jueves, 15 de febrero de 2018

Otra consulta: una explicación necesaria

Por Luis Manuel Aguana

Lo primero que deben hacer quienes pretenden sugerir caminos políticos es respetar a la gente y dar todas las explicaciones posibles, repitiendo las veces que sean necesarias. Luego de proponer el camino de la Consulta Popular o Plebiscito para solucionar la grave crisis venezolana -con cambio inmediato de gobierno incluido- al parecer algo se nos ha quedado en el tintero, porque todavía nos hacen la misma pregunta: ¿porqué otra consulta si ya hicimos una el 16 de Julio de 2017? Por eso creo que hay algo que se nos ha pasado o no hemos sabido explicar, y es por eso que lo vuelvo a intentar.

Efectivamente el 16J se consultó al pueblo si rechazaba y desconocía la Constituyente convocada por Nicolás Maduro el 1ro de Mayo de 2017. Sin embargo, posteriormente el 30J, Maduro desconoció el mandato del pueblo derivado de esa consulta y realizó la elección constituyente.

Muchas explicaciones surgieron indicando que la consulta del 16J no era vinculante, pero lo cierto fue que el pueblo se expresó políticamente, y esa consulta fue un hecho político de tal naturaleza del cual no se podían escabullir los dirigentes políticos de la Asamblea Nacional.

La constituyente de Maduro resulta ahora un hecho de facto después del 30J, aun cuando se haya hecho fraudulentamente, como lo denunció la misma empresa de las máquinas de votación, SMARTMATIC. Suponiendo que al menos un venezolano haya ido a votar legítimamente, hubo una elección constituyente el 30J que hay que desmontar por decisión del pueblo soberano.

El 16J no se le pregunto al pueblo si quería o no una Constituyente Originaria sino si rechazaba y desconocía la constituyente de Maduro, si esta no era convocada por el mismo pueblo. La estructura de la pregunta fue diferente.

Ahora bien, la Asamblea Nacional estaba en la obligación de destituir a Maduro después del 16J, no solo porque fue el Poder convocante de esa consulta sino por la aprobación mayoritaria de la pregunta No. 3, así el régimen pusiera presos a todos los Diputados, porque tenía el mandato popular, pero no lo hizo. Nunca antes un Poder en Venezuela se le había dado un mandato tan claro, categórico y directo como el que se le dio a la Asamblea Nacional el 16J.

¿Porque ahora es necesaria otra consulta? Porque la  manera de desmontar a esa Constituyente inconstitucional  electa en fecha posterior al 16J es restituyéndole el derecho conculcado a los venezolanos el 30J –fecha posterior- preguntándoles: 1) Si disuelve ese ente, y todos los actos realizados desde su constitución; 2) si desea legítimamente convocar o no una constituyente, como lo establece el Art. 347, con bases democráticas e incluyentes; y 3) preguntarle al soberano si le autoriza a esa nueva constituyente a destituir al Presidente y al resto de los Poderes Públicos, designando un nuevo gobierno de transición hasta la elección general que provenga de una nueva constitución.

Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Esto es, ¿cómo hacer que el régimen obedezca esta vez a esa consulta? Pero más allá de eso, ¿cómo hacer que se realice la propia consulta sin que el régimen se oponga? Estas son a mi juicio las preguntas más importantes que la gente se hace.

Pues bien, la respuesta a eso es la presión interna y externa. Toda la presión de afuera debe ir dirigida a ese único propósito, así como la interna debe ser traducida en resistencia no-violenta en las calles. Cualquier nueva sanción externa debe ir dirigida a exigir al régimen esa consulta so pena de ir incrementándolas, así como la de dirigir cualquier protesta en el país a ese mismo propósito.

Esta vez no sería la Asamblea Nacional, llena de compromisos políticos, la llamada a hacer cumplir el mandato del soberano, sino el pueblo mismo en las calles, convocado por la sociedad civil en acatamiento de los artículos 333 y 350 de la Constitución, con todo el apoyo internacional posible.

Todo esto suena muy teórico pero lo que realmente estamos proponiendo no es una mera consulta en sí misma sino un procedimiento de restablecimiento constitucional legítimo, que desarrolla en la práctica la ejecución de los artículos 333 y 350 de la constitución donde la Consulta Popular es solo una parte esencial, pero no la única. La consulta sería parte de un todo dirigido a hacer que el régimen ceda.

No sería una consulta descolgada, sino el desarrollo de una presión de adentro y de afuera dirigida a hacer que el régimen se doble a favor de esta solución. ¿Quiénes serían los garantes para que el régimen cumpla? Los mismos que se aprestan desde el exterior para una injerencia humanitaria. De hecho, en el momento que el gobierno permita la consulta es porque han accedido a discutir los términos de su salida, por lo que esta solución les da la oportunidad para negociar -ya en términos muy diferentes a los de República Dominicana- una transición pacífica.

Algunos se preguntaran ¿en qué país vive este tipo? ¿Cómo cree que estos delincuentes van a acceder a esa consulta que los sacaría del gobierno? Se sorprenderían cuanta gente del régimen espera una invitación para salirse de este desastre sin violencia, si se les ofrece una alternativa sin el ventajismo del régimen y con una oportunidad negociada para ellos de salir por la puerta del frente. Pero atendiendo a que esa premisa sea cierta -y muchos pensamos que lo es- no haría ninguna diferencia ofrecerla como alternativa a una olla de presión que cada día que pasa nadie entiende porque no ha explotado.

Pero otros también se preguntarán, ¿Y por qué una consulta? ¿Por qué no ir directo a una intervención externa o cambio inmediato de gobierno con Junta Cívico-Militar incluida? Aunque me sienta atraído por una solución inmediata como esa, creo que esa opción pone el poder en las manos de cualquiera después que estalle la olla de presión. Supongo que muchos estarán trabajando por eso -adentro y afuera- porque como una vez me dijo Enrique Tejera París, así es como ha funcionado históricamente el cambio del poder en Venezuela.

Y aunque esa ruta sería también perfectamente constitucional ya que todos, incluyendo los militares, están en la obligación de trabajar por la restitución de la plena vigencia de la Constitución (Art. 333) que sigue siendo violada por estos malandros, por ese camino estaríamos tirando una moneda al aire por el futuro del país. Cara: resultados democráticos como en 1958; sello: una catástrofe peor de la que tenemos. Todo dependerá del balance de poder que exista en el preciso momento de estallar la olla y sus protagonistas abiertos y encubiertos, que nunca sabremos quienes son hasta que aparezcan en Miraflores.

Pero los venezolanos podemos hacer la diferencia. No tenemos que repetir lo mismo y esperar resultados diferentes, Einstein dixit. Con una Consulta Popular que ordene abiertamente el antes y el inmediatamente después de una manera pacífica, democrática y constitucional, con un proceso constituyente originario, se decidiría de una manera abierta, y dentro de ese proceso, el siguiente gobierno y su composición, no como resultas de negociaciones encubiertas  sino de las manos de una elección constituyente. Esto es, serían los constituyentes electos quienes decidan el futuro, no un conciliábulo encerrado y desconocido de cambio de poder.

Sin embargo, aunque estamos trabajando por el desarrollo de una alternativa que abra cauces democráticos para el país en esta hora oscura de nuestra historia, lamentablemente en el estado de desesperación de los venezolanos, todo parece indicar que ya no les importa lanzar la moneda al aire. Amanecerá y veremos. Ojalá todavía estemos a tiempo de decidir la mejor alternativa. Yo en lo personal preferiría no jugar cara o sello con el futuro de Venezuela, ¿qué prefiere Ud.?

Caracas, 15 de Febrero de 2017

Twitter:@laguana

lunes, 12 de febrero de 2018

Constituyente vitalicia

Por Luis Manuel Aguana

¿Qué parte de “no se pueden hacer elecciones con una Constituyente inconstitucional en funciones” no entendió la oposición oficial? En lugar de eso enfrascaron a Venezuela en una discusión desgastante sobre ir a votar o no. Todos los analistas, nacionales e internacionales opinaron, metiendo al país en un interminable disputa donde el régimen por todos lados gana. Como la discusión no toca a ese parapeto inconstitucional, a ellos ni les va ni les viene que la gente vaya. Ellos dirán: “Si los opositores van les robamos las elecciones, o se las arrebatamos como le hicimos a Andrés Velásquez en Bolívar, y si no van, ni siquiera tenemos que hacer fraude” ¿Qué tal?

El fondo de la discusión todavía sigue intacto: la Constituyente de los Rodríguez sigue en pié y nadie de la oposición oficial propone nada. ¿Y por qué? Porque la discusión de República Dominicana se basaba en que el régimen diera concesiones para unas condiciones electorales que ellos jamás aceptarían, así como el desmontaje de la constituyente ilegítima, precisamente porque ese es el medio en el que garantizan su estabilidad.

Entonces se les acabaron las propuestas “electorales”, el régimen convoca a elecciones adelantadas con quienes quieran ir con él (que le sobran) así no se haya llegado a ningún acuerdo, quedándoles solo exigir condiciones electorales, cosa que pudo haber sido posible desde antes del 2012, como muchos se lo pedimos desde la sociedad civil y que abiertamente ignoraron, pero ahora luce como una estupidez al existir un poder supraconstitucional en funciones. Entonces, ¿Cuál es la solución electoral? ¿La discusión es entonces ir a votar o no votar? ¿Qué locura es esta?

El plan del régimen va viento en popa y la pregunta sigue siendo la misma: ¿existe una solución diferente que no implique seguir en el juego electorero del régimen y su oposición? Pues si la hay, pero esta debe pasar por desmontar el parapeto inconstitucional que el régimen se construyó para permanecer en el poder. Y eso solo lo puede hacer el pueblo en consulta como lo establece la Constitución de 1999.

Tolerarle al régimen su constituyente parece ser la vía que han escogido quienes defienden todavía ir a elecciones con esa constituyente en funciones. Craso error. La Constituyente de Delcy Rodríguez ya se atribuyó las funciones legislativas de la Asamblea Nacional, así como el nombramiento de funcionarios que solo le competen constitucionalmente a ella, como en el caso del Fiscal General de la República.

¿Cuál es la ruta que llevan? Poco a poco convertir a esa Asamblea Nacional Constituyente en una “Asamblea Nacional del Poder Popular” a imagen y semejanza de la cubana, cuyos poderes están establecidos en su constitución: “Art. 70. La Asamblea Nacional del Poder Popular es el único órgano con potestad constituyente y legislativa en la República”, fusionando ambas entidades con su potestad constituyente adquirida  inconstitucionalmente. Esa Asamblea funciona con carácter permanente y la Constitución cubana le otorga poderes constituyentes vitalicios.

Conversando recientemente con un ex ministro venezolano que viajo a Cuba en el ejercicio de su cargo, me indicaba que su homólogo cubano de ese entonces le dijo que la Asamblea Nacional del Poder Popular de su país era la “garantía de la revolución” y él en ese momento no había entendido porqué. Luego de todo lo que ha ocurrido en Venezuela comprende ahora que lo que se pretende hacer es dar un carácter vitalicio a esa Asamblea inconstitucional, con potestades constituyentes para garantizar de la misma manera lo que ellos llaman “su revolución”. Pues bien, es a ese virus que ha pervertido el cuerpo institucional del país,  al que hay que atacar de primero para que el cuerpo de la República no termine de morir.

Una vez hechos los cambios constitucionales que ya están elaborando, desaparecería la Asamblea Nacional, absorbiendo sus funciones esta Constituyente ilegítima, quedándose de forma vitalicia con poderes constituyentes, aunque hayan dicho que durarían dos años. De esa manera ocurre en Cuba. No es muy difícil proyectar lo que ocurriría en Venezuela si no se desmonta ese adefesio constituyente.

Pero en lo que solamente piensa nuestra oposición oficial es en ir a elecciones, no a tocar la principal amenaza a la institucionalidad de nuestro país. Y lo más grave es que en eso están respaldados por ilustres pensadores reconocidos por todos. No los nombraré porque todos ustedes los conocen y que se han hecho notorios en estos últimos días por su interés de ir a elecciones a como de lugar, algunos incluso proponiendo a Lorenzo Mendoza como candidato de la “Unidad”.

A esa constituyente vitalicia, que es lo que terminará saliendo como paso posterior de la reelección de Maduro, contraponemos una Consulta Popular como una propuesta que va a la raíz del problema, y un disparo a la línea de flotación de esas pretensiones, ya que no es posible convocar ningún tipo de evento electoral en el marco de una Constituyente inconstitucional no convocada por el pueblo, y a través de la cual se pretende perpetuar el actual gobierno. Cualquier presión que surja de la comunidad internacional debe ir dirigida a que el gobierno presidido por Nicolás Maduro permita esa consulta con todas las garantías electorales y de observación internacional necesarias, y no a cualquier evento electoral que mantenga un ente supraconstitucional en funciones, contraviniendo el orden constitucional establecido. Es por esa razón que consideramos que un plebiscito es lo que corresponde para Venezuela como solución democrática, participativa, electoral y constitucional en contraposición a cualquier salida electorera aun cuando se exijan condiciones para participar.

En este Plebiscito se procedería a consultarle al pueblo de Venezuela si está de acuerdo con desmontar esa Constituyente ilegitima y anular todos sus actos, procediendo en consecuencia a la restitución del derecho conculcado por el régimen de consultarle al pueblo venezolano la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente legítima, con Bases democráticas y participativas, y de la necesaria designación, desde su propio seno, de un gobierno de transición que conduzca los destinos del país hasta el retorno de su normalidad democrática.

Como verán si existe una solución institucional sobre la cual hacer presión al régimen de Nicolás Maduro que no pase por hacer elecciones adelantadas convocadas de manera inconstitucional, presentándole al pueblo de Venezuela y a la Comunidad Internacional, una alternativa pacífica, democrática, constitucional y electoral diferente, que de al traste con las pretensiones de hacer de ese parapeto de los Rodríguez una Constituyente vitalicia…

Caracas, 12 de Febrero de 2018

Twitter:@laguana