viernes, 22 de mayo de 2020

Elecciones parlamentarias, el próximo episodio

Por Luis Manuel Aguana

Cada noticia que llega es más inquietante que la otra. Primero la posibilidad de una nueva crisis de carácter mundial con unos barcos iraníes llenos de gasolina con rumbo a Venezuela, sin saber si serán detenidos o no por los barcos de guerra norteamericanos. Si los detienen es malo por lo que significa en el escalamiento de este conflicto; y si no los detienen es peor porque alargaría la tortura de los venezolanos, ya que esa gasolina no sería para la gente sino para la continuidad el régimen. Luego, la partida del país sin aviso y sin protesto del gigante de la TV privada, DirecTV, que deja sin entretenimiento a toda una población encerrada, sin comida, sin gas, sin luz, sin agua, y aterrada por la cada vez más alta posibilidad de contagio de una pandemia que de ninguna manera creemos que el régimen este en la posibilidad de controlar y menos de combatir.

Todo esto y múltiples cosas más se están presentando para generar zozobra y frustración en los venezolanos. Y más aún cuando no vemos ninguna respuesta de aquellos que prometieron en enero de 2016  resolver la crisis en seis meses. Estamos cerca de cumplirse 5 largos años de una Asamblea Nacional que muere de mengua cada día que pasa, sin darnos las respuestas que le prometieron al país en el 2015. Todos los días vemos más cerca la “solución” que nos da Henry Ramos Allup y su G4 de concurrir DE NUEVO a unas elecciones parlamentarias con Nicolás Maduro en el poder, y meternos 5 años más de lo mismo o peor, con los mismos bates quebrados criminales que se han enriquecido en la oposición. Eso fue lo que los venezolanos opositores conseguimos eligiendo mayoritariamente a los mismos diputados de siempre –más otros desconocidos- de esos 4 partidos, PJ, AD, VP y UNT, como conductores de esta tragedia que lleva por nombre la oposición oficial venezolana.

Ahora bien, si lo anterior lo contextualizamos con lo que está pasando en los Estados Unidos, el resultado sería para ponerse a llorar en una acera. Un Donald Trump luchando por una reelección que luce cada vez más comprometida a medida que el COVID-19 gana espacios en el medio de una economía que se contrae por los efectos de una cuarentena que se alarga. Importantes medios norteamericanos dicen cosas como esta: “Una emergencia de salud pública sin fin a la vista y una economía en caída libre no son condiciones ideales para que un líder gane la reelección” (ver Signal, The Gzero Newletter, La obra de Trump 2020: culpe a China y a los gobernadores, en https://www.gzeromedia.com/trumps-2020-play-blame-china-and-the-governors).

En efecto, el Presidente Trump, el único mandatario que ha dado pasos concretos para resolver el problema de Venezuela, se está viendo con el paso del tiempo en la necesidad de poner primero sus problemas domésticos antes que embarcarse en una operación de rescate de Venezuela que pondría en verdadero riesgo su ya comprometida reelección. En este momento Venezuela representa la última prioridad para Trump. Esas prioridades podrán cambiar pero definitivamente después de las elecciones norteamericanas en noviembre.

Juan Guaidó como Presidente Encargado ha perdido muchas ventanas de oportunidad desde hace más de un año, al negarse a asumir la jefatura del Estado y ponerse al frente del poder legítimo que le otorgo la Constitución el 23 de Enero de 2019. En estos momentos Guaidó representa un estorbo para los planes de la oposición oficial de seguir negociando con el régimen unas elecciones en diciembre, a la luz de todo lo que significó una operación militar fallida con mercenarios, perseguida por el régimen y condenada por la Comunidad Internacional.

En este momento no me extrañaría nada que la cúpula del G4 sin VP, esté negociando la cabeza de Juan Guaidó con el régimen. A ambos les convendría sacar a Guaidó de la ecuación. Y tal vez sea por eso la viajadera de los diputados de PJ a los Estados Unidos aupando una nueva representación opositora y la sorprendente reaparición de Capriles con aspiraciones de un nuevo liderazgo, aunque esto haya sido negado rabiosamente por la tolda amarilla (ver Bloomberg:Diputados piden bajo anonimato a EEUU reemplazar a Guaidó, en http://www.laverdad.com/politica/167171-bloomberg-diputados-anonimato-eeuu-reemplazar-guaido.html y PJ negó que haya pedido a EEUU el reemplazo de Guaido como Presidente Encargado, en https://runrun.es/noticias/408068/pj-nego-que-haya-pedido-a-eeuu-el-reemplazo-de-guaido-como-presidente-encargado/).

Salvo que ocurra algo trascendental y no esperado en la situación política del país, vamos en directo, cual Titanic al iceberg, rumbo a un proceso electoral en diciembre, tal y como lo han anunciado los voceros oficiales, con Maduro en el poder. Falta que se pongan de acuerdo en el nuevo CNE. Sin embargo, lo único que nos está salvando es la persistente negativa de la Comunidad Internacional, con los Estados Unidos a la cabeza, de desconocer cualquier elección con el régimen en Miraflores.

Pero el tiempo pasa y no pasa nada en el país, agravándose el cuadro trágico de los venezolanos, y deteriorándose la situación de Trump. Y a eso es lo que juegan tanto el régimen como su oposición conchupante, Obligarnos a decir “bueno, ¿y qué más vamos a hacer? Tendremos que ir de nuevo a votar por la oposición en diciembre, a ver si en esta oportunidad la cosa mejora”. Y a eso es lo que juega esta gente. Lo único que le faltaría a eso es la bendición de la Casa Blanca. Y como yo veo las cosas, el famoso Marco de transición democrática para Venezuela del Departamento de Estado de los EEUU, fechada el 31 de Marzo de 2020 (ver Global Public Affairs, US Departament of State, Marco de transición democrática en Venezuela, en https://translations.state.gov/2020/03/31/marco-para-la-transicion-democratica-de-venezuela/)  les da las condiciones para eso. La Casa Blanca desea que ambos actores “acuerden” una transición. Y en efecto ya están “acordando” ir juntos a unas elecciones parlamentarias, y pueden argumentar perfectamente que son el preludio de un “acuerdo de transición” como el que la Casa Blanca quiere. Y Trump no está en las mejores condiciones para decirle que no a eso. Al contrario, pensará que le daría tiempo necesario para salir del incendio que tiene en su país con la economía y el COVID-19.

Si la Administración Trump accede a esas elecciones parlamentarias, por supuesto cuidando las apariencias de un mínimo de observación internacional y garantías para la oposición con un nuevo CNE (que todos sabemos cómo será porque ya ha sido adelantado por Stalin González con los diputados del régimen que abandonaron sus cargos en la Asamblea Nacional para irse a la Constituyente), la gran pregunta es: ¿Qué haremos aquellos que hemos vomitado hasta la saciedad con cada marramucia de la oposición oficial para convivir con el régimen? ¿Haremos una pataleta diciendo que eso es inaceptable? ¿Negarnos a participar? Si lo aceptan afuera, lo que salga de esas elecciones será legitimo a los ojos del mundo.

Si la Comunidad Internacional, con EEUU a la cabeza, le da la bendición a esa elección parlamentaria como consecuencia de su coyuntura política, la gente decente que queda en este país no puede quedarse de brazos cruzados y esperar ver repetir estos 5 años de ignominia parlamentaria opositora. ¿Permitiremos que los votos vuelvan a los Henry Ramos Allup, a los Juan Guaidó, a los Stalin González, a los Julio Borges, a los Sergio Vergara, a los Adolfo Superlano, a los Luis Parra, a los José Brito y pare usted de contar por la lista interminable, que han mal utilizado la representación parlamentaria que les hemos dado los venezolanos para beneficiarse de cualquier manera concebible? Me parece que cometeríamos como venezolanos un gravísimo error.

Casi que vuelvo a vomitar si esa misma gente vuelve a la Asamblea Nacional con la representación legitima de los venezolanos porque “no había más nadie por quién votar”. Y eso es a lo que están apostando los partidos de la oposición oficial. Y creo que es disputándole esa representación legitima de los ciudadanos como se podrían desplazar de esos puestos a quienes toman las decisiones trascendentales de la oposición oficial de Venezuela, si la Comunidad Internacional nos pone en el despeñadero de volver a las urnas con el régimen de Nicolás Maduro, en nombre de una “convivencia” política intragable y un equilibrio internacional. Y eso es lo que tenemos a la vuelta de la esquina “si no pasa nada”, como pareciera ser con la oposición conchupante.

Y si esto ha de alargarse por la criminal cuarentena interminable del régimen con el COVID-19, por la inacción de un pelele que por desgracia nos cayó encima constitucionalmente, por la grave situación política coyuntural de nuestro principal aliado internacional, entonces manejemos las cosas de una manera diferente, planteándonos una nueva lucha en el mismo terreno de la oposición oficial y del régimen: con los votos. Que se arme una coalición de venezolanos de comprobada trayectoria ciudadana que representen el sentir de la gente y que disputen la representación parlamentaria al régimen y a una oposición oficial devaluada e infame. Muchos dirán que me estoy adelantando antes que los acontecimientos se presenten, pero ya estoy realmente cansado de ver una y otra vez el hueco a lo lejos, y caer una y otra vez en él. Vayan pensando en ese escenario probable como próximo episodio de esta interminable novela de terror. Prevenidos al bate todos los que tendrán que dar un paso al frente para retar la propuesta electoral de esa oposición oficial vendida para la nueva legislatura del año 2021, porque al parecer serán ustedes con la representación popular legítima en sus manos, los llamados a quitarnos de encima esta pesadilla...

Caracas, 22 de Mayo de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

jueves, 14 de mayo de 2020

Sánchez Berzaín: ¡qué vergüenza con ese señor!

Por Luis Manuel Aguana

En Venezuela hay un viejo chiste de un fulano que se enteró que su mujer lo engañaba. Esperó escondido en su casa para agarrarla in fraganti en el acto con el individuo. Al llegar la infiel acompañada del sujeto y comenzar a mostrarse tal cual la habían echado al mundo, aparecieron las arrugas y los pliegues que su esposa tenia y que solamente él creía que conocía después de muchos años de matrimonio. Pero en lugar de enfrentarlos y descubrirlos, se quedo escondido avergonzado de la condición física de su esposa frente al desconocido, diciéndose a si mismo ¡qué vergüenza con ese señor!

Esa misma sensación me paso por la mente cuando Carlos Sánchez Berzaín, Director Ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, desnudara la inacción de Juan Guaidó ante lo que está sucediendo en Venezuela, explicando con lujo de detalles cómo podría el Gobierno Interino desalojar institucionalmente y con toda la legalidad del mundo y por la fuerza al régimen de Nicolás Maduro Moros (ver  Presidente Guaidó debe pedir y organizar coalición internacional militar para liberar a Venezuela, en https://youtu.be/6RB53HlF4BA).

¡Qué vergüenza que te digan eso! ¿Cómo es posible que a esa misma conclusión política no se haya llegado en Venezuela en todo este tiempo en que Guaidó ha ejercido como Presidente Encargado? La cosa fue tan contundente que hasta el Ciudadano Leopoldo Castillo enmudeció porque no tenía como rebatir que Guaidó no hubiera hasta este momento procedido institucionalmente como Presidente legitimo de Venezuela solicitando la ayuda militar internacional necesaria para desalojar la mafia de delincuentes que se han apoderado del país, como se le ha recomendado múltiples veces, no solo en Venezuela sino en el exterior. Tengo la impresión que Castillo y EVTV, como ancla comunicacional del Gobierno Interino, fueron por lana y salieron trasquilados. Intentaban con esa entrevista  justificar públicamente la chapuza del famoso contrato, utilizando la opinión calificada de quien ha sido uno de los personajes que internacionalmente tiene más claro el problema venezolano. Y siendo como es Leopoldo Castillo especialista en temas internacionales no le quedo otra que aceptar ese juicio.

Pues bien, Juan Guaido definitivamente no está actuando de la manera que corresponde como Presidente Encargado y legitimo de Venezuela. Para cualquiera que haya visto esa entrevista eso resulta más que evidente. Pero para los venezolanos es un lugar común decir que está controlado por el G4 (Henry Ramos Allup) y el jefe de su partido (Leopoldo López), quienes han decidido por él cohabitar con Nicolás Maduro Moros, a contracorriente de lo que pensamos todos quienes estamos sufriendo el infierno narco socialista en Venezuela. En otras palabras, no es Juan Guaidó el que decide en el Gobierno Interino por más Presidente Encargado que podamos decirle. ¿Cómo deja eso a la persona de Juan Guaidó? ¿Cómo un títere? Y esto no me lo pregunto yo solamente.

Ponerse al frente de una operación militar de rescate de Venezuela, no es cualquier cosa. En primer lugar requiere de una decisión política fundamental de la persona del Presidente Encargado y su Gobierno Interino. Además requiere de una tesitura personal muy especial de quien tome esa decisión, que está muy lejos de ser la de alguien de las características de un títere. ¿Tenemos realmente eso con Juan Guaidó? Si lo que tenemos es una persona que se deja manejar por otros por encima de las graves necesidades de sus compatriotas, debemos de una vez enfrentarlo en Venezuela y ver cuáles son las salidas para ese problema.

La oposición oficial del G4 nos ha dicho claramente no está en la disposición de tomar ninguna decisión que enfrente al régimen por la fuerza, y se ha demostrado que es por los múltiples vínculos que los atan con ellos, lo que la convierte en su principal protector y aliado. Si esto no es así, demuéstrenlo inmediatamente moviéndose en la dirección correspondiente. Nada me gustaría más que estar completamente equivocado.

Es por eso que cuando vemos desnudar la realidad de la oposición oficial venezolana, mostrando toda la fealdad debajo del ropaje de su principal líder como Presidente legítimo, decimos, ¡qué vergüenza con Carlos Sánchez Berzaín!, quien como cualquier latinoamericano esperaría que con la histórica tradición libertadora de los venezolanos, nuestro liderazgo político hubiera asumido una actitud más cónsona con esa herencia republicana.

Cuando Bolívar salió fuera de Venezuela a buscar la ayuda de soldados extranjeros, ya estaba al frente de la lucha por la independencia. No fue a que otro nos liberara por el pago de un contrato sin él mismo haberla comenzado personalmente. Ya se había puesto al frente de la gesta libertadora. Pues es algo así lo que está planteado en Venezuela. La naturaleza criminal de quienes han tomado de rehenes a la población para saquear el país, nos habla del tamaño de las decisiones que se deben tomar y de la altura moral y ética de quienes deben hacerlo. La gran pregunta es ¿tenemos los venezolanos al frente de esta lucha a esas personas? La cruda realidad nos indica que no.

Pero si no tenemos al frente a las personas correctas ahora, eso no significa que no existan. Será entonces nuestro deber y obligación lograr que se produzca un cambio porque por algo muchos venezolanos dignos han dejado su sangre en las calles y en las cárceles de este país. No puede ser que dejemos que quienes tienen ahora la responsabilidad de conducir los destinos de una oposición oficial inmoral, que dejó de representarnos hace tiempo, alarguen criminalmente esta matanza en cámara lenta –Diego Arria dixit-  a la que está sometida Venezuela.

La situación venezolana no acepta más retrasos. Si el Presidente legítimo no actúa, sea por la razón que sea, no tomando las decisiones que le corresponden asumiendo su responsabilidad, que es UNICA Y PERSONALISIMA, entonces tendrá que venir otro a tomarlas. Si Juan Guaidó llegó a esa posición de Presidente Encargado por imperativo del Art. 233 de la Constitución, será necesario un pronunciamiento del TSJ Legitimo y de los constitucionalistas del país acerca de la situación inédita que se nos está presentando con un Presidente que no ha cumplido con su obligación de convocar a elecciones como se lo exigió el Art 233, y lo exigimos todos los venezolanos el 23 de Enero de 2019, luego de más de un año de haber asumido el cargo. Tendrá que venir alguien a sustituirlo. Ese debate tendremos que darlo. Ya basta de seguir dando vergüenza ajena…

Caracas, 14 de Mayo de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
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