sábado, 7 de enero de 2017

¿Quién es el Originario?

Por Luis Manuel Aguana

Esta discusión de verdad nunca se acaba. El eterno enfrentamiento del “deber ser” en contra del “es” será interminable mientras sigamos siendo humanos. Nunca hemos sostenido que la Constitución de 1999 es un dechado de virtudes, ¡todo lo contrario! Y no dicho por mí sino por los mejores expertos en ese tema. Les invito a oír la intervención del Dr. Asdrúbal Aguiar en un Foro Constitucional en el 2014 (https://soundcloud.com/laguana-1/intervencion-del-dr-asdrubal-aguiar-foro-el-nacional-21-07-2014) o leer los múltiples escritos del Dr. Allan Brewer Carías (por ejemplo Federación Centralizada en Venezuela: Una contradicción Constitucional – Allan R. Brewer-Carías http://tinyurl.com/h6wzxux).

En todos ellos se indica que hay fuertes fallas estructurales en la Constitución vigente razón por la cual hay que cambiar la Carta Magna de 1999. Sin embargo el adefesio está vigente y es lo que tenemos para emplazar al régimen. No discutimos, ni jamás lo hemos hecho, como Chávez le pasó un tractor por encima a toda la teoría constitucional del planeta para convocar al pueblo para redactar una nueva Constitución en 1999, por encima de la vigente en ese entonces. Si lo podía hacer o no queda para la historia. Lo hizo y punto.

Tampoco debatimos, en el medio de la discusión planteada, si esa Asamblea Nacional Constituyente tenía el derecho de declararse o no Originaria, con el resultado final que los chavistas de esa Asamblea de 1999 se declararon Originarios y se rasparon en lo que espabila un cura loco al Senado de la Republica y la Corte Suprema de Justicia de entonces, sin haberse aprobado el nuevo texto Constitucional. Lo hicieron y punto.

Esa discusión interminable es y debe ser de expertos abogados constitucionalistas. El resto de los mortales tenemos lo que quedó escrito. Y lo que quedó escrito, es lo que está escrito todavía, muy a pesar de lo que muchos crean que otro es el “deber ser” y lamentablemente no fue.

Al iniciarse de nuevo las discusiones (porque ahora el tema Constituyente se puso de moda al haberse cerrado todas las restantes salidas constitucionales) de si una Asamblea Nacional Constituyente es Originaria o no, o puede o no una vez en funciones disponer de los Poderes Públicos, solo me remito a la historia. Chávez no solo se raspó al Senado y a la Corte Suprema de Justicia como Instituciones en ese entonces, sino también puso su “cargo a la orden” de la Asamblea Nacional Constituyente, quedando para la historia de Venezuela -presente y futura- la capacidad de una Constituyente de hacer lo propio de aquí en adelante en este país. Y no hablo de raspar al Senado y al resto de esos Poderes como Instituciones como si lo hizo Chávez a través de sus seguidores en esa Asamblea, sino a quienes ejercen esas funciones. Eso solo es la simple lógica de un venezolano testigo de ese proceso, que indica que “lo que es bueno para el pavo también lo es para la pava”.

En esa discusión bizantina de quien es o no el titular del Poder Originario estamos en lo mismo. Ahora ruedan versiones de expertos que indican que el Poder Originario reside solamente en el Pueblo y este es intransferible a una Asamblea Nacional Constituyente, por lo que no sería “Originaria”, con lo cual esta se vería incapacitada para actuar mas allá de lo que ese Poder indique.

En ese sentido, de nuevo me remito a lo que el Constituyente de 1999 escribió: Articulo 347: “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución. (Resaltado nuestro). Efectivamente el Pueblo es el titular del Poder Constituyente Originario pero aquí el Constituyente de 1999 le dio la capacidad de endosar ese Poder  a una Asamblea Nacional Constituyente para tres cosas específicas, así como cuando usted le da el poder a alguien para que solamente le venda su casa: “transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.

Y si mi español no es lo suficientemente bueno, consultaremos lo que significan las palabras transformar y Estado: Transformar: Primera acepción del DRAE: 1. tr. Hacer cambiar de forma a alguien o algo.”; Estado: Séptima acepción del DRAE: “7. m. Conjunto de los poderes y órganos de gobierno de un país soberano.”. De esta manera esa Asamblea Nacional Constituyente podría, en principio, interpretar que en su proceso de cambio se lleve por delante al conjunto de los poderes y órganos de gobierno.

Eso es lo que está escrito, no lo que me imagino, lo que quisiera que estuviese escrito, o cuales fueron las intenciones de quienes lo escribieron. Por otro lado, ese mismo Pueblo puede convocar a una Asamblea Nacional Constituyente en el siguiente Artículo 348: “La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; los Concejos Municipales en cabildo, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el Registro Civil y Electoral.”. (Resaltado nuestro).

Muchos especialistas se debaten que el 15% es insuficiente para esa convocatoria, y que tampoco es suficiente para definir las reglas del cómo debe ser convocado al Poder Constituyente Originario. Pero el Constituyente de 1999 definió el 15%, ¿qué le vamos a hacer? No dijeron el 50%, ni el 60%, que yo también podría considerar que es lo razonable porque estamos hablando de cambiar los cimientos de un país. No. Le pusieron 15%. Otros indican que ¿cómo puede ir en un mismo artículo la capacidad de convocatoria del Pueblo, que es el titular del Poder Originario, con la del Presidente de la República que es un Poder Constituido? Pues sí. Aunque el Pueblo, titular del Poder Originario, esté mezclado con otros poderes que en esencia son Constituidos en ese artículo, puede convocar también a esa Constituyente sin fecha en el calendario, como decía el Tío Simón, ¿qué tal? Así está escrito allí.

Y para remate, el Articulo 349 nos dice claramente que: “El Presidente o Presidenta de la República no podrá objetar la nueva Constitución. Los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente. Una vez promulgada la nueva Constitución, ésta se publicará en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela o en la Gaceta de la Asamblea Nacional Constituyente.”. (Resaltado nuestro). Creo que en este caso mi español-y creo que también el de ustedes- si es lo suficientemente bueno para entender lo que significa la palabra impedir. Si la Asamblea Nacional Constituyente decide rasparse al titular del cargo de Presidente de la Republica, o de cualquier otro Poder del Estado, el Artículo 349 dice que nadie puede chistar eso, comenzado por el TSJ corrupto que tenemos y su Sala Constitucional.

Creo que los venezolanos tenemos la suficiente capacidad de comprensión para no dudar y entender a cabalidad lo que está escrito en esa Constitución, sin tener un título de abogado constitucionalista colgado en la pared. Y no estoy ofendiendo con eso a ningún especialista del Derecho. Siempre he sostenido que ese texto que se nos entregó como norma de país debe ser leído y comprendido a cabalidad por todos sin distinción de clase, formación y credo, para poderlo defender, como me enseñaron siendo solo un niño de primer año de Bachillerato en la materia Formación Social Moral y Cívica, cuyo libro de texto, la insigne obra de Francisco Canestri, se ha olvidado lamentablemente en nuestro país. Ojalá que cuando tengamos una nueva Constitución, muchísimo mejor de la que tenemos, no olvidemos lo mismo: que Originario es el Pueblo, quien a través de una Asamblea Nacional Constituyente convocada y apellidada por eso como él –Originaria-, sin interpretaciones rebuscadas, le puede cambiar el destino a Venezuela.

Caracas, 7 de Enero de 2017

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lunes, 2 de enero de 2017

El “fast track” del venezolano

Por Luis Manuel Aguana

No hay una característica que nos defina mas como venezolanos como nuestro sentido de la urgencia. “¡Lo mío que me lo den ahora!”, “¡Pa' ayer es tarde!”, “¡Burro que piensa bota la carga!”. Eso explica muchas cosas: los operativos, los motorizados, los gestores, la corrupción para movilizar documentos, y hasta los puestos de empanadas en las calles. Ese rasgo cultural define comportamientos que luego la gente olvida de donde salieron. Queremos que todo se resuelva ya (los documentos, los trámites, etc.), sin importar que algunas cosas requieran maduración. Este rasgo cultural puede explicar porque aun no salimos todavía del régimen, aunque ustedes no lo crean, y forma parte de lo que debemos, si no cambiar, al menos empezar a controlar en este nuevo año que comienza.

Me motivó a escribir de este tema en mi primera nota de este año, una duda razonable de una extraordinaria seguidora de nuestro proyecto, que también es compartida por muchas personas que me han seguido, y que es la misma duda que sufren los venezolanos por este rasgo cultural descrito de querer las cosas resueltas para ayer: muy bien, les compro el proyecto constituyente pero, ¿no sería mejor dedicamos primero a salir de Maduro (por aquello de la urgencia) para luego seguir con la Constituyente? Considero tan importante este tema, que compartiré la respuesta que le di a mi amiga, y algunas cosas más que creo que se deben abordar de aquello que he llamado el “fast track” del venezolano. Eso puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de la iniciativa que estamos emprendiendo.

Quiero comenzar por lo que le réferi a mi amiga: hay una idea equivocada según la cual los problemas de los venezolanos tendrán una solución inmediata. Y eso es precisamente porque a los venezolanos nos gustan mucho las soluciones instantáneas. Está en nuestra cultura y en los tuétanos de todos nosotros. De alguna manera debemos comenzar a entender que en la medida que los problemas son más complejos, en esa misma medida requieren de soluciones estudiadas y planificadas, llevadas a cabo con precisión de relojería por gente competente.

Es por eso que ustedes ven que aquellas opciones que ofrecen “salir ya” del régimen gozan de mayor popularidad entre los venezolanos. Nadie apuesta por aquella solución que implique un camino largo y por el que haya que trabajar mucho de manera consistente. Por eso todas las opciones constitucionales empezaron por la mas “rápida” hasta llegar al Referendo Revocatorio porque supuestamente “una constituyente era una salida lenta y engorrosa”. Allí también se explica la gran inclinación por una solución militar inmediata, llámese por los “golpes buenos” o los malos. ¡Ojo, esto no es un reproche, es una realidad! Al final, no se ha llegado ni a lo uno ni a lo otro…

Tal vez un ejemplo les ilustre mejor la situación. En una oportunidad asistí a un Taller de Supervivencia en el marco de un programa gerencial de alto nivel que realicé hace muchos años. Realizamos un ejercicio que me llamó mucho la atención. Nos despertaron a las 3 de la mañana y nos dividieron en grupos de 5. A todos los grupos nos señalaron una fogata que se veía a lo lejos en el tope de una montaña y nos dijeron: nos vemos allí en media hora.

La mayoría de los grupos eligieron la vía corta (se imaginan porqué): una línea recta entre el sitio donde nos encontrábamos y la fogata que se veía a lo lejos en el tope de la montaña, en el medio de la más negra oscuridad. Nadie se sentó a pensar, solo salieron corriendo hacia la montaña sin siquiera una linterna. Hubo un grupo que se fue por un barranco antes de llegar a la montaña, gracias a Dios sin víctimas fatales que lamentar, pero hubo una persona que se fracturó una pierna. Nadie se sentó a meditar como habían prendido una fogata tan lejos en tan poco tiempo y menos aun pedirnos vernos luego allá en media hora, en un sitio que tendría no menos de 10 kilómetros de distancia. Era estúpido pensar que se podría llegar en línea recta: ¡tenía que haber un camino!

Y efectivamente lo había. Nos costó 20 minutos encontrar un camino que bordeaba la montaña y otros veinte para llegar corriendo al sitio en 20 minutos adicionales. El camino era una pica para rústicos que ellos usaron para prender la fogata y estaba escondido. El camino al principio parecía ir en la dirección contraria pero luego se enderezó. Eso mismo nos está pasando ahora. De esa experiencia aprendí que para llegar hay primero que pensar y eso toma su tiempo. Pero una vez que lo haces y ya sabes que hacer, lo emprendes hasta que consigues tener éxito. Eso no fue del pensar de la mayoría de los grupos del ejercicio. Gracias a Dios en mi grupo estábamos gente pensante que nos preguntamos primero de que se trataba el problema y pudimos resolverlo.

Siempre me he preguntado por qué la oposición oficial no tiene “salas situacionales” como las del gobierno o grupos de trabajo político-estratégico que piensen. Ustedes ven que es reactiva a lo que hace el régimen. Y eso no es de ahora, tiene mucho más tiempo de lo que ustedes creen. No convocan a los especialistas. Las figuras políticas se creen dueñas de la verdad y como resultado vemos fracaso tras fracaso. Y si a eso le añaden los apetitos de poder personales de la dirigencia política opositora, y el colaboracionismo corrupto de muchos de ellos, el resultado no puede ser otro que el que estamos apreciando a principios de este año del Señor 2017.

Muchos venezolanos piensan, como algunos de mis compañeros en ese ejercicio, cuando en aquella oscuridad el camino empezó a desviarse para otro lado y dudando dijeron que ellos no lo seguían porque “parecía” alejarse de la dirección de la fogata. Efectivamente eso parecía pero había que continuar en el plan. Tres de nosotros dijimos que continuaríamos pero los demás iniciaron otro camino por unas trochas fuera de la ruta principal que seguíamos todos. Esos llegaron después. No les puedo negar que me pusieron a dudar pero me dije: encontramos el camino (que ya fue bastante difícil hallarlo) lo que resta es seguirlo de acuerdo al plan acordado. Y así lo hice y llegamos antes. Recuerden la Ley de Kanter en mi última nota: “Everything can look like a failure in the middle” (“Todo puede parecer un fracaso en la mitad”).

A la pregunta: ¿no sería mejor  dedicamos primero a salir de Maduro para luego dedicarnos a la Constituyente? Mi respuesta es: ambas cosas son lo mismo aunque parezcan dos caminos diferentes. Les digo a todos: no hay camino directo para llegar a la fogata de la democracia. Hay que pensarlo primero, hacer un plan, trabajarlo y ejecutarlo. Y eso no es precisamente lo que nos gusta hacer a la mayoría de los venezolanos, queremos las vainas para ayer.

Don Rafael Grooscors Caballero, en uno de sus múltiples mensajes de su vasta experiencia política que compartió conmigo el año pasado, lo define extraordinariamente bien: “La MUD, tanto como la Coordinadora Democrática, fueron buenos aciertos en lo electoral. Pésimos, sin embargo, en cuanto a formulación estratégica de una oportuna oposición. La AN, con todo y su Henry Ramos peleón, perdió el tiempo en el año que se va, porque creyó, como la MUD, que estaban dadas las condiciones para operar democrática y constitucionalmente y lograr una salida política, pacífica, sin riesgos y electoral. Despreciaron a la sociedad civil. Despreciaron a la Academia. Despreciaron a los trabajadores organizados. Despreciaron a la OEA y a su Secretario General. Terminaron jugando la carta del Vaticano, olvidando el pasado peronista del Papa. Un desastre. En política no es fácil rectificar. La oposición, a más de requerir otras caras, requerirá una formulación programática muy densa y distinta. Los partidos deben pasar a un segundo plano. La soberanía debe ocupar el primero. Venezuela es una Nación con 23 órganos funcionales que son más representativos de su vida verdadera que los Poderes Públicos "nacionales". Los 23 Estados de la unión federal. Llegó la hora de hacer ver esta realidad, pero no escribiendo tweets en Caracas, sino rebelando a esos 23 frentes, con intensidad creciente. De Maracaibo a San Cristóbal; de San Fernando a Ciudad Bolívar; de Tucupita a Puerto La Cruz; de Maracay a Coro; de Barquisimeto a Valencia, el viejo sentimiento, siempre reprimido, de la Federación, debe imponerse y convencer a todos de que a Venezuela no la salva sino Venezuela.” (resaltado nuestro).

Y en ese plan estamos en la Alianza Nacional Constituyente para llegar a la fogata de la democracia verdadera en Venezuela. Y como parte de los deseos de cambio de los venezolanos para este año que comienza, y que creo que será muy duro, desde ya yo le agregaría trabajar mucho en ese “fast track” que nos ha jodido tanto en los años pasados. Tal vez no les guste a algunos el plan que nosotros hemos formulado y lo respetamos. Pero a aquellos que nos les guste el nuestro ¡hagan el suyo! ¡hay espacio para todas las ideas! Nosotros comenzamos hace más de tres años. Seguramente alguno de esos funcionará, dándoles a los venezolanos en algún momento los resultados “para ayer” que nos encanta tanto disfrutar, pero que hasta ahora no hemos tenido el sentido común de trabajar…Recuerden siempre las palabras de Don Rafael: A Venezuela no la salva sino Venezuela…

Caracas, 2 de Enero de 2017

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viernes, 30 de diciembre de 2016

2017: del punto de inflexión al cambio decisivo

Por Luis Manuel Aguana

“Tenemos aquí a las personas adecuadas, juntas, en este lugar inspirador, con los conocimientos, las herramientas y la influencia para crear un cambio verdaderamente transformador, para tomar las medidas audaces que hacen falta para que el planeta pase del punto de inflexión al cambio decisivo.”. Así se expreso el Presidente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Zhang Xingsheng en su discurso de apertura al Congreso Mundial de la Naturaleza en Hawai el pasado septiembre. Si cambiamos en la expresión la palabra “planeta” por “país”, podríamos pronunciarla en Venezuela al cierre de este terrible año. Tenemos todo el potencial para pasar del punto de inflexión a un cambio decisivo. La gran pregunta: ¿será el 2017 cuando decidamos hacerlo?

No puedo dejar ir este año de tantos fracasos sin al menos sugerir que es lo se debería hacer para cambiar el estado de cosas. Y no es que yo tenga una fórmula mágica para eso, sino que tenemos la obligación ensayar otros enfoques, de acuerdo a la sugerencia de Einstein -intentar otra cosa-, dado que esta situación de fracaso continuo y consistente de la oposición, por tercamente seguir haciendo lo mismo aun cuando sepamos que es en gran parte producto de las desviaciones de muchos de sus dirigentes, debe llamarnos a todos a una profunda reflexión y deseos fervientes de cambio para el año nuevo que se inicia, tomando las acciones a las que haya lugar.

Muchos investigadores de la conducta humana de las mejores universidades del mundo han estudiado a fondo las razones del porque fracasan o tienen éxito las personas cuando se enfrentan a grandes retos. Llenan las páginas de éxitos y fracasos de la historia universal testimonios que van desde aquella famosa frase de Thomas Alva Edison, indicando que el no había fracasado 999 veces sino que había descubierto 999 maneras diferentes de cómo no hacer una bombilla eléctrica, hasta las memorias más inverosímiles de pueblos que salieron con bien de situaciones más comprometidas que la  nuestra.

El fracaso es parte del paquete cuando se trata de seguir un camino de manera firme si de verdad se cree en el. Y creo que gran parte de lo que nos sucede tiene que ver en descubrir cuál es ese camino. Y aquí no se trata de aludir la trillada "recuperación de la democracia" sino el para qué queremos luchar para recuperarla.

De ninguna manera estoy luchando -y lo digo en primera persona para no involucrar a nadie más en esta declaración- en la recuperación de la democracia tal y como la entiende la MUD. Yo no sé si los muchachos que dirigen VP o PJ, muchos de los cuales eran colegiales en 1993 cuando se eligió el último gobierno de la democracia como la entendíamos en el pasado, están comprendiendo a lo que me refiero. Cuando hago referencia a la recuperación de la democracia debe entenderse aquí como la restauración de los valores institucionales que dieron inicio al ciclo 1958-1998 cuando se forjó un Pacto político que duro 40 años.

Es por lo que estoy luchando. Trabajamos por el rediseño total del sistema político-institucional del país y ponerlo en funcionamiento para las nuevas generaciones. El viejo diseño institucional establecido a partir de 1961 no funcionó aunque muchos insistan en defenderlo, en particular los partidos y dirigentes que disfrutaron de él hasta 1998. Era débil y susceptible a corromperse al primer momento y efectivamente eso fue lo que sucedió. No permitieron que se fortaleciera y colapsó antes de aparecer Chávez a la vida política del país en 1992, con lo cual este sujeto no fue más que la consecuencia de algo que se desmoronaba, y que teniendo la oportunidad de cambiarlo para construir algo mejor sobre esas ruinas, construyó un sistema de dominación totalitario con la ayuda del castrocomunismo.

Nuestra misión entonces, si decidimos aceptarla (así como en Misión Imposible) es doblemente difícil: desmontar el actual estado totalitario castro-chavista-madurista-comunista y comenzar desde el principio, no desde que lo tomo Chávez, sino desde mucho antes, planteando un sistema verdaderamente federal rescatando la esencia democrática del planteamiento que originó el sistema democrático en 1958, pero ubicando las cosas en el contexto de este mundo moderno y global del Siglo XXI.

¿Y porque es doblemente difícil? Porque tenemos dos grandes enemigos para conseguir ese propósito: en primer lugar, el régimen que obviamente intentará impedir su cambio y en segundo lugar, aquellos que en la oposición oficial también desean cambiarlo pero para su propio beneficio, vendiéndole a la gente que antes de Chávez las cosas iban de maravilla y que con uno que otro maquillaje se pueden arreglar, ocultando su verdadero deseo de ponerle manos de nuevo al botín que significa manejar otra vez la renta del país y su control institucional. Algunos creemos que no se puede permanecer en lo actual ni mucho menos regresar a lo anterior, sino construir algo completamente nuevo. ¿Difícil verdad? Pero no imposible. O inventamos o erramos, Simón Rodríguez dixit.

Pero ¿cómo abordar ese reto de cambio? La Dra. Rosabeth Moss Kanter nos ilustra un camino interesante. He seguido la pista de esta profesora de la Escuela de Negocios de Harvard desde hace muchos años, y en esta oportunidad deseo dejarles un obsequio de fin de año para que reflexionen sobre el cambio: Seis claves para el cambio positivo (ver Six keys to leading positive change, https://youtu.be/owU5aTNPJbs), que les sugiero que estudien con mucho cuidado ya que se aplica a todos, desde lo personal, pasando por lo organizacional, y llegando a lo político.

Lamentablemente el video esta en idioma original –inglés-, por lo que me permitiré resumir lo que creo más importante de esas 6 claves desde el punto de vista de lo que nos ocupa, el cambio político, traducidas en la especialidad de la Dra. Kanter, las habilidades de liderazgo (“skills of leadership”), y lo que ella llama “los seis elementos positivos que nos ayudan a mantener las cosas moviéndose hacia adelante, o en una dirección positiva de progreso”:

1. Irrumpir en la escena. Aparecerse. Dar a conocer quiénes somos y que pretendemos hacer. “Si no te apareces nada pasará”. La Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/) irrumpió en la escena política del país haciendo una propuesta coherente desde su primera aparición del 17 de marzo de 2016 y mucho antes con la introducción del Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). Creemos que nuestra presencia en el país, y dejar saber quiénes somos al hacernos disponibles a la sociedad con esta propuesta, es un paso fundamental y, tal como lo indica la Dra. Kanter, hará la diferencia.

2. Hacer uso del poder de la palabra. Los voceros de la Alianza debemos explicarle al país por todos los medios que tengamos a la disposición cual es nuestra visión de ese nuevo país que queremos. “Nadie sabrá lo que pensamos si no lo decimos”. Es por eso que es fundamental que todos nuestros activadores y Aliados conozcan a profundidad nuestra propuesta, contenida en el Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente y demás documentos. “El poder de la palabra no son las simples palabras, el poder de la palabra esta en darle forma a la agenda, enmarcar la discusión de las personas, ayudarlos a pensar de una manera diferente”. Es por eso que los verdaderos liderazgos influencian personas, haciéndolos pensar en que es posible cambiar un estado de cosas por otro, dándole a la gente ideas para la acción.

3. Explicar la gran visión, el principio fundamental, los valores que nos mueven para hacer lo que pretendemos hacer. “Sin visión y sin valores el liderazgo está vacío”. ¡Y es verdad! Nadie que pretenda convencer de un cambio jamás podrá hacerlo si no muestra una diferencia profunda con el pasado, proponiendo transformaciones de una envergadura tal que vuelquen las estructuras fundamentales. Eso es precisamente lo que pretendemos hacer nosotros, y no se ve a nadie en el horizonte político venezolano planteándole al país nada, más allá de unas caras completamente devaluadas que buscan cargos, prometiendo “hacer mejor” algo sobre un sistema destruido por el régimen.

4. Buscar alianzas, compañeros de ruta, equipos de trabajo afines. “Todo va mejor si se hace acompañado con quien comparte tus ideas” ¡Nos llamamos Alianza Nacional Constituyente! Pero no buscamos cualquier Aliado. Buscamos quienes compartan nuestra visión de una nueva Venezuela, nuestros valores, nuestra manera de plantearnos la solución de este problema tan grave que el país tiene, nuestro Proyecto de País. Eso nos hará fuertes y creceremos para implementar este cambio que el país necesita con urgencia.

5. Nunca te rindas. ¡Ni que decirlo! Aquí la Dra. Kanter nos enuncia su propia ley, la Ley de Kanter: “Everything can look like a failure in the middle” (“Todo puede parecer un fracaso en la mitad”). No existe nada que emprendamos que no tropiece con algún obstáculo en el medio del camino: “está tomando más de lo que imaginamos porque esto no se había hecho nunca antes”, “todavía no conseguimos los recursos”, “nos atacan quienes no creen en esto”, “hay que hacerlo de otra manera empezando desde el principio porque fulano lo dijo”, etc., etc., etc.. Las “mitades” del camino son muy, pero muy difíciles. No nos podemos rendir porque “si nos rendimos, por definición es un fracaso”. Si continuamos, persistimos, perseveramos, buscando las salidas a los obstáculos produciremos el éxito. Tal vez un éxito mayor al que originalmente esperábamos. “Nunca rendirse es la marca distintiva del liderazgo”.  

6. Comparte el éxito, el crédito, el reconocimiento. La idea de retribuir eso a los demás una vez conseguido el éxito es la característica de aquel liderazgo que prueba, más allá de tener la razón, que no era propietario de ella, sino que pertenecía a todos para el beneficio general, habiendo sido él solo un agente de cambio. Eso genera una dinámica virtuosa que es capaz de hacer que se vuelva a repetir exitosamente en otro proyecto.

Estimados amigos de la Alianza y en especial mis queridos seguidores de todo este año, no nos dejemos abatir por el fracaso del 2016. ¡No nos rindamos! Hagamos de este 2017 ese punto de inflexión al cambio decisivo, porque solo así invariablemente tendremos un éxito mayor del que esperamos. ¡Feliz Año 2017!, mis queridos amigos…

Caracas, 30 de Diciembre de 2016

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