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viernes, 30 de diciembre de 2016

2017: del punto de inflexión al cambio decisivo

Por Luis Manuel Aguana

“Tenemos aquí a las personas adecuadas, juntas, en este lugar inspirador, con los conocimientos, las herramientas y la influencia para crear un cambio verdaderamente transformador, para tomar las medidas audaces que hacen falta para que el planeta pase del punto de inflexión al cambio decisivo.”. Así se expreso el Presidente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Zhang Xingsheng en su discurso de apertura al Congreso Mundial de la Naturaleza en Hawai el pasado septiembre. Si cambiamos en la expresión la palabra “planeta” por “país”, podríamos pronunciarla en Venezuela al cierre de este terrible año. Tenemos todo el potencial para pasar del punto de inflexión a un cambio decisivo. La gran pregunta: ¿será el 2017 cuando decidamos hacerlo?

No puedo dejar ir este año de tantos fracasos sin al menos sugerir que es lo se debería hacer para cambiar el estado de cosas. Y no es que yo tenga una fórmula mágica para eso, sino que tenemos la obligación ensayar otros enfoques, de acuerdo a la sugerencia de Einstein -intentar otra cosa-, dado que esta situación de fracaso continuo y consistente de la oposición, por tercamente seguir haciendo lo mismo aun cuando sepamos que es en gran parte producto de las desviaciones de muchos de sus dirigentes, debe llamarnos a todos a una profunda reflexión y deseos fervientes de cambio para el año nuevo que se inicia, tomando las acciones a las que haya lugar.

Muchos investigadores de la conducta humana de las mejores universidades del mundo han estudiado a fondo las razones del porque fracasan o tienen éxito las personas cuando se enfrentan a grandes retos. Llenan las páginas de éxitos y fracasos de la historia universal testimonios que van desde aquella famosa frase de Thomas Alva Edison, indicando que el no había fracasado 999 veces sino que había descubierto 999 maneras diferentes de cómo no hacer una bombilla eléctrica, hasta las memorias más inverosímiles de pueblos que salieron con bien de situaciones más comprometidas que la  nuestra.

El fracaso es parte del paquete cuando se trata de seguir un camino de manera firme si de verdad se cree en el. Y creo que gran parte de lo que nos sucede tiene que ver en descubrir cuál es ese camino. Y aquí no se trata de aludir la trillada "recuperación de la democracia" sino el para qué queremos luchar para recuperarla.

De ninguna manera estoy luchando -y lo digo en primera persona para no involucrar a nadie más en esta declaración- en la recuperación de la democracia tal y como la entiende la MUD. Yo no sé si los muchachos que dirigen VP o PJ, muchos de los cuales eran colegiales en 1993 cuando se eligió el último gobierno de la democracia como la entendíamos en el pasado, están comprendiendo a lo que me refiero. Cuando hago referencia a la recuperación de la democracia debe entenderse aquí como la restauración de los valores institucionales que dieron inicio al ciclo 1958-1998 cuando se forjó un Pacto político que duro 40 años.

Es por lo que estoy luchando. Trabajamos por el rediseño total del sistema político-institucional del país y ponerlo en funcionamiento para las nuevas generaciones. El viejo diseño institucional establecido a partir de 1961 no funcionó aunque muchos insistan en defenderlo, en particular los partidos y dirigentes que disfrutaron de él hasta 1998. Era débil y susceptible a corromperse al primer momento y efectivamente eso fue lo que sucedió. No permitieron que se fortaleciera y colapsó antes de aparecer Chávez a la vida política del país en 1992, con lo cual este sujeto no fue más que la consecuencia de algo que se desmoronaba, y que teniendo la oportunidad de cambiarlo para construir algo mejor sobre esas ruinas, construyó un sistema de dominación totalitario con la ayuda del castrocomunismo.

Nuestra misión entonces, si decidimos aceptarla (así como en Misión Imposible) es doblemente difícil: desmontar el actual estado totalitario castro-chavista-madurista-comunista y comenzar desde el principio, no desde que lo tomo Chávez, sino desde mucho antes, planteando un sistema verdaderamente federal rescatando la esencia democrática del planteamiento que originó el sistema democrático en 1958, pero ubicando las cosas en el contexto de este mundo moderno y global del Siglo XXI.

¿Y porque es doblemente difícil? Porque tenemos dos grandes enemigos para conseguir ese propósito: en primer lugar, el régimen que obviamente intentará impedir su cambio y en segundo lugar, aquellos que en la oposición oficial también desean cambiarlo pero para su propio beneficio, vendiéndole a la gente que antes de Chávez las cosas iban de maravilla y que con uno que otro maquillaje se pueden arreglar, ocultando su verdadero deseo de ponerle manos de nuevo al botín que significa manejar otra vez la renta del país y su control institucional. Algunos creemos que no se puede permanecer en lo actual ni mucho menos regresar a lo anterior, sino construir algo completamente nuevo. ¿Difícil verdad? Pero no imposible. O inventamos o erramos, Simón Rodríguez dixit.

Pero ¿cómo abordar ese reto de cambio? La Dra. Rosabeth Moss Kanter nos ilustra un camino interesante. He seguido la pista de esta profesora de la Escuela de Negocios de Harvard desde hace muchos años, y en esta oportunidad deseo dejarles un obsequio de fin de año para que reflexionen sobre el cambio: Seis claves para el cambio positivo (ver Six keys to leading positive change, https://youtu.be/owU5aTNPJbs), que les sugiero que estudien con mucho cuidado ya que se aplica a todos, desde lo personal, pasando por lo organizacional, y llegando a lo político.

Lamentablemente el video esta en idioma original –inglés-, por lo que me permitiré resumir lo que creo más importante de esas 6 claves desde el punto de vista de lo que nos ocupa, el cambio político, traducidas en la especialidad de la Dra. Kanter, las habilidades de liderazgo (“skills of leadership”), y lo que ella llama “los seis elementos positivos que nos ayudan a mantener las cosas moviéndose hacia adelante, o en una dirección positiva de progreso”:

1. Irrumpir en la escena. Aparecerse. Dar a conocer quiénes somos y que pretendemos hacer. “Si no te apareces nada pasará”. La Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/) irrumpió en la escena política del país haciendo una propuesta coherente desde su primera aparición del 17 de marzo de 2016 y mucho antes con la introducción del Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). Creemos que nuestra presencia en el país, y dejar saber quiénes somos al hacernos disponibles a la sociedad con esta propuesta, es un paso fundamental y, tal como lo indica la Dra. Kanter, hará la diferencia.

2. Hacer uso del poder de la palabra. Los voceros de la Alianza debemos explicarle al país por todos los medios que tengamos a la disposición cual es nuestra visión de ese nuevo país que queremos. “Nadie sabrá lo que pensamos si no lo decimos”. Es por eso que es fundamental que todos nuestros activadores y Aliados conozcan a profundidad nuestra propuesta, contenida en el Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente y demás documentos. “El poder de la palabra no son las simples palabras, el poder de la palabra esta en darle forma a la agenda, enmarcar la discusión de las personas, ayudarlos a pensar de una manera diferente”. Es por eso que los verdaderos liderazgos influencian personas, haciéndolos pensar en que es posible cambiar un estado de cosas por otro, dándole a la gente ideas para la acción.

3. Explicar la gran visión, el principio fundamental, los valores que nos mueven para hacer lo que pretendemos hacer. “Sin visión y sin valores el liderazgo está vacío”. ¡Y es verdad! Nadie que pretenda convencer de un cambio jamás podrá hacerlo si no muestra una diferencia profunda con el pasado, proponiendo transformaciones de una envergadura tal que vuelquen las estructuras fundamentales. Eso es precisamente lo que pretendemos hacer nosotros, y no se ve a nadie en el horizonte político venezolano planteándole al país nada, más allá de unas caras completamente devaluadas que buscan cargos, prometiendo “hacer mejor” algo sobre un sistema destruido por el régimen.

4. Buscar alianzas, compañeros de ruta, equipos de trabajo afines. “Todo va mejor si se hace acompañado con quien comparte tus ideas” ¡Nos llamamos Alianza Nacional Constituyente! Pero no buscamos cualquier Aliado. Buscamos quienes compartan nuestra visión de una nueva Venezuela, nuestros valores, nuestra manera de plantearnos la solución de este problema tan grave que el país tiene, nuestro Proyecto de País. Eso nos hará fuertes y creceremos para implementar este cambio que el país necesita con urgencia.

5. Nunca te rindas. ¡Ni que decirlo! Aquí la Dra. Kanter nos enuncia su propia ley, la Ley de Kanter: “Everything can look like a failure in the middle” (“Todo puede parecer un fracaso en la mitad”). No existe nada que emprendamos que no tropiece con algún obstáculo en el medio del camino: “está tomando más de lo que imaginamos porque esto no se había hecho nunca antes”, “todavía no conseguimos los recursos”, “nos atacan quienes no creen en esto”, “hay que hacerlo de otra manera empezando desde el principio porque fulano lo dijo”, etc., etc., etc.. Las “mitades” del camino son muy, pero muy difíciles. No nos podemos rendir porque “si nos rendimos, por definición es un fracaso”. Si continuamos, persistimos, perseveramos, buscando las salidas a los obstáculos produciremos el éxito. Tal vez un éxito mayor al que originalmente esperábamos. “Nunca rendirse es la marca distintiva del liderazgo”.  

6. Comparte el éxito, el crédito, el reconocimiento. La idea de retribuir eso a los demás una vez conseguido el éxito es la característica de aquel liderazgo que prueba, más allá de tener la razón, que no era propietario de ella, sino que pertenecía a todos para el beneficio general, habiendo sido él solo un agente de cambio. Eso genera una dinámica virtuosa que es capaz de hacer que se vuelva a repetir exitosamente en otro proyecto.

Estimados amigos de la Alianza y en especial mis queridos seguidores de todo este año, no nos dejemos abatir por el fracaso del 2016. ¡No nos rindamos! Hagamos de este 2017 ese punto de inflexión al cambio decisivo, porque solo así invariablemente tendremos un éxito mayor del que esperamos. ¡Feliz Año 2017!, mis queridos amigos…

Caracas, 30 de Diciembre de 2016

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

sábado, 24 de diciembre de 2016

Lecciones de una Navidad destruida

Por Luis Manuel Aguana

“Ojalá que cambiemos todos, porque si no,
cambiar de Presidentes no cambiara nada.
Porque cambiar de Presidentes,
sin que cambiemos nosotros,
 es lograr que nada cambie jamás”
Carlos Sicilia,
No voy a apagar nada, 2002

Pudiera tomar la nota que escribí para la Navidad del 2011 (ver Navidad Con Presos Políticos, en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/12/navidad-con-presos-politicos.html) y solamente cambiar los nombres de los presos políticos más relevantes de ese momento, y tendría un artículo con la misma o tal vez mayor vigencia que en ese entonces. Así de mal estamos pasando nuestras Navidades 5 años después.

Podría tratar de transmitirles un mensaje de fe y esperanza ante un futuro completamente incierto, pero les estaría faltando el respeto y además ustedes pensarían que les estoy insultando la inteligencia. No haré eso. Lo que si haré será invitarles a una reflexión, que también es lo que generalmente se hace en estos tiempos de final del año, muy en especial cuando hay hambre y necesidad. Y quien sabe si es eso lo que más necesitan nuestros corazones en estos momentos.

Los venezolanos tenemos que hacernos una pregunta obligada: ¿por qué hemos dejado que esta situación haya llegado tan lejos? O peor aún, ¿por qué no ha sido posible luego de tantos años sacudirnos tanta iniquidad? Muchos me responderán que es por culpa de los partidos, los militares, los cubanos, las traiciones, los corruptos, la falta de la famosa unidad, o una mezcla de todo eso y aún más.

Pero a ninguna sociedad le caen las 7 plagas de Egipto por nada. Algo debe estar pasando aquí de mayor profundidad para que el cuerpo social de este país no sane. Es algo tan simple como que un cuerpo con las defensas bajas se enferma más rápido y permanece enfermo hasta que esté bien alimentado y en condiciones para una vida normal. Y allí es en donde me daré una licencia navideña de esbozar una teoría que tal vez explique las razones del porque un país de la naturaleza del nuestro aún sigue gobernado por lo peor de su sociedad (pranes, delincuentes, narcotraficantes, corruptos, etc., etc., etc., tanto del gobierno como de su oposición) y la parte sana de ella, que somos la mayoría, permanece inerme y sin poder hacer nada exitoso que pueda cambiar esa situación.

Pero… ¿es en realidad la “parte sana” de ella? Alguno de ustedes tal vez recuerde a Carlos Sicilia, un humorista venezolano muy agudo, que en el 2002 escribió las razones por las cuales no se unía a una protesta cívica –un apagón general- en contra del gobierno de Chávez, expresándose en estos términos: El problema está en nosotros. Nosotros como pueblo. Nosotros como materia prima de un país. Porque pertenezco a un país donde la viveza es la moneda que siempre es valorada más que el dólar. Un país donde hacerse rico de la noche a la mañana pegando un Kino es una virtud más apreciada que formar una familia a largo plazo….Pertenezco a un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás se podrán vender como se venden en EEUU, es decir, poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga por un solo periódico Y SACA UN SOLO PERIÓDICO DEJANDO LOS DEMÁS DONDE ESTÁN. Porque si aquí los vendieran así, El Nacional y El Universal quebrarían en solo 3 meses. Pertenezco al país donde las empresas privadas son librerías particulares de sus empleados deshonestos, que se llevan para su casa, como si tal cosa, resmas de papel, bolígrafos, carpetas, marcadores, y todo lo que pueda hacer falta para la tarea de sus hijos. Pertenezco a un país donde el turismo no progresa, no porque no tengamos bellezas naturales que mostrar sino porque nos cuesta conseguir venezolanos para los cuales la hermosa profesión de servir y atender visitantes no sea considerada una vejación y una humillación…”. Y exponiendo muchos otros rasgos de esa “viveza” del venezolano, remata con esta sentencia: “Ya basta. Como materia prima de un país, tenemos muchas cosas buenas. Pero todavía dejamos mucho que desear. Esos defectos, esa "viveza" congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en Recadi o en Cruz Weffer, esa calidad humana que en realidad es falta y carencia de toda verdadera calidad humana, eso, más que CAP o que Chávez, es lo que nos tiene real y francamente jodidos. No voy a apagar las luces, lo siento. Porque, aunque Chávez caiga hoy mismo, el próximo presidente que lo suceda tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa que, como pueblo, somos nosotros mismos. Y no podrá hacer nada, igual que no hicieron nada los adecos igual que no está haciendo nada Chávez…”(subrayado nuestro) (Carlos Sicilia, No voy a apagar nada, http://www.angelfire.com/extreme3/chavex/noapagon.html).

Muy contundente, pero debo indicar que estoy absolutamente en desacuerdo con el término “defectuoso” utilizado por Sicilia en su artículo. Denota “echado a perder” o “imposible de mejorar”. Sin embargo expone rasgos que forman parte de una conducta común de nuestra cultura, y que con la degradación moral y ética generalizada de estos últimos 18 años ha alcanzado niveles intolerables, que ciertamente paralizan cualquier intento de cambio en nuestra situación como país.

Y se supone que con eso que somos nosotros, debemos acometer una tarea monumental como cambiar a este régimen, que ya es difícil de realizar si fuéramos, como sociedad, todo lo contrario. ¿Es el venezolano una materia prima defectuosa? Yo no lo creo. Si fuera así, estaríamos condenados a no salir jamás de esta tragedia. Con un cuerpo social enfermo y sin anticuerpos ciudadanos no existirán nunca las condiciones básicas para que este sane.

Una vez me dijo un extraordinario psiquiatra que la terapia se fundamentaba en hacerle ver al paciente las raíces de su propia condición para que él mismo intentara el cambio hacia su sanación. Esto es, el médico no lo “cura”, en el estricto sentido del término, sino que a través de la técnica utilizada le hacía ver al paciente el camino que debía recorrer para que él mismo lo hiciera y lograra un cambio en su condición. Creo que es allí en donde se centra el drama de los venezolanos. Pero, ¿será posible realizar primero ese cambio en nosotros? ¡Yo apuesto por eso!

Me voy a traer de nuevo el “Cuento de Navidad” de Charles Dickens para extraer, como en otras ocasiones lo he hecho, algunas lecciones que salen de esta Navidad que nos han destruido. Para quien no la conozca, la historia cuenta de un viejo avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge, a quien le disgustaba la Navidad. En tiempo de Navidad, es visitado por el fantasma de un antiguo socio, quien encadenado y macilento le advierte que debe cambiar su actitud ante la vida; y le informa que será visitado por tres fantasmas: el fantasma de las navidades pasadas, el de las navidades presentes y el de las navidades futuras.

Cada fantasma en su visita le hace ver a Scrooge lo que se había perdido en el camino de su vida tratando de convertirse en quien se había convertido, mostrándole cada escena de su existencia pasada y presente. Y al final el último fantasma, el de las navidades futuras, le muestra el futuro tenebroso que tendría de seguir su vida como iba, augurándole un final desolador para su muerte. Tal película de su existencia hizo que Ebenezer cambiara radicalmente su actitud, no solo ante la Navidad, sino ante la vida. Hermoso cuento, simple y directo, como todos los de Dickens.

Creo que a los venezolanos se nos aparecieron esos fantasmas, pero no cambiamos de actitud, y en consecuencia estamos viviendo en carne propia el espectro macabro de la muerte descrita por el fantasma de las navidades futuras de Dickens, pero todos los días del presente, de ese futuro que ya nos alcanzó. Seguimos pensando un retorno a un “pasado feliz”, que al final no lo era para una gran parte de la población. Eso es lo que nos está vendiendo la clase política tradicional. Debemos construir algo nuevo y no hay ninguna referencia más allá de lo que hemos sido y que muy bien describe Carlos Sicilia. Ya es tiempo de desterrar ese modelo, ese modo de ser del venezolano. Ya es hora de cambiarlo por otro mejorado como lo hizo el Scrooge del cuento de Dickens, porque la variable cambio es aquí la clave en toda esta ecuación. Y eso pasa por ver hacia delante, a lo que podemos ser y construir, no a lo que hemos sido y nos han destruido. Los invito a partir de estas Navidades a recorrer un nuevo camino pero esta vez sin ver por el retrovisor, pensando en un Proyecto de País distinto.

Y que mejor comienzo para ese cambio que el ejemplo de un niño que nació en Belén hace mas de 2000 años, en el seno de una familia tan pobre que no tenía nada más que lo que tenia puesto, debajo de un techo ajeno que nadie quería prestar, pero que al final impuso su impronta sobre toda la humanidad. Eso somos los venezolanos en la Navidad del 2016, esa familia pobre pero todavía bendecida por Dios. Y es por eso que tal vez ese Dios, en sus caminos misteriosos e infinitos, eligió para nosotros este desconsolador destino como una lección para que reflexionemos profundamente y cambiemos en serio, convirtiéndonos en los ciudadanos conscientes que nos hemos negado a ser. Aprender esa lección será la condición necesaria para fortalecer este cuerpo enfermo de la República. Y cuando eso ocurra, será muy fácil para la parte sana imponerse sobre la descompuesta, devolviendo la alegría de nuestras Navidades, para que nadie nunca más las pueda destruir…Cuídense mucho estas Navidades y que el Niño Jesús nos haga el milagro de hacerlas felices en cada hogar venezolano…

Caracas, 24 de Diciembre de 2016