jueves, 3 de mayo de 2018

¿Y después de Maduro qué?

Por Luis Manuel Aguana

La dinámica política surgida a raíz de la autorización del enjuiciamiento por corrupción a Nicolás Maduro, está definiendo la ruta que seguirán los acontecimientos que, con el favor de Dios y los venezolanos, terminarán con la tiranía narcomilitarizada que gobierna en Venezuela.

Efectivamente el TSJ legítimo ha solicitado y le ha sido concedida la autorización para enjuiciar a Nicolás Maduro Moros por corrupción desde la Asamblea Nacional. Eso es un hecho irrebatible al margen de las formas en las que fue realizada tal autorización, independientemente de la opinión adelantada por algunos juristas en relación al acuerdo votado en mayoría el 17 de abril. El fondo es que a Maduro le fue autorizado un juicio y ahora ocupa el puesto ilegalmente.

En fecha 26 de abril de 2018 el Dr. José Vicente Haro y la Dra. Blanca Rosa Mármol de León, conocidos y distinguidos abogados venezolanos de seriedad indiscutible, dirigieron comunicación formal al la Asamblea Nacional (ver en https://twitter.com/JOSEVICENTEHARO/status/989625760813060099?s=03), con el fin de que este cuerpo determine la situación jurídica constitucional de la Presidencia de la República, luego del Acuerdo del 17 abril de 2017, con relación al enjuiciamiento de Nicolás Maduro Moros por el caso Odebrecht.

En este escrito claramente se expone que Maduro debe estar separado de sus funciones como efectivamente lo establece el Artículo 380 del COPP (Código Orgánico Procesal Penal) al haberse iniciado un juicio por corrupción en su contra: “Artículo 380. Cumplidos los trámites necesarios para el enjuiciamiento, el funcionario o funcionaria quedará suspendido suspendida e inhabilitado o inhabilitada para ejercer cualquier cargo público durante el proceso.”.

Las consecuencias políticas de ese hecho son categóricas y no pueden desconocerse; y extraña que esto haya quedado descolgado desde la autorización del juicio. La persona que ocupa la Presidencia de la República, no puede seguir ejerciendo el cargo y queda separado temporalmente hasta que el juicio termine, quedando su situación a la espera de una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia legítimo, órgano que conoce la causa. De tal manera que hoy mismo tenemos en Venezuela una vacante en la Presidencia de la República que debe ser ocupada inmediatamente de acuerdo con lo establecido en la Constitución.

Entonces, el trabajo de la Asamblea Nacional no concluyó con la autorización del juicio a Nicolás Maduro Moros, estando muy lejos de haberse desembarazado de la responsabilidad que tienen con los venezolanos.

El escrito de los juristas es categórico y les corresponde a los Diputados tomar una decisión de acuerdo a esa solicitud acerca de quién debería estar ejerciendo en este momento la Presidencia de la República de acuerdo con la Constitución vigente.

Sin embargo, al margen de cuál sea en definitiva la solución constitucional que la Asamblea Nacional le de a la sucesión presidencial en Venezuela, hay algo en toda esta historia que pasa inadvertido y motivo de esta nota: no se pueden realizar nuevas elecciones en Venezuela mientras: a) exista un sistema electoral pervertido, y b) no se desmonte todo el sistema institucional creado para sostener al régimen estos últimos 20 años.

La primera condición la hemos revisado a profundidad en este blog por varios años, así que se las ahorraré. Para aquellos interesados, por favor lean mis notas en este sitio desde el año 2011 relativas al CNE y el sistema electoral venezolano.

En el caso de la segunda condición, la cosa es más complicada. A los venezolanos se les ha convencido que basta con salir de Maduro para que las cosas mejoren. No, no basta. Es una condición necesaria pero no suficiente. Se hace necesario regresar a los controles constitucionales mínimos y a las formas institucionales básicas de control del gobierno, así como discutir unas nuevas, producto de la destrucción del país y los nuevos escenarios internacionales.

Pero ¿cómo hacemos eso si el próximo heredero de Miraflores nace con el pecado original de la Constitución de 1999? Con todo ese poder concentrado para nombrar ministros en ministerios inventados a discreción, ascensos militares sin control, crear y destruir instituciones, disponer a su arbitrio del dinero de todos los venezolanos, por solo nombrar algunas de sus atribuciones, cualquier persona que ocupe el puesto presidencial nos llevará a la ruina, si es que eso es ahora posible. Cualquiera, así sea la Madre Teresa de Calcuta, si la pudiésemos revivir y convencerla para que sea Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde el punto de vista estrictamente político y constitucional, más temprano que tarde, el proceso contra Maduro y su gobierno de delincuentes debe llevarnos a su sustitución. Sin embargo no puede ser que esa sustitución sea “para llamar a elecciones” como lo gritan los políticos de la oposición oficial. Esa sustitución debe ser para conducir al gobierno y garantizar gobernabilidad en la peor época de nuestra historia, por un periodo suficiente para reordenar al Estado, para luego asegurarles a los venezolanos elecciones de nuevos poderes públicos con un sistema institucional limpio y saneado.

Esa es en el fondo nuestra exigencia. Los coros de toda la oposición oficial le repiten como un mantra  a los venezolanos que una vez que salgamos de Maduro -cosa que de por si es difícil- haremos elecciones y vendrá la abundancia. ¡Qué vaina con seguir mintiéndole a la gente! Pareciera que no se ha aprendido nada.

Entonces, ¿y después de Maduro qué?  Si no cambiamos el sistema institucional del país a fondo antes de cualquier elección, aquellos que una vez se sintieron esperanzados por un cambio inmediato de cosas se sentirán traicionados y con toda razón. Y no valdrá promesa electoral futura que nos salve de volver a sufrir lo que costo tanta sangre resolver, entrando en un ciclo interminable de inestabilidad y violencia. ¿Porque creen ustedes que no descansaremos hasta hacerles comprender a los venezolanos que la manera formal, correcta e institucional de evitar eso es cambiando el sistema institucional del país con un llamado al Constituyente Originario al través de una Consulta Popular, que le de al pueblo la prerrogativa para cambiar su futuro? Desde la Alianza Nacional Constituyente (ANCO) seguiremos trabajando en eso sin importar lo que pase en el país.

Ustedes dirán que fatalista luce tal aseveración, y realmente lo es. No tiene ningún sentido que los venezolanos hayamos pasado por 20 años de sufrimiento si no salimos de esto con una enseñanza para el futuro, traducido en grandes cambios que corrijan los errores que nos trajeron a esta tragedia. Si no los corregimos entre todos, no habrá valido la pena tanta muerte y tanto dolor de la familia venezolana. De nosotros y de ustedes depende eso...

Caracas, 3 de Mayo de 2018

Twitter:@laguana

martes, 24 de abril de 2018

La Consulta Popular como articulación de la protesta social

Por Luis Manuel Aguana

Una preocupación generalizada de todas las manifestaciones de la sociedad civil en contra de lo que sucede en el país, es como articulamos y canalizamos las protestas de todo el mundo para lograr la masa crítica necesaria para que algo pase en Venezuela.

Se han dedicado muchísimas horas a la discusión de cómo hacer para que las pequeñas “candelitas” –Maduro dixit- que se están dando en todo el país prendan en un verdadero incendio y se movilice toda una población que no ve el día cuando finalmente termine el régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo el régimen ha silenciado los medios de comunicación y aunque al final se logra conocer que todos los días existe alguna protesta fuerte por alguna carencia en alimentos, salud, agua, transporte, seguridad, etc., en todo el país, la percepción general es que Venezuela se encuentra en una tensa “calma” cuando en realidad está en un hervidero permanente.

En una pasada nota de marzo de 2014, que publiqué en el tiempo de la plena refriega en las calles de ese año (ver Caída inevitable, en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/caida-inevitable.html) reseñaba que de acuerdo a investigaciones serias realizadas en relación a la lucha No-Violenta en contra de regímenes como el que padecemos en Venezuela, se llegó a la conclusión técnica que ninguna insurrección civil No-Violenta había fracasado durante el período de estudio (1900-2006) después que se llegara a una participación activa y constante de solo el 3,5% de la población, y que históricamente se habían contabilizado insurrecciones exitosas con mucho menos porcentaje que ese.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas-INE, tenemos una proyección de población al 2018 de 31,8 Millones de venezolanos, con lo cual se requeriría mantener en las calles de una manera activa y constante 1,1 Millones de personas. Esas son las matemáticas internacionalmente comprobadas de la protesta cívica exitosa. En el año 2014 pensaba que podríamos lograr esa cifra en las calles ese solo año. Pero 4 años de golpes, fracasos, traiciones, muertes, persecuciones y éxodo masivo nos indican que lamentablemente será cada vez menos posible utilizar la calle como única metodología de lucha, por lo que hay que implementar nuevas formas abiertas, pacíficas y No-Violentas adicionales que nos permitan demostrar de una manera clara e inteligente y a la vez contundente, nuestro rechazo y repudio a este régimen, de cara a lograr desafiar su permanencia en el poder.

En la víspera de la próxima movilización del 1ro de Mayo, muchas organizaciones se lanzarán a la calle en la protesta justa buscando reivindicaciones que es imposible que este régimen pueda dar, no solo porque destruyeron todo el sistema de vida de la población sino porque no cuentan con alguna manera alternativa de poder mantener a flote al país sin el dinero de la renta petrolera, y que ahora resulta insuficiente.

Este cuadro deprimente entrará en un circuito vicioso. La población en la calle protestará y su solicitud será respondida con más violencia y represión, volviendo al inicio con más hambre y más miseria, lo que provocará a su vez mas protestas.

“Contra el hambre, la miseria, la corrupción y la represión” será la consigna de los gremios y otras organizaciones sindicales del país para el próximo 1ro de Mayo. ¿Cuántas personas se podrán movilizar en Venezuela por la protesta social? Todo nos indica que estamos en la presencia de un aumento significativo de la conflictividad social. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social las protestas aumentaron 40% en un año, exigiendo de manera inmediata la cooperación humanitaria, estando febrero de 2018 caracterizado por un “aumento de las protestas laborales, protestas por alimentos y medicinas, cierres de calle, concentraciones y paralizaciones como las principales modalidades de la protesta…” (ver Conflictividad social en Venezuela en febrero de 2018, en https://www.observatoriodeconflictos.org.ve/tendencias-de-la-conflictividad/conflictividad-social-en-venezuela-en-febrero-de-2018).

Los venezolanos que apostamos por el retorno al Estado de Derecho, al respeto de la Constitución y su acatamiento (hasta que podamos cambiarla por una mejor) estamos en la obligación con el país de plantear nuevas formas de organización y de lucha No-Violenta. La combinación efectiva de la protesta en la calle por reivindicaciones no cumplidas que por su por su propia naturaleza son completamente disimiles, con una ruta coherente de cómo resolver el problema político del país podría efectivamente dar la articulación que se requiere para que la suma de todas esas protestas se constituyan en esa masa crítica que se requiere para sostener el mínimo internacional requerido para el desplazamiento del régimen.

Las protestas aisladas –las “candelitas” que llamaba Maduro- sin un pegamento que les de un sentido de unidad política, seguirán siendo eso, “candelitas”. Pero todas ellas tienen algo en común: son la consecuencia de un sistema económico nefasto impuesto por una claque dirigente ideológicamente contraria a la mayoría del país. No hay ninguna protesta que no tenga su origen en algo que este régimen haya destruido en su afán de imponer el Socialismo del Siglo XXI a los venezolanos.

Una Consulta Popular que indique la ruta clara para desplazar del poder a Nicolás Maduro sumará en una sola masa crítica a todos los venezolanos que aún quedan en el país, tanto los que protestan activamente en las calles, como los que no lo hacen por razones de edad, salud, seguridad, etc., y que son la gran mayoría, dándole un mandato claro de mayoría a quienes nos desgobiernan, y un mensaje contundente a la comunidad internacional de que los venezolanos deseamos un cambio en paz y en democracia, e indicándole a quienes todavía ostentan la representación popular en la Asamblea Nacional que aún nos deben un Gobierno de Transición y Unidad Nacional.

Vista de esa manera, la Consulta Popular se constituye en una herramienta formidable que debería ser utilizada por aquellos que están intentando articular la protesta social en sus diferentes manifestaciones, dejando de entenderla como sustitutiva de ella. Ya va siendo hora de que usemos los canales de participación que están en la Constitución a favor de nuestra causa, antes que dejen de existir…

Caracas, 24 de Abril de 2018

Twitter:@laguana