo que sucedió en el país posterior a la Guerra de Independencia, y tuvo consecuencias.

Pero esa fue la decisión de Bolívar, y eso es lo que deseo destacar aquí. Si decidió endeudar a la República, traer a los británicos, declarar una guerra a muerte a los españoles y todo lo demás que hizo, mal o bien, fueron las decisiones del conductor designado por el Congreso de la República de Venezuela, que sellaron la independencia de España del territorio de lo que ahora son 5 naciones. Ese fue el curso correcto de los acontecimientos.

Nadie nos ayudará ni pondrá su sangre por nosotros en Venezuela, si nosotros mismos no estamos dispuestos a arriesgarla, conduciendo con firmeza el volante de la liberación, y asumiendo la responsabilidad de lo que haya que hacer de ahora en adelante, comenzando por empoderar oficialmente a quienes fueron designados por el voto popular para disponer de lo que haya que disponer, para hacer la tarea de liberar de nuevo a Venezuela, porque fue para eso que los elegimos. Y ESE ES EL VERDADERO FONDO DE TODA ESTA TRAMA DE LA JURAMENTACIÓN DE EDMUNDO GONZÁLEZ URRUTIA. El resto es cuido bastardo de intereses.

Algunos dirán que aquí los venezolanos ya hemos puesto la sangre y los muertos en las calles y en las mazmorras del régimen por más de dos décadas. Y es precisamente por y en respeto a eso que la conducción del cierre de esta tragedia no puede venir de otras manos que no sean las que oficialmente los venezolanos decidimos en una elección que no se ha concluido todavía, hasta la juramentación y pase de responsabilidades a quienes elegimos legítimamente. Dejar eso en el aire, suelto e inconcluso, es un irrespeto y una burla a quienes hasta ahora votaron y pusieron los muertos para que eso se diera. Y sí, esta es una guerra que todavía no acaba y que nos declararon a los venezolanos para imponernos un modelo que nunca aceptaremos.

Si ya se tienen los mejores “equipos de trabajo” como lo mencionó María Corina Machado (MCM) –y no tenemos por qué dudarlo- en su reciente entrevista, entonces que tales equipos sean oficialmente designados por quien elegimos como Presidente o por quien este designe. No que salgan de algún laboratorio desconocido, de quienes no tienen la legitimidad oficial para designarlos. Eso es lo legítimo y lo que procede. Y si a alguien no les gusta a quienes pusieron, que lo digan y lo sustenten. Esa es la democracia.

Y esa es la angustia que tenemos. No que nos digan lo que están decidiendo por razones obvias, porque eso lo sabremos finalmente por los resultados, sino que veamos quienes se están ocupando de esta crisis más allá de MCM porque este problema es multidisciplinario y se resuelve con mucha gente de manera estructurada. De esa manera, los venezolanos sabremos si efectivamente estarán a la altura de ese compromiso, porque aquí todo el mundo se conoce y nadie nació ayer.

Y si la solución termina siendo militar o de fuerza, que salga de los mejores venezolanos de armas de que podamos disponer –que bastantes tenemos y muy bien formados en la democracia-, y se pongan al frente de esa tarea, designados por quien elegimos a través del voto popular. De esa manera, sus compañeros de armas que decidan darle la espalda al régimen en Venezuela sabrán quiénes serán sus oficiales superiores y a qué cadena de mando se insertarán en el momento que corresponda. ¡DE ESO SE TRATA! Mientras nos digan que esperemos por Trump o cualquier otro que nos viene a salvar, mientras a quien elegimos precisamente para eso da vueltas por el mundo, vemos comprometida nuestra soberanía y cada vez más lejos ese final prometido.

Nadie liberará a Venezuela ni pondrá los muertos por nosotros. A lo más que llegarán será a acompañarnos, como lo hicieron los británicos durante la Guerra de  Independencia, pero solo lo harán si nos ven a nosotros al frente. Si alguien se cree lo contrario que simplemente se remita al clásico de la cultura norteamericana: “no hay almuerzo gratis”. Y hasta aquí lo expreso de manera figurativa. Literalmente, la historia nos enseñó con el Libertador, que quien pone los muertos cuando la situación tiene como premio resultante la libertad, es el que se lleva la gloria. No alarguemos innecesariamente ese momento.

Caracas, 10 de Febrero de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

jueves, 6 de febrero de 2025

Venezuela, la inacción como política

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Para aquellos que hemos opinado públicamente acerca de la no-juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU) en el exterior, ya tenemos una respuesta clara de la política decidida por parte de la dirigencia opositora que conduce María Corina Machado (MCM), como efectivamente lo informó ella misma en su reciente rueda de prensa: “Nosotros hemos escuchado propuestas de algunos actores sobre la conveniencia de la juramentación del Presidente Electo fuera de Venezuela. Siempre hemos respondido, se va a juramentar en Venezuela en la Asamblea Nacional. Esta ha sido la posición que hemos tenido, y es la que hemos además acordado con aquellos gobiernos que reconocen a nuestro presidente Electo” (ver María Corina habla al país cara a cara ¿qué sigue?, canal Hasta que Caiga la Tiranía, en https://youtu.be/6gdJB-kDk9Y?t=2394).

Y punto, “no questions to ask”. Lamentablemente, la juramentación del Presidente Electo no es una mera formalidad jurídica que pueda ser retrasada a voluntad de nadie, y menos aún del propio Presidente, o por acuerdos con otros gobiernos, no solo por porque constituye un mandato y una obligación constitucional de EGU, como lo comenté en mi nota anterior, sino porque cada día que pasa se corre el posible riesgo de que perdamos un esfuerzo de años y de vidas opositoras, en el caso extremo que a EGU le suceda algo fuera del país que le impida pasar a la siguiente etapa como Presidente en ejercicio (ver El iceberg de la juramentación, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/02/el-iceberg-de-la-juramentacion.html).

Esa es una previsión que pienso se debió haber tomado en consideración, no solo por la condición física de cualquier persona de la edad del Presidente Electo, sino por la propia seguridad del proceso que tenemos entre manos, dados los crímenes que ya sabemos que el régimen ha ordenado cometer en el exterior y que son públicos, notorios y comunicacionales. No es mi intención de ninguna manera causar alarma, sino que estas consideraciones corresponden a la situación que de hecho estamos viviendo en Venezuela y que no son un secreto para nadie.

El Artículo 233 Constitucional indica: “Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa se procederá a una nueva elección universal directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes”.  ¿Están conscientes quienes participaron en esa decisión anunciada por MCM de juramentar a EGU en Venezuela, de que realizar una nueva elección como la del 28 de julio es imposible? ¿Están consientes de que la situación que hemos logrado hasta ahora con EGU, no es posible de repetir en las mismas circunstancias? Estamos en la etapa más crítica de cobrar esas elecciones, y en caso de una desaparición sobrevenida del Presidente Electo, NO HAY NADA QUE COBRAR.

Al juramentarse a la brevedad posible, EGU inmediatamente formalizaría su sucesión en MCM como Vicepresidente, como ya lo ha anunciado, y en el caso de que algo le sucediera en el exterior como Presidente de la República en ejercicio, la Presidente Encargada MCM continuaría la lucha por la recuperación del país como está planeado, pero en condiciones completamente diferentes, porque solo le correspondería llamar a elecciones en Venezuela una vez que el régimen ya no esté en el poder.

La estrategia que a todas luces está siguiendo la oposición para la juramentación de EGU en Venezuela, y que se nos da a entender por la declaración de MCM y sus voceros, es esperar a que los acontecimientos se vayan desarrollando en torno a la política del Presidente de los EEUU hacia Latinoamérica, en especial con las decisiones relativas a las bandas terroristas como el Tren de Aragua y el narcotráfico, manejados ambos por el régimen venezolano. En otras palabras, “esperar y ver” (wait-and-see) lo que hacen los EEUU con esas realidades en el corto, mediano o largo plazo.

Podríamos estar de acuerdo con esa estrategia de “esperar y ver”, pero el problema es que ya a los venezolanos se nos acabó el tiempo. De haberse juramentado EGU el 10 de enero como dice la Constitución de 1999, por ejemplo en los EEUU, ante el TSJ en el exilio, en la sede de la OEA, con la presencia de presidentes y expresidentes, y el mundo diplomático acreditado en ese país, le hubiera dado la plataforma oficial correspondiente para reunirse con el Presidente Electo, para ese momento Donald Trump, y comenzar a tratar sin espera la solución de Venezuela, así como la situación de los inmigrantes venezolanos en los EEUU, a la luz de las promesas que había realizado el candidato Trump de regularizar la inmigración, porque ese era un asunto que abordaría inmediatamente al juramentarse como Presidente de los EEUU, como efectivamente lo hizo sin contemplaciones.

¿Ustedes creen que Trump, ya como Presidente en ejercicio, hubiera tomado las decisiones en contra del TPS de los venezolanos de haber existido una reunión previa con EGU para tratar ese asunto? Algunos dirán que no hubiera conseguido nada, pero eso nunca lo sabremos ahora. Lo cierto es que tal vez no estuviéramos recogiendo los vidrios rotos de explicarle al gobierno norteamericano que los venezolanos que viven en los EEUU no son ningunos delincuentes del Tren de Aragua para ser deportados.

O bien, ¿ustedes creen que Trump hubiera enviado un negociador especial a reunirse con Maduro, sin que el gobierno de EGU, oficialmente reconocido, no estuviera previamente enterado de los términos? Y no fue que el negociador Richard Grenell llego a Venezuela con el garrote de Trump para que le devolvieran a los norteamericanos presos y Maduro se los entregó mansamente. A Grenell le bastó decirle a Maduro que EEUU no se metería por seis meses más con la licencia de Chevron para que el régimen le entregara a sus presos. El gobierno de Trump siempre hará lo necesario para proteger sus intereses, ya bien sea rescatando a rehenes norteamericanos o expulsando a venezolanos de los EEUU.

Y así podría señalar otras que se presentarían consecuencia de continuar con una estrategia “esperar y ver”, sin contar que EGU y MCM no manejarán los fondos que le entregaron a la AN2015 en los EEUU, primera interesada en congelar a EGU como Presidente Electo, como ya lo he presentado en anteriores notas. El gobierno de los EEUU seguirá trabajando por sus propios intereses, y tarde o temprano –y esperamos que más temprano que tarde- sacará a Maduro, como parte de su actual política continental, de eso no me cabe la menor duda. El problema es que hasta ahora no parece que sepamos cuando, ni si considerarán a la oposición política de MCM más allá de ser testigo interesado en esas decisiones, aparte de que no podríamos saberlo por no tener un gobierno oficialmente, si por alguna causa de geopolítica esas decisiones se atrasan o, peor aún, se cancelan.

La inacción como política funciona en algunos casos, pero puede ser muy perjudicial cuando existen crisis humanitarias, conflictos bélicos o problemas ambientales que requieren de soluciones urgentes. Y Venezuela sufrimos de los tres. No tengo que recordar aquí que Venezuela es un caso humanitario de primer nivel, con millones de desplazados y hambre. Tiene conflictos bélicos importados de las guerrillas del ELN y de las disidencias de las FARC. Y al asociarse con el régimen para el negocio del narcotráfico en la frontera, se importó también el conflicto que tienen, como el caso de la guerra en el Catatumbo entre ambos bandos, con el consecuente desplazamiento de más personas. Y como la guinda de la torta,  tenemos el grave problema de destrucción ambiental del Arco Minero, cedido a la guerrilla del ELN como pago de la asociación de negocios del régimen de Maduro. Ese es el cuadro dantesco que vive el país y que necesita alguna intervención urgente, en la que no podemos incidir en ninguna medida al haber decidido que no habrá presencia oficial opositora hasta que los EEUU decidan qué hacer.

Ojalá que no tengamos que esperar mucho por lo que hagan los EEUU, sin ninguna actividad proactiva de nuestra parte, más allá de los contactos diplomáticos que haga EGU en sus viajes, porque eso que hace no se pueden llamar giras oficiales porque no es Presidente en ejercicio.  ¿Por qué digo esto? Porque hay una segunda fase que todavía tenemos que enfrentar, ya que no será suficiente con la renuncia de Maduro.

Cualquier cosa que sea que hagan los EEUU para resolver la situación de Venezuela deberá involucrar de una vez a todo el régimen, con sus militares incluidos, porque de solo renunciar Maduro, yéndose a Rusia o Turquía, como se ha sugerido que fue parte de la conversación de Grenell con Maduro, no es que vendrá EGU a juramentarse a Venezuela, como quizá algunos crean. Su sucesor sería parte de la misma estructura que dio el golpe de Estado el 29 de julio al desconocer el triunfo de EGU, y que pretende modificar la Constitución para no necesitar más de la voluntad popular porque ya no tienen pueblo. Así que preparémonos para una siguiente fase de esta lucha, que requerirá de todo lo que se pueda hacer fuera de Venezuela, incluyendo esa juramentación, así como la presencia activa de MCM fuera del país, porque esta tragedia no se terminará con la sola renuncia de Maduro…

Caracas, 6 de Febrero de 2025

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