viernes, 3 de julio de 2015

AN: El ingrediente secreto de la institucionalidad

Por Luis Manuel Aguana

Comencé mis notas del año 2012 con el tema de la Institucionalidad (ver La Institucionalidad: ¿cómo se come eso? http://ticsddhh.blogspot.com/2012/01/la-institucionalidad-como-se-come-eso.html) en ocasión de las ofertas electorales de los precandidatos de la oposición que participarían en las primarias que ocurrirían pocas semanas después para la elección del candidato de la MUD al 7-O/2012. Y lo hice porque me llamó mucho la atención el lamentable discurso de algunos de ellos, particularmente los de los partidos tradicionales, en las ofertas que hacían a los electores.

Y en el 2015 siento que es importante, ahora más que nunca, comprender a cabalidad lo que significa la reconstrucción institucional de la Asamblea Nacional, ahora que empezamos a ver candidatos a diputados prometiendo cosas que no tienen nada que ver con los puestos a los cuales aspiran, sin comprender bien el rol que estos deberían jugar en una institución como esa.

De acuerdo a Juan Ignacio Jiménez la responsabilidad del Congreso (Asamblea Nacional en nuestro caso) va más allá del conocido asunto de las leyes. Su verdadero papel es el control del Poder del Ejecutivo: “En su concepción teórico-empírica más connotada, el Congreso representa al pueblo; el Ejecutivo es su fideicomisario y, como tal, sujeto a la rendición de cuentas por su gestión; todos los demás aditamentos que se añadan a la labor del Congreso son casuísticos y circunstanciales, por más que algunos a fuer de repetidos, parezcan haber alcanzado el rango de consustanciales. El primero de estos rasgos es el poder de legislar. Dar leyes no es atributo indeclinable del Congreso, por más que, a fuerza de darlas haya venido a llamársele Poder Legislativo. Nada obsta al análisis que el poder de legislar se entregue al gobierno como parte del paquete en fideicomiso, y prueba de ello es que la función de dar normas  de carácter reglamentario se considera casi universalmente función de Gobierno…”. (1) De esto último tenemos un rollo larguísimo en Venezuela…

Entonces, si esto es así, los aspirantes opositores al legislativo no deberían enfocar sus campañas a ofrecer "sacar a Maduro", o hacer ofertas que no están al cabo de poder cumplir, sino a decirnos cuales deberían ser las soluciones para controlar a los delincuentes que nos desgobiernan, si es que llegan a ser la mayoría como lo pregonan. Ese debería ser el enfoque, si tomamos al parlamento como el sitio donde está representado "el pueblo" y el lugar político por excelencia donde se deberían formular las políticas que corrijan u orienten la acción del gobierno.

El Ex Procurador General de la Republica, Jesús Petit Da Costa, profundo conocedor del Derecho, en un reciente artículo nos indica claramente que aunque llegaran a esa mayoría poco o nada podrían hacer con ella (ver Jesús Petit Da Costa, Salirse de la encerrona parlamentaria http://jesuspetitdacosta.blogspot.com/2015/06/salirse-de-la-encerrona-parlamentaria.html), al menos en eso que están equivocadamente ofreciendo a los venezolanos.

Entonces, mas allá de poder "hacer algo" para salir del rumbo al  despeñadero al cual nos lleva el régimen, la cabal comprensión del rol que deberán jugar los actuales candidatos y futuros diputados opositores, no solo por parte de ellos mismos-que es bastante pedir- sino de aquellos que los elegimos, debe pasar por conocer la naturaleza de la institución de la estamos hablando y exigir lo que se necesita para que esta mejore sustantivamente.

El solo hecho de considerar a esa institución como un trofeo de caza que debe ser capturado, y que debería representar los intereses de todos los venezolanos, es decir al “pueblo”, pone a dudar si realmente se entiende realmente cual es su naturaleza. Y aunque se lograra esa mayoría, es natural poner en tela de juicio si las personas que lleguen a ejercer su conducción, lo hagan de manera cabal. Solo basta ver que aun teniendo una representación importante AHORA, poco o nada hemos obtenido los venezolanos de eso, ya sea por acción u omisión de sus integrantes.

Entonces, las Instituciones no son solo organismos muertos que se crean por una Constitución o una Gaceta Oficial, la cosa es mucho más complicada que esa. Es entender cabalmente que ellas son los instrumentos de los que dispone del Estado para ejercer la acción de gobernar. En palabras de Jiménez : “La acción de gobierno no es función administrativa, sino intrínsecamente política, en el sentido más vulgar del arte de lo posible y en el más técnico de asignación autoritaria de prioridades, de acuerdo a la captación por el gobernante de las demandas del grupo gobernado.”(1). Y en el caso de la Asamblea Nacional, esa asignación de prioridades debe forzar al Ejecutivo en una línea de dirección de acuerdo a las demandas de sus representados, “el pueblo”, ejerciendo cabalmente el rol que le corresponde.

Pero eso requiere de un ingrediente secreto (que en realidad no lo es tanto pero en la Venezuela actual podría considerársele como tal) que hace que todas las instituciones, incluyendo esa que se elegirá el 6D, haga lo que debe hacer, y que se explica muy bien en la reciente nota homenaje de Gustavo Coronel en ocasión del fallecimiento de Julio Cesar Arreaza, a los 92 años (Gustavo Coronel, Julio César Arreaza, 1924-2015 http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2015/03/julio-cesar-arreaza-1924-2015.html).

“Julio César no era un petrolero ni había tenido extensa experiencia gerencial pero era un hombre de mucho sentido común y de una honestidad a toda prueba”, nos explica Coronel. Y la función encargada  a Arreaza por el Presidente de la nacionalización petrolera, de acuerdo al relato, era evitar que la empresa se contaminara de los apetitos políticos: “si ustedes reciben alguna vez una recomendación para emplear a alguien por conexiones políticas, hagan esto. Y tomó un papel, lo arrugó entre sus manos y lo botó en el cesto de la basura. El Dr. Arreaza sabe que ese es mi propósito y estará pendiente de que ello se haga así.”. Y si todos conocimos a la PDVSA de antes del pito de Hugo Chávez, sabemos que Julio César Arreaza cumplió cabalmente su tarea, por la que los venezolanos le debemos un reconocimiento póstumo por su honestidad y porque comprendió cabalmente la importancia de esa misión en esa institución clave de la nación, y la realizó con muchísimo éxito.

Las Instituciones se construyen con personas honestas, no es de otra manera. Y no solo de la honestidad moral sino ética y profesional. Ese es el ingrediente secreto que hace que no distorsionen su propósito. Sin él, cualquier esfuerzo que se haga se perderá, así sean las mejores mentes quienes lo hagan, porque solamente los honestos saben para que están allí-propósito-, y poseen la fuerza necesaria para encausar la labor por el camino correcto. La gran pregunta que entonces debemos hacernos los venezolanos es: ¿es ese en su mayoría el material por el que votaremos el 6D? Si la respuesta es negativa, no esperemos cambios significativos aunque tengan la mayoría. Pero si la respuesta es positiva, aunque sean minoría, tal vez veamos cambios importantes en el destino del país.

Y así sea que tengamos todos que convertirnos en el filósofo griego Diógenes de Sinope, buscando al hombre honesto con una linterna a plena luz del día, no nos quedará otra sino conseguirlas, si deseamos que las instituciones hagan lo que deben hacer cuando les toque hacerlo…

Caracas, 3 de Julio de 2015

Twitter:@laguana

(1)   Juan Ignacio Jiménez, Política y Administración, Cap 2-3, 1970.

miércoles, 24 de junio de 2015

La política ya no es de los políticos

Por Luis Manuel Aguana

Estoy aprendiendo a no indignarme cuando todavía me salen que estamos en el discurso de la “anti política”. Que no queremos a los partidos, que nuestro mensaje aleja a los  venezolanos a incursionar en los partidos.

¿Pero saben qué? Me canse de decir que no es así. Que es todo lo contrario. Que los partidos son importantes para la democracia en tanto que comprendan bien su rol en ella. Pero eso es lo que no alcanzan a comprender. Creen que quienes desde la sociedad civil no partidista les hacemos criticas tratamos de destruirlos. ¿Qué le vamos a hacer?

Los partidos deben comenzar a aterrizar en los tiempos en que vivimos. Hacer política ya no es más el coto cerrado de los partidos políticos. Eso dejo de ser así hace mucho tiempo. Ahora hacen política muchísimos actores, y aquellos que lo hacen de manera "profesional", como se dice de aquellos que “viven de eso”, deberán constantemente reacomodarse a las nuevas realidades. Con las redes sociales se añaden cada vez mas participantes, lo que enriquece el tema y lo mejora con el tiempo, pero a su vez lo hace sumamente más complejo.

Si consideramos como verdaderas las cifras de Datanalisis en su encuesta Nacional Ómnibus Septiembre-Octubre 2014, la identificación partidista de la población llega al 37,5% (entre oposición y gobierno). Esto deja en positivo un campo de una riqueza inigualable para todo aquel que tenga algo que decir en relación  a la política y lo diga con la convicción y la seriedad debidas.

Las impresionantes intervenciones de la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez son un ejemplo de lo anterior. Ya la política no es el coto de caza privado de los políticos profesionales. La tecnología de las redes sociales la puso en el tapete y posiblemente nadie haya explicado con mayor claridad los males ocasionados por los populismos en Latinoamérica.

Y lo más interesante del caso es que no es explicado por un viejo académico o un político profesional de esos que abundan en estas tierras azotadas por ese mal endémico, sino por una jovencita politóloga que tiene una extraordinaria claridad de pensamiento y una llegada difícilmente vista en un político latinoamericano.

¿Y cómo descubrimos a ese fenómeno? Por un videíto de menos de 12 minutos que se hizo viral en las redes sociales de una conferencia de jóvenes en España (ver Gloria Álvarez –Parlamento Iberoamericano de la Juventud https://youtu.be/xkYEXS16dZA). Quizá ese caso deba ser analizado con más detalle porque este será uno de los primeros que veremos como resultado del fenómeno globalizador de la tecnología y las redes sociales aplicadas al campo político.

En un muy reciente extraordinario estudio auspiciado por la Fundación Telefónica de España titulado “Transformación digital y móvil de la comunicación política”, su autor, Antonio Gutiérrez-Rubí profundiza en las interioridades de este fascinante fenómeno de cómo la política se está quedando detrás del carro de la historia (ver estudio completo en https://tinyurl.com/23fuxzwk) en muchos aspectos fundamentales, de los cuales destaco a continuación dos muy importantes.

Desde la perspectiva del ciudadano Gutiérrez-Rubí destaca: “Las herramientas tecnológicas, como instrumento de la actual sociedad en red, posibilitan a los ciudadanos una organización ágil y eficaz, más allá de las fórmulas tradicionales. Sin duda, el actual escenario de crisis política ha acentuado la aceleración de estos movimientos sociales, que reorganizan la estructura de poder. Los ciudadanos organizados son capaces de influir en la agenda política y obligan a los medios de comunicación de masas a escuchar la voz de la calle. Hablamos de una nueva ciudadanía digital, de nuevos actores sociales que irrumpen en el panorama mediático y en la construcción de esa agenda pública, con la inusitada fuerza, legitimidad y visibilidad de un fenómeno creciente, el de la política vigilada. (Gutiérrez-Rubí, pág. 63-64) (Subrayado nuestro).

Entonces hay que decirles-más bien gritarles-, a estos dinosaurios de la política venezolana que desde hace mucho tiempo la política de los próximos años estará en manos de una masa que no es de ninguna manera pasiva y que generará las pautas para la formulación de las políticas más convenientes para su bienestar. Que las tendencias son claras y que se están presentando manifestaciones fehacientes de ello como lo vimos en el caso de Gloria Álvarez. Que aquello de la “anti política” quedó en el pasado y ahora lo que hay es ciudadanos empoderados de una fuerza inusitada que se hace sentir a través de los nuevos medios y que se puede medir.

Y desde la perspectiva de las organizaciones políticas destaca: “El ADN de nuestros partidos es claramente refractario para nuestra actual sociedad y para el nuevo modelo económico basado en el conocimiento y la sostenibilidad. Los partidos se sienten cómodos en la cultura analógica, pero la sociedad es digital —y móvil—. Aún priman las estructuras verticales y centralizadas, en contraste con las nuevas redes horizontales y descentralizadas que se imponen en la ciencia, la economía, la empresa... Su orden es jerárquico y su nervio es la fidelidad, justo lo contrario de una sociedad que reconoce la autoritas y la independencia y autonomía como valores que reconfiguran los atributos del poder. La mayoría de la comunicación de los partidos, incluso a través de la Red y a través de los dispositivos móviles, se reduce a la repetición de consignas y a la instrumentalización y colonización de los nuevos espacios en las redes sociales, y los ciudadanos sienten una alergia profunda al seguidismo acrítico y aprecian la creatividad y la autonomía como nutrientes indispensables de la nueva política.” (Gutiérrez-Rubí, pág. 67-68) (Subrayado nuestro).

Las tendencias claramente indican descentralización y autonomía política. Las actuales organizaciones políticas deberán adaptarse a una nueva realidad de horizontalidad y descentralización para poder acercarse a las grandes mayorías. Entender esta nueva manera de ver la política y su acercamiento a la gente es el reto de cualquiera que pretenda moverse en el campo político en cualquiera de sus facetas. Ya no se acepta ser seguidor acrítico de un partido, como lo indica el estudio. De hecho ya se confrontan y se discuten las ideas a la velocidad de un click.

Poco a poco las personas empiezan a ser conscientes de su nueva personalidad política y son capaces de responder desde el anonimato. Poco a poco empieza a despertarse ese Poder Originario que solo le pertenece a la persona humana en democracia, que no es manipulable y que ya descubrió las novedosas vías posibles para su manifestación. Estas nuevas realidades cambiaran el curso de la historia de Venezuela.

Caracas, 24 de Junio de 2015

Twitter:@laguana

sábado, 20 de junio de 2015

El país al que quiero llegar

Por Luis Manuel Aguana

"No hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va", afirmaba Séneca (4  a. C. - 65 d. C.) en una de las sentencias precursoras del pensamiento estratégico. No es posible que establezcas que algo es bueno para conseguir tu objetivo si no sabes cuál es ese objetivo, ni para donde te diriges.

Mucho de eso es lo que hemos encontrado en este largo camino constituyente. Hay variadas opiniones en relación a cual es el verdadero objetivo de lo que queremos alcanzar. Y como ha sido ciertamente difícil explicar que es lo que buscamos, entonces tal vez sea más fácil explicar que es lo que NO buscamos con eso:

a) No buscamos "salir" del abominable gobierno de Nicolás Maduro, aunque esto parezca contradictorio. La salida de este desgobierno es una consecuencia del proceso constituyente pero no lo consideramos el objetivo "per se", entre otras razones porque uno no convoca al constituyente para cambiar un gobierno (para eso son las elecciones) por malo que este sea. Lo convoca cuando, según palabras de Donnedieu de Vabres, en su obra L’Etat (1994): “se llega a una total ingobernabilidad e inseguridad jurídica y no hay reglas de juego claras.  Cuando se desborda el enfrentamiento político, el odio, y la división prevalece entre los ciudadanos.  Cuando un gobierno dilapida los mayores recursos que ha tenido el país en toda su historia y no hay manera legal de controlarlo.  Cuando la corrupción, la incapacidad, la inseguridad y la impunidad incrementan la situación de crisis. Cuando todas las realidades anteriores nos puedan conducir al abismo de una guerra civil”. Nadie puede dudar ni discutirme que ese no sea el país que tenemos ahora y la situación actual de Venezuela.

b) No buscamos un regreso al “status quo” político de 1998.Venezuela venía desde hacía muchos años siendo víctima de un desmantelamiento institucional producto del dislocamiento político de los partidos, que abandonaron su función de ser los intermediarios legítimos de las necesidades de la población a ser un objeto en sí mismos.

Los partidos políticos competían, y todavía pretenden competir, por administrar la renta petrolera. Sus ofertas se basan en convencer al electorado en quien maneja mejor la chequera petrolera de un país que no produce lo que necesita para vivir. Eso los hacía ricos en poder y dinero, y lo que "chorreaba" -el repele-, era lo que le quedaba a la población. Lamentablemente para ellos -y afortunadamente para nosotros- ese dejó de ser el paradigma de la Venezuela del futuro.

c) No buscamos satanizar a los partidos políticos, ni hacemos “anti política” como algunos han querido acusarnos. Los partidos son necesarios para el funcionamiento de la democracia, pero deben cambiar y realinearse de acuerdo a las nuevas realidades. No hemos visto que eso haya pasado. Todavía quieren administrar la chequera basados en un paradigma que se extinguió. Después de esta tragedia lo que hay es trabajo y muy poca paga, en un proceso de reconstrucción que nos debe involucrar a todos. Deben entender que la riqueza hay que crearla primero para poderla repartir. Los partidos que tenemos aun se pelean como borrachos por una botella vacía. No hay planteamientos serios y solo oímos consignas y "programas de gobierno". Es por eso que requieren de sangre nueva de la sociedad civil no partidista, abriéndose al país, democratizando sus cuadros de dirigencia. Se necesitan con urgencia nuevos partidos con nuevas propuestas y nuevos esquemas. Todos, absolutamente todos los partidos que tenemos ahora responden al liderazgo de una sola persona, que cuando no está, el partido desaparece o pierde el rumbo. No se han dado cuenta que llegamos al Siglo XXI

d) No buscamos presentarnos como una opción de poder ni de gobierno porque eso NO ES lo que está en juego ahora, SINO EL PAIS. El Movimiento Constituyente que presenta el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) insiste en aglutinar a los factores que entiendan que primero hay que construir un pacto político que funcione y que todos los actores políticos depongan TEMPORALMENTE su natural carrera por el poder para sentarnos A DEBATIR VENEZUELA primero, y eso no se puede hacer sino convocando al Constituyente, en elecciones justas y transparentes de delegados constituyentes que representen genuinamente todas las tendencias y pensamiento de Venezuela, construyendo un acuerdo PARA CONVIVIR EN PAZ. Eso es lo que nosotros llamamos RECONCILIACION, pero con justicia y reparación.

Los partidos tienen la idea equivocada que si "salimos" de este desgobierno es suficiente para recuperar al país. Están absolutamente equivocados. Es condición necesaria pero no suficiente salir del desgobierno de Maduro para lograr estabilizar política y económicamente al país. El caso venezolano no es ya de un "quítate tu para ponerme yo", porque “nosotros” lo haremos mejor. Tal vez lo fue en los primeros años del gobierno de Chávez. Hoy se requiere de muchísimo más que eso. Hoy se requiere del concurso de TODO EL MUNDO, rojitos incluidos-pero no los rojos delincuentes- para reconstruir el país y eso no se puede lograr sin acordar las bases mínimas de un pacto político que haga al país estable por muchísimos años. Y eso no se logra sin una Constituyente.

Entonces la Asamblea Nacional Constituyente, vista como un punto de encuentro de voluntades representativas de los diferentes sectores del país, lo que se da en llamar el País Nacional, deberá establecer las bases de una nueva Venezuela, comenzando por acordar esa transición política que requiere a gritos el país.

Nosotros plantearemos en el seno de esa Asamblea Nacional Constituyente la necesidad de reconstruir el país desde la perspectiva de la Rebelión de las Regiones. Esto es, que visto que el país necesita producir riqueza porque ya no podemos sustentar desarrollo solo con petróleo, es indispensable darle la autonomía política, financiera y administrativa a las regiones para salir adelante de esta crisis. Federalizar al país, con un Congreso a dos cámaras que controle de verdad al Poder Ejecutivo mas allá de lo que se ha hecho hasta ahora, teniendo a un Presidente como un coordinador, no como un Rey que se gasta nuestro dinero como si fuera suyo.

Ese es el país al que quiero llegar, teniendo claro cómo hacerlo. Cualquier viento que me lleve allá será favorable porque entonces el barco donde navegamos ya sabe adónde va...

Caracas, 20 de Junio de 2015

Twitter:@laguana