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lunes, 12 de febrero de 2018

Constituyente vitalicia

Por Luis Manuel Aguana

¿Qué parte de “no se pueden hacer elecciones con una Constituyente inconstitucional en funciones” no entendió la oposición oficial? En lugar de eso enfrascaron a Venezuela en una discusión desgastante sobre ir a votar o no. Todos los analistas, nacionales e internacionales opinaron, metiendo al país en un interminable disputa donde el régimen por todos lados gana. Como la discusión no toca a ese parapeto inconstitucional, a ellos ni les va ni les viene que la gente vaya. Ellos dirán: “Si los opositores van les robamos las elecciones, o se las arrebatamos como le hicimos a Andrés Velásquez en Bolívar, y si no van, ni siquiera tenemos que hacer fraude” ¿Qué tal?

El fondo de la discusión todavía sigue intacto: la Constituyente de los Rodríguez sigue en pié y nadie de la oposición oficial propone nada. ¿Y por qué? Porque la discusión de República Dominicana se basaba en que el régimen diera concesiones para unas condiciones electorales que ellos jamás aceptarían, así como el desmontaje de la constituyente ilegítima, precisamente porque ese es el medio en el que garantizan su estabilidad.

Entonces se les acabaron las propuestas “electorales”, el régimen convoca a elecciones adelantadas con quienes quieran ir con él (que le sobran) así no se haya llegado a ningún acuerdo, quedándoles solo exigir condiciones electorales, cosa que pudo haber sido posible desde antes del 2012, como muchos se lo pedimos desde la sociedad civil y que abiertamente ignoraron, pero ahora luce como una estupidez al existir un poder supraconstitucional en funciones. Entonces, ¿Cuál es la solución electoral? ¿La discusión es entonces ir a votar o no votar? ¿Qué locura es esta?

El plan del régimen va viento en popa y la pregunta sigue siendo la misma: ¿existe una solución diferente que no implique seguir en el juego electorero del régimen y su oposición? Pues si la hay, pero esta debe pasar por desmontar el parapeto inconstitucional que el régimen se construyó para permanecer en el poder. Y eso solo lo puede hacer el pueblo en consulta como lo establece la Constitución de 1999.

Tolerarle al régimen su constituyente parece ser la vía que han escogido quienes defienden todavía ir a elecciones con esa constituyente en funciones. Craso error. La Constituyente de Delcy Rodríguez ya se atribuyó las funciones legislativas de la Asamblea Nacional, así como el nombramiento de funcionarios que solo le competen constitucionalmente a ella, como en el caso del Fiscal General de la República.

¿Cuál es la ruta que llevan? Poco a poco convertir a esa Asamblea Nacional Constituyente en una “Asamblea Nacional del Poder Popular” a imagen y semejanza de la cubana, cuyos poderes están establecidos en su constitución: “Art. 70. La Asamblea Nacional del Poder Popular es el único órgano con potestad constituyente y legislativa en la República”, fusionando ambas entidades con su potestad constituyente adquirida  inconstitucionalmente. Esa Asamblea funciona con carácter permanente y la Constitución cubana le otorga poderes constituyentes vitalicios.

Conversando recientemente con un ex ministro venezolano que viajo a Cuba en el ejercicio de su cargo, me indicaba que su homólogo cubano de ese entonces le dijo que la Asamblea Nacional del Poder Popular de su país era la “garantía de la revolución” y él en ese momento no había entendido porqué. Luego de todo lo que ha ocurrido en Venezuela comprende ahora que lo que se pretende hacer es dar un carácter vitalicio a esa Asamblea inconstitucional, con potestades constituyentes para garantizar de la misma manera lo que ellos llaman “su revolución”. Pues bien, es a ese virus que ha pervertido el cuerpo institucional del país,  al que hay que atacar de primero para que el cuerpo de la República no termine de morir.

Una vez hechos los cambios constitucionales que ya están elaborando, desaparecería la Asamblea Nacional, absorbiendo sus funciones esta Constituyente ilegítima, quedándose de forma vitalicia con poderes constituyentes, aunque hayan dicho que durarían dos años. De esa manera ocurre en Cuba. No es muy difícil proyectar lo que ocurriría en Venezuela si no se desmonta ese adefesio constituyente.

Pero en lo que solamente piensa nuestra oposición oficial es en ir a elecciones, no a tocar la principal amenaza a la institucionalidad de nuestro país. Y lo más grave es que en eso están respaldados por ilustres pensadores reconocidos por todos. No los nombraré porque todos ustedes los conocen y que se han hecho notorios en estos últimos días por su interés de ir a elecciones a como de lugar, algunos incluso proponiendo a Lorenzo Mendoza como candidato de la “Unidad”.

A esa constituyente vitalicia, que es lo que terminará saliendo como paso posterior de la reelección de Maduro, contraponemos una Consulta Popular como una propuesta que va a la raíz del problema, y un disparo a la línea de flotación de esas pretensiones, ya que no es posible convocar ningún tipo de evento electoral en el marco de una Constituyente inconstitucional no convocada por el pueblo, y a través de la cual se pretende perpetuar el actual gobierno. Cualquier presión que surja de la comunidad internacional debe ir dirigida a que el gobierno presidido por Nicolás Maduro permita esa consulta con todas las garantías electorales y de observación internacional necesarias, y no a cualquier evento electoral que mantenga un ente supraconstitucional en funciones, contraviniendo el orden constitucional establecido. Es por esa razón que consideramos que un plebiscito es lo que corresponde para Venezuela como solución democrática, participativa, electoral y constitucional en contraposición a cualquier salida electorera aun cuando se exijan condiciones para participar.

En este Plebiscito se procedería a consultarle al pueblo de Venezuela si está de acuerdo con desmontar esa Constituyente ilegitima y anular todos sus actos, procediendo en consecuencia a la restitución del derecho conculcado por el régimen de consultarle al pueblo venezolano la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente legítima, con Bases democráticas y participativas, y de la necesaria designación, desde su propio seno, de un gobierno de transición que conduzca los destinos del país hasta el retorno de su normalidad democrática.

Como verán si existe una solución institucional sobre la cual hacer presión al régimen de Nicolás Maduro que no pase por hacer elecciones adelantadas convocadas de manera inconstitucional, presentándole al pueblo de Venezuela y a la Comunidad Internacional, una alternativa pacífica, democrática, constitucional y electoral diferente, que de al traste con las pretensiones de hacer de ese parapeto de los Rodríguez una Constituyente vitalicia…

Caracas, 12 de Febrero de 2018

Twitter:@laguana

sábado, 26 de agosto de 2017

Legitimidad secuestrada

Por Luis Manuel Aguana

Cuando me atreví en el 2011 a llamar colaboracionistas a varios dirigentes de la oposición venezolana (ver Los opositores de Vichi, en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/09/los-opositores-de-vichy.html) no era común ese calificativo. Sustentaba el señalamiento por las actuaciones que tuvo -y aun sigue teniendo- la dirigencia opositora de abrazarse a las actuaciones del régimen y por la contradicción que significa afirmar que estamos en una dictadura pero actuar como si no lo estuviéramos, causando un grave daño a la lucha de los venezolanos por sacudirnos a este régimen y alargarnos traicioneramente el problema. Esa es la creación de la famosa “disonancia cognitiva” que tiene enfermos a los venezolanos.

Pero ahora al leer el excelente trabajo del profesor Víctor Maldonado (Manual del colaboracionista perfecto http://www.lacabilla.com/ContenidoOpinion/opinion/manual-de-un-colaboracionista-perfecto-por-victor-maldonado/359) se entiende perfectamente que el término también le cabe a aquellos que siguen a fe ciega a esa dirigencia claramente colaboracionista, lo que agrava en modo superlativo el gran problema que ya supone tener dirigentes opositores durmiendo en la misma cama que el régimen.

Pero hay algo que sale de todo este colaboracionismo crónico de aquellos que siguen ciegamente las líneas de esa dirigencia, que está pasando inadvertido a las grandes mayorías ansiosas de encontrar una salida rápida y que en este momento se encuentran decepcionadas por el enfriamiento de las calles y atentas a una nueva evolución del drama de todos los venezolanos pero esta vez de las manos de una dirigencia legítima y coherente. Y es que esos colaboracionistas no solo han enfriado las calles con sus decisiones que favorecen la agenda y los objetivos del régimen, como bien indica la definición del Profesor Maldonado en su artículo, sino que han secuestrado la legitimidad de la oposición en su conjunto y eso tiene importantes repercusiones internacionales ¿Que significa esto?

El único poder legítimo reconocido por la comunidad internacional es la Asamblea Nacional. Y eso no es gratis. La población votó masivamente el 6D-2015 en contra del régimen, no a favor de la oposición. Y eso por fin fue reconocido por los políticos opositores. Pero no han actuado en consecuencia del mandato que recibieron. El 16J, de nuevo, el pueblo le dio un espaldarazo a la Asamblea Nacional, y volvieron a desconocer la voluntad popular al no actuar en consecuencia de las preguntas que ellos mismos formularon en esa consulta popular.

Entonces los venezolanos estamos en el peor de los mundos: le dimos legitimidad a un poder que no ha obedecido su mandato del 6D-2015 ni del 16J-2017, de deshacerse del régimen de forma constitucional, y con ese respaldo popular reconocido en todo el mundo están actuando de forma colaboracionista, y al margen de lo que queremos; sin tener manera de como decirle al mundo formalmente que estos colaboracionistas y sus seguidores nos han secuestrado nuestra legitimidad, realizando actos como declarase en contra que la comunidad internacional nos ayude a resolver el grave problema humanitario de un régimen que nos está matando de hambre. Ciertamente no es el tipo de representante que necesitamos.

¿Qué hacer? Desde mi punto de vista, desconocerlos como desconocemos ahora al régimen de Nicolás Maduro. Lo lamentable es que aun detentan el título de “opositores oficiales” y actualmente son el único poder con el respaldo de la comunidad internacional, dándose el lujo de ir fuera del país, utilizando la legitimidad que les dimos, para solicitar que no sancionen a este régimen hambreador de la población.

No hay duda que entonces la mayoría opositora que no se encuentra en los extremos polarizados, está materialmente secuestrada en su legitimidad como pueblo. Sin embargo ya el pueblo se pronunció en una Consulta Popular el 16J. Y por el hecho que la Asamblea Nacional, órgano ejecutor de ese mandato, no lo haya cumplido, eso no significa que ya es una orden dada a cualquiera que pueda materialmente ejecutarla por encima de esa desobediencia abierta, porque fue el pueblo Depositario de la Soberanía el que se pronunció. No aceptamos, de acuerdo a los Artículos 5, 333 y 350 de nuestra Constitución, el secuestro de nuestra Soberanía provenga de donde provenga.

En este sentido los venezolanos desde el 16 de Julio de 2017 le enviamos un claro mensaje a todo el mundo, y en especial a la comunidad internacional, sin intermediario alguno, para que pueda ser comprendido: 1) Rechazamos y no autorizamos la convocatoria del pueblo soberano para una Asamblea Nacional Constituyente que cambie la constitución de 1999, y menos aun que se tome atribuciones de los Poderes Públicos que no le corresponden. Por lo tanto, todos los actos llevados a cabo por ese fraude constituyente electo con fraude el 30J son nulos; 2) Las Fuerzas Armadas tienen todavía la obligación de actuar con apego a la Constitución de 1999, porque así se los hemos demandado; 3) Los Poderes Públicos deben ser renovados inmediatamente conforme a la Constitución de 1999, en especial el Poder Ejecutivo, por lo que aun sigue pendiente la conformación de un Gobierno de Unión Nacional, y en consecuencia cualquier acto que se haga en apego a ese mandato directo del pueblo de Venezuela es legítimo y no necesita ni a la Asamblea Nacional ni a ningún otro intermediario para hacerlo efectivo. Como siempre dice un buen amigo, no hay que buscar a Dios en los rincones. Esta allí a la vista de todo el mundo para quien lo quiera ver.

Cualquier iniciativa de ayuda de la comunidad internacional para hacer valido ese mandato que el pueblo venezolano expreso claramente el 16J, ya cuenta con la aprobación del pueblo venezolano. De allí que cualquier gobierno extranjero o cualquier ciudadano de otro país que desee ayudarnos a solucionar este grave problema humanitario será bienvenido, no por quienes han usurpado nuestra soberanía o por quienes han secuestrado nuestra legítima representación, sino por el propio pueblo de Venezuela.

En este sentido hay que aclararle a la Presidente del fraude constituyente del 30J, cuando declara que son los voceros de la oposición quienes  “…Han pedido la intervención del país, han pedido sanciones financieras y su amo imperial les está dando ese regalo que es perjudicar al pueblo de Venezuela” (ver Delcy Rodríguez reaccionó por nuevas sanciones impuestas por EE UU http://www.el-nacional.com/noticias/gobierno/delcy-rodriguez-reacciono-por-nuevas-sanciones-impuestas-por_200542), que no son ellos quienes han pedido ayuda sino nosotros, los 7,5 millones de venezolanos cuando directamente ordenamos un mandato de cambio que aun continúa pendiente, y que poco a poco la comunidad internacional está comprendiendo las verdaderas razones por las que todavía no se ha cumplido.

Caracas, 26 de Agosto de 2017

Twitter:@laguana